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Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez, Capítulo 15 (1)

Capítulo 15 (1)

XV

Los acontecimientos que habían de darle el golpe mortal a Macondo empezaban a vislumbrarse cuando llevaron a la casa al hijo de Meme Buendía. La situación pública era entonces tan incierta, que nadie tenía el espíritu dispuesto para ocuparse de escándalos privados, de modo que Fernanda contó con un ambiente propicio para mantener al niño escondido como si no hubiera existido nunca. Tuvo que recibirlo, porque las circunstancias en que se lo llevaron no hacían posible el rechazo. Tuvo que soportarlo contra su voluntad por el resto de su vida, porque a la hora de la verdad le faltó valor para cumplir la íntima determinación de ahogarlo en la alberca del baño. Lo encerró en el antiguo taller del coronel Aureliano Buendía. A Santa Sofía de la Piedad logró convencerla de que lo había encontrado flotando en una canastilla. Úrsula había de morir sin conocer su origen. La pequeña Amaranta Úrsula, que entró una vez al taller cuando Fernanda estaba alimentando al niño, también creyó en la versión de la canastilla flotante. Aureliano Segundo, definitivamente distanciado de la esposa por la forma irracional en que esta manejó la tragedia de Meme, no supo de la existencia del nieto sino tres años después de que lo llevaron a la casa, cuando el niño escapó al cautiverio por un descuido de Fernanda, y se asomó al corredor por una fracción de segundo, desnudo y con los pelos enmarañados y con un impresionante sexo de moco de pavo, como si no fuera una criatura humana sino la definición enciclopédica de un antropófago.

Fernanda no contaba con aquella trastada de su incorregible destino. El niño fue como el regreso de una vergüenza que ella creía haber desterrado para siempre de la casa. Apenas se habían llevado a Mauricio Babilonia con la espina dorsal fracturada, y ya había concebido Fernanda hasta el detalle más ínfimo de un plan destinado a eliminar todo vestigio del oprobio. Sin consultarlo con su marido, hizo al día siguiente su equipaje, metió en una maletita las tres mudas que su hija podía necesitar, y fue a buscarla al dormitorio media hora antes de la llegada del tren.

—Vamos, Renata —le dijo.

No le dio ninguna explicación. Meme, por su parte, no la esperaba ni la quería. No solo ignoraba para dónde iban, sino que le habría dado igual si la hubieran llevado al matadero. No había vuelto a hablar, ni lo haría en el resto de su vida, desde que oyó el disparo en el traspatio y el simultáneo aullido de dolor de Mauricio Babilonia. Cuando su madre le ordenó salir del dormitorio, no se peinó ni se lavó la cara, y subió al tren como un sonámbulo sin advertir siquiera las mariposas amarillas que seguían acompañándola. Fernanda no supo nunca, ni se tomó el trabajo de averiguarlo, si su silencio pétreo era una determinación de su voluntad, o si se había quedado muda por el impacto de la tragedia. Meme apenas se dio cuenta del viaje a través de la antigua región encantada. No vio las umbrosas e interminables plantaciones de banano a ambos lados de las líneas. No vio las casas blancas de los gringos, ni sus jardines aridecidos por el polvo y el calor, ni las mujeres con pantalones cortos y camisas de rayas azules que jugaban barajas en los pórticos. No vio las carretas de bueyes cargadas de racimos en los caminos polvorientos. No vio las doncellas que saltaban como sábalos en los ríos transparentes para dejarles a los pasajeros del tren la amargura de sus senos espléndidos, ni las barracas abigarradas y miserables de los trabajadores donde revoloteaban las mariposas amarillas de Mauricio Babilonia, y en cuyos portales había niños verdes y escuálidos sentados en sus bacinillas, y mujeres embarazadas que gritaban improperios al paso del tren. Aquella visión fugaz, que para ella era una fiesta cuando regresaba del colegio, pasó por el corazón de Meme sin despabilarlo. No miró a través de la ventanilla ni siquiera cuando se acabó la humedad ardiente de las plantaciones, y el tren pasó por la llanura de amapolas donde estaba todavía el costillar carbonizado del galeón español, y salió luego al mismo aire diáfano y al mismo mar espumoso y sucio donde casi un siglo antes fracasaron las ilusiones de José Arcadio Buendía.

