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La gota de sangre - Emilia Pardo Bazán, La gota de sangre - 01

La gota de sangre - 01

Para combatir una neurastenia profunda que me tenía agobiado -diré neurastenia, no sabiendo qué decir-, consulté al doctor Luz, hombre tan artista como científico, y opinó sonriente:

-Usted no necesita cuidarse... sino todo lo contrario.

-¿Descuidarme?

-Casi... Tratamiento perturbador. Hacer cosas que presten a su vida violento interés. Lo que padece usted es atonía, indiferencia: le falta estímulo. ¿No podría usted enamorarse?

-Me parece que no. Las mujeres, para un rato. Y aun ese rato lo suelen envenenar. Y las que no lo envenenan, empalagan. Mal remedio, doctor, mal remedio.

-¿No le agradan los viajes?

-¿Viajes? ¿El «gladstone», el Baedeker, las fondas? Me sé de memoria a Europa, y como no busque aventuras a lo Julio Verne... Ya no quedan más viajes emocionantes que los viajes en aeroplano...

-Pues no viaje usted por tierras; explore almas. No hay vida humana sin misterio. La curiosidad puede ascender a pasión. Para una persona como usted, que posee elementos de investigación psicológica...

Agradecí el consejo lo mismo que si hubiese de servirme de algo, y me fui convencido de que la ciencia, ante mi caso, se declaraba impotente.

Aquella misma noche, a cosa de las doce, entré en el teatro de Apolo y me senté en una butaca. Al hacerlo, pasé con el mayor cuidado por delante de los espectadores de mi fila, instalados ya. Creíame seguro de no haber molestado a nadie, y me asombró oír que uno de ellos, el más próximo a mí, me increpaba, en alta voz:

-¡Ya podía usted andar con cuidado, so tío!

Mi sorpresa subió de punto, notando que quien así me trataba era un muchacho que solía encontrarme en el Casino y en la Peña, una persona «conocida». Tal furia, sin motivo alguno, y la extrañeza que me causó, fue el primer chispazo que reanimó mi abatido espíritu. Al pronto pensé: «¿Estará borracho...?».

Pudiera confirmar la suposición el notar en el rostro de mi interlocutor la palidez y el brillo singular de la pupila, que caracteriza el período álgido de la borrachera. Pero reiteró el insulto, profiriendo: «¡Eh! ¡Con usted hablo!», y ni la voz, ni el gesto tenían el titubeo de los ebrios. ¿Por qué buscaba camorra aquel individuo?

La gente se fijaba, rumoreaba: los de la fila se levantaron. Éramos objeto de la atención general; alguien se interpuso. De súbito, mi agresor cambió de tono, y, con transición demasiado brusca, o que me lo pareció, se echó a reír, pronunciando:

-¡Ah; Selva! Usted perdone... No me había fijado... Dispense. Lo siento mucho... Le ruego que me excuse.

Era el desagravio tan cortés como inmotivado el enojo, y me dejó igual sabor de recelo. Vago, inconsciente, pronto a disiparse, el recelo me hurgó en el espíritu y lo tonificó, despertando mis facultades y fijando mi atención antes distraída.

Mientras me aporreaba los oídos la enervante y estrepitosa música de matchichas y tangos, mi fantasía galopaba, como suelto, ardiente potro. Daba en antojárseme que todo el enfado de aquel sujeto -se llamaba Andrés Ariza- era ficción. ¿Por qué? Los actos humanos siempre reconocen algún móvil, alguna causa. ¿Qué móvil impulsaba a Andrés Ariza a fingir encolerizarse cuando yo entré sin meterme con él?

En vez de detallar los pies y piernas de las artistas, sus mallas rosadas, sus zapatos curvos de raso brillante, sus redondeces de algodón y sus trapos lentejuelados, mi mirada, de reojo, se posó en Ariza, ávidamente.

No atendía a lo que pasaba en escena. No cabía duda; algo raro le preocupaba. Su mano, blanca y bien contorneada, retorcía nerviosa la vírgula del bigotillo, y de vez en cuando, inquieto, giraba la cabeza hacia mí. Yo evitaba que me sorprendiese mirándole, pero cada vez me atraía más -con atracción de carácter enteramente indefinible- el estudio de su alterada fisonomía. Un perfume intenso y capcioso, de gardenia, venía de él, cuando se movía, y el tal aroma se me subía al cerebro, como un vino compuesto, irritante. Muy violento tenía que ser el olor, para que se destacase sobre los mil de un teatro lleno.

De pronto me estremecí... Lo que acababa de notar, no era nada que no pudiese tener explicación trivial, naturalísima, pero ya he dicho que mi fantasía volaba, y no acertando yo a sujetarla, iba arrastrado por ella. Era -en la pechera de la camisa de Andrés, y casi cubierta por el chaleco- una diminuta manchita roja, viva como labio encendido por el amor; una reciente gotica de sangre. Y me eché a pintar a brochazos un cuadro de tonos rojos, de asunto dramático, de locura, de venganza... ¿Quién sabe si un desafío sin testigos, un lance a todo riesgo, en el secreto que imponen las exigencias de la honra?

