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Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez, Capítulo 9 (1)

Capítulo 9 (1)

IX

El coronel Gerineldo Márquez fue el primero que percibió el vacío de la guerra. En su condición de jefe civil y militar de Macondo sostenía dos veces por semana conversaciones telegráficas con el coronel Aureliano Buendía. Al principio, aquellas entrevistas determinaban el curso de una guerra de carne y hueso cuyos contornos perfectamente definidos permitían establecer en cualquier momento el punto exacto en que se encontraba, y prever sus rumbos futuros. Aunque nunca se dejaba arrastrar al terreno de las confidencias, ni siquiera por sus amigos más próximos, el coronel Aureliano Buendía conservaba entonces el tono familiar que permitía identificarlo al otro extremo de la línea. Muchas veces prolongó las conversaciones más allá del término previsto y las dejó derivar hacia comentarios de carácter doméstico. Poco a poco, sin embargo, y a medida que la guerra se iba intensificando y extendiendo, su imagen se fue borrando en un universo de irrealidad. Los puntos y rayas de su voz eran cada vez más remotos e inciertos, y se unían y combinaban para formar palabras que paulatinamente fueron perdiendo todo sentido. El coronel Gerineldo Márquez se limitaba entonces a escuchar, abrumado por la impresión de estar en contacto telegráfico con un desconocido de otro mundo.

—Comprendido, Aureliano —concluía en el manipulador—. ¡Viva el partido liberal!

Terminó por perder todo contacto con la guerra. Lo que en otro tiempo fue una actividad real, una pasión irresistible de su juventud, se convirtió para él en una referencia remota: un vacío. Su único refugio era el costurero de Amaranta. La visitaba todas las tardes. Le gustaba contemplar sus manos mientras rizaba espumas de olán en la máquina de manivela que hacía girar Remedios, la bella. Pasaban muchas horas sin hablar, conformes con la compañía recíproca, pero mientras Amaranta se complacía íntimamente en mantener vivo el fuego de su devoción, él ignoraba cuáles eran los secretos designios de aquel corazón indescifrable. Cuando se conoció la noticia de su regreso, Amaranta se había ahogado de ansiedad. Pero cuando lo vio entrar en la casa confundido con la ruidosa escolta del coronel Aureliano Buendía, y lo vio maltratado por el rigor del destierro, envejecido por la edad y el olvido, sucio de sudor y polvo, oloroso a rebaño, feo, con el brazo izquierdo en cabestrillo, se sintió desfallecer de desilusión. «Dios mío —pensó—: no era este el que esperaba». Al día siguiente, sin embargo, él volvió a la casa afeitado y limpio, con el bigote perfumado de agua de alhucema y sin el cabestrillo ensangrentado. Le llevaba un breviario de pastas nacaradas.

—Qué raros son los hombres —dijo ella, porque no encontró otra cosa que decir—. Se pasan la vida peleando contra los curas y regalan libros de oraciones.

Desde entonces, aun en los días más críticos de la guerra, la visitó todas las tardes. Muchas veces, cuando no estaba presente Remedios, la bella, era él quien le daba vueltas a la rueda de la máquina de coser. Amaranta se sentía turbada por la perseverancia, la lealtad, la sumisión de aquel hombre investido de tanta autoridad, que sin embargo se despojaba de sus armas en la sala para entrar indefenso al costurero. Pero durante cuatro años él le reiteró su amor, y ella encontró siempre la manera de rechazarlo sin herirlo, porque aunque no conseguía quererlo ya no podía vivir sin él. Remedios, la bella, que parecía indiferente a todo, y de quien se pensaba que era retrasada mental, no fue insensible a tanta devoción, e intervino en favor del coronel Gerineldo Márquez. Amaranta descubrió de pronto que aquella niña que había criado, que apenas despuntaba a la adolescencia, era ya la criatura más bella que se había visto en Macondo. Sintió renacer en su corazón el rencor que en otro tiempo experimentó contra Rebeca, y rogándole a Dios que no la arrastrara hasta el extremo de desearle la muerte, la desterró del costurero. Fue por esa época que el coronel Gerineldo Márquez empezó a sentir el hastío de la guerra. Apeló a sus reservas de persuasión, a su inmensa y reprimida ternura, dispuesto a renunciar por Amaranta a una gloria que le había costado el sacrificio de sus mejores años. Pero no logró convencerla. Una tarde de agosto, agobiada por el peso insoportable de su propia obstinación, Amaranta se encerró en el dormitorio a llorar su soledad hasta la muerte, después de darle la respuesta definitiva a su pretendiente tenaz:

—Olvidémonos para siempre —le dijo—, ya somos demasiado viejos para estas cosas.

El coronel Gerineldo Márquez acudió aquella tarde a un llamado telegráfico del coronel Aureliano Buendía. Fue una conversación rutinaria que no había de abrir ninguna brecha en la guerra estancada. Al terminar, el coronel Gerineldo Márquez contempló las calles desoladas, el agua cristalizada en los almendros, y se encontró perdido en la soledad.

—Aureliano —dijo tristemente en el manipulador—, está lloviendo en Macondo.

Hubo un largo silencio en la línea. De pronto, los aparatos saltaron con los signos despiadados del coronel Aureliano Buendía.

—No seas pendejo, Gerineldo —dijeron los signos—. Es natural que esté lloviendo en agosto.