A las cinco de la tarde, cuando llegaron a la estación final de la ciénaga, descendió del tren porque Fernanda lo hizo. Subieron a un cochecito que parecía un murciélago enorme, tirado por un caballo asmático, y atravesaron la ciudad desolada, en cuyas calles interminables y cuarteadas por el salitre, resonaba un ejercicio de piano igual al que escuchó Fernanda en las siestas de su adolescencia. Se embarcaron en un buque fluvial, cuya rueda de madera hacía un ruido de conflagración, y cuyas láminas de hierro carcomidas por el óxido reverberaban como la boca de un horno. Meme se encerró en el camarote. Dos veces al día dejaba Fernanda un plato de comida junto a la cama, y dos veces al día se lo llevaba intacto, no porque Meme hubiera resuelto morirse de hambre, sino porque le repugnaba el solo olor de los alimentos y su estómago expulsaba hasta el agua. Ni ella misma sabía entonces que su fertilidad había burlado a los vapores de mostaza, así como Fernanda no lo supo hasta casi un año después, cuando le llevaron al niño. En el camarote sofocante, trastornada por la vibración de las paredes de hierro y por el tufo insoportable del cieno removido por la rueda del buque, Meme perdió la cuenta de los días. Había pasado mucho tiempo cuando vio la última mariposa amarilla destrozándose en las aspas del ventilador y admitió como una verdad irremediable que Mauricio Babilonia había muerto. Sin embargo, no se dejó vencer por la resignación. Seguía pensando en él durante la penosa travesía a lomo de mula por el páramo alucinante donde se perdió Aureliano Segundo cuando buscaba a la mujer más hermosa que se había dado sobre la tierra, y cuando remontaron la cordillera por caminos de indios, y entraron a la ciudad lúgubre en cuyos vericuetos de piedra resonaban los bronces funerarios de treinta y dos iglesias. Esa noche durmieron en la abandonada mansión colonial, sobre los tablones que Fernanda puso en el suelo de un aposento invadido por la maleza, y arropadas con piltrafas de cortinas que arrancaron de las ventanas y que se desmigaban a cada vuelta del cuerpo. Meme supo dónde estaban, porque en el espanto del insomnio vio pasar al caballero vestido de negro que en una distante víspera de Navidad llevaron a la casa dentro de un cofre de plomo. Al día siguiente, después de misa, Fernanda la condujo a un edificio sombrío que Meme reconoció de inmediato por las evocaciones que su madre solía hacer del convento donde la educaron para reina, y entonces comprendió que había llegado al término del viaje. Mientras Fernanda hablaba con alguien en el despacho contiguo, ella se quedó en un salón ajedrezado con grandes óleos de arzobispos coloniales, temblando de frío, porque llevaba todavía un traje de etamina con florecitas negras y los duros borceguíes hinchados por el hielo del páramo. Estaba de pie en el centro del salón, pensando en Mauricio Babilonia bajo el chorro amarillo de los vitrales, cuando salió del despacho una novicia muy bella que llevaba su maletita con las tres mudas de ropa. Al pasar junto a Meme le tendió la mano sin detenerse.

—Vamos, Renata —le dijo.

Meme le tomó la mano y se dejó llevar. La última vez que Fernanda la vio, tratando de igualar su paso con el de la novicia, acababa de cerrarse detrás de ella el rastrillo de hierro de la clausura. Todavía pensaba en Mauricio Babilonia, en su olor de aceite y su ámbito de mariposas, y seguiría pensando en él todos los días de su vida, hasta la remota madrugada de otoño en que muriera de vejez, con sus nombres cambiados y sin haber dicho nunca una palabra, en un tenebroso hospital de Cracovia.

Fernanda regresó a Macondo en un tren protegido por policías armados. Durante el viaje advirtió la tensión de los pasajeros, los aprestos militares en los pueblos de la línea y el aire enrarecido por la certidumbre de que algo grave iba a suceder, pero careció de información mientras no llegó a Macondo y le contaron que José Arcadio Segundo estaba incitando a la huelga a los trabajadores de la compañía bananera. «Esto es lo último que nos faltaba», se dijo Fernanda. «Un anarquista en la familia». La huelga estalló dos semanas después y no tuvo las consecuencias dramáticas que se temían. Los obreros aspiraban a que no se les obligara a cortar y embarcar banano los domingos, y la petición pareció tan justa que hasta el padre Antonio Isabel intercedió en favor de ella porque la encontró de acuerdo con la ley de Dios. El triunfo de la acción, así como de otras que se promovieron en los meses siguientes, sacó del anonimato al descolorido José Arcadio Segundo, de quien solía decirse que solo había servido para llenar el pueblo de putas francesas. Con la misma decisión impulsiva con que remató sus gallos de pelea para establecer una empresa de navegación desatinada, había renunciado al cargo de capataz de cuadrilla de la compañía bananera y tomó el partido de los trabajadores. Muy pronto se le señaló como agente de una conspiración internacional contra el orden público. Una noche, en el curso de una semana oscurecida por rumores sombríos, escapó de milagro a cuatro tiros de revólver que le hizo un desconocido cuando salía de una reunión secreta. Fue tan tensa la atmósfera de los meses siguientes, que hasta Úrsula la percibió en su rincón de tinieblas, y tuvo la impresión de estar viviendo de nuevo los tiempos azarosos en que su hijo Aureliano cargaba en el bolsillo los glóbulos homeopáticos de la subversión. Trató de hablar con José Arcadio Segundo para enterarlo de ese precedente, pero Aureliano Segundo le informó que desde la noche del atentado se ignoraba su paradero.

