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Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez, Capítulo 13 (2)

Capítulo 13 (2)

—¡Carajo! —gritó.

Amaranta, que empezaba a meter la ropa en el baúl, creyó que la había picado un alacrán.

—¡Dónde está! —preguntó alarmada.

—¿Qué?

—¡El animal! —aclaró Amaranta.

Úrsula se puso un dedo en el corazón.

—Aquí —dijo.

Un jueves a las dos de la tarde, José Arcadio se fue al seminario. Úrsula había de evocarlo siempre como lo imaginó al despedirlo, lánguido y serio y sin derramar una lágrima, como ella le había enseñado, ahogándose de calor dentro del vestido de pana verde con botones de cobre y un lazo almidonado en el cuello. Dejó el comedor impregnado de la penetrante fragancia de agua de florida que ella le echaba en la cabeza para poder seguir su rastro en la casa. Mientras duró el almuerzo de despedida, la familia disimuló el nerviosismo con expresiones de júbilo, y celebró con exagerado entusiasmo las ocurrencias del padre Antonio Isabel. Pero cuando se llevaron el baúl forrado de terciopelo con esquinas de plata, fue como si hubieran sacado de la casa un ataúd. El único que se negó a participar en la despedida fue el coronel Aureliano Buendía.

—Esta era la última vaina que nos faltaba —refunfuñó—: ¡un Papa!

Tres meses después, Aureliano Segundo y Fernanda llevaron a Meme al colegio, y regresaron con un clavicordio que ocupó el lugar de la pianola. Fue por esa época que Amaranta empezó a tejer su propia mortaja. La fiebre del banano se había apaciguado. Los antiguos habitantes de Macondo se encontraban arrinconados por los advenedizos, trabajosamente asidos a sus precarios recursos de antaño, pero reconfortados en todo caso por la impresión de haber sobrevivido a un naufragio. En la casa siguieron recibiendo invitados a almorzar, y en realidad no se restableció la antigua rutina mientras no se fue, años después, la compañía bananera. Sin embargo, hubo cambios radicales en el tradicional sentido de hospitalidad, porque entonces era Fernanda quien imponía sus leyes. Con Úrsula relegada a las tinieblas, y con Amaranta abstraída en la labor del sudario, la antigua aprendiza de reina tuvo libertad para seleccionar a los comensales e imponerles las rígidas normas que le inculcaran sus padres. Su severidad hizo de la casa un reducto de costumbres revenidas, en un pueblo convulsionado por la vulgaridad con que los forasteros despilfarraban sus fáciles fortunas. Para ella, sin más vueltas, la gente de bien era la que no tenía nada que ver con la compañía bananera. Hasta José Arcadio Segundo, su cuñado, fue víctima de su celo discriminatorio, porque en el embullamiento de la primera hora volvió a rematar sus estupendos gallos de pelea y se empleó de capataz en la compañía bananera.

—Que no vuelva a pisar este hogar —dijo Fernanda—, mientras tenga la sarna de los forasteros.