Tenían tanto tiempo de no verse, que el coronel Gerineldo Márquez se desconcertó con la agresividad de aquella reacción. Sin embargo, dos meses después, cuando el coronel Aureliano Buendía volvió a Macondo, el desconcierto se transformó en estupor. Hasta Úrsula se sorprendió de cuánto había cambiado. Llegó sin ruido, sin escolta, envuelto en una manta a pesar del calor, y con tres amantes que instaló en una misma casa, donde pasaba la mayor parte del tiempo tendido en una hamaca. Apenas si leía los despachos telegráficos que informaban de operaciones rutinarias. En cierta ocasión el coronel Gerineldo Márquez le pidió instrucciones para la evacuación de una localidad fronteriza que amenazaba con convertirse en un conflicto internacional.

—No me molestes por pequeñeces —le ordenó él—. Consúltalo con la Divina Providencia.

Era tal vez el momento más crítico de la guerra. Los terratenientes liberales, que al principio apoyaban la revolución, habían suscrito alianzas secretas con los terratenientes conservadores para impedir la revisión de los títulos de propiedad. Los políticos que capitalizaban la guerra desde el exilio habían repudiado públicamente las determinaciones drásticas del coronel Aureliano Buendía, pero hasta esa desautorización parecía tenerlo sin cuidado. No había vuelto a leer sus versos, que ocupaban más de cinco tomos, y que permanecían olvidados en el fondo del baúl. De noche, o a la hora de la siesta, llamaba a la hamaca a una de sus mujeres y obtenía de ella una satisfacción rudimentaria, y luego dormía con un sueño de piedra que no era perturbado por el más ligero indicio de preocupación. Solo él sabía entonces que su aturdido corazón estaba condenado para siempre a la incertidumbre. Al principio, embriagado por la gloria del regreso, por las victorias inverosímiles, se había asomado al abismo de la grandeza. Se complacía en mantener a la diestra al duque de Marlborough, su gran maestro en las artes de la guerra, cuyo atuendo de pieles y uñas de tigre suscitaban el respeto de los adultos y el asombro de los niños. Fue entonces cuando decidió que ningún ser humano, ni siquiera Úrsula, se le aproximara a menos de tres metros. En el centro del círculo de tiza que sus edecanes trazaban dondequiera que él llegara, y en el cual solo él podía entrar, decidía con órdenes breves e inapelables el destino del mundo. La primera vez que estuvo en Manaure después del fusilamiento del general Moncada se apresuró a cumplir la última voluntad de su víctima, y la viuda recibió los lentes, la medalla, el reloj y el anillo, pero no le permitió pasar de la puerta.

—No entre, coronel —le dijo—. Usted mandará en su guerra, pero yo mando en mi casa.

El coronel Aureliano Buendía no dio ninguna muestra de rencor, pero su espíritu solo encontró el sosiego cuando su guardia personal saqueó y redujo a cenizas la casa de la viuda. «Cuídate el corazón, Aureliano», le decía entonces el coronel Gerineldo Márquez. «Te estás pudriendo vivo». Por esa época convocó una segunda asamblea de los principales comandantes rebeldes. Encontró de todo: idealistas, ambiciosos, aventureros, resentidos sociales y hasta delincuentes comunes. Había, inclusive, un antiguo funcionario conservador refugiado en la revuelta para escapar a un juicio por malversación de fondos. Muchos no sabían ni siquiera por qué peleaban. En medio de aquella muchedumbre abigarrada, cuyas diferencias de criterio estuvieron a punto de provocar una explosión interna, se destacaba una autoridad tenebrosa: el general Teófilo Vargas. Era un indio puro, montaraz, analfabeto, dotado de una malicia taciturna y una vocación mesiánica que suscitaba en sus hombres un fanatismo demente. El coronel Aureliano Buendía promovió la reunión con el propósito de unificar el mando rebelde contra las maniobras de los políticos. El general Teófilo Vargas se adelantó a sus intenciones: en pocas horas desbarató la coalición de los comandantes mejor calificados y se apoderó del mando central. «Es una fiera de cuidado», les dijo el coronel Aureliano Buendía a sus oficiales. «Para nosotros, ese hombre es más peligroso que el Ministro de la Guerra». Entonces un capitán muy joven que siempre se había distinguido por su timidez levantó un índice cauteloso.

—Es muy simple, coronel —propuso—: hay que matarlo.

El coronel Aureliano Buendía no se alarmó por la frialdad de la proposición, sino por la forma en que se anticipó una fracción de segundo a su propio pensamiento.

—No esperen que yo dé esa orden —dijo.

No la dio, en efecto. Pero quince días después el general Teófilo Vargas fue despedazado a machetazos en una emboscada, y el coronel Aureliano Buendía asumió el mando central. La misma noche en que su autoridad fue reconocida por todos los comandos rebeldes, despertó sobresaltado, pidiendo a gritos una manta. Un frío interior que le rayaba los huesos y lo mortificaba inclusive a pleno sol le impidió dormir bien varios meses, hasta que se le convirtió en una costumbre. La embriaguez del poder empezó a descomponerse en ráfagas de desazón. Buscando un remedio contra el frío hizo fusilar al joven oficial que propuso el asesinato del general Teófilo Vargas. Sus órdenes se cumplían antes de ser impartidas, aun antes de que él las concibiera, y siempre llegaban mucho más lejos de donde él se hubiera atrevido a hacerlas llegar. Extraviado en la soledad de su inmenso poder, empezó a perder el rumbo. Le molestaba la gente que lo aclamaba en los pueblos vencidos, y que le parecía la misma que aclamaba al enemigo. Por todas partes encontraba adolescentes que lo miraban con sus propios ojos, que hablaban con su propia voz, que lo saludaban con la misma desconfianza con que él los saludaba a ellos, y que decían ser sus hijos. Se sintió disperso, repetido, y más solitario que nunca. Tuvo la convicción de que sus propios oficiales le mentían. Se peleó con el duque de Marlborough. «El mejor amigo —solía decir entonces— es el que acaba de morir». Se cansó de la incertidumbre, del círculo vicioso de aquella guerra eterna que siempre lo encontraba a él en el mismo lugar, solo que cada vez más viejo, más acabado, más sin saber por qué, ni cómo, ni hasta cuándo. Siempre había alguien fuera del círculo de tiza. Alguien a quien le hacía falta dinero, que tenía un hijo con tos ferina o que quería irse a dormir para siempre porque ya no podía soportar en la boca el sabor a mierda de la guerra y que, sin embargo, se cuadraba con sus últimas reservas de energía para informar: «Todo normal, mi coronel». Y la normalidad era precisamente lo más espantoso de aquella guerra infinita: que no pasaba nada. Solo, abandonado por los presagios, huyendo del frío que había de acompañarlo hasta la muerte, buscó un último refugio en Macondo, al calor de sus recuerdos más antiguos. Era tan grave su desidia que cuando le anunciaron la llegada de una comisión de su partido autorizada para discutir la encrucijada de la guerra, él se dio vuelta en la hamaca sin despertar por completo.

