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Quantum Fracture, El Planeta Número Cero: La Historia de Vulcano

El Planeta Número Cero: La Historia de Vulcano

1859. Edmond Lescarbault estaba observando el sol con su telescopio. Tal y como él relató, inesperadamente vió un punto negro moviéndose por el disco solar. Estaba convencido de que

era la sombra de un objeto que muchos astrónomos de todo el mundo estaban buscando: un nuevo

planeta, anterior a Mercurio, el que podría decir que es el número cero. El llamado planeta

Vulcano. Hoy os voy a contar su historia.

Y como vamos a estar hablando bastante de “cuerpos pasando delante del sol”, es

decir de tránsitos, que menos que ir a presenciar el último tránsito de Mercurio hasta dentro

de unos 15 años. Oh sí, nos vamos a Tenerife.

Pero antes de que lleguemos al observatorio os pongo en antecedentes. Toda este relato

comienza con el descubrimiento de otro planeta. Hablemos del Sr. Le Verrier.

Le Verrier era lo que hoy llamamos “un astrofísico de primera”. Se había ganado el respeto

de todo la comunidad consiguiendo algo impensable: predecir la existencia de un planeta. Os cuento:

solo con papel y pluma, Le Verrier se puso a calcular cómo tenían que ser las órbitas

de los planetas si estos seguían la ley de gravitación de Newton. Esto no solo requería

tener en cuenta la atracción que el sol imprime en los planetas, sino también considerar

cómo todos los planetas se atraen entre ellos, haciendo de esto una cuenta muy engorrosa.

Pero los resultados fueron buenos: esta simulación del sistema solar encajaba perfectamente con

todo lo que se veía en el cielo… A excepción de un planeta.

Urano se movía raro. La órbita del cálculo y la órbita observada en el firmamento no

encajaban. Esto era algo que algunos astrónomos anteriores

a Le Verrier ya sabían, pero fue él quién quiso encontrar su origen: ¿qué hacía que

Urano se moviera así? ¿qué era lo que no había considerado en su simulación? Primero

pensó que había subestimado la influencia de Júpiter y Saturno, pero cálculos más

finos descartaron esta idea. Finalmente Le Verrier llegó al quid de la cuestión: “tal

vez” dijo “lo que ocurre es que hay otro planeta, desconocido hasta el momento, que

“tira” gravitacionalmente de Urano ¡y que no estoy teniendo en cuenta!”.

Le Verrier puso la maquinaria matemática en marcha: “Ok, si esta es la órbita real

de Urano, ¿como tiene que ser el planeta nuevo para reproducirla? ¿cuál debe ser

su órbita? ¿qué masa y qué tamaño tiene?”. A través de este cómputo, Le Verrier obtuvo,

entre otras cosas, la posición que debía tener en el cielo este nuevo cuerpo. Solo

le faltó pedirle a un astrónomo alemán que mirara en esa zona del firmamento para

ver si encontraba algo nuevo. Y, gente, así fue como, con solo 1 grado

de error, se descubrió el planeta Neptuno. ¿Cuánto es eso de 1 grado de error? Bueno,

imaginate que apunto a un lugar como mi meñique, y me equivoco en la dirección justo la anchura

de eso dedo. Eso es un grado de error, o sea, es una barbaridad de precisión. Me río de

la gente que adivina el futuro con las cartas. Esto sí que es hacer adivinación de verdad.

Y, en honor a la verdad, debo decir que Le Verrier no era el único detrás de Neptuno.

Adams y Airy, astrónomos británicos, se quedaron a las puertas de descubrirlo. Incluso

hubo otros científicos anteriores que casi lo identifican por casualidad, entre ellos

hasta el propio Galileo. Lo que pasa es que Neptuno está tan lejos y, por lo tanto, se

mueve tan poco que era muy fácil confundirlo con una estrella. Así que no es raro que

este fuera el primer planeta descubierto gracias a las matemáticas... Lo que llevó a Le Verrier

a otro prometedor misterio: la precesión

de Mercurio.

Puede que esto no lo sepáis, pero los planetas no solo rotan. Su rotación también rota,

un movimiento llamado la precesión del perihelio, el mismo fenómeno que hace que las peonzas

oscilen así. Mercurio es el planeta que más exhibe este movimiento, precesando 575 segundos

de arco por siglo. ¿Cuánto es esto? Básicamente quiere decir que esta “rotación de la rotación”

se completa, da una vuelta entera, más o menos cada dos cientos mil de años. Vamos,

una cosa lentísima. Pero aunque lo sea es un movimiento medible y, antetodo, calculable.

