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CuriosaMente - Videos Interessantes, ¿Existe el PATRIARCADO?

¿Existe el PATRIARCADO?

Este video es presentado por Platzi. El Platzi day es este

18 de marzo ¡Y te ofrece ingresar a todos sus cursos completamente gratis

durante tres días! Ve la información al final para que nunca pares de aprender.

Con frecuencia oímos el término “patriarcado”, y suele estar rodeado de controversia. ¿Es

natural o se construyó históricamente? Hay quien argumenta que el patriarcado,

si acaso existió, ya fue superado en buena parte del mundo. Así que hoy responderemos …

¿Existe el patriarcado?

Aunque hay varias definiciones del término, hablamos de patriarcado cuando en una organización

social son los hombres quienes ejercen la autoridad mientras que las mujeres se

encuentran subordinadas. Esto se manifiesta no sólo en las leyes, sino en las ideas,

costumbres y sobre todo en las prácticas sociales. ¿Cómo surgió? Se ha argumentado que dos factores

de tipo biológico pudieron facilitar la institución de los sistemas patriarcales.

El primero es la capacidad de las mujeres de gestar nuevas vidas: esto se usaría para

vincularlas con las actividades reproductivas y de cuidado a los demás. En segundo lugar,

la mayor fuerza física promedio de los hombres, lo que les daría más medios para imponer su voluntad

e incluso usar a las mujeres como propiedad. Estas ventajas les habrían permitido a los hombres tener

el control y producir narrativas –primero mitológicas, luego legales y después hasta

pseudocientíficas– que hicieran ver a lo masculino como superior y naturalmente destinado a imponerse

por sobre lo femenino. Y, aunque la dominación se mitigara ofreciendo manutención o protección,

seguía siendo una relación de opresión. Hubo dos culturas que forjaron el patriarcado

que ha definido la historia occidental. Una es la griega, en la que el epítome de lo noble,

lo racional y lo fuerte era lo masculino; y las mujeres se consideraban seres humanos

incompletos que ni siquiera podían ser ciudadanas: sus roles se limitaban a

ser esposas y madres o bien trabajadoras sexuales. La otra cultura fue la hebrea,

que es de donde viene el término “patriarca”: los patriarcas eran los hombres mayores a quienes se

les reconocía su sabiduría y se les debía el mayor respeto y sumisión, mientras que las mujeres se

consideraban buenas si tenían las cualidades del silencio, la castidad y la obediencia.

De esa manera, la organización patriarcal ha sido la más notoria durante los últimos miles

de años. Aunque con diferentes intensidades y matices, lo común ha sido que sólo los hombres

tengan acceso a la educación, y las mujeres no tengan derecho a tener bienes ni a votar

y mucho menos a ocupar puestos importantes. “Bueno,” –dirás– “pero eso ya se dejó atrás.

Aparte de algunos países, ahora las mujeres tienen derecho a votar, a tener propiedades,

a la educación y hasta ocupan puestos importantes en las empresas y el gobierno.

¡El patriarcado ya no existe!” Pues sí, las luchas feministas

han logrado avances importantes, pero miles de años de historia y cultura no se borran

tan fácilmente. Y es que las prácticas sociales no se reducen a lo legal. Veamos

cómo las ideas patriarcales siguen lastrando principalmente a las mujeres, con este ejemplo.

Imagínate a Helena: es una niña de siete años que tiene derecho a la educación,

pero debe ir a la escuela usando falda: no puede jugar a tantas cosas como su

hermano Manuel y siempre se tiene que estar cuidando de que los niños no la molesten.

Ahora Helena tiene 12 años. Se supone que tiene las mismas oportunidades que Manuel. Pero

mientras él dedica su tiempo libre a jugar, leer o hacer experimentos, ella tiene la obligación de

ayudar a su mamá en las tareas domésticas. A los 16 años Manuel puede andar por casi

cualquier lugar a cualquier hora del día; Helena también tiene derecho al uso y disfrute del

espacio público, pero sabe que por ser mujer hay más peligro de que alguien la acose o la violente.

