×

We use cookies to help make LingQ better. By visiting the site, you agree to our cookie policy.


image

Filosofía de la Historia, Hegel - Fenomenología del Espíritu - Introducción (2/3)

Hegel - Fenomenología del Espíritu - Introducción (2/3)

¡Hola!

¡Muchas gracias por acompañarme a Filosofía de la Historia con Amilcar Paris Mandoki!

Ésta es la segunda cápsula sobre la introducción de la fenomenología del espíritu de Hegel.

En la cápsula anterior revisamos la crítica que hace Hegel a las dos maneras naturales de

acercarse al conocimiento. En esta cápsula veremos

¿Por qué surgen los problemas en estos acercamientos?

¿Qué es la fenomenología del espíritu? Y ¿Por qué es el camino de

la duda y la desesperación? Así que comencemos de una vez

En la cápsula anterior nos habíamos quedado que tanto la concepción del conocimiento como

un instrumento, como su concepción como un medio para llegar al absoluto, logran lo opuesto a lo

que se proponen. No sirven.

El problema fundamental de ambos acercamientos, nos dice Hegel,

es que provienen de un miedo a equivocarse, un miedo que nos hace desconfiar de la ciencia.

Es una preocupación que ni la ciencia tiene pues ésta anda por el mundo

sin preocupaciones, sacando sus verdades. No es que debamos desconfiar de la ciencia, de lo

que debemos desconfiar, es de este temor a errar. El temor a errar ES el error.

Como después dirá Roosevelt, no debemos temerle más que al temor mismo.

El problema con este miedo es que ya presupone ciertas cosas.

Primero que el conocimiento es un instrumento o un medio.

Luego que el conocimiento y nosotros son dos cosas diferentes.

Finalmente que de un lado está el conocimiento y del otro lado está el absoluto.

Dice Hegel “En vez de ocuparnos de tales inútiles representaciones y maneras de hablar acerca del

conocimiento (…) en vez de ocuparnos de los subterfugios que la incapacidad para la ciencia

deriva de los supuestos de tales relaciones para librarse del esfuerzo de la ciencia aparentando

al mismo tiempo un esfuerzo serio y celoso; en vez de torturarnos en dar respuesta a todo esto,

podríamos rechazar esas representaciones como contingentes y arbitrarias y considerar

incluso como un engaño al empleo, con ello relacionado, de palabras como lo Absoluto,

el conocimiento, lo objetivo y lo subjetivo y otras innumerables, cuyo significado se

presupone como generalmente conocido (…) ” ¡PUM! Básicamente Hegel está diciendo que ¿y

si mejor tiramos a la basura toda la filosofía anterior, como algo contingente y arbitrario,

un mal uso de estos términos? Así nomás, ¡Al diablo con Kant y Descartes

y Leibniz y Locke y todos al carajo! Y es que descartan a la ciencia,

pero desaparecen cuando ésta aparece. Son solo una aparición fenoménica del saber.

¡¡¡Pues no, relájense RELÁJENSE!!! ¡Tú! ¡No quemes la crítica de la razón pura!

¡ Espérate tantito! ¡¡¡ESPERATEEEE!!!

¿Cuál es el problema con esto? La ciencia no puede rechazar un

saber no verdadero así nomás, diciendo que ésta es verdadera, que su fuerza está en su ser,

y que el otro saber no es verdadero. ¿Por qué? Porque si fuera un saber no

verdadero diría exactamente lo mismo: que él es el verdadero buzz lightyear… digo el verdadero saber.

Y dice Hegel que una aseveración escueta vale lo mismo que otra.

Tampoco puede remitirse a algo que no es ciencia verdadera y que apunta a algo que

es ciencia verdadera a algo falso que nos diga lo que es verdadero, estaría apelando a un modo

falso de conocer. ¿Entonces?

La ciencia primero parece ciencia, primero es apariencia de ciencia, fenómeno de ciencia.

Y por ahí hay que empezar. La ciencia aparece fenoménicamente,

y por eso el objeto de la fenomenología del espíritu es el saber que aparece fenoménicamente.