Porque ¿qué produce esta precesión de Mercurio? A grandes rasgos, se pensaba que los culpables

eran el resto de planetas: tiran de Mercurio y esa perturbación produce la precesión.

Asi que a Le Verrier se le ocurrió comprobarlo en su simulación del sistema solar. Obtuvo

cual debía ser la precesión de Mercurio, la comparó con los datos observacionales

y… problema, no encajaban. La predicción teórica era más lenta, con una diferencia

de 43 segundos de arco por siglo. En realidad, Le Verrier obtuvo una discrepancia

algo menor, pero lo importante es que fue lo bastante grande como para que dijera “Uy.

Esta es la mía”. “Porque si mis cálculos están fallando ¿acaso no será porque no

estoy teniendo en cuenta un nuevo cuerpo celeste?”. Asi fue como Le Verrier, otra vez en su vida,

propuso un nuevo elemento del sistema solar: un cuerpo o varios cuerpos girando muy cerca

del Sol, tal vez en forma de un cinturón de asteroides. Le Verrier le pidió a los

astrónomos que estuvieran atentos a ver que encontraban cerca del Sol y… No pasó ni

un año hasta que se produjo la primera detección. Aquí entra el señor Lescarbault, un astrónomo

aficionado que le juró y perjuró a Le Verrier que había medido el tránsito de un planeta

nuevo. Os recuerdo que estamos en el siglo XIX; a la fotografía le faltaban décadas.

Le Verrier solo tenía la palabra de este tío, pero me imagino que sus datos eran lo

bastante precisos como para darle su confianza. .

Decidido, presentó los resultados a la Academia de Ciencias francesa, los cuales hicieron

eco del descubrimiento: “se encuentra un planeta antes de Mercurio” un planeta que

llamaron Vulcano. A partir de aquí otros astrónomos aficionados afirmaron haber detectado

a Vulcano pasando delante del Sol, incluso aparecieron algunos diciendo que lo habían

observado años atrás pero no habían interpretado bien lo que habían visto. Supongo que esto

combinado con la reputación de Le Verrier (“el pavo que había descubierto Neptuno”)

hizo que la idea Vulcano se consolidara. Salió en el New York Times como uno de las grandes

descubrimientos de la historia e incluso apareció en algunos libros de la época. Sí, la lista

de planetas había pasado a ser “Vulcano, Mercurio, Venus, La Tierra, Marte, etc”.

Ahora, ¿por qué no seguimos diciendo lo mismo? ¿Qué pasó con este “planeta número

cero”? En pocas palabras: que no existía. Le Verrier utilizó las medidas de Lescarbault

para hacer una predicción concreta de su órbita, lo que incluye cuando serían sus

tránsitos. Le Verrier falleció poco después y nunca vió los resultados.

Cuando los astrónomos de todo el mundo siguieron sus instrucciones y apuntaron sus telescopios

al Sol para ver a Vulcano, el planeta no apareció. A diferencia de con Neptuno, ninguna de las

predicciones de Le Verrier se cumplieron, al menos en las que todos los astrónomos

coincidieran. Siguió habiendo aficionados que decían haber visto a Vulcano, pero sus

medidas eran contradictorias, incluso algunos veían dos planetas en vez de uno. ¿La explicación

de estas apariciones? No se, ¿manchas solares? ¿imperfecciones de las lentes? ¿sugestión?

¿tal vez vulcanos de verdad? En cualquier caso esto tampoco fue una super

sorpresa para los astrónomos del momento. Uno de los argumentos en contra eran los eclipses:

¿cómo era posible que nadie hubiera visto en un objeto tan grande y tan cercano al Sol

en la claridad de los eclipse solares? Vulcano era una idea arriesgada y fue desechada. Y

sin embargo… en cierto sentido su búsqueda nunca ha parado.

[Entrevista Miquel sobre vulcanoides]

Pero, un momento, nos hemos dejado algo. Sin Vulcano de por medio ¿qué pasa con Mercurio?

Si no es un planeta ¿qué explica la anomalía en su precesión? Eso lo veremos en el próximo

vídeo, ahora me voy a disfrutar del tránsito de Mercurio.

Y ya sabes, si quieres más ciencia solo tienes que suscribirte, ¡y gracias por verme!