Cuando, media hora después, salí del teatro para recogerme pacíficamente a mi domicilio, cambiaron de giro mis ideas. Sin duda el raudal de aire de la calle de Alcalá, el aspecto de normalidad de las cosas que me rodeaban, el golfillo de siempre ofreciéndose a avisar al simón, las mismas desharrapadas hembras brindándome, enronquecidas, los diarios, los tranvías ya espaciados, la gente dispersándose entre un mosconeo de conversaciones humorísticas, desgarradas, achuladas, me devolvieron a la cárcel de la realidad vulgar, engendradora de mi tedio. Por unos minutos se me había figurado que algo extraordinario pasaba cerca de mí, produciéndome comezón novelesca. La hora en que me dominó tal impresión no era una hora de fastidio, sino de exaltación inquieta y acalenturada. ¡Qué hervor y qué devaneo, por el arrebato de ira de un señor cualquiera, por una gotezuela de sangre que pudo saltar de las narices! Desgraciadamente, la mayor parte de las cosas tienen siempre explicación vulgar y prosaica, y la vida es un tejido de mallas flojas, mecánico, previsto: nada romancesco lo borda.

Encogiéndome de hombros, eché a andar. La noche, aunque de invierno y nublosa, era serena, y yo esperaba que algo de ejercicio me ayudase a conciliar el sueño, rebelde en acudir antes del amanecer. Vivía yo en una de esas calles nuevas, no urbanizadas ni edificadas enteramente. Al lado del hotelito que había alquilado, existía un solar no desmontado aún, barrancoso, mal cerrado con valla de tablas blanquiazules. No era el único en la solitaria vía, donde el alumbrado corría parejas con lo demás. Las probabilidades de un atraco no me alarmaban: llevaba mi Browning. No sé por qué en aquel instante la idea, si no del atraco, de algo anormal, se precisaba y tomaba cuerpo, mientras me dirigía, alejándome del centro, hacia mi domicilio. Sin duda la efervescencia fantástica del teatro actuaba aún. No se sabe qué, tenía que sucederme: la aventura me acechaba para saltarme al cuello. Alarmado, miraba hacia todas partes, espiaba los ruidos. Y, al mismo tiempo, me obstinaba en repensar en la cara desencajada, el falso enojo de Andrés Ariza. ¿Por qué fingía cólera? ¿Qué explicación tenía semejante fingimiento?

Nada justificaba mis aprensiones. A mi alrededor no había sino esa peculiar sugestión dramática que adquieren de noche las casas cerradas y mudas. Completa soledad. En Madrid, como es sabido, dura hasta muy tarde la animación en las calles céntricas, pero por las vías algo apartadas y donde vive gente rica y aristocrática, es raro que a la una y media o cerca de las dos transite nadie. Cerca de mi calle ya no vi al sereno, el bueno de Pacomio. Sin duda, como otras veces, se hallaba refugiado en cierto figón-taberna donde comen los jornaleros que trabajan en los varios edificios en construcción próximos a mi casa. No me importó, pues llevaba la llave de mi verja y el llavín de mi puerta en el bolsillo.

Al aproximarme, una especie de atracción que no sé explicar me hizo fijarme en el solar abandonado, y noté que la valla presentaba un regular boquete. Varias tablas habían sido arrancadas, y se hacinaban confusas a uno y otro lado. Y, a la parte de adentro, sobre el color claro de la tierra arcillosa endurecida por la helada, observé una forma confusa, algo grande, negro y largo, con algo blanco al extremo. Me incliné, me acerqué bajándome... Era el cuerpo de un hombre, vestido de etiqueta, sin abrigo, y lo que blanqueaba, su cara cérea y el pechero rígido de su camisa. ¡Un cadáver!

El muerto -suponiendo que lo fuese- estaba completamente al borde de la valla. Si había entrado vivo, caería al punto de cruzarla. Saqué mi encendedor y proyecté su luz hacia el rostro.

Era una cara nueva para mí, que creo conocer, al menos de vista, a cuantos muchachos frecuentan los círculos de la corte. Representaba unos veinticinco años, y resplandecía su bigote rubio. El recuerdo de Ariza me acudió nuevamente, evocado por aquel bigote: me acordé del que retorcía con movimiento tan impaciente. Me llamó la atención que el muerto no llevase corbata, ni botones en la pechera, ni chaleco. Absorto en esta contemplación, me sobrecogió un ruido de pasos toscos. Era sencillamente el sereno, que, en cultivo de propina, solía alumbrarme para que fácilmente introdujese la llave en la cerradura. Zapateaba, sin aliento, y se confundía en explicaciones.

-Señorito... me habían llamado en la otra calle... Abriendo estaba al conde de Marciela...

En cualquier ocasión me hubiese reído de la excusa, porque conocidos los hábitos del enfermizo conde de Marciela, señor metódico y valetudinario, era sumamente inverosímil que se retirase a tal hora. Pero no me sentía dispuesto a reír. Me volví hacia el astur, con un gesto de mandato.

-Tenga cuidado, no mienta. Hoy podría ser para usted un compromiso serio haber dicho cualquier cosa que no fuese la pura verdad. No trate usted de engañar a la justicia. En ese solar hay un muerto.

Aterrado, el «gusano de luz», dirigió la de su linterna al punto que yo señalaba, y, cuando vio el cuadro, entre dientes, soltó una interjección.

Yo permanecía bajo el peso del descubrimiento horrible. Una duda me asaltó entonces. ¿Y si el hombre no estuviese muerto, sino borracho? Era preciso socorrerle sin tardanza, abrigarle, recogerle a techado.

-Ayúdeme a levantarle -dije al sereno-. Puede que tenga vida.

-¡No le toque, señorito! -imploró Pacomio-. No tengamos líos con «los» de la justicia; no nos desgraciemos. Ya tengo visto muchos difuntos, y éste es uno más.

Me enhebré, rozando las tablas, en el solar. El sereno, protestando, aconsejando, exclamando, alumbraba. Me incliné sobre el cuerpo; palpé una mano; estaba helada. Traté de percibir la respiración. No la había. Alcé un brazo. Recayó rígido. Tenía razón Pacomio: los auxilios eran inútiles.