Hegel nos dice que la fenomenología del espíritu es “el camino de la conciencia natural que

disputa por llegar al saber verdadero o como el camino del alma que recorre la serie de sus

configuraciones como otras tantas estaciones de tránsito que su naturaleza le traza, depurándose

así hasta elevarse al espíritu y llegando, a través de la experiencia completa de sí misma,

al conocimiento de lo que en sí misma es.” La fenomenología del espíritu es el viaje de

ayahuasca de la conciencia natural que recorre sus vidas pasadas para descubrirse a sí misma.

Es la historia desarrollada de la formación de la conciencia a la ciencia por medio de la cultura.

La conciencia natural es esta primera encarnación del gran protagonista de las

obras de Hegel, del espíritu absoluto. Y es que, como en muchas películas de

superhéroe, la conciencia natural empieza muy pilas, se considera como el saber real,

pero se muestra como concepto de este saber, como un saber no realizado, no real.

El camino que recorre le hace perder esta verdad, y por eso para ella el camino es negativo.

Por eso la fenomenología del espíritu es el camino de la duda y la desesperación.

Pero no es la duda cartesiana que después de desaparecer te deja en el punto de partida.

El viaje cartesiano es como el viaje de Dorothy a la tierra de Oz que comienza como

un viajezaso muy loco y duda de todo, pero al final resulta que todo es un sueño y no importó

nada de lo que pasó, descartes despierta en el mismo mundo que dejó al principio.

A parte, dice Hegel, mantenerse en opiniones y prejuicios por convicción propia solo se

distingue de hacerlo por autoridad en que el primero es además vanidoso.

Esta vanidad se refugia en la satisfacción de ser siempre más lista,

pero hace vana a toda verdad, se refugia en un yo escueto.

Dice Hegel que huye de lo universal y busca solo el “ser para sí”.

No, aquí, la duda para Hegel no es la duda cartesiana, la duda es “la penetración

consciente en la no verdad del saber que aparece fenoménicamente” No solo es darse

cuenta que el saber que aparece fenoménicamente no es verdadero, sino la penetración consciente

sobre esa no verdad, clavarse en por qué no es verdadero, porque ahí está el detalle.

La exposición de la conciencia en su no verdad no es puramente negativa.

La nada considerada como nada de aquello de lo que proviene no es una nada vacía, es determinación.

La negación determinada hace surgir algo nuevo. Por eso el camino es violento para la conciencia,

porque ésta echa a perder su satisfacción limitada.

Por eso es el camino de la duda y la desesperación.

Y es que aquí Hegel no sólo está describiendo el camino de la conciencia natural, que es el

contenido de la fenomenología del espíritu. Aquí, sin saberlo tal vez,

Hegel está describiendo la experiencia de leer la fenomenología del espíritu.

Cada vez que logras captar, que logras aprehender lo que está diciendo Hegel, que logras tener

la satisfacción de haberlo entendido, Hegel te echa a perder esa satisfacción limitada.

Hegel te dice “Pues no! Esa no es la verdad, es la apariencia de verdad,

¡es un modo enajenado de conciencia!” Te tira y te tienes que volver a levantar

y cuando superas ello y aprehendes el siguiente paso y empiezas a probar el más pequeño sabor

de la victoria ¡Hegel te vuelve a voltear la mesa, te echa a perder esa satisfacción!

Por eso dice Hegel que ante ello la angustia puede retroceder frente a la verdad y la

conciencia puede querer permanecer en un estado de quietud ignorante.

Sin embargo, el pensamiento trastornará esto. El pensamiento seguirá adelante…

¿Cómo hará esto? ¿Cómo avanza el

conocimiento hacia la verdad y el absoluto? En la próxima cápsula veremos la explicación

del método que utiliza la conciencia para hacerlo, y el método que utiliza Hegel:

el método dialéctico. Hasta entonces.