Capítulo 9 (1) Kapitel 9 (1) Chapter 9 (1) Chapitre 9 (1) Capitolo 9 (1) Rozdział 9 (1) Capítulo 9 (1) Глава 9 (1) Bölüm 9 (1)

IX IX

El coronel Gerineldo Márquez fue el primero que percibió el vacío de la guerra. Oberst Gerineldo Márquez war der erste, der die Leere des Krieges erkannte. Colonel Gerineldo Márquez was the first to perceive the emptiness of the war. En su condición de jefe civil y militar de Macondo sostenía dos veces por semana conversaciones telegráficas con el coronel Aureliano Buendía. In his capacity as civil and military chief of Macondo, he held telegraphic conversations twice a week with Colonel Aureliano Buendía. Al principio, aquellas entrevistas determinaban el curso de una guerra de carne y hueso cuyos contornos perfectamente definidos permitían establecer en cualquier momento el punto exacto en que se encontraba, y prever sus rumbos futuros. Zu Beginn bestimmten diese Gespräche den Verlauf eines Krieges aus Fleisch und Blut, dessen perfekt definierte Konturen es ermöglichten, jederzeit den genauen Punkt zu bestimmen, an dem er sich befand, und seine zukünftige Richtung vorherzusehen. At first, those interviews determined the course of a war of flesh and blood whose perfectly defined contours made it possible to establish at any moment the exact point in which it found itself, and to foresee its future directions. Aunque nunca se dejaba arrastrar al terreno de las confidencias, ni siquiera por sus amigos más próximos, el coronel Aureliano Buendía conservaba entonces el tono familiar que permitía identificarlo al otro extremo de la línea. Obwohl er sich nie in den Bereich der Vertraulichkeiten hineinziehen ließ, nicht einmal von seinen engsten Freunden, behielt Oberst Aureliano Buendía den vertrauten Ton bei, der es ermöglichte, ihn am anderen Ende der Leitung zu identifizieren. Although he never allowed himself to be dragged into the realm of confidences, not even by his closest friends, Colonel Aureliano Buendía then kept the familiar tone that allowed him to be identified at the other end of the line. Muchas veces prolongó las conversaciones más allá del término previsto y las dejó derivar hacia comentarios de carácter doméstico. Oft verlängerte er Gespräche über ihr geplantes Ende hinaus und ließ sie in häusliche Kommentare abdriften. Many times he prolonged the conversations beyond the expected term and let them drift into comments of a domestic nature. Poco a poco, sin embargo, y a medida que la guerra se iba intensificando y extendiendo, su imagen se fue borrando en un universo de irrealidad. Little by little, however, and as the war intensified and spread, his image was erased in a universe of unreality. Los puntos y rayas de su voz eran cada vez más remotos e inciertos, y se unían y combinaban para formar palabras que paulatinamente fueron perdiendo todo sentido. Die Punkte und Striche in seiner Stimme wurden immer weiter entfernt und unsicherer, fügten sich zu Wörtern zusammen, die allmählich jeden Sinn verloren. The dots and dashes in his voice grew more remote and uncertain, joining and combining to form words that gradually lost all meaning. El coronel Gerineldo Márquez se limitaba entonces a escuchar, abrumado por la impresión de estar en contacto telegráfico con un desconocido de otro mundo. Oberst Gerineldo Márquez beschränkte sich daraufhin auf das Zuhören, überwältigt von dem Eindruck, in telegrafischem Kontakt mit einem Fremden aus einer anderen Welt zu stehen. Colonel Gerineldo Márquez then limited himself to listening, overwhelmed by the impression of being in telegraphic contact with a stranger from another world.

—Comprendido, Aureliano —concluía en el manipulador—. -Verstanden, Aureliano", schloss der Betreuer. "Understand, Aureliano," he concluded in the manipulator. ¡Viva el partido liberal! Long live the liberal party!