A los 19 años ambos estudian la carrera que eligieron, pero Manuel no tiene que preocuparse

de cosas como las que le pasan a Helena: ella decidió estudiar ingeniería y algunos maestros

la desaniman y le dicen que mejor se case o estudie algo “de mujeres”. Otros profesores

la acosan y algunos de sus compañeros, la mayoría hombres, tienden a despreciarla.

A los 25 años Helena tiene dificultades para encontrar trabajo:

no confían en una ingeniera mujer. Y cuando lo encuentra, le dan un puesto menor y le

pagan menos que a sus compañeros hombres. A los 29 años Helena forma una familia y

tiene que seguir trabajando. Aunque su pareja la “ayuda” en casa, cae sobre ella la responsabilidad

de criar a su hijo, hacer de comer y tener la casa limpia: termina el día agotada.

Como ves, son muchos los obstáculos que las mujeres tienen que superar para lograr las

mismas cosas que sus contrapartes masculinas. Según las estadísticas:

1 de cada 2 mujeres ha sufrido algún tipo de violencia machista en su vida. La gran mayoría

de agresiones sexuales la sufren mujeres y es muy común que los hombres se sientan con derecho de

agredir a sus parejas o ex parejas porque creen que “les pertenecen”: los llamados “crímenes

pasionales” más bien son crímenes machistas. 3 de cada 5 mujeres asesinadas lo fueron a manos

de su pareja o de un familiar y 7 de cada 10 personas víctimas de trata son mujeres y niñas.

Las mujeres ganan menos que los hombres. En México, por ejemplo, la brecha salarial es del

18%. Hay quien dice que la brecha salarial es un mito y que la diferencia se debe a que los hombres

trabajan más y eligen empleos mejor remunerados. La verdad es que las mujeres muchas veces no

tienen oportunidad de acceder a puestos mejor remunerados… y los empleos que pueden elegir,

como el cuidado de niños, enfermos y ancianos, suelen ser menos valorados.

Y si no trabajan tantas horas extras es porque deben dedicar tiempo a actividades domésticas no

pagadas. Lo impresionante es que sin estas actividades, la economía no se sostendría.

Hay pocas mujeres en puestos de toma de decisiones. Sólo 15 países

del mundo tienen mujeres como cabeza de gobierno; únicamente el 21 por ciento de

los ministerios tienen liderazgos femeninos y sólo el 25 por ciento de las posiciones

en los parlamentos son ocupadas por mujeres. De manera que sí: el patriarcado sigue ahí,

aunque concesiones como la caballerosidad o algunas formas de romanticismo parecen

disfrazarlo. Todavía habrá quien arguya que el patriarcado no existe porque los hombres

lo pasamos mal en esta sociedad: tenemos mayores probabilidades de sufrir accidentes de trabajo,

somos la mayor parte de las víctimas de violencia, morimos más jóvenes y sufrimos

mayores tasas de trastornos mentales y suicidio… y para acabarla, nos toca ir a la guerra… Y pues

¿qué crees? Todos estos problemas también se deben a que vivimos en una sociedad patriarcal.

Prácticamente toda la violencia de la que son víctimas los hombres ¡es por parte de

otros hombres! Y es que los roles asignados por el patriarcado nos dejan pocas opciones para

resolver conflictos y expresar frustraciones. En un patriarcado se espera que los hombres asumamos

en silencio nuestros problemas emocionales o que los expresemos con agresión: eso conlleva a

mayores tasas de depresión y suicidio y violencia entre nosotros. En una sociedad igualitaria,

los trabajos difíciles no tendrían por qué ser exclusivos de los varones y, si el sistema en que

vivimos no fuera tan opresivo, no tendrían que ser riesgosos o incluso no tendrían razón de existir.

Aunque el patriarcado se instauró sobre la premisa de diferencias biológicas,

estas han sido malinterpretadas. Por ejemplo: que las mujeres sean capaces de concebir no significa

que todas deban, puedan o quieran hacerlo. Y si bien los hombres tienden a tener más fuerza

física, esto no ocurre en todos los casos y sobre todo, no debería ser la base para

justificar una supuesta superioridad. Incluso nuestra biología es flexible:

nuestros cuerpos responden al ejercicio y la alimentación, por ejemplo. Nuestras similitudes

son mayores que nuestras diferencias. El sistema patriarcal no está basado en la biología,