-No quiero molestias, ni pasar la noche en vela -murmuré entonces, deslizando un duro al sereno-. Pida usted socorro: venga la autoridad, haga lo que sea costumbre. Repito que no mienta usted, ni oculte que yo he visto ese cuerpo. Éste es un caso de decir la verdad, para no tener disgustos.

Ya en mi casa, me acosté, y quise dormir. Cuando lo conseguí, fue mi sueño un tejer y destejer confuso de interrumpidas escenas, en que se combinaban las dos impresiones de la noche. El incidente del teatro, el drama del solar, se encadenaban en la relación íntima que entre ambos establecía mi excitada mente. Unas veces daba en creer que el muerto y el fingido encolerizado eran una sola persona; que el frío cuerpo del solar era el de Andrés Ariza. Otras, que Andrés Ariza lo descubría antes que yo y me acusaba, fundándose en la proximidad de mi vivienda al lugar donde aparecía la víctima. ¿Víctima? ¿Crimen? Despierto, no podía yo ni asegurar que lo fuese, porque no recordaba haber visto en aquel hombre lesión ni herida alguna. Y, sin embargo, la convicción del crimen originaba mi fiebre. Lo comprendía: lo único que llegaba adentro, que rompía la gris uniformidad de la civilización, era el crimen. El sabor amargo y salado del crimen había quitado de mi paladar la insipidez del tedio. Sólo el crimen podía conseguir interesarme. Me revolvía en la cama sobre espinas; por mis venas corría azogue. ¿Por qué no había querido ver levantar el cadáver? Quizás para madurar mi ensueño, mi intuición misteriosa. Para meditar, como meditan los visionarios, fuera de lo real que se ve, en busca de lo real que se esconde.

La gota de sangre - 01 Der Blutstropfen - 01 Η σταγόνα του αίματος - 01 The drop of blood - 01 La goutte de sang - 01 La goccia di sangue - 01 血のしずく - 01 De druppel bloed - 01 Kropla krwi - 01 A gota de sangue - 01 Капля крови - 01 En droppe blod - 01 Kan Damlası - 01 Крапля крові - 01 一滴血 - 01

Para combatir una neurastenia profunda que me tenía agobiado -diré neurastenia, no sabiendo qué decir-, consulté al doctor Luz, hombre tan artista como científico, y opinó sonriente: Um eine tiefe Neurasthenie zu bekämpfen, die mich bedrückte - ich werde Neurasthenie sagen, weil ich nicht weiß, was ich sagen soll -, konsultierte ich Dr. Luz, einen Mann, der sowohl Künstler als auch Wissenschaftler ist, und er gab mir lächelnd seine Meinung: To combat a deep neurasthenia that had me overwhelmed -I will say neurasthenia, not knowing what to say-, I consulted Dr. Luz, a man as much an artist as a scientist, and he smilingly gave his opinion: 私を重苦しくしていた深い神経衰弱--神経衰弱と言っておこう、なんと言っていいかわからない--と闘うために、私は科学者であると同時に芸術家でもあるルス博士に相談し、彼はにこやかに意見を述べた:

-Usted no necesita cuidarse... sino todo lo contrario. -Sie müssen sich nicht um sich selbst kümmern... ganz im Gegenteil. -You don't need to take care of yourself... quite the contrary. -自分を大事にする必要はない。

-¿Descuidarme? -Neglect me? -ネグレクト?

-Casi... Tratamiento perturbador. -...fast... Beunruhigende Behandlung. -Almost... Disturbing treatment. -ほとんど...不穏な扱い Hacer cosas que presten a su vida violento interés. Dinge zu tun, die Ihrem Leben ein gewalttätiges Interesse verleihen. Doing things that lend your life violent interest. 自分の人生に暴力的な興味を与えるようなことをする。 Lo que padece usted es atonía, indiferencia: le falta estímulo. What you suffer from is atony, indifference: you lack stimulation. あなたが苦しんでいるのは無気力、無関心であり、刺激が不足しているのだ。 ¿No podría usted enamorarse? Könntest du dich nicht verlieben? Couldn't you fall in love? 恋に落ちることはできなかったのか?

-Me parece que no. -I don't think so. -そうは思わない。 Las mujeres, para un rato. Frauen, eine Zeit lang. Women, for a while. しばらくの間、女性は。 Y aun ese rato lo suelen envenenar. Und selbst diese Zeit ist oft vergiftet. And even that time is often poisoned. そしてその時間さえも、しばしば毒されてしまう。 Y las que no lo envenenan, empalagan. Und die, die es nicht vergiften, lassen es gerinnen. And those that do not poison, cloy. 毒にならないものは、毒をまぶす。 Mal remedio, doctor, mal remedio. Schlechtes Mittel, Doktor, schlechtes Mittel. Bad remedy, doctor, bad remedy. 先生、悪い薬です。

-¿No le agradan los viajes? -Du reist nicht gerne? -Do you not like to travel? -旅行は嫌いか?