—Lo mismo que Aureliano —exclamó Úrsula—. Es como si el mundo estuviera dando vueltas.

Fernanda permaneció inmune a la incertidumbre de esos días. Carecía de contactos con el mundo exterior, desde el violento altercado que tuvo con su marido por haber determinado la suerte de Meme sin su consentimiento. Aureliano Segundo estaba dispuesto a rescatar a su hija, con la policía si era necesario, pero Fernanda le hizo ver papeles en los que se demostraba que había ingresado a la clausura por propia voluntad. En efecto, Meme los había firmado cuando ya estaba del otro lado del rastrillo de hierro, y lo hizo con el mismo desdén con que se dejó conducir. En el fondo, Aureliano Segundo no creyó en la legitimidad de las pruebas, como no creyó nunca que Mauricio Babilonia se hubiera metido al patio para robar gallinas, pero ambos expedientes le sirvieron para tranquilizar la conciencia, y pudo entonces volver sin remordimientos a la sombra de Petra Cotes, donde reanudó las parrandas ruidosas y las comilonas desaforadas. Ajena a la inquietud del pueblo, sorda a los tremendos pronósticos de Úrsula, Fernanda le dio la última vuelta a las tuercas de su plan consumado. Le escribió una extensa carta a su hijo José Arcadio, que ya iba a recibir las órdenes menores, y en ella le comunicó que su hermana Renata había expirado en la paz del Señor a consecuencia del vómito negro. Luego puso a Amaranta Úrsula al cuidado de Santa Sofía de la Piedad, y se dedicó a organizar su correspondencia con los médicos invisibles, trastornada por el percance de Meme. Lo primero que hizo fue fijar fecha definitiva para la aplazada intervención telepática. Pero los médicos invisibles le contestaron que no era prudente mientras persistiera el estado de agitación social en Macondo. Ella estaba tan urgida y tan mal informada, que les explicó en otra carta que no había tal estado de agitación, y que todo era fruto de las locuras de un cuñado suyo, que andaba por esos días con la ventolera sindical, como padeció en otro tiempo las de la gallera y la navegación. Aún no estaban de acuerdo el caluroso miércoles en que llamó a la puerta de la casa una monja anciana que llevaba una canastilla colgada del brazo. Al abrirle, Santa Sofía de la Piedad pensó que era un regalo y trató de quitarle la canastilla cubierta con un primoroso tapete de encaje. Pero la monja lo impidió, porque tenía instrucciones de entregársela personalmente, y bajo la reserva más estricta, a doña Fernanda del Carpio de Buendía. Era el hijo de Meme. El antiguo director espiritual de Fernanda le explicaba en una carta que había nacido dos meses antes, y que se habían permitido bautizarlo con el nombre de Aureliano, como su abuelo, porque la madre no despegó los labios para expresar su voluntad. Fernanda se sublevó íntimamente contra aquella burla del destino, pero tuvo fuerzas para disimularlo delante de la monja.

Capítulo 15 (1) Kapitel 15 (1) Chapter 15 (1) Capítulo 15 (1) Розділ 15 (1) 第15章(1)