Fue tal la estrechez impuesta en la casa, que Aureliano Segundo se sintió definitivamente más cómodo donde Petra Cotes. Primero, con el pretexto de aliviarle la carga a la esposa, trasladó las parrandas. Luego, con el pretexto de que los animales estaban perdiendo fecundidad, trasladó los establos y caballerizas. Por último, con el pretexto de que en casa de la concubina hacía menos calor, trasladó la pequeña oficina donde atendía sus negocios. Cuando Fernanda se dio cuenta de que era una viuda a quien todavía no se le había muerto el marido, ya era demasiado tarde para que las cosas volvieran a su estado anterior. Aureliano Segundo apenas si comía en la casa, y las únicas apariencias que seguía guardando, como las de dormir con la esposa, no bastaban para convencer a nadie. Una noche, por descuido, lo sorprendió la mañana en la cama de Petra Cotes. Fernanda, al contrario de lo que él esperaba, no le hizo el menor reproche ni soltó el más leve suspiro de resentimiento, pero ese mismo día le mandó a casa de la concubina sus dos baúles de ropa. Los mandó a pleno sol y con instrucciones de llevarlos por la mitad de la calle, para que todo el mundo los viera, creyendo que el marido descarriado no podría soportar la vergüenza y volvería al redil con la cabeza humillada. Pero aquel gesto heroico fue apenas una prueba más de lo mal que conocía Fernanda no solo el carácter de su marido sino la índole de una comunidad que nada tenía que ver con la de sus padres, porque todo el que vio pasar los baúles se dijo que al fin y al cabo esa era la culminación natural de una historia cuyas intimidades no ignoraba nadie, y Aureliano Segundo celebró la libertad regalada con una parranda de tres días. Para mayor desventaja de la esposa, mientras ella empezaba a hacer una mala madurez con sus sombrías vestiduras talares, sus medallones anacrónicos y su orgullo fuera de lugar, la concubina parecía reventar en una segunda juventud, embutida en vistosos trajes de seda natural y con los ojos atigrados por la candela de la reivindicación. Aureliano Segundo volvió a entregarse a ella con la fogosidad de la adolescencia, como antes, cuando Petra Cotes no lo quería por ser él sino porque lo confundía con su hermano gemelo, y acostándose con ambos al mismo tiempo pensaba que Dios le había deparado la fortuna de tener un hombre que hacía el amor como si fueran dos. Era tan apremiante la pasión restaurada, que en más de una ocasión se miraron a los ojos cuando se disponían a comer, y sin decirse nada taparon los platos y se fueron a morirse de hambre y de amor en el dormitorio. Inspirado en las cosas que había visto en sus furtivas visitas a las matronas francesas, Aureliano Segundo le compró a Petra Cotes una cama con baldaquín arzobispal, y puso cortinas de terciopelo en las ventanas y cubrió el cielorraso y las paredes del dormitorio con grandes espejos de cristal de roca. Se le vio entonces más parrandero y botarate que nunca. En el tren, que llegaba todos los días a las once, recibía cajas y más cajas de champaña y de brandy. Al regreso de la estación arrastraba a la cumbiamba improvisada a cuanto ser humano encontraba a su paso, nativo o forastero, conocido o por conocer, sin distinciones de ninguna clase. Hasta el escurridizo señor Brown, que solo alternaba en lengua extraña, se dejó seducir por las tentadoras señas que le hacía Aureliano Segundo, y varias veces se emborrachó a muerte en casa de Petra Cotes y hasta hizo que los feroces perros alemanes que lo acompañaban a todas partes bailaran canciones texanas que él mismo masticaba de cualquier modo al compás del acordeón.

—Apártense vacas —gritaba Aureliano Segundo en el paroxismo de la fiesta—. Apártense que la vida es corta.