sino en una etapa primitiva de la historia humana que deberíamos superar porque es injusta y pone

en riesgo a los seres humanos y al medio ambiente. En la historia de la humanidad ha habido formas de

organización social diferentes, más igualitarias, y en algunas comunidades actuales también. Eso

significa que el sistema se puede cambiar y, de hecho, si comparas la actualidad con cómo

vivían tus abuelos, verás que la sociedad sí se ha estado transformando, pero aún falta mucho por

hacer. ¿Cómo lo lograremos? En primer lugar no hay que permitir las violencias y protestar en

su contra cuando sea necesario. También apoyar acciones políticas en favor de la equidad. Y,

sobre todo, ser capaces de imaginar e inventar otras formas más igualitarias de relacionarnos

y emprender procesos de transformación personal y colectiva, especialmente nosotros,

los hombres. Además de compartir las tareas de cuidado y domésticas y manifestar responsabilidad

emocional ¿No nos quitaría un peso de encima dejar de tener el rol obligatorio de ser el proveedor,

el que toma todas las decisiones, el que se aguanta sus emociones y que siempre tiene

que demostrar dominancia? ¿No sería genial ver a las mujeres como compañeras, socias, amigas…

como iguales? Quizá hasta sería una sociedad con menos violencia y mayor armonía ¡Curiosamente!

Los programas de platzi incluyen un curso sobre igualdad de género y otro sobre masculinidades

positivas. Y, si te interesa otra cosa, tienen más de MIL cursos online y 21 áreas de estudio

para aprender todo lo que necesitas para especializarte en las áreas que lideran las

industrias más demandadas. Y este 18 de marzo, por 48 horas, estarán abiertas todas sus clases

sin costo. Aprovecha esta oportunidad para dar el primer paso y aprender algo nuevo que cambiará tu vida.

Entra a PLATZI.COM/L/CURIOSAMENTEDAY ¡Y nunca pares de aprender!


¿Existe el PATRIARCADO? Gibt es die PATRIARCHIE? Does the PATRIARCHY exist? La PATRIARCHIE existe-t-elle ? A PATRIARQUIA existe?

Este video es presentado por  Platzi. El Platzi day es este

18 de marzo ¡Y te ofrece ingresar a  todos sus cursos completamente gratis March 18 And it offers you free admission to all its courses.

durante tres días! Ve la información al  final para que nunca pares de aprender.

Con frecuencia oímos el término “patriarcado”,  y suele estar rodeado de controversia. ¿Es

natural o se construyó históricamente?  Hay quien argumenta que el patriarcado,

si acaso existió, ya fue superado en buena  parte del mundo. Así que hoy responderemos … if it existed at all, it has already been surpassed in a good part of the world. So today we will answer ...

¿Existe el patriarcado?

Aunque hay varias definiciones del término,  hablamos de patriarcado cuando en una organización

social son los hombres quienes ejercen  la autoridad mientras que las mujeres se

encuentran subordinadas. Esto se manifiesta  no sólo en las leyes, sino en las ideas,

costumbres y sobre todo en las prácticas sociales. ¿Cómo surgió? Se ha argumentado que dos factores

de tipo biológico pudieron facilitar la  institución de los sistemas patriarcales.

El primero es la capacidad de las mujeres  de gestar nuevas vidas: esto se usaría para The first is the ability of women to gestate new lives: this would be used for

vincularlas con las actividades reproductivas  y de cuidado a los demás. En segundo lugar, linking them to reproductive and care-giving activities. Secondly,

la mayor fuerza física promedio de los hombres, lo  que les daría más medios para imponer su voluntad

e incluso usar a las mujeres como propiedad. Estas  ventajas les habrían permitido a los hombres tener

el control y producir narrativas –primero  mitológicas, luego legales y después hasta

pseudocientíficas– que hicieran ver a lo masculino  como superior y naturalmente destinado a imponerse

por sobre lo femenino. Y, aunque la dominación  se mitigara ofreciendo manutención o protección,

seguía siendo una relación de opresión. Hubo dos culturas que forjaron el patriarcado

que ha definido la historia occidental. Una es  la griega, en la que el epítome de lo noble,

lo racional y lo fuerte era lo masculino;  y las mujeres se consideraban seres humanos

incompletos que ni siquiera podían ser  ciudadanas: sus roles se limitaban a

ser esposas y madres o bien trabajadoras  sexuales. La otra cultura fue la hebrea,

que es de donde viene el término “patriarca”: los  patriarcas eran los hombres mayores a quienes se

les reconocía su sabiduría y se les debía el mayor  respeto y sumisión, mientras que las mujeres se

consideraban buenas si tenían las cualidades  del silencio, la castidad y la obediencia.