Terminó por perder todo contacto con la guerra. Am Ende verlor er jeden Kontakt zum Krieg. He ended up losing all contact with the war. Lo que en otro tiempo fue una actividad real, una pasión irresistible de su juventud, se convirtió para él en una referencia remota: un vacío. What was once a real activity, an irresistible passion of his youth, became for him a remote reference: a void. Su único refugio era el costurero de Amaranta. Her only refuge was Amaranta's sewing box. Son seul refuge était la boîte à couture d'Amaranta. La visitaba todas las tardes. Ich habe sie jeden Nachmittag besucht. He visited her every afternoon. Le gustaba contemplar sus manos mientras rizaba espumas de olán en la máquina de manivela que hacía girar Remedios, la bella. Er betrachtete gerne ihre Hände, wie sie den Olanschaum in der handgekurbelten Maschine, die Remedios, der Schöne, drehte, kräuselte. He liked to look at his hands while he curled olán foams in the crank machine that Remedios the Beauty turned. Il aimait regarder ses mains pendant qu'il roulait des mousses d'olán dans la machine à manivelle que faisait tourner Remedios la Belle. Pasaban muchas horas sin hablar, conformes con la compañía recíproca, pero mientras Amaranta se complacía íntimamente en mantener vivo el fuego de su devoción, él ignoraba cuáles eran los secretos designios de aquel corazón indescifrable. They spent many hours without speaking, satisfied with each other's company, but while Amaranta took great pleasure in keeping alive the fire of her devotion, he did not know what the secret designs of that indecipherable heart were. Cuando se conoció la noticia de su regreso, Amaranta se había ahogado de ansiedad. Als die Nachricht von ihrer Rückkehr bekannt wurde, war Amaranta vor Angst erstickt. When the news of her return was known, Amaranta had drowned with anxiety. Pero cuando lo vio entrar en la casa confundido con la ruidosa escolta del coronel Aureliano Buendía, y lo vio maltratado por el rigor del destierro, envejecido por la edad y el olvido, sucio de sudor y polvo, oloroso a rebaño, feo, con el brazo izquierdo en cabestrillo, se sintió desfallecer de desilusión. Doch als er ihn mit der lärmenden Eskorte von Oberst Aureliano Buendía in das Haus eintreten sah, sah er ihn von den Strapazen des Exils gezeichnet, gealtert von Alter und Vergessenheit, schmutzig von Schweiß und Staub, nach Herden stinkend, hässlich, mit dem linken Arm in einer Schlinge, fühlte er sich ohnmächtig vor Enttäuschung. But when he saw him enter the house confused with the noisy escort of Colonel Aureliano Buendía, and saw him battered by the rigors of exile, aged by age and forgetfulness, dirty with sweat and dust, smelling of the herd, ugly, with the left arm in a sling, he felt himself faint with disappointment. Mais quand il le vit entrer dans la maison confondu avec l'escorte bruyante du colonel Aureliano Buendía, et le vit battu par les rigueurs de l'exil, vieilli par l'âge et l'oubli, sale de sueur et de poussière, sentant le troupeau, laid, avec la gauche bras en écharpe, il se sentit défaillir de déception. «Dios mío —pensó—: no era este el que esperaba». "Mein Gott", dachte er, "das ist nicht das, was ich erwartet habe. My God, he thought, this wasn't the one I was expecting. Al día siguiente, sin embargo, él volvió a la casa afeitado y limpio, con el bigote perfumado de agua de alhucema y sin el cabestrillo ensangrentado. The next day, however, he returned home shaven and clean, with his mustache scented with lavender water and without the bloody sling. Le lendemain, cependant, il rentra chez lui rasé et propre, avec sa moustache parfumée à l'eau de lavande et sans la fronde sanglante. Le llevaba un breviario de pastas nacaradas. She brought him a breviary of pearlescent pastes. Elle lui apporta un bréviaire de pâtes nacrées.

—Qué raros son los hombres —dijo ella, porque no encontró otra cosa que decir—. -Wie seltsam die Menschen sind", sagte sie, weil sie nichts anderes sagen konnte. "How strange men are," she said, because she couldn't think of anything else to say. Se pasan la vida peleando contra los curas y regalan libros de oraciones. They spend their lives fighting priests and giving away prayer books.