-¿Viajes? -Travel? ¿El «gladstone», el Baedeker, las fondas? Der Gladstone, der Baedeker, die Fondas? The gladstone, the Baedeker, the fondas? グラッドストーン、ベデカー、フォンダース? Me sé de memoria a Europa, y como no busque aventuras a lo Julio Verne... Ya no quedan más viajes emocionantes que los viajes en aeroplano... Ich kenne Europa in- und auswendig, und wenn ich nicht gerade auf der Suche nach Abenteuern im Stil von Jules Verne bin... Es gibt keine aufregenderen Reisen als Flugreisen... I know Europe by heart, and if I'm not looking for Jules Verne-like adventures... There are no more exciting trips than airplane rides... ヨーロッパは心得ているし、ジュール・ヴェルヌ的な冒険をしない限り...。飛行機の旅ほどエキサイティングな旅はない...。

-Pues no viaje usted por tierras; explore almas. -Nun, reise nicht durch Länder, sondern erforsche Seelen. -Well, don't travel through lands; explore souls. -土地を旅するのではなく、魂を探検するんだ。 No hay vida humana sin misterio. Es gibt kein menschliches Leben ohne Geheimnis. There is no human life without mystery. 神秘のない人間の人生などありえない。 La curiosidad puede ascender a pasión. Neugierde kann zur Leidenschaft werden. Curiosity can ascend to passion. 好奇心は情熱へと昇華する。 Para una persona como usted, que posee elementos de investigación psicológica... Für eine Person wie Sie, die Elemente der psychologischen Forschung hat? For a person like you, who possesses elements of psychological research? あなたのような心理学研究の要素を持つ人間にとって?

Agradecí el consejo lo mismo que si hubiese de servirme de algo, y me fui convencido de que la ciencia, ante mi caso, se declaraba impotente. Ich war so dankbar für den Rat, als ob er mir etwas nützen würde, und ich ging mit der Überzeugung, dass die Wissenschaft in meinem Fall machtlos ist. I was as grateful for the advice as if it would be of any use to me, and I left convinced that science, in my case, declared itself impotent. そして、私の場合、科学は無力であることを自ら宣言したのだと確信した。

Aquella misma noche, a cosa de las doce, entré en el teatro de Apolo y me senté en una butaca. In derselben Nacht, gegen zwölf Uhr, ging ich ins Apollo-Theater und setzte mich auf einen Platz. That same night, at about twelve o'clock, I entered the Apollo theater and sat down in a seat. その夜12時頃、私はアポロ劇場に入り、座席に座った。 Al hacerlo, pasé con el mayor cuidado por delante de los espectadores de mi fila, instalados ya. Dabei ging ich vorsichtig an den Zuschauern in meiner Reihe vorbei, die sich bereits niedergelassen hatten. As I did so, I walked with the utmost care past the spectators in my row, already installed. そうしながら、すでに陣取っていた私の列の観客の前を注意深く通り過ぎた。 Creíame seguro de no haber molestado a nadie, y me asombró oír que uno de ellos, el más próximo a mí, me increpaba, en alta voz: Ich war mir sicher, dass ich niemanden gestört hatte, und war erstaunt, als einer von ihnen, der mir am nächsten stand, mich mit lauter Stimme tadelte: I thought I was sure I had not disturbed anyone, and I was astonished to hear one of them, the closest to me, rebuke me in a loud voice: 誰にも迷惑をかけていないと思っていた私は、一番近くにいた彼らの一人が大声で私を叱責するのを聞いて愕然とした:

-¡Ya podía usted andar con cuidado, so tío! -Du könntest aufpassen, wo du hintrittst, Mann! -You could have been careful, uncle! -足元に気をつけろよ!

Mi sorpresa subió de punto, notando que quien así me trataba era un muchacho que solía encontrarme en el Casino y en la Peña, una persona «conocida». Meine Überraschung steigerte sich noch, als ich bemerkte, dass die Person, die mich so behandelte, ein Typ war, den ich im Casino und in der Peña traf, eine "bekannte" Person. My surprise went up a notch, noticing that the person who was treating me like that was a guy I used to meet at the Casino and at the Peña, a "known" person. La mia sorpresa salì di un gradino, notando che la persona che mi stava trattando in quel modo era un ragazzo che ero solito incontrare al Casinò e alla Peña, una persona "conosciuta". 私をそのように扱っていたのが、カジノやペーニャでよく会っていた "知っている "人物だったことに気づき、私の驚きはさらに大きくなった。 Tal furia, sin motivo alguno, y la extrañeza que me causó, fue el primer chispazo que reanimó mi abatido espíritu. Diese grundlose Wut und das Befremden, das sie in mir auslöste, war der erste Funke, der meinen niedergeschlagenen Geist wiederbelebte. Such fury, for no reason, and the strangeness it caused me, was the first spark that revived my dejected spirit. 理由もなく激怒し、それが私にもたらした奇妙さは、落ち込んでいた私の精神をよみがえらせる最初の火種となった。 Al pronto pensé: «¿Estará borracho...?». Zuerst dachte ich: "Ist er betrunken...? At first I thought: "Is he drunk...? 最初は「酔っ払っているのかな?

Pudiera confirmar la suposición el notar en el rostro de mi interlocutor la palidez y el brillo singular de la pupila, que caracteriza el período álgido de la borrachera. Die Vermutung konnte bestätigt werden, als ich auf dem Gesicht meines Gesprächspartners die Blässe und die einzigartige Helligkeit der Pupille bemerkte, die für die Hochphase der Trunkenheit charakteristisch sind. The assumption could be confirmed by noticing in the face of my interlocutor the pallor and the singular brightness of the pupil, which characterizes the peak period of drunkenness. この推測は、酔いのピーク時の特徴である、相手の顔の蒼白さと瞳孔の特異な明るさに気づくことで確認できた。 Pero reiteró el insulto, profiriendo: «¡Eh! Aber er wiederholte die Beleidigung mit den Worten: "Hey! But he reiterated the insult, uttering: "Hey! ¡Con usted hablo!», y ni la voz, ni el gesto tenían el titubeo de los ebrios. Ich spreche mit Ihnen", und weder die Stimme noch die Geste hatten das Zögern des Betrunkenen. I'm talking to you!", and neither the voice nor the gesture had the hesitation of drunks. Sto parlando con te!", e né la voce né il gesto avevano l'esitazione dell'ubriachezza. ¿Por qué buscaba camorra aquel individuo? Warum war diese Person auf der Suche nach Ärger? Why was that individual looking for trouble? Porque é que este indivíduo estava à procura de problemas?