Hegel - Fenomenología del Espíritu - Introducción (2/3) Hegel - Phenomenology of Spirit - Introduction (2/3) Hegel - Fenomenologia do Espírito - Introdução (2/3)

¡Hola!

¡Muchas gracias por acompañarme a Filosofía  de la Historia con Amilcar Paris Mandoki!

Ésta es la segunda cápsula sobre la introducción  de la fenomenología del espíritu de Hegel.

En la cápsula anterior revisamos la crítica  que hace Hegel a las dos maneras naturales de

acercarse al conocimiento. En esta cápsula veremos

¿Por qué surgen los problemas  en estos acercamientos?

¿Qué es la fenomenología del espíritu? Y ¿Por qué es el camino de

la duda y la desesperación? Así que comencemos de una vez

En la cápsula anterior nos habíamos quedado  que tanto la concepción del conocimiento como

un instrumento, como su concepción como un medio  para llegar al absoluto, logran lo opuesto a lo

que se proponen. No sirven.

El problema fundamental de ambos  acercamientos, nos dice Hegel,

es que provienen de un miedo a equivocarse, un  miedo que nos hace desconfiar de la ciencia.

Es una preocupación que ni la ciencia  tiene pues ésta anda por el mundo

sin preocupaciones, sacando sus verdades. No es que debamos desconfiar de la ciencia, de lo

que debemos desconfiar, es de este temor a errar. El temor a errar ES el error.

Como después dirá Roosevelt, no  debemos temerle más que al temor mismo.

El problema con este miedo es  que ya presupone ciertas cosas.

Primero que el conocimiento  es un instrumento o un medio.

Luego que el conocimiento y  nosotros son dos cosas diferentes.

Finalmente que de un lado está el  conocimiento y del otro lado está el absoluto.

Dice Hegel “En vez de ocuparnos de tales inútiles  representaciones y maneras de hablar acerca del

conocimiento (…) en vez de ocuparnos de los  subterfugios que la incapacidad para la ciencia

deriva de los supuestos de tales relaciones para  librarse del esfuerzo de la ciencia aparentando

al mismo tiempo un esfuerzo serio y celoso; en  vez de torturarnos en dar respuesta a todo esto,

podríamos rechazar esas representaciones  como contingentes y arbitrarias y considerar

incluso como un engaño al empleo, con ello  relacionado, de palabras como lo Absoluto,

el conocimiento, lo objetivo y lo subjetivo  y otras innumerables, cuyo significado se

presupone como generalmente conocido (…) ” ¡PUM! Básicamente Hegel está diciendo que ¿y

si mejor tiramos a la basura toda la filosofía  anterior, como algo contingente y arbitrario,

un mal uso de estos términos? Así  nomás, ¡Al diablo con Kant y Descartes

y Leibniz y Locke y todos al carajo! Y es que descartan a la ciencia,

pero desaparecen cuando ésta aparece. Son solo una aparición fenoménica del saber.

¡¡¡Pues no, relájense RELÁJENSE!!! ¡Tú! ¡No quemes la crítica de la razón pura!

¡ Espérate tantito! ¡¡¡ESPERATEEEE!!!

¿Cuál es el problema con esto? La ciencia no puede rechazar un

saber no verdadero así nomás, diciendo que ésta  es verdadera, que su fuerza está en su ser,

y que el otro saber no es verdadero. ¿Por qué? Porque si fuera un saber no

verdadero diría exactamente lo mismo: que él es el  verdadero buzz lightyear… digo el verdadero saber.

Y dice Hegel que una aseveración  escueta vale lo mismo que otra.

Tampoco puede remitirse a algo que no es  ciencia verdadera y que apunta a algo que

es ciencia verdadera a algo falso que nos diga  lo que es verdadero, estaría apelando a un modo

falso de conocer. ¿Entonces?

La ciencia primero parece ciencia, primero es  apariencia de ciencia, fenómeno de ciencia.

Y por ahí hay que empezar. La ciencia aparece fenoménicamente,

y por eso el objeto de la fenomenología del  espíritu es el saber que aparece fenoménicamente.