XV

Los acontecimientos que habían de darle el golpe mortal a Macondo empezaban a vislumbrarse cuando llevaron a la casa al hijo de Meme Buendía. The events that were to give Macondo the mortal blow began to appear when Meme Buendía's son was brought to the house. Les événements qui devaient porter le coup fatal à Macondo commençaient à être entrevus lorsqu'ils amenèrent le fils de Meme Buendía à la maison. La situación pública era entonces tan incierta, que nadie tenía el espíritu dispuesto para ocuparse de escándalos privados, de modo que Fernanda contó con un ambiente propicio para mantener al niño escondido como si no hubiera existido nunca. La situation publique était alors si incertaine que personne n'avait l'esprit pour faire face aux scandales privés, alors Fernanda avait un environnement propice pour garder l'enfant caché comme s'il n'avait jamais existé. Tuvo que recibirlo, porque las circunstancias en que se lo llevaron no hacían posible el rechazo. Er musste sie annehmen, denn die Umstände, unter denen er entführt wurde, machten eine Ablehnung unmöglich. Tuvo que soportarlo contra su voluntad por el resto de su vida, porque a la hora de la verdad le faltó valor para cumplir la íntima determinación de ahogarlo en la alberca del baño. Er musste es gegen seinen Willen für den Rest seines Lebens ertragen, denn im Augenblick der Wahrheit fehlte ihm der Mut, seinen innigen Entschluss, ihn im Badebecken zu ertränken, zu verwirklichen. He had to put up with it against his will for the rest of his life, because at the moment of truth he lacked the courage to fulfill his intimate determination to drown him in the bathroom pool. Il a dû le supporter contre son gré pour le reste de sa vie, car au moment de vérité, il n'a pas eu le courage de mener à bien l'intime détermination de le noyer dans la piscine de la salle de bain. Lo encerró en el antiguo taller del coronel Aureliano Buendía. Il l'a enfermé dans l'ancien atelier du colonel Aureliano Buendía. A Santa Sofía de la Piedad logró convencerla de que lo había encontrado flotando en una canastilla. He managed to convince Santa Sofía de la Piedad that he had found it floating in a basket. Il a réussi à convaincre Santa Sofía de la Piedad qu'elle l'avait trouvé flottant dans un panier. Úrsula había de morir sin conocer su origen. Ursula was to die without knowing her origin. La pequeña Amaranta Úrsula, que entró una vez al taller cuando Fernanda estaba alimentando al niño, también creyó en la versión de la canastilla flotante. Aureliano Segundo, definitivamente distanciado de la esposa por la forma irracional en que esta manejó la tragedia de Meme, no supo de la existencia del nieto sino tres años después de que lo llevaron a la casa, cuando el niño escapó al cautiverio por un descuido de Fernanda, y se asomó al corredor por una fracción de segundo, desnudo y con los pelos enmarañados y con un impresionante sexo de moco de pavo, como si no fuera una criatura humana sino la definición enciclopédica de un antropófago. Aureliano Segundo, definitively distanced from his wife due to the irrational way in which she handled the Meme tragedy, did not know of the grandson's existence until three years after he was brought home, when the child escaped into captivity due to an oversight of Fernanda, and he looked out into the corridor for a fraction of a second, naked and with matted hair and an impressive peacock sex, as if he were not a human creature but the encyclopedic definition of a cannibal. Aureliano Segundo, définitivement séparé de sa femme en raison de la manière irrationnelle dont elle a géré la tragédie de Meme, n'a connu l'existence du petit-fils que trois ans après l'avoir amené à la maison, lorsque l'enfant s'est échappé en captivité en raison d'une négligence de Fernanda, et il jeta un coup d'œil dans le couloir pendant une fraction de seconde, nu et avec des cheveux emmêlés et un impressionnant sexe de booger de paon, comme s'il n'était pas une créature humaine mais la définition encyclopédique d'un cannibale.

Fernanda no contaba con aquella trastada de su incorregible destino. Fernanda hatte nicht mit diesem Unfug ihres unverbesserlichen Schicksals gerechnet. Fernanda did not count on that mischief of her incorrigible destiny. Fernanda ne comptait pas sur cette ruse de son destin incorrigible. El niño fue como el regreso de una vergüenza que ella creía haber desterrado para siempre de la casa. The child was like the return of a shame that she thought she had banished forever from the house. Apenas se habían llevado a Mauricio Babilonia con la espina dorsal fracturada, y ya había concebido Fernanda hasta el detalle más ínfimo de un plan destinado a eliminar todo vestigio del oprobio. Kaum war Maurice Babylon mit einem gebrochenen Rückgrat abtransportiert worden, hatte Fernanda auch schon das kleinste Detail eines Plans erdacht, um jede Spur von Schande zu beseitigen. They had barely taken Mauricio Babilonia away with a fractured spine, and Fernanda had already conceived down to the smallest detail of a plan destined to eliminate all vestiges of opprobrium. A peine Mauricio Babilonia avait-il été enlevé avec sa colonne vertébrale fracturée, et Fernanda avait déjà conçu le moindre détail d'un plan destiné à éliminer tous les vestiges de l'opprobre. Sin consultarlo con su marido, hizo al día siguiente su equipaje, metió en una maletita las tres mudas que su hija podía necesitar, y fue a buscarla al dormitorio media hora antes de la llegada del tren. Without consulting her husband, she packed her bags the next day, packed the three changes of clothing her daughter might need, and went to look for her in the bedroom half an hour before the arrival of the train.

—Vamos, Renata —le dijo.