Nunca tuvo mejor semblante, ni lo quisieron más, ni fue más desaforado el paritorio de sus animales. Se sacrificaban tantas reses, tantos cerdos y gallinas en las interminables parrandas, que la tierra del patio se volvió negra y lodosa de tanta sangre. Aquello era un eterno tiradero de huesos y tripas, un muladar de sobras, y había que estar quemando recámaras de dinamita a todas horas para que los gallinazos no les sacaran los ojos a los invitados. Aureliano Segundo se volvió gordo, violáceo, atortugado, a consecuencia de un apetito apenas comparable al de José Arcadio cuando regresó de la vuelta al mundo. El prestigio de su desmandada voracidad, de su inmensa capacidad de despilfarro, de su hospitalidad sin precedente, rebasó los límites de la ciénaga y atrajo a los glotones mejor calificados del litoral. De todas partes llegaban tragaldabas fabulosos para tomar parte en los irracionales torneos de capacidad y resistencia que se organizaban en casa de Petra Cotes. Aureliano Segundo fue el comedor invicto, hasta el sábado de infortunio en que apareció Camila Sagastume, una hembra totémica conocida en el país entero con el buen nombre de La Elefanta. El duelo se prolongó hasta el amanecer del martes. En las primeras veinticuatro horas, habiendo despachado una ternera con yuca, ñame y plátanos asados, y además una caja y media de champaña, Aureliano Segundo tenía la seguridad de la victoria. Se veía más entusiasta, más vital que la imperturbable adversaria, poseedora de un estilo evidentemente más profesional, pero por lo mismo menos emocionante para el abigarrado público que desbordó la casa. Mientras Aureliano Segundo comía a dentelladas, desbocado por la ansiedad del triunfo, La Elefanta seccionaba la carne con las artes de un cirujano, y la comía sin prisa y hasta con un cierto placer. Era gigantesca y maciza, pero contra la corpulencia colosal prevalecía la ternura de la femineidad, y tenía un rostro tan hermoso, unas manos tan finas y bien cuidadas y un encanto personal tan irresistible, que cuando Aureliano Segundo la vio entrar a la casa comentó en voz baja que hubiera preferido no hacer el torneo en la mesa sino en la cama. Más tarde, cuando la vio consumir el cuadril de la ternera sin violar una sola regla de la mejor urbanidad, comentó seriamente que aquel delicado, fascinante e insaciable proboscidio era en cierto modo la mujer ideal. No estaba equivocado. La fama de quebrantahuesos que precedió a La Elefanta carecía de fundamento. No era trituradora de bueyes, ni mujer barbada en un circo griego, como se decía, sino directora de una academia de canto. Había aprendido a comer siendo ya una respetable madre de familia, buscando un método para que sus hijos se alimentaran mejor y no mediante estímulos artificiales del apetito sino mediante la absoluta tranquilidad del espíritu. Su teoría, demostrada en la práctica, se fundaba en el principio de que una persona que tuviera perfectamente arreglados todos los asuntos de su conciencia, podía comer sin tregua hasta que la venciera el cansancio. De modo que fue por razones morales, y no por interés deportivo, que desatendió la academia y el hogar para competir con un hombre cuya fama de gran comedor sin principios le había dado la vuelta al país. Desde la primera vez que lo vio, se dio cuenta de que a Aureliano Segundo no lo perdería el estómago sino el carácter. Al término de la primera noche, mientras La Elefanta continuaba impávida, Aureliano Segundo se estaba agotando de tanto hablar y reír. Durmieron cuatro horas. Al despertar, se bebió cada uno el jugo de cincuenta naranjas, ocho litros de café y treinta huevos crudos. Al segundo amanecer, después de muchas horas sin dormir y habiendo despachado dos cerdos, un racimo de plátano y cuatro cajas de champaña, La Elefanta sospechó que Aureliano Segundo, sin saberlo, había descubierto el mismo método que ella, pero por el camino absurdo de la irresponsabilidad total. Era, pues, más peligroso de lo que ella pensaba. Sin embargo, cuando Petra Cotes llevó a la mesa dos pavos asados, Aureliano Segundo estaba a un paso de la congestión.

—Si no puede, no coma más —dijo La Elefanta—. Quedamos empatados.

Lo dijo de corazón, comprendiendo que tampoco ella podía comer un bocado más por el remordimiento de estar propiciando la muerte del adversario. Pero Aureliano Segundo lo interpretó como un nuevo desafío, y se atragantó de pavo hasta más allá de su increíble capacidad. Perdió el conocimiento. Cayó de bruces en el plato de huesos, echando espumarajos de perro por la boca, y ahogándose en ronquidos de agonía. Sintió, en medio de las tinieblas, que lo arrojaban desde lo más alto de una torre hacia un precipicio sin fondo, y en un último fogonazo de lucidez se dio cuenta de que al término de aquella inacabable caída lo estaba esperando la muerte.

—Llévenme con Fernanda —alcanzó a decir.

Los amigos que lo dejaron en la casa creyeron que le había cumplido a la esposa la promesa de no morir en la cama de la concubina. Petra Cotes había embetunado los botines de charol que él quería tener puestos en el ataúd, y ya andaba buscando a alguien que los llevara, cuando fueron a decirle que Aureliano Segundo estaba fuera de peligro. Se restableció, en efecto, en menos de una semana, y quince días después estaba celebrando con una parranda sin precedentes el acontecimiento de la supervivencia. Siguió viviendo en casa de Petra Cotes, pero visitaba a Fernanda todos los días y a veces se quedaba a comer en familia, como si el destino hubiera invertido la situación, y lo hubiera dejado de esposo de la concubina y de amante de la esposa.

