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Esp - VisualPolitik, ¿Cuándo dejó de FUNCIONAR AMÉRICA LATINA? - VisualPolitik (1)

¿Cuándo dejó de FUNCIONAR AMÉRICA LATINA? - VisualPolitik (1)

¿Por qué una región con tantas similitudes con Europa o Estados

Unidos es al mismo tiempo tan diferente? ¿Cómo es posible que la que fue durante

principios del siglo XX la región más próspera del mundo se haya terminado

convirtiendo en una pesadilla de constantes crisis, revoluciones y asaltos golpistas?

¿Qué explica que esta sea la realidad social en América Latina?

Y la pregunta de las preguntas, ¿Por qué, demonios, América Latina se ha quedado tan

atrás y sigue teniendo tantos problemas? En este vídeo os contamos algunas de las

claves que explican porque un buen día en esta región la prosperidad dio paso al declive.

Atentos. [Pero antes,

dejadme haceros un apunte sobre Rusia, Putin, la Guerra de Ucrania y las sanciones internacionales.

En un reciente vídeo aquí en VisualPolitik os contamos en qué estado se encuentra la economía

rusa. Sin embargo, nos dejamos varias cosas en el tintero que ahora podéis ver en el último vídeo

de Si lo Hubiera Sabido, el canal de información financiera de Mutuactivos con el que colaboramos.

Si quieres saber como están realmente la economía rusa no te pierdas este vídeo.

Os dejo el enlace en la descripción.] Y dicho esto, ahora si

arranquemos. T1

(EL DESPEGUE DEL CÓNDOR)

Una historia común y una identidad cultural, idiomática y social muy similar: pensadlo bien,

pocas regiones del mundo tienen tantos elementos

compartidos y tantas similitudes como los países que integran América Latina.

Claro que, para entender, su realidad hoy,

tenemos que remontarnos hasta comienzos del siglo XIX cuándo uno tras otro,

prácticamente todos los territorios latinoamericanos alcanzaron su independencia.

Haití dio el pistoletazo de salida en 1804, y poco tiempo después le siguieron el resto.

De esta forma si para comienzos del siglo

XIX América Latina seguía estando bajo dominio de España, Portugal y Francia,

para mediados de siglo ya podíamos encontrar un montón de nuevas repúblicas.

Nuevas repúblicas que nacieron tras un proceso de independencia que también tuvo rasgos comunes:

el movimiento fue liderado por los propios descendientes de los españoles, se buscaba la

independencia de todo el territorio y no solo de unos pocos países y fue, fundamentalmente,

un proceso impulsado por las propias élites económicas y políticas de la región.

Es decir, que por mucho que hoy algunos se empeñen en decir lo contrario, la independencia

de América Latina no tuvo nada que ver con una revolución de clases ni nada parecido.

Tan sólo tenemos que ver lo que,

por ejemplo, Karl Marx pensaba del líder de la independencia americana, Simón Bolívar.

C1 (“(Bolívar) es el canalla más cobarde, brutal y miserable” – Karl

Marx en una carta a Friedrich Engels, 1858. ) Sea como sea, el caso es que las nuevas repúblicas

tenían tantos recursos naturales que la mayoría de ellas pronto empezaron a experimentar un fuerte

despegue económico. Rápidamente se convierten en grandes potencias agrícolas y mineras.

(Las enormes plantaciones de café de Brasil, los extensos campos de trigo y maíz de Uruguay

y Argentina, las minas de oro en México o el cobre de Chile fueron un buen ejemplo. De

repente las exportaciones hicieron que las nuevas repúblicas comenzaran a crecer con mucha fuerza.

Además, por aquel entonces el tamaño de estos nuevos estados era muy pequeño mientras que

la facilidad para hacer negocios e inmigrar era relativamente alta.

Como podéis ver esto hizo que entre 1900 y 1929 muchos de estos países crecieran

más que Europa o Estados Unidos. Por entonces América Latina era una de las

regiones más prósperas de todo el mundo. El crecimiento de Venezuela, por ejemplo, llegó

a triplicar al de Estados Unidos.) Claro que no todo era luces. También

había muchas sombras.. Y sobre todo una destacaba por encima de todas las demás.

Y es que, veréis, en estos países dónde el sector agrícola tenía mucho peso, la

mayoría de las tierras, sobre todo en los países relativamente más pobres, estaban en manos de

grandes terratenientes. Poco a poco esto alimentó algunos movimientos campesinos de protesta como

los que estaban detrás de Emiliano Zapata en México o José María de Santo Agostinho en Brasil.