No le dio ninguna explicación. Meme, por su parte, no la esperaba ni la quería. Meme, for her part, neither expected nor wanted her. No solo ignoraba para dónde iban, sino que le habría dado igual si la hubieran llevado al matadero. Sie wusste nicht nur nicht, wohin sie gingen, sondern es wäre ihr auch egal gewesen, wenn man sie zum Schlachthof gebracht hätte. Not only did she not know where they were going, but she would have cared if they had taken her to the slaughterhouse. Non seulement elle ne savait pas où ils allaient, mais elle s'en serait souciée s'ils l'avaient emmenée à l'abattoir. No había vuelto a hablar, ni lo haría en el resto de su vida, desde que oyó el disparo en el traspatio y el simultáneo aullido de dolor de Mauricio Babilonia. Seit dem Schuss im Hinterhof und dem gleichzeitigen Schmerzensschrei von Mauricio Babilonia hatte er nicht mehr gesprochen und würde es auch für den Rest seines Lebens nicht mehr tun. He hadn't spoken again, nor would he for the rest of his life, since he heard the shot in the backyard and Mauricio Babilonia's simultaneous howl of pain. Cuando su madre le ordenó salir del dormitorio, no se peinó ni se lavó la cara, y subió al tren como un sonámbulo sin advertir siquiera las mariposas amarillas que seguían acompañándola. When her mother ordered her to leave the bedroom, she did not comb her hair or wash her face, and boarded the train like a sleepwalker without even noticing the yellow butterflies that kept accompanying her. Quand sa mère lui a ordonné de sortir de la chambre, il ne s'est pas coiffé ni lavé le visage, et il est monté dans le train comme un somnambule sans même remarquer les papillons jaunes qui l'accompagnaient toujours. Fernanda no supo nunca, ni se tomó el trabajo de averiguarlo, si su silencio pétreo era una determinación de su voluntad, o si se había quedado muda por el impacto de la tragedia. Fernanda wusste nicht, und sie machte sich auch nicht die Mühe, herauszufinden, ob ihr versteinertes Schweigen eine Willensentscheidung war oder ob sie unter dem Eindruck der Tragödie stumm geworden war. Fernanda never knew, nor did she bother to find out, if her stony silence was a determination of her will, or if she had been left speechless by the impact of the tragedy. Fernanda n'a jamais su, ni pris la peine de savoir, si son silence de pierre était une détermination de sa volonté, ou si elle avait été rendue muette par l'impact de la tragédie. Meme apenas se dio cuenta del viaje a través de la antigua región encantada. No vio las umbrosas e interminables plantaciones de banano a ambos lados de las líneas. He did not see the shady, endless banana plantations on both sides of the lines. Il n'a pas vu les bananeraies ombragées et interminables de part et d'autre des lignes. No vio las casas blancas de los gringos, ni sus jardines aridecidos por el polvo y el calor, ni las mujeres con pantalones cortos y camisas de rayas azules que jugaban barajas en los pórticos. He didn't see the white houses of the gringos, or their gardens arid from the dust and heat, or the women in shorts and blue striped shirts playing cards on the porches. Il ne vit pas les maisons blanches des gringos, ni leurs jardins desséchés par la poussière et la chaleur, ni les femmes en culottes courtes et chemises à rayures bleues qui jouaient aux cartes sur les porches. No vio las carretas de bueyes cargadas de racimos en los caminos polvorientos. He did not see the ox carts loaded with bunches on the dusty roads. Il n'a pas vu les chars à bœufs chargés de grappes de raisin sur les routes poussiéreuses. No vio las doncellas que saltaban como sábalos en los ríos transparentes para dejarles a los pasajeros del tren la amargura de sus senos espléndidos, ni las barracas abigarradas y miserables de los trabajadores donde revoloteaban las mariposas amarillas de Mauricio Babilonia, y en cuyos portales había niños verdes y escuálidos sentados en sus bacinillas, y mujeres embarazadas que gritaban improperios al paso del tren. Er sah weder die Mädchen, die wie Schatten in die klaren Flüsse sprangen, um den Zugpassagieren die Bitterkeit ihrer prächtigen Brüste zu überlassen, noch die bunten und armseligen Arbeiterhütten, in denen die gelben Schmetterlinge von Maurice Babylon flatterten und in deren Türrahmen schmuddelige grüne Kinder auf ihren Bettpfannen saßen und schwangere Frauen dem vorbeifahrenden Zug Schimpfwörter zuriefen. He did not see the maidens who jumped like tarpons in the transparent rivers to leave the train passengers with the bitterness of their splendid breasts, nor the motley and miserable barracks of the workers where the yellow butterflies of Mauricio Babilonia fluttered, and in whose portals there were children scrawny greens sitting on their chamber pots, and pregnant women yelling expletives as the train passed. Il ne vit pas les jeunes filles qui sautaient comme des tarpons dans les rivières transparentes pour laisser aux passagers du train l'amertume de leurs seins splendides, ni les baraques bariolées et misérables des ouvriers où voletaient les papillons jaunes de Mauricio Babilonia, et aux portes desquelles il y avait des enfants. vertes et maigres assises sur leurs petits pots, et des femmes enceintes hurlant des jurons au passage du train. Aquella visión fugaz, que para ella era una fiesta cuando regresaba del colegio, pasó por el corazón de Meme sin despabilarlo. Diese flüchtige Vision, die für sie eine Party auf dem Heimweg von der Schule war, ging Meme durch das Herz, ohne es zu wecken. Cette vision fugace, qui pour elle était une fête au retour de l'école, traversa le cœur de Meme sans le réveiller. No miró a través de la ventanilla ni siquiera cuando se acabó la humedad ardiente de las plantaciones, y el tren pasó por la llanura de amapolas donde estaba todavía el costillar carbonizado del galeón español, y salió luego al mismo aire diáfano y al mismo mar espumoso y sucio donde casi un siglo antes fracasaron las ilusiones de José Arcadio Buendía. He did not look out of the window even when the burning humidity of the plantations ended, and the train passed through the plain of poppies where the charred ribs of the Spanish galleon still lay, and then out into the same clear air and the same foaming sea. and dirty where almost a century before the dreams of José Arcadio Buendía failed.