Capítulo 13 (2) Kapitel 13 (2) Chapter 13 (2) Rozdział 13 (2) Capítulo 13 (2) Глава 13 (2)

—¡Carajo! "Fuck!" —gritó.

Amaranta, que empezaba a meter la ropa en el baúl, creyó que la había picado un alacrán. Amaranta, who was beginning to put the clothes in the trunk, thought that a scorpion had stung her.

—¡Dónde está! —preguntó alarmada.

—¿Qué?

—¡El animal! —aclaró Amaranta.

Úrsula se puso un dedo en el corazón. Ursula put a finger on her heart. Ursula posa un doigt sur son cœur.

—Aquí —dijo.

Un jueves a las dos de la tarde, José Arcadio se fue al seminario. Úrsula había de evocarlo siempre como lo imaginó al despedirlo, lánguido y serio y sin derramar una lágrima, como ella le había enseñado, ahogándose de calor dentro del vestido de pana verde con botones de cobre y un lazo almidonado en el cuello. Úrsula would always evoke him as she imagined him when saying goodbye, languid and serious and without shedding a tear, as she had taught her, suffocating with heat inside the green corduroy dress with copper buttons and a starched bow at the neck. Ursula l'évoquait toujours tel qu'elle l'imaginait lorsqu'elle lui disait au revoir, langoureuse et sérieuse et sans verser une larme, comme elle le lui avait appris, suffoquant de chaleur à l'intérieur de la robe verte en velours côtelé avec des boutons de cuivre et un nœud empesé au cou. Dejó el comedor impregnado de la penetrante fragancia de agua de florida que ella le echaba en la cabeza para poder seguir su rastro en la casa. He left the dining room impregnated with the penetrating fragrance of Florida water that she poured over his head so that she could follow his trail into the house. Il quitta la salle à manger imprégné du parfum pénétrant de l'eau de Floride qu'elle versa sur sa tête pour suivre sa trace dans la maison. Mientras duró el almuerzo de despedida, la familia disimuló el nerviosismo con expresiones de júbilo, y celebró con exagerado entusiasmo las ocurrencias del padre Antonio Isabel. While the farewell lunch lasted, the family hid their nervousness with expressions of joy, and celebrated with exaggerated enthusiasm the occurrences of Father Antonio Isabel. Pendant que durait le déjeuner d'adieu, la famille cachait sa nervosité par des expressions de joie et célébrait avec un enthousiasme exagéré les événements du Père Antonio Isabel. Pero cuando se llevaron el baúl forrado de terciopelo con esquinas de plata, fue como si hubieran sacado de la casa un ataúd. But when the velvet-lined trunk with silver corners was carried away, it was as if a coffin had been carried out of the house. Mais quand la malle doublée de velours aux coins argentés a été emportée, c'était comme si un cercueil avait été emporté hors de la maison. El único que se negó a participar en la despedida fue el coronel Aureliano Buendía. The only one who refused to participate in the farewell was Colonel Aureliano Buendía.

—Esta era la última vaina que nos faltaba —refunfuñó—: ¡un Papa! "This was the last pod we needed," he grumbled, "a Pope!" "C'était la dernière capsule dont nous avions besoin", grommela-t-il, "un pape !