Ya os hemos dicho que la independencia fue liderada sobre todo por la oligarquía local,

familias oligárquicas que habían hecho mucho dinero gracias en gran

medida a los privilegios que la corona española les otorgó durante siglos.

Sea como sea, durante finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX gran parte

de América Latina disfrutó de una enorme ola de prosperidad.

La máquina funcionaba a pleno rendimiento, los barcos repletos de inmigrantes no paraban de

llegar desde el continente europeo y los productos latinoamericanos estaban por todo el mundo.

Incluso en la bolsa de Londres era habitual invertir en productos financieros de

países como la Argentina o Brasil. El sueño americano también era cosa de América Latina.

Sin embargo, en 1929 todo empezó a cambiar. De repente, el motor se empezó a gripar.

¿Por qué? Pues ahora mismo lo vamos a ver.

(EL CRACK DEL 29)

Los felices años 20, fueron años de una enorme prosperidad. Fueron los años del

despegue definitivo de ciudades como Buenos Aires, México DF o Sao Paulo.

Y también de otras tan conocidas como Sidney, Toronto, Chicago o Nueva York.

Fue una época que vio nacer grandes rascacielos y en la que se popularizó el uso del automóvil,

el teléfono o los electrodomésticos en los países más desarrollados.

A ritmos de charleston y jazz, el mundo parecía avanzar a toda velocidad. Y,

desde luego, América Latina no era una excepción.

Sin embargo, todo estalló en 1929 cuando el mundo vivió la crisis

económica más traumática que se había conocido hasta la fecha,

(Martes 29 de octubre, el pánico recorre las calles

de Nueva York tras la caída más precipitada de la historia de las acciones en Wall Street. La

caída que empezó el pasado jueves, 24 de octubre, amenaza con arrastrar a la

economía mundial. La gente se apresura a intentar blindar sus riquezas ante unas

perspectivas poco halagüeñas y el mundo está a la expectativa de lo que suceda en Nueva York).

Exacto, queridos amigos, amigas de VisualPolitik, en 1929 el mundo se

hundió en una fuerte crisis económica que terminó derivando en la archiconocida Gran Depresión. El

comercio se contrajo, muchas empresas cerraron y millones de trabajadores terminaron en el paro.

Este fue un punto de inflexión para muchos países y, desgraciadamente también,

para la mayoría de las jóvenes repúblicas de América Latina.

Digamos que en ese momento se interpretó que el modelo exportador que había reinado

durante décadas, aunque había creado mucha riqueza, también era extremadamente vulnerable.

Y, ¿sabéis qué? Justo aquí es cuando entra en escena un

economista que seguramente muchos no conoceréis,

pero que podríamos decir que fue algo así como la versión latina de Keynes: Raúl Prebisch.

A partir de la Gran Depresión las ideas de este economista argentino se expandieron y

consolidaron por toda la región. Más que un punto de inflexión fue prácticamente un punto y aparte.

Ahora bien, la pregunta que os estaréis haciendo es,

¿Y qué propuso exactamente este tipo? Pues, básicamente un nuevo modelo de desarrollo.

Sentó las bases, ni más ni menos, que del modelo conocido como “Industrialización por Sustitución

de Importaciones”, la política económica sobre la que ha pivotado desde entonces prácticamente toda

América Latina. En VisualPolitik os hemos hablado de ella en un montón de vídeos.

Pero, ¿En qué consistía exactamente? Pues… Fijaos. La estrategia de Raúl Prebisch era muy clara:

América Latina tenía que industrializarse y dejar atrás su dependencia del campo y

los recursos naturales. Y no solo eso, sobre todo tenía que hacerlo mirando hacía dentro y no hacía

los mercados exteriores. La idea básicamente era producir en casa todo aquello que se importaba.

Para lograrlo había que dar los siguientes pasos.

En primer lugar aumentar los aranceles y endurecer la regulación para encarecer,

dificultar o, incluso, restringir las compras en el extranjero. La idea era incentivar la

producción nacional, que con este incremento del coste los consumidores optarán por la

producción nacional en lugar de comprarse, por ejemplo, una clásica chaqueta Barbour británica.