La gente se fijaba, rumoreaba: los de la fila se levantaron. Die Leute schauten, die Leute flüsterten: Diejenigen, die in der Schlange standen, standen auf. People noticed, rumored: those in line stood up. Éramos objeto de la atención general; alguien se interpuso. Wir waren das Objekt der allgemeinen Aufmerksamkeit, jemand kam uns in die Quere. We were the object of general attention; someone stepped in. De súbito, mi agresor cambió de tono, y, con transición demasiado brusca, o que me lo pareció, se echó a reír, pronunciando: Plötzlich änderte mein Angreifer seinen Tonfall, und mit einem zu abrupten Übergang, so schien es mir, brach er in Gelächter aus und sprach: Suddenly, my aggressor changed his tone, and, with too abrupt a transition, or it seemed to me, he burst out laughing, pronouncing:

-¡Ah; Selva! -Ah; Selva! Usted perdone... No me había fijado... Dispense. Es tut mir leid... Ich hatte nicht bemerkt... Verzeihen Sie. I'm sorry... I hadn't noticed... Excuse me. Peço desculpa... Não me tinha apercebido... Com licença. Lo siento mucho... Le ruego que me excuse. Es tut mir sehr leid... Bitte entschuldigen Sie mich. I am very sorry... Please excuse me. Peço imensa desculpa... Por favor, desculpe-me.

Era el desagravio tan cortés como inmotivado el enojo, y me dejó igual sabor de recelo. Es war ein ebenso höflicher Verweis wie unmotivierter Zorn, und er hinterließ bei mir den gleichen Beigeschmack von Misstrauen. It was as polite a reprimand as it was unmotivated anger, and it left me with an equal taste of suspicion. Foi uma repreensão tão educada quanto uma raiva desmotivada, e deixou-me com um gosto igual de suspeita. Vago, inconsciente, pronto a disiparse, el recelo me hurgó en el espíritu y lo tonificó, despertando mis facultades y fijando mi atención antes distraída. Ein vager, unbewusster Verdacht, der sich bald auflösen sollte, durchwühlte meinen Geist und belebte ihn, weckte meine Fähigkeiten und lenkte meine zuvor abgelenkte Aufmerksamkeit. Vague, unconscious, soon to dissipate, suspicion rummaged through my spirit and invigorated it, awakening my faculties and fixing my previously distracted attention.

Mientras me aporreaba los oídos la enervante y estrepitosa música de matchichas y tangos, mi fantasía galopaba, como suelto, ardiente potro. Während mir die nervtötende, donnernde Musik von Matchichas und Tangos in den Ohren dröhnte, galoppierte meine Fantasie wie ein loses, feuriges Fohlen. While the enervating and thunderous music of matchichas and tangos pounded in my ears, my fantasy galloped, like a loose, fiery colt. Enquanto os meus ouvidos se agitavam ao som da música enervante e estrondosa das matchichas e dos tangos, a minha fantasia galopava, como um potro solto e fogoso. Daba en antojárseme que todo el enfado de aquel sujeto -se llamaba Andrés Ariza- era ficción. Ich hatte den Eindruck, dass die ganze Wut dieses Mannes - sein Name war Andrés Ariza - erfunden war. It seemed to me that all the anger of that guy - his name was Andrés Ariza - was fiction. Pareceu-me que toda a raiva daquele tipo - o seu nome era Andrés Ariza - era ficção. ¿Por qué? Los actos humanos siempre reconocen algún móvil, alguna causa. Menschliche Handlungen haben immer ein Motiv, eine Ursache. Human acts always recognize some motive, some cause. Os actos humanos reconhecem sempre um motivo, uma causa. ¿Qué móvil impulsaba a Andrés Ariza a fingir encolerizarse cuando yo entré sin meterme con él? Warum tat Andres Ariza so, als wäre er wütend, als ich hereinkam, ohne sich mit ihm anzulegen? What was Andres Ariza's motive for pretending to get angry when I came in without messing with him?

En vez de detallar los pies y piernas de las artistas, sus mallas rosadas, sus zapatos curvos de raso brillante, sus redondeces de algodón y sus trapos lentejuelados, mi mirada, de reojo, se posó en Ariza, ávidamente. Anstatt die Füße und Beine der Darstellerinnen, ihre rosa Strumpfhosen, ihre geschwungenen, glänzenden Satinschuhe, ihre Baumwollrunden und paillettenbesetzten Tücher zu betrachten, ruhte mein Blick aus dem Augenwinkel auf Ariza. Instead of detailing the performers' feet and legs, their pink tights, their curved shiny satin shoes, their cotton rounds and sequined rags, my gaze, out of the corner of my eye, rested on Ariza, avidly. Em vez de observar em pormenor os pés e as pernas dos artistas, os seus collants cor-de-rosa, os seus sapatos de cetim curvos e brilhantes, os seus redondos de algodão e os seus panos de lantejoulas, o meu olhar, pelo canto do olho, pousou em Ariza, avidamente.