Tres meses después, Aureliano Segundo y Fernanda llevaron a Meme al colegio, y regresaron con un clavicordio que ocupó el lugar de la pianola. Three months later, Aureliano Segundo and Fernanda took Meme to school, and they returned with a harpsichord that took the place of the pianola. Trois mois plus tard, Aureliano Segundo et Fernanda ont emmené Meme à l'école, et ils sont revenus avec un clavecin qui a remplacé le pianola. Fue por esa época que Amaranta empezó a tejer su propia mortaja. It was around that time that Amaranta began to weave her own shroud. C'est à cette époque qu'Amaranta a commencé à tisser son propre linceul. La fiebre del banano se había apaciguado. The banana fever had subsided. La fièvre de la banane s'était calmée. Los antiguos habitantes de Macondo se encontraban arrinconados por los advenedizos, trabajosamente asidos a sus precarios recursos de antaño, pero reconfortados en todo caso por la impresión de haber sobrevivido a un naufragio. The old inhabitants of Macondo found themselves cornered by the newcomers, laboriously clinging to their precarious resources of yesteryear, but comforted in any case by the impression of having survived a shipwreck. Les anciens habitants de Macondo se sont retrouvés acculés par les parvenus, s'accrochant péniblement à leurs précaires ressources d'antan, mais réconfortés en tout cas par l'impression d'avoir survécu à un naufrage. En la casa siguieron recibiendo invitados a almorzar, y en realidad no se restableció la antigua rutina mientras no se fue, años después, la compañía bananera. In the house they continued to receive guests for lunch, and the old routine was not really restored until the banana company left, years later. Dans la maison, ils ont continué à recevoir des invités pour le déjeuner, et l'ancienne routine n'a été vraiment restaurée que lorsque la société bananière est partie, des années plus tard. Sin embargo, hubo cambios radicales en el tradicional sentido de hospitalidad, porque entonces era Fernanda quien imponía sus leyes. Con Úrsula relegada a las tinieblas, y con Amaranta abstraída en la labor del sudario, la antigua aprendiza de reina tuvo libertad para seleccionar a los comensales e imponerles las rígidas normas que le inculcaran sus padres. With Úrsula relegated to darkness, and with Amaranta absorbed in the work of the shroud, the former apprentice queen was free to select the guests and impose the rigid rules instilled in her by her parents. Su severidad hizo de la casa un reducto de costumbres revenidas, en un pueblo convulsionado por la vulgaridad con que los forasteros despilfarraban sus fáciles fortunas. His severity made the house a redoubt of corrupt customs, in a town convulsed by the vulgarity with which outsiders squandered their easy fortunes. Sa sévérité faisait de la maison une redoute de mœurs trempées, dans une ville ébranlée par la vulgarité avec laquelle les étrangers dilapidaient leur fortune facile. Para ella, sin más vueltas, la gente de bien era la que no tenía nada que ver con la compañía bananera. For her, without further ado, good people were those who had nothing to do with the banana company. Pour elle, sans plus tarder, les bonnes personnes étaient celles qui n'avaient rien à voir avec la société bananière. Hasta José Arcadio Segundo, su cuñado, fue víctima de su celo discriminatorio, porque en el embullamiento de la primera hora volvió a rematar sus estupendos gallos de pelea y se empleó de capataz en la compañía bananera. Even José Arcadio Segundo, his brother-in-law, was a victim of his discriminatory zeal, because in the excitement of the first hour he returned to finish off his stupendous fighting cocks and took a job as foreman in the banana company. Même José Arcadio Segundo, son beau-frère, a été victime de son zèle discriminatoire, car dans l'excitation de la première heure, il est revenu vendre aux enchères ses prodigieux coqs de combat et a pris un emploi de contremaître dans l'entreprise bananière.

—Que no vuelva a pisar este hogar —dijo Fernanda—, mientras tenga la sarna de los forasteros. "Don't let him set foot in this home again," said Fernanda, "as long as he has scabies from foreigners." « Ne le laissez pas remettre les pieds dans cette maison, dit Fernanda, tant qu'il aura la gale des étrangers.