Desde entonces, aun en los días más críticos de la guerra, la visitó todas las tardes. Von da an besuchte er sie auch in den kritischsten Tagen des Krieges jeden Nachmittag. Since then, even in the most critical days of the war, he visited her every afternoon. Muchas veces, cuando no estaba presente Remedios, la bella, era él quien le daba vueltas a la rueda de la máquina de coser. Many times, when Remedios the Beauty was not present, he was the one who turned the wheel of the sewing machine. Amaranta se sentía turbada por la perseverancia, la lealtad, la sumisión de aquel hombre investido de tanta autoridad, que sin embargo se despojaba de sus armas en la sala para entrar indefenso al costurero. Amaranta felt disturbed by the perseverance, the loyalty, the submission of that man invested with so much authority, who nevertheless stripped off his weapons in the living room to enter the sewing cabinet defenseless. Pero durante cuatro años él le reiteró su amor, y ella encontró siempre la manera de rechazarlo sin herirlo, porque aunque no conseguía quererlo ya no podía vivir sin él. But for four years he reiterated his love for her, and she always found a way to reject him without hurting him, because although she couldn't love him, she couldn't live without him. Remedios, la bella, que parecía indiferente a todo, y de quien se pensaba que era retrasada mental, no fue insensible a tanta devoción, e intervino en favor del coronel Gerineldo Márquez. Remedios, der Schöne, dem alles gleichgültig zu sein schien und von dem man glaubte, er sei geistig zurückgeblieben, war nicht unempfänglich für so viel Hingabe und setzte sich für Oberst Gerineldo Márquez ein. Remedios the Beauty, who seemed indifferent to everything and who was thought to be mentally retarded, was not insensible to such devotion, and intervened on behalf of Colonel Gerineldo Márquez. Amaranta descubrió de pronto que aquella niña que había criado, que apenas despuntaba a la adolescencia, era ya la criatura más bella que se había visto en Macondo. Amaranta entdeckte plötzlich, dass das Mädchen, das sie großgezogen hatte und das gerade in die Pubertät eintrat, bereits das schönste Geschöpf war, das je in Macondo gesehen wurde. Amaranta suddenly discovered that the girl she had raised, who was just emerging from adolescence, was already the most beautiful creature Macondo had ever seen. Amaranta découvrit soudain que la fille qu'elle avait élevée, qui sortait tout juste de l'adolescence, était déjà la plus belle créature que Macondo ait jamais vue. Sintió renacer en su corazón el rencor que en otro tiempo experimentó contra Rebeca, y rogándole a Dios que no la arrastrara hasta el extremo de desearle la muerte, la desterró del costurero. She felt the resentment she had once felt against Rebeca reborn in her heart, and begging God not to drag her to the point of wishing her death, she banished her from the sewing room. Elle sentit renaître dans son cœur le ressentiment qu'elle avait autrefois ressenti contre Rebeca, et suppliant Dieu de ne pas l'entraîner jusqu'à souhaiter sa mort, elle la bannit de l'atelier de couture. Fue por esa época que el coronel Gerineldo Márquez empezó a sentir el hastío de la guerra. It was around that time that Colonel Gerineldo Márquez began to feel the weariness of the war. C'est à cette époque que le colonel Gerineldo Márquez a commencé à ressentir la lassitude de la guerre. Apeló a sus reservas de persuasión, a su inmensa y reprimida ternura, dispuesto a renunciar por Amaranta a una gloria que le había costado el sacrificio de sus mejores años. Er appellierte an seine Überzeugungsreserven, an seine ungeheure und unterdrückte Zärtlichkeit, bereit, für Amaranta einen Ruhm aufzugeben, der ihn das Opfer seiner besten Jahre gekostet hatte. He appealed to his reserves of persuasion, to his immense and repressed tenderness, ready to give up for Amaranta a glory that had cost him the sacrifice of his best years. Pero no logró convencerla. But he couldn't convince her. Una tarde de agosto, agobiada por el peso insoportable de su propia obstinación, Amaranta se encerró en el dormitorio a llorar su soledad hasta la muerte, después de darle la respuesta definitiva a su pretendiente tenaz: One afternoon in August, overwhelmed by the unbearable weight of her own obstinacy, Amaranta locked herself in her bedroom to mourn her loneliness to death, after giving her tenacious suitor the definitive answer:

—Olvidémonos para siempre —le dijo—, ya somos demasiado viejos para estas cosas. -Vergessen wir es für immer", sagte er, "wir sind zu alt für so etwas. "Let's forget forever," he told her, "we're already too old for these things."

El coronel Gerineldo Márquez acudió aquella tarde a un llamado telegráfico del coronel Aureliano Buendía. Colonel Gerineldo Márquez responded that afternoon to a telegraphic call from Colonel Aureliano Buendía. Fue una conversación rutinaria que no había de abrir ninguna brecha en la guerra estancada. It was a routine conversation that was not to open any gap in the stalemated war. Al terminar, el coronel Gerineldo Márquez contempló las calles desoladas, el agua cristalizada en los almendros, y se encontró perdido en la soledad. At the end, Colonel Gerineldo Márquez contemplated the desolate streets, the crystallized water in the almond trees, and found himself lost in solitude.

—Aureliano —dijo tristemente en el manipulador—, está lloviendo en Macondo. -Aureliano", sagte der Manipulator traurig, "es regnet in Macondo. "Aureliano," he said sadly into the manipulator, "it's raining in Macondo."

Hubo un largo silencio en la línea. There was a long silence on the line. De pronto, los aparatos saltaron con los signos despiadados del coronel Aureliano Buendía. Plötzlich sprangen die Apparate mit den unbarmherzigen Zeichen von Oberst Aureliano Buendía an. Suddenly, the apparatuses jumped with the ruthless signs of Colonel Aureliano Buendía. Soudain, les appareils sursautèrent avec les signes impitoyables du colonel Aureliano Buendía.

—No seas pendejo, Gerineldo —dijeron los signos—. -Sei kein Arschloch, Gerineldo", sagten die Schilder. "Don't be an asshole, Gerineldo," said the signs. Es natural que esté lloviendo en agosto. It is natural that it is raining in August.

Tenían tanto tiempo de no verse, que el coronel Gerineldo Márquez se desconcertó con la agresividad de aquella reacción. They hadn't seen each other for so long that Colonel Gerineldo Márquez was disconcerted by the aggressiveness of that reaction. Sin embargo, dos meses después, cuando el coronel Aureliano Buendía volvió a Macondo, el desconcierto se transformó en estupor. Doch als Oberst Aureliano Buendía zwei Monate später nach Macondo zurückkehrte, schlug seine Verwunderung in Erstaunen um. However, two months later, when Colonel Aureliano Buendía returned to Macondo, the bewilderment turned into stupor. Hasta Úrsula se sorprendió de cuánto había cambiado. Even Úrsula was surprised at how much she had changed. Llegó sin ruido, sin escolta, envuelto en una manta a pesar del calor, y con tres amantes que instaló en una misma casa, donde pasaba la mayor parte del tiempo tendido en una hamaca. He arrived quietly, without an escort, wrapped in a blanket despite the heat, and with three lovers who settled in the same house, where he spent most of his time lying in a hammock. Apenas si leía los despachos telegráficos que informaban de operaciones rutinarias. Er las kaum die telegrafischen Meldungen über Routineeinsätze. He barely read the telegraphic dispatches reporting routine operations. Il lisait à peine les dépêches télégraphiques rapportant des opérations courantes. En cierta ocasión el coronel Gerineldo Márquez le pidió instrucciones para la evacuación de una localidad fronteriza que amenazaba con convertirse en un conflicto internacional. On a certain occasion, Colonel Gerineldo Márquez asked him for instructions on the evacuation of a border town that threatened to turn into an international conflict.