No atendía a lo que pasaba en escena. Er achtete nicht darauf, was auf der Bühne geschah. He did not pay attention to what was happening on stage. Não prestou atenção ao que se passava no palco. No cabía duda; algo raro le preocupaba. Es gab keinen Zweifel, irgendetwas bedrückte ihn. There was no doubt about it; something was bothering him. Su mano, blanca y bien contorneada, retorcía nerviosa la vírgula del bigotillo, y de vez en cuando, inquieto, giraba la cabeza hacia mí. Seine weiße, wohlgeformte Hand zupfte nervös an den Fransen seines Schnurrbartes, und von Zeit zu Zeit wandte er unruhig den Kopf zu mir. His hand, white and well-contoured, nervously twisted the fringe of his mustache, and from time to time, restlessly, he turned his head towards me. A sua mão, branca e bem contornada, torcia nervosamente a franja do bigode e, de vez em quando, inquieto, virava a cabeça para mim. Yo evitaba que me sorprendiese mirándole, pero cada vez me atraía más -con atracción de carácter enteramente indefinible- el estudio de su alterada fisonomía. Ich vermied es, mich dabei zu erwischen, wie ich ihn ansah, aber ich fühlte mich mehr und mehr dazu hingezogen, seine veränderte Physiognomie zu studieren, und zwar mit einer Anziehungskraft, die ich nicht beschreiben kann. I avoided being caught looking at him, but I was more and more attracted - with an attraction of an entirely indefinable character - to the study of his altered physiognomy. Un perfume intenso y capcioso, de gardenia, venía de él, cuando se movía, y el tal aroma se me subía al cerebro, como un vino compuesto, irritante. Ein intensiver und fesselnder Duft, Gardenie, ging von ihm aus, wenn er sich bewegte, und ein solcher Duft stieg in meinem Gehirn auf, wie ein zusammengesetzter Wein, irritierend. An intense and captious perfume, of gardenia, came from him, when he moved, and such aroma rose to my brain, like a compound wine, irritating. Um perfume intenso e cativante, de gardénia, saía dele, quando se mexia, e esse cheiro subia-me ao cérebro, como um vinho composto, irritante. Muy violento tenía que ser el olor, para que se destacase sobre los mil de un teatro lleno. Der Geruch musste sehr heftig sein, um sich in einem vollen Theater von den Tausenden abzuheben. The smell had to be very violent to stand out from the thousand in a full theater.

De pronto me estremecí... Lo que acababa de notar, no era nada que no pudiese tener explicación trivial, naturalísima, pero ya he dicho que mi fantasía volaba, y no acertando yo a sujetarla, iba arrastrado por ella. Plötzlich erschauderte ich..... Was ich gerade bemerkt hatte, war nichts, was nicht eine triviale, ganz natürliche Erklärung haben konnte, aber ich habe schon gesagt, dass meine Fantasie flog, und es gelang mir nicht, sie zu halten, ich wurde von ihr mitgerissen. Suddenly I shuddered.... What I had just noticed was nothing that could not have a trivial, very natural explanation, but I have already said that my fantasy was flying, and I could not manage to hold it, I was dragged along by it. De repente, estremeci..... O que acabara de notar não era nada que não pudesse ter uma explicação trivial e muito natural, mas já disse que a minha fantasia estava a voar, e não consegui segurá-la, fui arrastado por ela. Era -en la pechera de la camisa de Andrés, y casi cubierta por el chaleco- una diminuta manchita roja, viva como labio encendido por el amor; una reciente gotica de sangre. Es war - auf der Vorderseite von Andrews Hemd, und fast von der Weste verdeckt - ein winziger roter Fleck, lebhaft wie eine vor Liebe entflammte Lippe; ein frischer Blutstropfen. It was - on the chest of Andres' shirt, and almost covered by the vest - a tiny red spot, vivid as a lip on fire with love; a recent drop of blood. Era - na frente da camisa de André, e quase coberta pelo colete - uma pequena mancha vermelha, viva como um lábio inflamado de amor; uma gota de sangue fresco. Y me eché a pintar a brochazos un cuadro de tonos rojos, de asunto dramático, de locura, de venganza... ¿Quién sabe si un desafío sin testigos, un lance a todo riesgo, en el secreto que imponen las exigencias de la honra? And I began to paint with brushstrokes a picture of red tones, of a dramatic affair, of madness, of revenge? Who knows if it might be a challenge without witnesses, a lance at all risks, in the secrecy imposed by the demands of honor? E comecei a pintar em pinceladas um quadro de tons vermelhos, de um caso dramático, de loucura, de vingança? Quem sabe se não seria um desafio sem testemunhas, uma lança a todo o risco, no segredo imposto pelas exigências da honra?