A las cinco de la tarde, cuando llegaron a la estación final de la ciénaga, descendió del tren porque Fernanda lo hizo. At five o'clock in the afternoon, when they arrived at the final station in the swamp, he got off the train because Fernanda did. Subieron a un cochecito que parecía un murciélago enorme, tirado por un caballo asmático, y atravesaron la ciudad desolada, en cuyas calles interminables y cuarteadas por el salitre, resonaba un ejercicio de piano igual al que escuchó Fernanda en las siestas de su adolescencia. Se embarcaron en un buque fluvial, cuya rueda de madera hacía un ruido de conflagración, y cuyas láminas de hierro carcomidas por el óxido reverberaban como la boca de un horno. They embarked on a riverboat, whose wooden wheel made a noise of conflagration, and whose sheets of iron eaten away by rust reverberated like the mouth of a furnace. Meme se encerró en el camarote. Dos veces al día dejaba Fernanda un plato de comida junto a la cama, y dos veces al día se lo llevaba intacto, no porque Meme hubiera resuelto morirse de hambre, sino porque le repugnaba el solo olor de los alimentos y su estómago expulsaba hasta el agua. Twice a day Fernanda left a plate of food by the bed, and twice a day she took it away untouched, not because Meme had resolved to starve herself, but because she was repulsed by the very smell of food and her stomach expelled even the water. Ni ella misma sabía entonces que su fertilidad había burlado a los vapores de mostaza, así como Fernanda no lo supo hasta casi un año después, cuando le llevaron al niño. Sie selbst wusste damals nicht, dass ihre Fruchtbarkeit den Senfdämpfen ein Schnippchen geschlagen hatte, so wie Fernanda es erst fast ein Jahr später erfuhr, als ihr das Kind gebracht wurde. Not even she herself knew then that her fertility had outwitted the mustard fumes, just as Fernanda didn't know until almost a year later, when they brought the child to her. En el camarote sofocante, trastornada por la vibración de las paredes de hierro y por el tufo insoportable del cieno removido por la rueda del buque, Meme perdió la cuenta de los días. In the suffocating cabin, upset by the vibration of the iron walls and by the unbearable stench of silt stirred up by the ship's wheel, Meme lost count of the days. Había pasado mucho tiempo cuando vio la última mariposa amarilla destrozándose en las aspas del ventilador y admitió como una verdad irremediable que Mauricio Babilonia había muerto. Sin embargo, no se dejó vencer por la resignación. However, he did not give in to resignation. Seguía pensando en él durante la penosa travesía a lomo de mula por el páramo alucinante donde se perdió Aureliano Segundo cuando buscaba a la mujer más hermosa que se había dado sobre la tierra, y cuando remontaron la cordillera por caminos de indios, y entraron a la ciudad lúgubre en cuyos vericuetos de piedra resonaban los bronces funerarios de treinta y dos iglesias. Esa noche durmieron en la abandonada mansión colonial, sobre los tablones que Fernanda puso en el suelo de un aposento invadido por la maleza, y arropadas con piltrafas de cortinas que arrancaron de las ventanas y que se desmigaban a cada vuelta del cuerpo. Meme supo dónde estaban, porque en el espanto del insomnio vio pasar al caballero vestido de negro que en una distante víspera de Navidad llevaron a la casa dentro de un cofre de plomo. Meme knew where they were, because in the dread of sleeplessness he saw the black-clad gentleman who on a distant Christmas Eve was carried into the house in a leaden chest. Al día siguiente, después de misa, Fernanda la condujo a un edificio sombrío que Meme reconoció de inmediato por las evocaciones que su madre solía hacer del convento donde la educaron para reina, y entonces comprendió que había llegado al término del viaje. The next day, after mass, Fernanda took her to a gloomy building that Meme recognized immediately from her mother's recollections of the convent where she was educated to be a queen, and then she understood that she had reached the end of her journey. Mientras Fernanda hablaba con alguien en el despacho contiguo, ella se quedó en un salón ajedrezado con grandes óleos de arzobispos coloniales, temblando de frío, porque llevaba todavía un traje de etamina con florecitas negras y los duros borceguíes hinchados por el hielo del páramo. Estaba de pie en el centro del salón, pensando en Mauricio Babilonia bajo el chorro amarillo de los vitrales, cuando salió del despacho una novicia muy bella que llevaba su maletita con las tres mudas de ropa. Ich stand in der Mitte des Raumes und dachte an Maurice Babylon unter dem gelben Schimmer der Glasmalerei, als eine sehr schöne Novizin aus dem Büro kam, die ihren kleinen Koffer mit drei Kleidern trug. I was standing in the center of the room, thinking of Mauricio Babilonia under the yellow stream from the stained glass windows, when a very pretty novice came out of the office carrying her little suitcase with three changes of clothes. Al pasar junto a Meme le tendió la mano sin detenerse. As he passed by Meme he held out his hand without pausing.