—No me molestes por pequeñeces —le ordenó él—. "Don't bother me over trifles," he ordered. Consúltalo con la Divina Providencia. Konsultieren Sie die Göttliche Vorsehung. Consult it with Divine Providence.

Era tal vez el momento más crítico de la guerra. Es war vielleicht der kritischste Moment des Krieges. It was perhaps the most critical moment of the war. Los terratenientes liberales, que al principio apoyaban la revolución, habían suscrito alianzas secretas con los terratenientes conservadores para impedir la revisión de los títulos de propiedad. Liberal landowners, who initially supported the revolution, had entered into secret alliances with conservative landowners to prevent revision of land titles. Los políticos que capitalizaban la guerra desde el exilio habían repudiado públicamente las determinaciones drásticas del coronel Aureliano Buendía, pero hasta esa desautorización parecía tenerlo sin cuidado. The politicians who were capitalizing on the war from exile had publicly repudiated the drastic determinations of Colonel Aureliano Buendía, but even that disavowal seemed to not care. Les politiciens qui capitalisaient sur la guerre de l'exil avaient publiquement répudié les déterminations drastiques du colonel Aureliano Buendía, mais même ce désaveu ne semblait pas s'en soucier. No había vuelto a leer sus versos, que ocupaban más de cinco tomos, y que permanecían olvidados en el fondo del baúl. He had not read his verses again, which occupied more than five volumes, and which remained forgotten at the bottom of the trunk. De noche, o a la hora de la siesta, llamaba a la hamaca a una de sus mujeres y obtenía de ella una satisfacción rudimentaria, y luego dormía con un sueño de piedra que no era perturbado por el más ligero indicio de preocupación. Nachts oder zur Siesta rief er eine seiner Frauen in die Hängematte, um von ihr eine rudimentäre Befriedigung zu erhalten, und dann schlief er einen steinernen Schlaf, der nicht durch den geringsten Anflug von Sorge gestört wurde. At night, or at siesta time, he called one of his women to the hammock and got a rudimentary satisfaction from her, and then slept a stony sleep undisturbed by the slightest hint of concern. Solo él sabía entonces que su aturdido corazón estaba condenado para siempre a la incertidumbre. Nur er wusste damals, dass sein betäubtes Herz für immer zur Ungewissheit verurteilt war. Only he knew then that his stunned heart was doomed forever to uncertainty. Al principio, embriagado por la gloria del regreso, por las victorias inverosímiles, se había asomado al abismo de la grandeza. At first, intoxicated by the glory of the return, by the unlikely victories, he had peered into the abyss of greatness. D'abord, grisé par la gloire du retour, par les improbables victoires, il avait scruté l'abîme de la grandeur. Se complacía en mantener a la diestra al duque de Marlborough, su gran maestro en las artes de la guerra, cuyo atuendo de pieles y uñas de tigre suscitaban el respeto de los adultos y el asombro de los niños. He took pleasure in keeping at the ready the Duke of Marlborough, his great teacher in the arts of war, whose attire of tiger skins and claws commanded the respect of adults and the amazement of children. Il se plaisait à tenir prêt le duc de Marlborough, son grand maître dans les arts de la guerre, dont l'habit de peaux et de griffes de tigre commandait le respect des adultes et l'émerveillement des enfants. Fue entonces cuando decidió que ningún ser humano, ni siquiera Úrsula, se le aproximara a menos de tres metros. It was then that he decided that no human being, not even Úrsula, should approach him within three meters. En el centro del círculo de tiza que sus edecanes trazaban dondequiera que él llegara, y en el cual solo él podía entrar, decidía con órdenes breves e inapelables el destino del mundo. In the center of the chalk circle that his aides-de-camp drew wherever he went, and into which only he could enter, he decided the fate of the world with brief and unappealable orders. Au centre du cercle de craie que ses aides de camp dessinaient partout où il arrivait, et dans lequel lui seul pouvait entrer, il décidait du sort du monde par des ordres brefs et sans appel. La primera vez que estuvo en Manaure después del fusilamiento del general Moncada se apresuró a cumplir la última voluntad de su víctima, y la viuda recibió los lentes, la medalla, el reloj y el anillo, pero no le permitió pasar de la puerta. The first time he was in Manaure after the execution of General Moncada, he hastened to fulfill the last wish of his victim, and the widow received the glasses, the medal, the watch, and the ring, but did not allow him to pass the door.

—No entre, coronel —le dijo—. "Don't come in, Colonel," he told him. Usted mandará en su guerra, pero yo mando en mi casa. You will rule your war, but I rule my house.