Si se generaba esa demanda, las empresas invertirían en incrementar su producción

y los países se industrializarían. Por ejemplo, el nacimiento de empresas como

la Textil Iberoamericana o la Textil Valeria en Argentina tuvieron mucho que ver con este proceso.

(Pero eso no es todo. Para acelerar el proceso el Estado tenía que intervenir

directamente para favorecer a la emergente industria nacional. Era algo que tenía que

hacer, por ejemplo, dando subvenciones y créditos en condiciones muy preferentes.

A medida que estas empresas crecieran crearían un montón de puestos de trabajo y nuevos ingresos

que contribuirían a impulsar la demanda… Y con ello de nuevo todo el proceso. Además,

al no tener que importar tantos productos saldrían muchos menos capitales de la región.

Esto permitiría crear según Prebisch un enorme y próspero mercado local

que contribuiría no solo a industrializar América Latina, sino también a mejorar más

rápido los estándares de vida. Digamos que en lugar de crecer hacía fuera exportando,

lo que perseguía era crecer hacía dentro. Había, por tanto, que sustituir las importaciones.)

Desde entonces, este modelo se convirtió en la política pública favorita de la mayoría de los

gobiernos de la región. Por supuesto la Argentina de Juan Domingo Perón fue su alumno más destacado.

Y, ojo, porque en general este nuevo modelo empezó pisando fuerte. Sin embargo,

ya para finales de los 50 y de los 60 se empezaron a ver los primeros problemas:

La sustitución de importaciones frenó la entrada de inversión extranjera,

hizo que las empresas locales al tener mercados cautivos fueran mucho menos competitivas y también

hizo que el cambio tecnológico fuera mucho más lento. Y, además, lastró las cuentas públicas.

Los políticos cada vez prometían más subsidios y planes de estímulo

para compensar tooodos esos problemas.

Y así poco a poco fue creciendo otro de los grandes males de la región.

Atentos.

(LA DÉCADA PÉRDIDA)

Una pregunta: ¿Qué hace un estado, un gobierno

cuando no tiene lo suficiente para conseguir dinero rápido?

Pues muy fácil… Tiene que pedirlo prestado. Por supuesto, no toda la deuda es igual. No

es lo mismo endeudarse para pagar salarios públicos que, por ejemplo,

para construir una red de autopistas porque las carreteras ya no dan abasto.

El caso es que… el modelo de sustitución de importaciones no había creado economías

más pujantes pero si estados mucho más grandes y costes más elevados.

Y con estas en los 70 además se produjo la tormenta perfecta.

Por un lado, la crisis del petróleo redujo los ingresos públicos de muchos

de estos países. Por otro, los planes de estímulo y desarrollo económico hicieron

que los gobiernos necesitarán mucho dinero para sacar adelante sus planes.

¿El resultado? Creo que en este caso una imagen vale más que mil palabrasLos gobiernos pidieron

enormes cantidades de dólares prestados a tipos variables. Endeudarse en moneda

extranjera si se es un gran potencia comercial puede ser llevadero, pero si

se ingresan pocos dólares porque el comercio exterior es reducido, que es, precisamente,

lo que pasaba con el modelo de Sustitución de Importaciones, entonces tienes un problema.

Y eso es exactamente lo que pasó.

(En 1980 la Reserva Federal de Paul Volcker elevó con fuerza los tipos para enfrentarse

a la estanflación que atravesaba el país. Para vencer a la inflación Volker empujó los tipos

de interés hasta el 19%... Lo que disparó los costes de la deuda en América Latina.

El desastre estaba servido y la primera economía en caer fue la mexicana que,

al poco tiempo, tuvo que pedir una moratoria en el pago de su deuda.

Esto hizo que la confianza de los inversores en la región terminará por desplomarse, lo que supuso

aún una menor entrada de dólares. Fue así como dio comienzo la conocida cómo década pérdida.)

Y, ojo, porque aquí no hubo diferencias entre izquierdas y derechas. Desde el México del

izquierdista PRI hasta la Colombia del conservador Betancur Cuartas,

la crisis fue devastadora para todos.