De esa manera, la organización patriarcal ha  sido la más notoria durante los últimos miles

de años. Aunque con diferentes intensidades y  matices, lo común ha sido que sólo los hombres

tengan acceso a la educación, y las mujeres  no tengan derecho a tener bienes ni a votar

y mucho menos a ocupar puestos importantes. “Bueno,” –dirás– “pero eso ya se dejó atrás.

Aparte de algunos países, ahora las mujeres  tienen derecho a votar, a tener propiedades,

a la educación y hasta ocupan puestos  importantes en las empresas y el gobierno.

¡El patriarcado ya no existe!” Pues sí, las luchas feministas

han logrado avances importantes, pero miles  de años de historia y cultura no se borran

tan fácilmente. Y es que las prácticas  sociales no se reducen a lo legal. Veamos

cómo las ideas patriarcales siguen lastrando  principalmente a las mujeres, con este ejemplo.

Imagínate a Helena: es una niña de siete  años que tiene derecho a la educación,

pero debe ir a la escuela usando falda:  no puede jugar a tantas cosas como su

hermano Manuel y siempre se tiene que estar  cuidando de que los niños no la molesten.

Ahora Helena tiene 12 años. Se supone que  tiene las mismas oportunidades que Manuel. Pero

mientras él dedica su tiempo libre a jugar, leer  o hacer experimentos, ella tiene la obligación de

ayudar a su mamá en las tareas domésticas. A los 16 años Manuel puede andar por casi

cualquier lugar a cualquier hora del día; Helena  también tiene derecho al uso y disfrute del

espacio público, pero sabe que por ser mujer hay  más peligro de que alguien la acose o la violente.

A los 19 años ambos estudian la carrera que  eligieron, pero Manuel no tiene que preocuparse

de cosas como las que le pasan a Helena: ella  decidió estudiar ingeniería y algunos maestros

la desaniman y le dicen que mejor se case o  estudie algo “de mujeres”. Otros profesores

la acosan y algunos de sus compañeros, la  mayoría hombres, tienden a despreciarla.

A los 25 años Helena tiene  dificultades para encontrar trabajo:

no confían en una ingeniera mujer. Y cuando  lo encuentra, le dan un puesto menor y le

pagan menos que a sus compañeros hombres. A los 29 años Helena forma una familia y

tiene que seguir trabajando. Aunque su pareja la  “ayuda” en casa, cae sobre ella la responsabilidad

de criar a su hijo, hacer de comer y tener  la casa limpia: termina el día agotada.

Como ves, son muchos los obstáculos que las  mujeres tienen que superar para lograr las

mismas cosas que sus contrapartes  masculinas. Según las estadísticas:

1 de cada 2 mujeres ha sufrido algún tipo de  violencia machista en su vida. La gran mayoría

de agresiones sexuales la sufren mujeres y es muy  común que los hombres se sientan con derecho de

agredir a sus parejas o ex parejas porque creen  que “les pertenecen”: los llamados “crímenes

pasionales” más bien son crímenes machistas. 3  de cada 5 mujeres asesinadas lo fueron a manos

de su pareja o de un familiar y 7 de cada 10  personas víctimas de trata son mujeres y niñas.

Las mujeres ganan menos que los hombres. En  México, por ejemplo, la brecha salarial es del

18%. Hay quien dice que la brecha salarial es un  mito y que la diferencia se debe a que los hombres

trabajan más y eligen empleos mejor remunerados.  La verdad es que las mujeres muchas veces no

tienen oportunidad de acceder a puestos mejor  remunerados… y los empleos que pueden elegir,

como el cuidado de niños, enfermos y  ancianos, suelen ser menos valorados.

Y si no trabajan tantas horas extras es porque  deben dedicar tiempo a actividades domésticas no

pagadas. Lo impresionante es que sin estas  actividades, la economía no se sostendría.