El coronel Aureliano Buendía no dio ninguna muestra de rencor, pero su espíritu solo encontró el sosiego cuando su guardia personal saqueó y redujo a cenizas la casa de la viuda. Oberst Aureliano Buendía zeigte keine Anzeichen von Groll, aber sein Geist fand erst Ruhe, als seine Leibwache das Haus der Witwe plünderte und es in Schutt und Asche legte. Colonel Aureliano Buendía did not show any resentment, but his spirit only found peace when his personal guard looted the widow's house and burned it to the ground. Le colonel Aureliano Buendía n'a montré aucun ressentiment, mais son esprit n'a trouvé la paix que lorsque sa garde personnelle a pillé la maison de la veuve et l'a incendiée. «Cuídate el corazón, Aureliano», le decía entonces el coronel Gerineldo Márquez. "Pass auf dein Herz auf, Aureliano", sagte Oberst Gerineldo Márquez damals zu ihm. "Take care of your heart, Aureliano," Colonel Gerineldo Márquez told him then. «Te estás pudriendo vivo». "Du verrottest bei lebendigem Leibe. "You're rotting alive." Por esa época convocó una segunda asamblea de los principales comandantes rebeldes. Around this time he called a second assembly of the main rebel commanders. Encontró de todo: idealistas, ambiciosos, aventureros, resentidos sociales y hasta delincuentes comunes. He found everything: idealistic, ambitious, adventurous, social resentful and even common criminals. Il a tout trouvé : idéaliste, ambitieux, aventureux, agresseur social et même des criminels de droit commun. Había, inclusive, un antiguo funcionario conservador refugiado en la revuelta para escapar a un juicio por malversación de fondos. There was even a former Conservative official who took refuge in the revolt to escape trial for embezzlement. Muchos no sabían ni siquiera por qué peleaban. Many did not even know why they were fighting. En medio de aquella muchedumbre abigarrada, cuyas diferencias de criterio estuvieron a punto de provocar una explosión interna, se destacaba una autoridad tenebrosa: el general Teófilo Vargas. Inmitten dieses bunten Haufens, dessen Meinungsverschiedenheiten fast zu einer internen Explosion führten, stach eine schattenhafte Autorität hervor: General Teófilo Vargas. In the midst of that motley crowd, whose differences of opinion were about to cause an internal explosion, a dark authority stood out: General Teófilo Vargas. Era un indio puro, montaraz, analfabeto, dotado de una malicia taciturna y una vocación mesiánica que suscitaba en sus hombres un fanatismo demente. He was a pure Indian, wild, illiterate, endowed with a taciturn malice and a messianic vocation that aroused in his men an insane fanaticism. C'était un Indien pur, sauvage, analphabète, doué d'une malice taciturne et d'une vocation messianique qui suscitait chez ses hommes un fanatisme insensé. El coronel Aureliano Buendía promovió la reunión con el propósito de unificar el mando rebelde contra las maniobras de los políticos. Colonel Aureliano Buendía promoted the meeting with the purpose of unifying the rebel command against the maneuvers of the politicians. El general Teófilo Vargas se adelantó a sus intenciones: en pocas horas desbarató la coalición de los comandantes mejor calificados y se apoderó del mando central. General Teófilo Vargas anticipated his intentions: in a few hours he disrupted the coalition of the best qualified commanders and seized the central command. Le général Teófilo Vargas anticipe ses intentions : en quelques heures, il perturbe la coalition des commandants les plus qualifiés et s'empare du commandement central. «Es una fiera de cuidado», les dijo el coronel Aureliano Buendía a sus oficiales. "Sie ist eine Bestie, vor der man sich in Acht nehmen muss", sagte Oberst Aureliano Buendía seinen Offizieren. "It's a fierce beast," Colonel Aureliano Buendía told his officers. "C'est une bête féroce", a déclaré le colonel Aureliano Buendía à ses officiers. «Para nosotros, ese hombre es más peligroso que el Ministro de la Guerra». "For us, that man is more dangerous than the Minister of War." Entonces un capitán muy joven que siempre se había distinguido por su timidez levantó un índice cauteloso. Then a very young captain who had always been noted for his shyness raised a cautious index finger. Puis un très jeune capitaine qui s'était toujours fait remarquer pour sa timidité leva un index prudent.

—Es muy simple, coronel —propuso—: hay que matarlo. -Es ist ganz einfach, Colonel", schlug er vor, "Sie müssen ihn töten. "It's very simple, Colonel," he proposed. "You have to kill him."

El coronel Aureliano Buendía no se alarmó por la frialdad de la proposición, sino por la forma en que se anticipó una fracción de segundo a su propio pensamiento. Oberst Aureliano Buendía erschrak nicht über die Kälte des Vorschlags, sondern über die Art und Weise, wie er seinen eigenen Gedanken um den Bruchteil einer Sekunde vorauseilte. Colonel Aureliano Buendía was not alarmed by the coldness of the proposal, but by the way in which he anticipated his own thoughts by a fraction of a second.

—No esperen que yo dé esa orden —dijo. -Erwarten Sie nicht, dass ich diesen Befehl gebe", sagte er. "Don't expect me to give that order," he said.