Y la pregunta es, ¿Qué hicieron entonces todos estos gobiernos? Pues… desgraciadamente como


¿Cuándo dejó de FUNCIONAR AMÉRICA LATINA? - VisualPolitik (1) Wann hat LATEINAMERIKA aufgehört zu ARBEITEN? - VisuellePolitik (1) When did LATIN AMERICA STOP WORKING? - VisualPolitik (1)

¿Por qué una región con tantas  similitudes con Europa o Estados

Unidos es al mismo tiempo tan diferente?  ¿Cómo es posible que la que fue durante

principios del siglo XX la región más  próspera del mundo se haya terminado the beginning of the 20th century the most prosperous region of the world was finished

convirtiendo en una pesadilla de constantes  crisis, revoluciones y asaltos golpistas? becoming a nightmare of constant crises, revolutions and coup assaults?

¿Qué explica que esta sea la  realidad social en América Latina?

Y la pregunta de las preguntas, ¿Por qué,  demonios, América Latina se ha quedado tan

atrás y sigue teniendo tantos problemas? En este vídeo os contamos algunas de las

claves que explican porque un buen día en esta  región la prosperidad dio paso al declive.

Atentos. [Pero antes,

dejadme haceros un apunte sobre Rusia, Putin, la  Guerra de Ucrania y las sanciones internacionales.

En un reciente vídeo aquí en VisualPolitik os  contamos en qué estado se encuentra la economía

rusa. Sin embargo, nos dejamos varias cosas en el  tintero que ahora podéis ver en el último vídeo

de Si lo Hubiera Sabido, el canal de información  financiera de Mutuactivos con el que colaboramos.

Si quieres saber como están realmente la  economía rusa no te pierdas este vídeo.

Os dejo el enlace en la descripción.] Y dicho esto, ahora si

arranquemos. T1

(EL DESPEGUE DEL CÓNDOR)

Una historia común y una identidad cultural,  idiomática y social muy similar: pensadlo bien,

pocas regiones del mundo tienen tantos elementos

compartidos y tantas similitudes como  los países que integran América Latina.

Claro que, para entender, su realidad hoy,

tenemos que remontarnos hasta comienzos  del siglo XIX cuándo uno tras otro,

prácticamente todos los territorios  latinoamericanos alcanzaron su independencia.

Haití dio el pistoletazo de salida en 1804,  y poco tiempo después le siguieron el resto.

De esta forma si para comienzos del siglo

XIX América Latina seguía estando bajo  dominio de España, Portugal y Francia,

para mediados de siglo ya podíamos  encontrar un montón de nuevas repúblicas.

Nuevas repúblicas que nacieron tras un proceso  de independencia que también tuvo rasgos comunes:

el movimiento fue liderado por los propios  descendientes de los españoles, se buscaba la

independencia de todo el territorio y no solo  de unos pocos países y fue, fundamentalmente,

un proceso impulsado por las propias  élites económicas y políticas de la región.

Es decir, que por mucho que hoy algunos se  empeñen en decir lo contrario, la independencia

de América Latina no tuvo nada que ver con  una revolución de clases ni nada parecido.

Tan sólo tenemos que ver lo que,

por ejemplo, Karl Marx pensaba del líder de  la independencia americana, Simón Bolívar.

C1 (“(Bolívar) es el canalla más  cobarde, brutal y miserable” – Karl

Marx en una carta a Friedrich Engels, 1858. ) Sea como sea, el caso es que las nuevas repúblicas

tenían tantos recursos naturales que la mayoría  de ellas pronto empezaron a experimentar un fuerte

despegue económico. Rápidamente se convierten  en grandes potencias agrícolas y mineras.

(Las enormes plantaciones de café de Brasil,  los extensos campos de trigo y maíz de Uruguay

y Argentina, las minas de oro en México o  el cobre de Chile fueron un buen ejemplo. De

repente las exportaciones hicieron que las nuevas  repúblicas comenzaran a crecer con mucha fuerza.

Además, por aquel entonces el tamaño de estos  nuevos estados era muy pequeño mientras que

la facilidad para hacer negocios  e inmigrar era relativamente alta.

Como podéis ver esto hizo que entre 1900  y 1929 muchos de estos países crecieran

más que Europa o Estados Unidos. Por  entonces América Latina era una de las

regiones más prósperas de todo el mundo. El  crecimiento de Venezuela, por ejemplo, llegó

a triplicar al de Estados Unidos.) Claro que no todo era luces. También

había muchas sombras.. Y sobre todo una  destacaba por encima de todas las demás.

Y es que, veréis, en estos países dónde  el sector agrícola tenía mucho peso, la

mayoría de las tierras, sobre todo en los países  relativamente más pobres, estaban en manos de

grandes terratenientes. Poco a poco esto alimentó  algunos movimientos campesinos de protesta como

los que estaban detrás de Emiliano Zapata en  México o José María de Santo Agostinho en Brasil.