El Planeta Número Cero: La Historia de Vulcano Planet Nummer Null: Die Geschichte der Vulkanier Planet Number Zero: The Story of Vulcan Planète zéro : L'histoire de Vulcain Planeet Nummer Nul: Het Vulcan-verhaal Planeta numer zero: historia Wolkanów Planeta Número Zero: A História de Vulcano

1859\. Edmond Lescarbault estaba observando el sol con su telescopio. Tal y como él relató, 1859\\. Edmond Lescarbault was observing the sun with his telescope. As he recounted, inesperadamente vió un punto negro moviéndose por el disco solar. Estaba convencido de que He unexpectedly saw a black dot moving across the solar disk. I was convinced that

era la sombra de un objeto que muchos astrónomos de todo el mundo estaban buscando: un nuevo

planeta, anterior a Mercurio, el que podría decir que es el número cero. El llamado planeta planet, before Mercury, the one that could be said to be the number zero. the so called planet

Vulcano. Hoy os voy a contar su historia. Vulcan. Today I am going to tell you his story.

Y como vamos a estar hablando bastante de “cuerpos pasando delante del sol”, es

decir de tránsitos, que menos que ir a presenciar el último tránsito de Mercurio hasta dentro

de unos 15 años. Oh sí, nos vamos a Tenerife.

Pero antes de que lleguemos al observatorio os pongo en antecedentes. Toda este relato But before we get to the observatory, I'll give you some background. all this story

comienza con el descubrimiento de otro planeta. Hablemos del Sr. Le Verrier.

Le Verrier era lo que hoy llamamos “un astrofísico de primera”. Se había ganado el respeto

de todo la comunidad consiguiendo algo impensable: predecir la existencia de un planeta. Os cuento:

solo con papel y pluma, Le Verrier se puso a calcular cómo tenían que ser las órbitas

de los planetas si estos seguían la ley de gravitación de Newton. Esto no solo requería

tener en cuenta la atracción que el sol imprime en los planetas, sino también considerar

cómo todos los planetas se atraen entre ellos, haciendo de esto una cuenta muy engorrosa.

Pero los resultados fueron buenos: esta simulación del sistema solar encajaba perfectamente con

todo lo que se veía en el cielo… A excepción de un planeta.

Urano se movía raro. La órbita del cálculo y la órbita observada en el firmamento no

encajaban. Esto era algo que algunos astrónomos anteriores

a Le Verrier ya sabían, pero fue él quién quiso encontrar su origen: ¿qué hacía que

Urano se moviera así? ¿qué era lo que no había considerado en su simulación? Primero

pensó que había subestimado la influencia de Júpiter y Saturno, pero cálculos más

finos descartaron esta idea. Finalmente Le Verrier llegó al quid de la cuestión: “tal

vez” dijo “lo que ocurre es que hay otro planeta, desconocido hasta el momento, que

“tira” gravitacionalmente de Urano ¡y que no estoy teniendo en cuenta!”.

Le Verrier puso la maquinaria matemática en marcha: “Ok, si esta es la órbita real

de Urano, ¿como tiene que ser el planeta nuevo para reproducirla? ¿cuál debe ser

su órbita? ¿qué masa y qué tamaño tiene?”. A través de este cómputo, Le Verrier obtuvo,

entre otras cosas, la posición que debía tener en el cielo este nuevo cuerpo. Solo

le faltó pedirle a un astrónomo alemán que mirara en esa zona del firmamento para

ver si encontraba algo nuevo. Y, gente, así fue como, con solo 1 grado

de error, se descubrió el planeta Neptuno. ¿Cuánto es eso de 1 grado de error? Bueno,

imaginate que apunto a un lugar como mi meñique, y me equivoco en la dirección justo la anchura

de eso dedo. Eso es un grado de error, o sea, es una barbaridad de precisión. Me río de

la gente que adivina el futuro con las cartas. Esto sí que es hacer adivinación de verdad.

Y, en honor a la verdad, debo decir que Le Verrier no era el único detrás de Neptuno.

Adams y Airy, astrónomos británicos, se quedaron a las puertas de descubrirlo. Incluso

hubo otros científicos anteriores que casi lo identifican por casualidad, entre ellos

hasta el propio Galileo. Lo que pasa es que Neptuno está tan lejos y, por lo tanto, se

mueve tan poco que era muy fácil confundirlo con una estrella. Así que no es raro que

este fuera el primer planeta descubierto gracias a las matemáticas... Lo que llevó a Le Verrier

a otro prometedor misterio: la precesión

de Mercurio.

Puede que esto no lo sepáis, pero los planetas no solo rotan. Su rotación también rota,

un movimiento llamado la precesión del perihelio, el mismo fenómeno que hace que las peonzas

oscilen así. Mercurio es el planeta que más exhibe este movimiento, precesando 575 segundos

de arco por siglo. ¿Cuánto es esto? Básicamente quiere decir que esta “rotación de la rotación”

se completa, da una vuelta entera, más o menos cada dos cientos mil de años. Vamos,

una cosa lentísima. Pero aunque lo sea es un movimiento medible y, antetodo, calculable.