—Vamos, Renata —le dijo.

Meme le tomó la mano y se dejó llevar. La última vez que Fernanda la vio, tratando de igualar su paso con el de la novicia, acababa de cerrarse detrás de ella el rastrillo de hierro de la clausura. The last time Fernanda saw her, trying to match her pace with that of the novice, the iron portcullis had just closed behind her. Todavía pensaba en Mauricio Babilonia, en su olor de aceite y su ámbito de mariposas, y seguiría pensando en él todos los días de su vida, hasta la remota madrugada de otoño en que muriera de vejez, con sus nombres cambiados y sin haber dicho nunca una palabra, en un tenebroso hospital de Cracovia. He still thought of Mauricio Babilonia, in his smell of oil and his environment of butterflies, and he would continue to think of him all the days of his life, until the remote autumn morning when he died of old age, with their names changed and without ever having said a word, in a gloomy hospital in Krakow.

Fernanda regresó a Macondo en un tren protegido por policías armados. Durante el viaje advirtió la tensión de los pasajeros, los aprestos militares en los pueblos de la línea y el aire enrarecido por la certidumbre de que algo grave iba a suceder, pero careció de información mientras no llegó a Macondo y le contaron que José Arcadio Segundo estaba incitando a la huelga a los trabajadores de la compañía bananera. During the trip he noticed the tension of the passengers, the military preparations in the towns along the line and the air thinned by the certainty that something serious was going to happen, but he lacked information until he reached Macondo and was told that José Arcadio Segundo he was inciting the workers of the banana company to strike. «Esto es lo último que nos faltaba», se dijo Fernanda. "This is the last thing we need," Fernanda told herself. «Un anarquista en la familia». La huelga estalló dos semanas después y no tuvo las consecuencias dramáticas que se temían. Los obreros aspiraban a que no se les obligara a cortar y embarcar banano los domingos, y la petición pareció tan justa que hasta el padre Antonio Isabel intercedió en favor de ella porque la encontró de acuerdo con la ley de Dios. El triunfo de la acción, así como de otras que se promovieron en los meses siguientes, sacó del anonimato al descolorido José Arcadio Segundo, de quien solía decirse que solo había servido para llenar el pueblo de putas francesas. The triumph of the action, as well as others that were promoted in the following months, brought out of anonymity the faded José Arcadio Segundo, of whom it was said that he had only served to fill the town with French whores. Con la misma decisión impulsiva con que remató sus gallos de pelea para establecer una empresa de navegación desatinada, había renunciado al cargo de capataz de cuadrilla de la compañía bananera y tomó el partido de los trabajadores. With the same impulsive decision with which he finished off his fighting cocks to establish a foolhardy shipping company, he had resigned as gang foreman for the banana company and took the side of the workers. Muy pronto se le señaló como agente de una conspiración internacional contra el orden público. He was soon identified as an agent of an international conspiracy against public order. Una noche, en el curso de una semana oscurecida por rumores sombríos, escapó de milagro a cuatro tiros de revólver que le hizo un desconocido cuando salía de una reunión secreta. One night, in the course of a week darkened by dark rumors, he miraculously escaped four shots from a revolver fired at him by a stranger as he was leaving a secret meeting. Fue tan tensa la atmósfera de los meses siguientes, que hasta Úrsula la percibió en su rincón de tinieblas, y tuvo la impresión de estar viviendo de nuevo los tiempos azarosos en que su hijo Aureliano cargaba en el bolsillo los glóbulos homeopáticos de la subversión. Trató de hablar con José Arcadio Segundo para enterarlo de ese precedente, pero Aureliano Segundo le informó que desde la noche del atentado se ignoraba su paradero. He tried to talk to José Arcadio Segundo to inform him of this precedent, but Aureliano Segundo informed him that his whereabouts had been unknown since the night of the attack.

—Lo mismo que Aureliano —exclamó Úrsula—. Es como si el mundo estuviera dando vueltas.