Ya os hemos dicho que la independencia fue  liderada sobre todo por la oligarquía local,

familias oligárquicas que habían  hecho mucho dinero gracias en gran

medida a los privilegios que la corona  española les otorgó durante siglos.

Sea como sea, durante finales del siglo  XIX y comienzos del siglo XX gran parte

de América Latina disfrutó de  una enorme ola de prosperidad.

La máquina funcionaba a pleno rendimiento, los  barcos repletos de inmigrantes no paraban de

llegar desde el continente europeo y los productos  latinoamericanos estaban por todo el mundo.

Incluso en la bolsa de Londres era habitual  invertir en productos financieros de

países como la Argentina o Brasil. El sueño  americano también era cosa de América Latina.

Sin embargo, en 1929 todo empezó a cambiar.  De repente, el motor se empezó a gripar.

¿Por qué? Pues ahora mismo lo vamos a ver.

(EL CRACK DEL 29)

Los felices años 20, fueron años de una  enorme prosperidad. Fueron los años del

despegue definitivo de ciudades como  Buenos Aires, México DF o Sao Paulo.

Y también de otras tan conocidas como  Sidney, Toronto, Chicago o Nueva York.

Fue una época que vio nacer grandes rascacielos  y en la que se popularizó el uso del automóvil,

el teléfono o los electrodomésticos  en los países más desarrollados.

A ritmos de charleston y jazz, el mundo  parecía avanzar a toda velocidad. Y,

desde luego, América Latina no era una excepción.

Sin embargo, todo estalló en 1929  cuando el mundo vivió la crisis

económica más traumática que se  había conocido hasta la fecha,

(Martes 29 de  octubre, el pánico recorre las calles

de Nueva York tras la caída más precipitada de  la historia de las acciones en Wall Street. La

caída que empezó el pasado jueves, 24  de octubre, amenaza con arrastrar a la

economía mundial. La gente se apresura a  intentar blindar sus riquezas ante unas

perspectivas poco halagüeñas y el mundo está a  la expectativa de lo que suceda en Nueva York).

Exacto, queridos amigos, amigas de  VisualPolitik, en 1929 el mundo se

hundió en una fuerte crisis económica que terminó  derivando en la archiconocida Gran Depresión. El

comercio se contrajo, muchas empresas cerraron y  millones de trabajadores terminaron en el paro.

Este fue un punto de inflexión para  muchos países y, desgraciadamente también,

para la mayoría de las jóvenes  repúblicas de América Latina.

Digamos que en ese momento se interpretó  que el modelo exportador que había reinado

durante décadas, aunque había creado mucha  riqueza, también era extremadamente vulnerable.

Y, ¿sabéis qué? Justo aquí  es cuando entra en escena un

economista que seguramente muchos no conoceréis,

pero que podríamos decir que fue algo así como  la versión latina de Keynes: Raúl Prebisch.

A partir de la Gran Depresión las ideas de  este economista argentino se expandieron y

consolidaron por toda la región. Más que un punto  de inflexión fue prácticamente un punto y aparte.

Ahora bien, la pregunta que  os estaréis haciendo es,

¿Y qué propuso exactamente este tipo? Pues,  básicamente un nuevo modelo de desarrollo.

Sentó las bases, ni más ni menos, que del modelo  conocido como “Industrialización por Sustitución

de Importaciones”, la política económica sobre la  que ha pivotado desde entonces prácticamente toda

América Latina. En VisualPolitik os hemos  hablado de ella en un montón de vídeos.

Pero, ¿En qué consistía exactamente? Pues… Fijaos. La estrategia de Raúl Prebisch era muy clara:

América Latina tenía que industrializarse  y dejar atrás su dependencia del campo y

los recursos naturales. Y no solo eso, sobre todo  tenía que hacerlo mirando hacía dentro y no hacía

los mercados exteriores. La idea básicamente era  producir en casa todo aquello que se importaba.

Para lograrlo había que dar los siguientes pasos.

En primer lugar aumentar los aranceles y  endurecer la regulación para encarecer,

dificultar o, incluso, restringir las compras  en el extranjero. La idea era incentivar la

producción nacional, que con este incremento  del coste los consumidores optarán por la

producción nacional en lugar de comprarse, por  ejemplo, una clásica chaqueta Barbour británica.