Cuando, media hora después, salí del teatro para recogerme pacíficamente a mi domicilio, cambiaron de giro mis ideas. When, half an hour later, I left the theater to pick me up peacefully at home, my thoughts changed. Sin duda el raudal de aire de la calle de Alcalá, el aspecto de normalidad de las cosas que me rodeaban, el golfillo de siempre ofreciéndose a avisar al simón, las mismas desharrapadas hembras brindándome, enronquecidas, los diarios, los tranvías ya espaciados, la gente dispersándose entre un mosconeo de conversaciones humorísticas, desgarradas, achuladas, me devolvieron a la cárcel de la realidad vulgar, engendradora de mi tedio. Undoubtedly, the flow of air from Alcalá Street, the aspect of normality of the things that surrounded me, the usual little golf player offering to warn the simón, the same ragged females offering me, hoarse, the newspapers, the streetcars already spaced out, the people dispersing among a mumble of humorous, torn, flattened conversations, returned me to the prison of vulgar reality, engendering my tedium. Sem dúvida, o fluxo de ar na Calle de Alcalá, o aspeto de normalidade das coisas que me rodeavam, o jogadorzinho de sempre a oferecer-se para avisar o simon, as mesmas mulheres esfarrapadas a oferecerem-me, roucas, os jornais, os eléctricos já espaçados, as pessoas a dispersarem-se num murmúrio de conversas humorísticas, rasgadas, achatadas, devolviam-me à prisão da realidade vulgar, engendrando o meu tédio. Por unos minutos se me había figurado que algo extraordinario pasaba cerca de mí, produciéndome comezón novelesca. For a few minutes I had imagined that something extraordinary was happening near me, giving me a novel itch. Durante alguns minutos, pareceu-me que algo extraordinário estava a passar perto de mim, dando-me uma nova comichão. La hora en que me dominó tal impresión no era una hora de fastidio, sino de exaltación inquieta y acalenturada. The hour when such an impression overpowered me was not an hour of annoyance, but of restless and heated exaltation. ¡Qué hervor y qué devaneo, por el arrebato de ira de un señor cualquiera, por una gotezuela de sangre que pudo saltar de las narices! What a boiling and what a dalliance, for the outburst of anger of a random gentleman, for a drop of blood that could have jumped out of the nostrils! Desgraciadamente, la mayor parte de las cosas tienen siempre explicación vulgar y prosaica, y la vida es un tejido de mallas flojas, mecánico, previsto: nada romancesco lo borda. Unfortunately, most things always have a vulgar and prosaic explanation, and life is a loosely woven, mechanical, foreseen mesh: nothing romantic embroiders it. Infelizmente, a maior parte das coisas tem sempre uma explicação vulgar e prosaica, e a vida é uma malha frouxa, mecânica e previsível: nada de romântico a embeleza.

Encogiéndome de hombros, eché a andar. La noche, aunque de invierno y nublosa, era serena, y yo esperaba que algo de ejercicio me ayudase a conciliar el sueño, rebelde en acudir antes del amanecer. The night, though wintry and cloudy, was serene, and I hoped that some exercise would help me fall asleep, rebellious in coming before dawn. A noite, embora invernosa e nublada, estava serena, e eu esperava que algum exercício me ajudasse a adormecer, relutante em vir antes do amanhecer. Vivía yo en una de esas calles nuevas, no urbanizadas ni edificadas enteramente. I lived in one of those new streets, not fully urbanized or built. Al lado del hotelito que había alquilado, existía un solar no desmontado aún, barrancoso, mal cerrado con valla de tablas blanquiazules. Next to the little hotel I had rented, there was a not yet dismantled, ravine-like lot, poorly enclosed with a blue and white board fence. Ao lado do pequeno hotel que eu tinha alugado, havia um terreno, ainda não desmantelado, com aspeto de ravina, mal fechado com uma vedação de tábuas azuis e brancas. No era el único en la solitaria vía, donde el alumbrado corría parejas con lo demás. He was not the only one on the lonely road, where the lighting was on a par with the rest. Não era o único na rua solitária, onde a iluminação era igual à das outras. Las probabilidades de un atraco no me alarmaban: llevaba mi Browning. A probabilidade de um assalto não me assustava: levava a minha Browning. No sé por qué en aquel instante la idea, si no del atraco, de algo anormal, se precisaba y tomaba cuerpo, mientras me dirigía, alejándome del centro, hacia mi domicilio. I don't know why at that moment the idea, if not of a robbery, of something abnormal, became more precise and took shape, as I headed away from the center, towards my home. Sin duda la efervescencia fantástica del teatro actuaba aún. No se sabe qué, tenía que sucederme: la aventura me acechaba para saltarme al cuello. I don't know what, but it had to happen to me: the adventure was waiting to jump down my throat. Alarmado, miraba hacia todas partes, espiaba los ruidos. Alarmed, he looked everywhere, eavesdropping on noises. Y, al mismo tiempo, me obstinaba en repensar en la cara desencajada, el falso enojo de Andrés Ariza. ¿Por qué fingía cólera? ¿Qué explicación tenía semejante fingimiento? What was the explanation for such a pretense?

Nada justificaba mis aprensiones. Nothing justified my apprehensions. A mi alrededor no había sino esa peculiar sugestión dramática que adquieren de noche las casas cerradas y mudas. All around me there was nothing but that peculiar dramatic suggestion that closed and silent houses acquire at night. Completa soledad. En Madrid, como es sabido, dura hasta muy tarde la animación en las calles céntricas, pero por las vías algo apartadas y donde vive gente rica y aristocrática, es raro que a la una y media o cerca de las dos transite nadie. In Madrid, as is well known, the entertainment lasts until very late in the central streets, but in the somewhat secluded streets where rich and aristocratic people live, it is rare that at half past one or close to two o'clock nobody passes by. Cerca de mi calle ya no vi al sereno, el bueno de Pacomio. Near my street I no longer saw the watchman, the good Pacomio. Perto da minha rua, já não via o vigilante, o bom Pacómio. Sin duda, como otras veces, se hallaba refugiado en cierto figón-taberna donde comen los jornaleros que trabajan en los varios edificios en construcción próximos a mi casa. Sem dúvida que, como noutras ocasiões, se refugiava numa certa taberna onde comem os jornaleiros que trabalham nos vários edifícios em construção perto de minha casa. No me importó, pues llevaba la llave de mi verja y el llavín de mi puerta en el bolsillo.