Fernanda permaneció inmune a la incertidumbre de esos días. Carecía de contactos con el mundo exterior, desde el violento altercado que tuvo con su marido por haber determinado la suerte de Meme sin su consentimiento. She lacked contact with the outside world, ever since the violent altercation she had with her husband for determining Meme's fate without her consent. Aureliano Segundo estaba dispuesto a rescatar a su hija, con la policía si era necesario, pero Fernanda le hizo ver papeles en los que se demostraba que había ingresado a la clausura por propia voluntad. Aureliano Segundo was willing to rescue his daughter, with the police if necessary, but Fernanda made him see papers showing that he had entered the cloister of his own free will. En efecto, Meme los había firmado cuando ya estaba del otro lado del rastrillo de hierro, y lo hizo con el mismo desdén con que se dejó conducir. In fact, Meme had signed them when he was already on the other side of the iron portcullis, and he did it with the same disdain with which he allowed himself to be led. En el fondo, Aureliano Segundo no creyó en la legitimidad de las pruebas, como no creyó nunca que Mauricio Babilonia se hubiera metido al patio para robar gallinas, pero ambos expedientes le sirvieron para tranquilizar la conciencia, y pudo entonces volver sin remordimientos a la sombra de Petra Cotes, donde reanudó las parrandas ruidosas y las comilonas desaforadas. Deep down, Aureliano Segundo did not believe in the legitimacy of the evidence, just as he never believed that Mauricio Babilonia had gone into the yard to steal chickens, but both files served to ease his conscience, and he could then return without remorse to the shadow of Petra Cotes, where he resumed the noisy parties and unbridled eating. Ajena a la inquietud del pueblo, sorda a los tremendos pronósticos de Úrsula, Fernanda le dio la última vuelta a las tuercas de su plan consumado. Unbeeindruckt von der Beunruhigung des Volkes und taub gegenüber Ursulas düsteren Vorhersagen, setzte Fernanda den letzten Schliff in ihren ausgefeilten Plan. Oblivious to the restlessness of the town, deaf to Úrsula's tremendous forecasts, Fernanda gave the last turn to the nuts of her consummated plan. Le escribió una extensa carta a su hijo José Arcadio, que ya iba a recibir las órdenes menores, y en ella le comunicó que su hermana Renata había expirado en la paz del Señor a consecuencia del vómito negro. He wrote a lengthy letter to his son José Arcadio, who was about to receive minor orders, and in it he informed him that his sister Renata had expired in the peace of the Lord as a result of black vomit. Luego puso a Amaranta Úrsula al cuidado de Santa Sofía de la Piedad, y se dedicó a organizar su correspondencia con los médicos invisibles, trastornada por el percance de Meme. She then placed Amaranta Ursula in the care of Santa Sofia de la Piedad, and devoted herself to organizing her correspondence with the invisible doctors, upset by Meme's mishap. Lo primero que hizo fue fijar fecha definitiva para la aplazada intervención telepática. The first thing he did was set a definite date for the postponed telepathic intervention. Pero los médicos invisibles le contestaron que no era prudente mientras persistiera el estado de agitación social en Macondo. But the invisible doctors replied that it was not prudent as long as the state of social unrest in Macondo persisted. Ella estaba tan urgida y tan mal informada, que les explicó en otra carta que no había tal estado de agitación, y que todo era fruto de las locuras de un cuñado suyo, que andaba por esos días con la ventolera sindical, como padeció en otro tiempo las de la gallera y la navegación. Sie war so eilig und so schlecht informiert, dass sie in einem anderen Brief erklärte, dass es keinen solchen Zustand der Aufregung gab und dass alles das Ergebnis der Torheiten eines Schwagers von ihr war, der in jenen Tagen mit dem Gewerkschaftswind war, wie er einst unter denen des Hühnerstalls und der Navigation gelitten hatte. She was so urgent and so misinformed that she explained to them in another letter that there was no such state of agitation, and that everything was the result of the madness of a brother-in-law of hers, who was going around those days with the union whistleblower, as he suffered in another time those of the cockpit and navigation. Aún no estaban de acuerdo el caluroso miércoles en que llamó a la puerta de la casa una monja anciana que llevaba una canastilla colgada del brazo. They still did not agree on the hot Wednesday when an elderly nun with a basket hanging from her arm knocked on the door of the house. Al abrirle, Santa Sofía de la Piedad pensó que era un regalo y trató de quitarle la canastilla cubierta con un primoroso tapete de encaje. Upon opening it, Santa Sofía de la Piedad thought it was a gift and tried to take away the basket covered with an exquisite lace rug. Pero la monja lo impidió, porque tenía instrucciones de entregársela personalmente, y bajo la reserva más estricta, a doña Fernanda del Carpio de Buendía. But the nun prevented it, because she had instructions to deliver it personally, and under the strictest reserve, to Doña Fernanda del Carpio de Buendía. Era el hijo de Meme. El antiguo director espiritual de Fernanda le explicaba en una carta que había nacido dos meses antes, y que se habían permitido bautizarlo con el nombre de Aureliano, como su abuelo, porque la madre no despegó los labios para expresar su voluntad. Fernanda's former spiritual director explained to her in a letter that he had been born two months earlier, and that they had been allowed to baptize him with the name of Aureliano, like his grandfather, because the mother did not open her lips to express her will. Fernanda se sublevó íntimamente contra aquella burla del destino, pero tuvo fuerzas para disimularlo delante de la monja. Fernanda revolted intimately against this mockery of destiny, but she had the strength to conceal it in front of the nun.