Hay pocas mujeres en puestos de  toma de decisiones. Sólo 15 países

del mundo tienen mujeres como cabeza de  gobierno; únicamente el 21 por ciento de

los ministerios tienen liderazgos femeninos  y sólo el 25 por ciento de las posiciones

en los parlamentos son ocupadas por mujeres. De manera que sí: el patriarcado sigue ahí,

aunque concesiones como la caballerosidad  o algunas formas de romanticismo parecen

disfrazarlo. Todavía habrá quien arguya que  el patriarcado no existe porque los hombres

lo pasamos mal en esta sociedad: tenemos mayores  probabilidades de sufrir accidentes de trabajo,

somos la mayor parte de las víctimas de  violencia, morimos más jóvenes y sufrimos

mayores tasas de trastornos mentales y suicidio…  y para acabarla, nos toca ir a la guerra… Y pues

¿qué crees? Todos estos problemas también se  deben a que vivimos en una sociedad patriarcal.

Prácticamente toda la violencia de la que  son víctimas los hombres ¡es por parte de

otros hombres! Y es que los roles asignados por  el patriarcado nos dejan pocas opciones para

resolver conflictos y expresar frustraciones. En  un patriarcado se espera que los hombres asumamos

en silencio nuestros problemas emocionales o  que los expresemos con agresión: eso conlleva a

mayores tasas de depresión y suicidio y violencia  entre nosotros. En una sociedad igualitaria,

los trabajos difíciles no tendrían por qué ser  exclusivos de los varones y, si el sistema en que

vivimos no fuera tan opresivo, no tendrían que ser  riesgosos o incluso no tendrían razón de existir.

Aunque el patriarcado se instauró sobre  la premisa de diferencias biológicas,

estas han sido malinterpretadas. Por ejemplo: que  las mujeres sean capaces de concebir no significa

que todas deban, puedan o quieran hacerlo. Y  si bien los hombres tienden a tener más fuerza

física, esto no ocurre en todos los casos  y sobre todo, no debería ser la base para

justificar una supuesta superioridad.  Incluso nuestra biología es flexible:

nuestros cuerpos responden al ejercicio y la  alimentación, por ejemplo. Nuestras similitudes

son mayores que nuestras diferencias. El sistema  patriarcal no está basado en la biología,

sino en una etapa primitiva de la historia humana  que deberíamos superar porque es injusta y pone

en riesgo a los seres humanos y al medio ambiente. En la historia de la humanidad ha habido formas de

organización social diferentes, más igualitarias,  y en algunas comunidades actuales también. Eso

significa que el sistema se puede cambiar y,  de hecho, si comparas la actualidad con cómo

vivían tus abuelos, verás que la sociedad sí se  ha estado transformando, pero aún falta mucho por

hacer. ¿Cómo lo lograremos? En primer lugar no  hay que permitir las violencias y protestar en

su contra cuando sea necesario. También apoyar  acciones políticas en favor de la equidad. Y,

sobre todo, ser capaces de imaginar e inventar  otras formas más igualitarias de relacionarnos

y emprender procesos de transformación  personal y colectiva, especialmente nosotros,

los hombres. Además de compartir las tareas de  cuidado y domésticas y manifestar responsabilidad

emocional ¿No nos quitaría un peso de encima dejar  de tener el rol obligatorio de ser el proveedor,

el que toma todas las decisiones, el que se  aguanta sus emociones y que siempre tiene

que demostrar dominancia? ¿No sería genial ver  a las mujeres como compañeras, socias, amigas…

como iguales? Quizá hasta sería una sociedad con  menos violencia y mayor armonía ¡Curiosamente!

Los programas de platzi incluyen un curso sobre  igualdad de género y otro sobre masculinidades

positivas. Y, si te interesa otra cosa, tienen  más de MIL cursos online y 21 áreas de estudio

para aprender todo lo que necesitas para  especializarte en las áreas que lideran las

industrias más demandadas. Y este 18 de marzo,  por 48 horas, estarán abiertas todas sus clases

sin costo. Aprovecha esta oportunidad para dar el  primer paso y aprender algo nuevo que cambiará tu  vida.

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