Al aproximarme, una especie de atracción que no sé explicar me hizo fijarme en el solar abandonado, y noté que la valla presentaba un regular boquete. As I approached, a kind of attraction that I can't explain made me look at the abandoned lot, and I noticed that the fence had a regular gap in it. Varias tablas habían sido arrancadas, y se hacinaban confusas a uno y otro lado. Several boards had been ripped off, and lay in confusion on one side or the other. Y, a la parte de adentro, sobre el color claro de la tierra arcillosa endurecida por la helada, observé una forma confusa, algo grande, negro y largo, con algo blanco al extremo. Me incliné, me acerqué bajándome... Era el cuerpo de un hombre, vestido de etiqueta, sin abrigo, y lo que blanqueaba, su cara cérea y el pechero rígido de su camisa. I bent down, I approached and lowered myself.... It was the body of a man, dressed in formal attire, without a coat, and what was whitening, his waxy face and the stiff breastplate of his shirt. ¡Un cadáver! A corpse!

El muerto -suponiendo que lo fuese- estaba completamente al borde de la valla. Si había entrado vivo, caería al punto de cruzarla. If he had entered alive, he would fall to the point of crossing it. Saqué mi encendedor y proyecté su luz hacia el rostro.

Era una cara nueva para mí, que creo conocer, al menos de vista, a cuantos muchachos frecuentan los círculos de la corte. He was a new face to me, who I think I know, at least by sight, how many boys frequent court circles. Representaba unos veinticinco años, y resplandecía su bigote rubio. El recuerdo de Ariza me acudió nuevamente, evocado por aquel bigote: me acordé del que retorcía con movimiento tan impaciente. Me llamó la atención que el muerto no llevase corbata, ni botones en la pechera, ni chaleco. Absorto en esta contemplación, me sobrecogió un ruido de pasos toscos. Era sencillamente el sereno, que, en cultivo de propina, solía alumbrarme para que fácilmente introdujese la llave en la cerradura. It was simply the night watchman, who, as a tip, used to give me a light so that I could easily insert the key in the lock. Zapateaba, sin aliento, y se confundía en explicaciones. He stamped his feet, out of breath, and muddled through explanations.

-Señorito... me habían llamado en la otra calle... Abriendo estaba al conde de Marciela... -Sir... I had been called in the other street... I was opening for the Count of Marciela...

En cualquier ocasión me hubiese reído de la excusa, porque conocidos los hábitos del enfermizo conde de Marciela, señor metódico y valetudinario, era sumamente inverosímil que se retirase a tal hora. On any occasion I would have laughed at the excuse, because knowing the habits of the sickly Count de Marciela, a methodical and valetudinarian gentleman, it was highly improbable that he would retire at such an hour. Pero no me sentía dispuesto a reír. Me volví hacia el astur, con un gesto de mandato. I turned to the Astur, with a commanding gesture.

-Tenga cuidado, no mienta. -Be careful, don't lie. Hoy podría ser para usted un compromiso serio haber dicho cualquier cosa que no fuese la pura verdad. No trate usted de engañar a la justicia. En ese solar hay un muerto.

Aterrado, el «gusano de luz», dirigió la de su linterna al punto que yo señalaba, y, cuando vio el cuadro, entre dientes, soltó una interjección.

Yo permanecía bajo el peso del descubrimiento horrible. Una duda me asaltó entonces. ¿Y si el hombre no estuviese muerto, sino borracho? Era preciso socorrerle sin tardanza, abrigarle, recogerle a techado.

-Ayúdeme a levantarle -dije al sereno-. Puede que tenga vida.

-¡No le toque, señorito! -imploró Pacomio-. No tengamos líos con «los» de la justicia; no nos desgraciemos. Ya tengo visto muchos difuntos, y éste es uno más.

Me enhebré, rozando las tablas, en el solar. El sereno, protestando, aconsejando, exclamando, alumbraba. Me incliné sobre el cuerpo; palpé una mano; estaba helada. Traté de percibir la respiración. No la había. Alcé un brazo. Recayó rígido. Tenía razón Pacomio: los auxilios eran inútiles.

-No quiero molestias, ni pasar la noche en vela -murmuré entonces, deslizando un duro al sereno-. -I don't want to be disturbed, or stay up all night," I muttered then, slipping a hard one to the serene one. Pida usted socorro: venga la autoridad, haga lo que sea costumbre. Repito que no mienta usted, ni oculte que yo he visto ese cuerpo. Éste es un caso de decir la verdad, para no tener disgustos.

Ya en mi casa, me acosté, y quise dormir. Cuando lo conseguí, fue mi sueño un tejer y destejer confuso de interrumpidas escenas, en que se combinaban las dos impresiones de la noche. El incidente del teatro, el drama del solar, se encadenaban en la relación íntima que entre ambos establecía mi excitada mente. Unas veces daba en creer que el muerto y el fingido encolerizado eran una sola persona; que el frío cuerpo del solar era el de Andrés Ariza. Otras, que Andrés Ariza lo descubría antes que yo y me acusaba, fundándose en la proximidad de mi vivienda al lugar donde aparecía la víctima. ¿Víctima? ¿Crimen? Despierto, no podía yo ni asegurar que lo fuese, porque no recordaba haber visto en aquel hombre lesión ni herida alguna. Y, sin embargo, la convicción del crimen originaba mi fiebre. Lo comprendía: lo único que llegaba adentro, que rompía la gris uniformidad de la civilización, era el crimen. El sabor amargo y salado del crimen había quitado de mi paladar la insipidez del tedio. Sólo el crimen podía conseguir interesarme. Only crime could get me interested. Me revolvía en la cama sobre espinas; por mis venas corría azogue. ¿Por qué no había querido ver levantar el cadáver? Quizás para madurar mi ensueño, mi intuición misteriosa. Para meditar, como meditan los visionarios, fuera de lo real que se ve, en busca de lo real que se esconde.