Hegel nos dice que la fenomenología del espíritu  es “el camino de la conciencia natural que

disputa por llegar al saber verdadero o como  el camino del alma que recorre la serie de sus

configuraciones como otras tantas estaciones de  tránsito que su naturaleza le traza, depurándose

así hasta elevarse al espíritu y llegando, a  través de la experiencia completa de sí misma,

al conocimiento de lo que en sí misma es.” La fenomenología del espíritu es el viaje de

ayahuasca de la conciencia natural que recorre  sus vidas pasadas para descubrirse a sí misma.

Es la historia desarrollada de la formación de la  conciencia a la ciencia por medio de la cultura.

La conciencia natural es esta primera  encarnación del gran protagonista de las

obras de Hegel, del espíritu absoluto. Y es que, como en muchas películas de

superhéroe, la conciencia natural empieza  muy pilas, se considera como el saber real,

pero se muestra como concepto de este  saber, como un saber no realizado, no real.

El camino que recorre le hace perder esta verdad,  y por eso para ella el camino es negativo.

Por eso la fenomenología del espíritu es  el camino de la duda y la desesperación.

Pero no es la duda cartesiana que después de  desaparecer te deja en el punto de partida.

El viaje cartesiano es como el viaje de  Dorothy a la tierra de Oz que comienza como

un viajezaso muy loco y duda de todo, pero al  final resulta que todo es un sueño y no importó

nada de lo que pasó, descartes despierta  en el mismo mundo que dejó al principio.

A parte, dice Hegel, mantenerse en opiniones  y prejuicios por convicción propia solo se

distingue de hacerlo por autoridad  en que el primero es además vanidoso.

Esta vanidad se refugia en la  satisfacción de ser siempre más lista,

pero hace vana a toda verdad,  se refugia en un yo escueto.

Dice Hegel que huye de lo universal  y busca solo el “ser para sí”.

No, aquí, la duda para Hegel no es la duda  cartesiana, la duda es “la penetración

consciente en la no verdad del saber que  aparece fenoménicamente” No solo es darse

cuenta que el saber que aparece fenoménicamente  no es verdadero, sino la penetración consciente

sobre esa no verdad, clavarse en por qué no  es verdadero, porque ahí está el detalle.

La exposición de la conciencia en su  no verdad no es puramente negativa.

La nada considerada como nada de aquello de lo que  proviene no es una nada vacía, es determinación.

La negación determinada hace surgir algo nuevo. Por eso el camino es violento para la conciencia,

porque ésta echa a perder  su satisfacción limitada.

Por eso es el camino de la  duda y la desesperación.

Y es que aquí Hegel no sólo está describiendo  el camino de la conciencia natural, que es el

contenido de la fenomenología del espíritu. Aquí, sin saberlo tal vez,

Hegel está describiendo la experiencia  de leer la fenomenología del espíritu.

Cada vez que logras captar, que logras aprehender  lo que está diciendo Hegel, que logras tener

la satisfacción de haberlo entendido, Hegel  te echa a perder esa satisfacción limitada.

Hegel te dice “Pues no! Esa no es la  verdad, es la apariencia de verdad,

¡es un modo enajenado de conciencia!” Te tira y te tienes que volver a levantar

y cuando superas ello y aprehendes el siguiente  paso y empiezas a probar el más pequeño sabor

de la victoria ¡Hegel te vuelve a voltear  la mesa, te echa a perder esa satisfacción!

Por eso dice Hegel que ante ello la angustia  puede retroceder frente a la verdad y la

conciencia puede querer permanecer  en un estado de quietud ignorante.

Sin embargo, el pensamiento trastornará esto. El pensamiento seguirá adelante…

¿Cómo hará esto? ¿Cómo avanza el

conocimiento hacia la verdad y el absoluto? En la próxima cápsula veremos la explicación

del método que utiliza la conciencia para  hacerlo, y el método que utiliza Hegel:

el método dialéctico. Hasta entonces.