Porque ¿qué produce esta precesión de Mercurio? A grandes rasgos, se pensaba que los culpables

eran el resto de planetas: tiran de Mercurio y esa perturbación produce la precesión.

Asi que a Le Verrier se le ocurrió comprobarlo en su simulación del sistema solar. Obtuvo

cual debía ser la precesión de Mercurio, la comparó con los datos observacionales

y… problema, no encajaban. La predicción teórica era más lenta, con una diferencia

de 43 segundos de arco por siglo. En realidad, Le Verrier obtuvo una discrepancia

algo menor, pero lo importante es que fue lo bastante grande como para que dijera “Uy.

Esta es la mía”. “Porque si mis cálculos están fallando ¿acaso no será porque no

estoy teniendo en cuenta un nuevo cuerpo celeste?”. Asi fue como Le Verrier, otra vez en su vida,

propuso un nuevo elemento del sistema solar: un cuerpo o varios cuerpos girando muy cerca

del Sol, tal vez en forma de un cinturón de asteroides. Le Verrier le pidió a los

astrónomos que estuvieran atentos a ver que encontraban cerca del Sol y… No pasó ni

un año hasta que se produjo la primera detección. Aquí entra el señor Lescarbault, un astrónomo

aficionado que le juró y perjuró a Le Verrier que había medido el tránsito de un planeta

nuevo. Os recuerdo que estamos en el siglo XIX; a la fotografía le faltaban décadas.

Le Verrier solo tenía la palabra de este tío, pero me imagino que sus datos eran lo

bastante precisos como para darle su confianza. .

Decidido, presentó los resultados a la Academia de Ciencias francesa, los cuales hicieron

eco del descubrimiento: “se encuentra un planeta antes de Mercurio” un planeta que

llamaron Vulcano. A partir de aquí otros astrónomos aficionados afirmaron haber detectado

a Vulcano pasando delante del Sol, incluso aparecieron algunos diciendo que lo habían

observado años atrás pero no habían interpretado bien lo que habían visto. Supongo que esto

combinado con la reputación de Le Verrier (“el pavo que había descubierto Neptuno”)

hizo que la idea Vulcano se consolidara. Salió en el New York Times como uno de las grandes

descubrimientos de la historia e incluso apareció en algunos libros de la época. Sí, la lista

de planetas había pasado a ser “Vulcano, Mercurio, Venus, La Tierra, Marte, etc”.

Ahora, ¿por qué no seguimos diciendo lo mismo? ¿Qué pasó con este “planeta número

cero”? En pocas palabras: que no existía. Le Verrier utilizó las medidas de Lescarbault

para hacer una predicción concreta de su órbita, lo que incluye cuando serían sus

tránsitos. Le Verrier falleció poco después y nunca vió los resultados.

Cuando los astrónomos de todo el mundo siguieron sus instrucciones y apuntaron sus telescopios

al Sol para ver a Vulcano, el planeta no apareció. A diferencia de con Neptuno, ninguna de las

predicciones de Le Verrier se cumplieron, al menos en las que todos los astrónomos

coincidieran. Siguió habiendo aficionados que decían haber visto a Vulcano, pero sus

medidas eran contradictorias, incluso algunos veían dos planetas en vez de uno. ¿La explicación

de estas apariciones? No se, ¿manchas solares? ¿imperfecciones de las lentes? ¿sugestión?

¿tal vez vulcanos de verdad? En cualquier caso esto tampoco fue una super maybe real vulcans? In any case this was not a super

sorpresa para los astrónomos del momento. Uno de los argumentos en contra eran los eclipses:

¿cómo era posible que nadie hubiera visto en un objeto tan grande y tan cercano al Sol How was it possible that no one had seen in an object so large and so close to the Sun

en la claridad de los eclipse solares? Vulcano era una idea arriesgada y fue desechada. Y

sin embargo… en cierto sentido su búsqueda nunca ha parado. however… in a sense his search has never stopped.

[Entrevista Miquel sobre vulcanoides]

Pero, un momento, nos hemos dejado algo. Sin Vulcano de por medio ¿qué pasa con Mercurio?

Si no es un planeta ¿qué explica la anomalía en su precesión? Eso lo veremos en el próximo

vídeo, ahora me voy a disfrutar del tránsito de Mercurio.

Y ya sabes, si quieres más ciencia solo tienes que suscribirte, ¡y gracias por verme!