No la dio, en efecto. Tatsächlich hat er sie nicht gegeben. He didn't actually give it. Pero quince días después el general Teófilo Vargas fue despedazado a machetazos en una emboscada, y el coronel Aureliano Buendía asumió el mando central. But fifteen days later General Teófilo Vargas was hacked to pieces in an ambush, and Colonel Aureliano Buendía assumed central command. Mais quinze jours plus tard, le général Teófilo Vargas a été mis en pièces dans une embuscade et le colonel Aureliano Buendía a pris le commandement central. La misma noche en que su autoridad fue reconocida por todos los comandos rebeldes, despertó sobresaltado, pidiendo a gritos una manta. The very night his authority was recognized by all the rebel commandos, he woke up with a start, crying out for a blanket. La nuit même où son autorité fut reconnue par tous les commandos rebelles, il se réveilla en sursaut en réclamant une couverture. Un frío interior que le rayaba los huesos y lo mortificaba inclusive a pleno sol le impidió dormir bien varios meses, hasta que se le convirtió en una costumbre. An internal cold that scratched his bones and mortified him even in full sun prevented him from sleeping well for several months, until it became a habit for him. Un rhume interne qui lui écorchait les os et le mortifiait même en plein soleil l'empêchait de bien dormir pendant plusieurs mois, jusqu'à ce que cela devienne une habitude pour lui. La embriaguez del poder empezó a descomponerse en ráfagas de desazón. The intoxication of power began to break down into bursts of uneasiness. L'ivresse du pouvoir commençait à se décomposer en bouffées de malaise. Buscando un remedio contra el frío hizo fusilar al joven oficial que propuso el asesinato del general Teófilo Vargas. Seeking a remedy against the cold, he had the young officer who proposed the assassination of General Teófilo Vargas shot. Sus órdenes se cumplían antes de ser impartidas, aun antes de que él las concibiera, y siempre llegaban mucho más lejos de donde él se hubiera atrevido a hacerlas llegar. Seine Befehle wurden ausgeführt, bevor sie erteilt wurden, sogar bevor er sie erdachte, und sie gingen immer viel weiter, als er es gewagt hätte, sie auszuführen. His orders were carried out before they were given, even before he conceived them, and they always went far beyond where he would have dared to send them. Ses ordres étaient exécutés avant d'être donnés, avant même qu'il les ait conçus, et ils allaient toujours bien au-delà de ce qu'il aurait osé les envoyer. Extraviado en la soledad de su inmenso poder, empezó a perder el rumbo. Lost in the solitude of his immense power, he began to lose his way. Perdu dans la solitude de son immense pouvoir, il commença à s'égarer. Le molestaba la gente que lo aclamaba en los pueblos vencidos, y que le parecía la misma que aclamaba al enemigo. Er ärgerte sich über die Menschen, die ihm in den besiegten Dörfern zujubelten und die ihm als dieselben erschienen, die dem Feind zujubelten. The people who cheered him in the defeated towns bothered him, and who seemed to him the same people who cheered the enemy. Por todas partes encontraba adolescentes que lo miraban con sus propios ojos, que hablaban con su propia voz, que lo saludaban con la misma desconfianza con que él los saludaba a ellos, y que decían ser sus hijos. Überall begegnete er Jugendlichen, die ihn mit ihren eigenen Augen ansahen, die mit ihrer eigenen Stimme sprachen, die ihn mit demselben Misstrauen begrüßten, mit dem er sie begrüßte, und die behaupteten, seine Kinder zu sein. Everywhere he found adolescents who looked at him with their own eyes, who spoke with their own voice, who greeted him with the same distrust with which he greeted them, and who claimed to be his children. Se sintió disperso, repetido, y más solitario que nunca. He felt scattered, repeated, and more lonely than ever. Tuvo la convicción de que sus propios oficiales le mentían. He was convinced that his own officers were lying to him. Se peleó con el duque de Marlborough. He fell out with the Duke of Marlborough. «El mejor amigo —solía decir entonces— es el que acaba de morir». Der beste Freund", pflegte er damals zu sagen, "ist derjenige, der gerade gestorben ist". "The best friend," he used to say then, "is the one who has just died." Se cansó de la incertidumbre, del círculo vicioso de aquella guerra eterna que siempre lo encontraba a él en el mismo lugar, solo que cada vez más viejo, más acabado, más sin saber por qué, ni cómo, ni hasta cuándo. Er hatte die Ungewissheit satt, den Teufelskreis dieses ewigen Krieges, der ihn immer wieder am selben Ort fand, nur älter und älter, immer fertiger, immer mehr, ohne zu wissen, warum oder wie oder für wie lange. He got tired of the uncertainty, the vicious circle of that eternal war that always found him in the same place, only getting older, more finished, more without knowing why, or how, or for how long. Siempre había alguien fuera del círculo de tiza. Es war immer jemand außerhalb des Kreidekreises. There was always someone outside the chalk circle. Alguien a quien le hacía falta dinero, que tenía un hijo con tos ferina o que quería irse a dormir para siempre porque ya no podía soportar en la boca el sabor a mierda de la guerra y que, sin embargo, se cuadraba con sus últimas reservas de energía para informar: «Todo normal, mi coronel». Someone who needed money, who had a child with whooping cough, or who wanted to go to sleep forever because he couldn't stand the shitty taste of war in his mouth anymore, and yet he squared with his last reservations. of energy to report: "Everything normal, my colonel." Quelqu'un qui avait besoin d'argent, qui avait un enfant qui avait la coqueluche, ou qui voulait s'endormir pour toujours parce qu'il ne supportait plus le goût de merde de la guerre dans la bouche, et pourtant il a fait face à ses dernières réserves. : "Tout est normal, mon colonel." Y la normalidad era precisamente lo más espantoso de aquella guerra infinita: que no pasaba nada. And normality was precisely the most frightening thing about that infinite war: that nothing happened. Solo, abandonado por los presagios, huyendo del frío que había de acompañarlo hasta la muerte, buscó un último refugio en Macondo, al calor de sus recuerdos más antiguos. Alone, abandoned by the omens, fleeing the cold that was to accompany him until death, he sought a last refuge in Macondo, in the warmth of his oldest memories. Era tan grave su desidia que cuando le anunciaron la llegada de una comisión de su partido autorizada para discutir la encrucijada de la guerra, él se dio vuelta en la hamaca sin despertar por completo. His laziness was so serious that when they announced the arrival of a commission from his party authorized to discuss the crossroads of the war, he turned over in the hammock without fully waking up. Sa paresse était si grave que lorsqu'on annonça l'arrivée d'une commission de son parti autorisée à discuter du carrefour de la guerre, il se retourna dans le hamac sans se réveiller complètement.