Si se generaba esa demanda, las empresas  invertirían en incrementar su producción

y los países se industrializarían. Por  ejemplo, el nacimiento de empresas como

la Textil Iberoamericana o la Textil Valeria en  Argentina tuvieron mucho que ver con este proceso.

(Pero eso no es todo. Para acelerar el  proceso el Estado tenía que intervenir

directamente para favorecer a la emergente  industria nacional. Era algo que tenía que

hacer, por ejemplo, dando subvenciones y  créditos en condiciones muy preferentes.

A medida que estas empresas crecieran crearían  un montón de puestos de trabajo y nuevos ingresos

que contribuirían a impulsar la demanda… Y  con ello de nuevo todo el proceso. Además,

al no tener que importar tantos productos  saldrían muchos menos capitales de la región.

Esto permitiría crear según Prebisch  un enorme y próspero mercado local

que contribuiría no solo a industrializar  América Latina, sino también a mejorar más

rápido los estándares de vida. Digamos que  en lugar de crecer hacía fuera exportando,

lo que perseguía era crecer hacía dentro. Había,  por tanto, que sustituir las importaciones.)

Desde entonces, este modelo se convirtió en la  política pública favorita de la mayoría de los

gobiernos de la región. Por supuesto la Argentina  de Juan Domingo Perón fue su alumno más destacado.

Y, ojo, porque en general este nuevo  modelo empezó pisando fuerte. Sin embargo,

ya para finales de los 50 y de los 60 se  empezaron a ver los primeros problemas:

La sustitución de importaciones frenó  la entrada de inversión extranjera,

hizo que las empresas locales al tener mercados  cautivos fueran mucho menos competitivas y también

hizo que el cambio tecnológico fuera mucho más  lento. Y, además, lastró las cuentas públicas.

Los políticos cada vez prometían  más subsidios y planes de estímulo

para compensar tooodos esos problemas.

Y así poco a poco fue creciendo otro  de los grandes males de la región.

Atentos.

(LA DÉCADA PÉRDIDA)

Una pregunta: ¿Qué hace un estado, un gobierno

cuando no tiene lo suficiente  para conseguir dinero rápido?

Pues muy fácil… Tiene que pedirlo prestado.  Por supuesto, no toda la deuda es igual. No

es lo mismo endeudarse para pagar  salarios públicos que, por ejemplo,

para construir una red de autopistas  porque las carreteras ya no dan abasto.

El caso es que… el modelo de sustitución  de importaciones no había creado economías

más pujantes pero si estados mucho  más grandes y costes más elevados.

Y con estas en los 70 además se  produjo la tormenta perfecta.

Por un lado, la crisis del petróleo  redujo los ingresos públicos de muchos

de estos países. Por otro, los planes de  estímulo y desarrollo económico hicieron

que los gobiernos necesitarán mucho  dinero para sacar adelante sus planes.

¿El resultado? Creo que en este caso una imagen  vale más que mil palabrasLos gobiernos pidieron

enormes cantidades de dólares prestados  a tipos variables. Endeudarse en moneda

extranjera si se es un gran potencia  comercial puede ser llevadero, pero si

se ingresan pocos dólares porque el comercio  exterior es reducido, que es, precisamente,

lo que pasaba con el modelo de Sustitución de  Importaciones, entonces tienes un problema.

Y eso es exactamente lo que pasó.

(En 1980 la Reserva Federal de Paul Volcker  elevó con fuerza los tipos para enfrentarse

a la estanflación que atravesaba el país. Para  vencer a la inflación Volker empujó los tipos

de interés hasta el 19%... Lo que disparó  los costes de la deuda en América Latina.

El desastre estaba servido y la primera  economía en caer fue la mexicana que,

al poco tiempo, tuvo que pedir una  moratoria en el pago de su deuda.

Esto hizo que la confianza de los inversores en  la región terminará por desplomarse, lo que supuso

aún una menor entrada de dólares. Fue así como  dio comienzo la conocida cómo década pérdida.)

Y, ojo, porque aquí no hubo diferencias entre  izquierdas y derechas. Desde el México del

izquierdista PRI hasta la Colombia  del conservador Betancur Cuartas,

la crisis fue devastadora para todos.

Y la pregunta es, ¿Qué hicieron entonces todos  estos gobiernos? Pues… desgraciadamente como