Fue tal la estrechez impuesta en la casa, que Aureliano Segundo se sintió definitivamente más cómodo donde Petra Cotes. The narrowness imposed in the house was such that Aureliano Segundo felt definitely more comfortable with Petra Cotes. L'étroitesse imposée dans la maison était telle qu'Aureliano Segundo se sentait définitivement plus à l'aise avec Petra Cotes. Primero, con el pretexto de aliviarle la carga a la esposa, trasladó las parrandas. First, under the pretext of lightening the burden on his wife, he moved the parrandas. D'abord, sous prétexte d'alléger le fardeau de sa femme, il déplace les parrandas. Luego, con el pretexto de que los animales estaban perdiendo fecundidad, trasladó los establos y caballerizas. Then, under the pretext that the animals were losing fertility, he moved the stables and stables. Por último, con el pretexto de que en casa de la concubina hacía menos calor, trasladó la pequeña oficina donde atendía sus negocios. Finally, under the pretext that the concubine's house was less hot, he moved the small office where he attended to his business. Cuando Fernanda se dio cuenta de que era una viuda a quien todavía no se le había muerto el marido, ya era demasiado tarde para que las cosas volvieran a su estado anterior. When Fernanda realized that she was a widow whose husband had not yet died, it was already too late for things to return to their previous state. Lorsque Fernanda s'est rendu compte qu'elle était une veuve dont le mari n'était pas encore mort, il était déjà trop tard pour que les choses reviennent à leur état antérieur. Aureliano Segundo apenas si comía en la casa, y las únicas apariencias que seguía guardando, como las de dormir con la esposa, no bastaban para convencer a nadie. Aureliano Segundo seldom ate at home, and the only appearances he kept up, such as sleeping with his wife, were not enough to convince anyone. Aureliano Segundo mangeait rarement à la maison, et les seules apparences qu'il gardait, comme coucher avec sa femme, ne suffisaient pas à convaincre qui que ce soit. Una noche, por descuido, lo sorprendió la mañana en la cama de Petra Cotes. One night, by inadvertence, the morning caught him in Petra Cotes's bed. Une nuit, par erreur, le matin le surprit dans le lit de Petra Cotes. Fernanda, al contrario de lo que él esperaba, no le hizo el menor reproche ni soltó el más leve suspiro de resentimiento, pero ese mismo día le mandó a casa de la concubina sus dos baúles de ropa. Fernanda, contrary to what he expected, did not make the slightest reproach or let out the slightest sigh of resentment, but that same day she sent his two trunks of clothes to the concubine's house. Fernanda, contrairement à ce qu'il attendait, ne lui fit aucun reproche ni ne laissa échapper le moindre soupir de ressentiment, mais ce même jour elle envoya ses deux malles de vêtements chez sa concubine. Los mandó a pleno sol y con instrucciones de llevarlos por la mitad de la calle, para que todo el mundo los viera, creyendo que el marido descarriado no podría soportar la vergüenza y volvería al redil con la cabeza humillada. He sent them out in the sun and with instructions to take them down the middle of the street for all the world to see, believing that the wayward husband could not bear the shame and would return to the fold with a humbled head. Il les envoya en plein soleil et avec instruction de les porter au milieu de la rue, pour que tout le monde puisse les voir, croyant que le mari égaré ne supporterait pas la honte et reviendrait au bercail avec une tête humiliée. Pero aquel gesto heroico fue apenas una prueba más de lo mal que conocía Fernanda no solo el carácter de su marido sino la índole de una comunidad que nada tenía que ver con la de sus padres, porque todo el que vio pasar los baúles se dijo que al fin y al cabo esa era la culminación natural de una historia cuyas intimidades no ignoraba nadie, y Aureliano Segundo celebró la libertad regalada con una parranda de tres días. But that heroic gesture was just one more proof of how poorly Fernanda knew not only her husband's character but also the nature of a community that had nothing to do with that of her parents, because everyone who saw the trunks go by said that after all, that was the natural culmination of a story whose intimacies no one was unaware of, and Aureliano Segundo celebrated the freedom he had been given with a three-day party. Mais ce geste héroïque n'était qu'une preuve de plus à quel point Fernanda connaissait mal non seulement le caractère de son mari mais aussi la nature d'une communauté qui n'avait rien à voir avec celle de ses parents, car tous ceux qui voyaient passer les malles disaient qu'après tout, c'était l'aboutissement naturel d'une histoire dont personne n'ignorait l'intimité, et Aureliano Segundo a célébré le don de la liberté avec une fête de trois jours. Para mayor desventaja de la esposa, mientras ella empezaba a hacer una mala madurez con sus sombrías vestiduras talares, sus medallones anacrónicos y su orgullo fuera de lugar, la concubina parecía reventar en una segunda juventud, embutida en vistosos trajes de seda natural y con los ojos atigrados por la candela de la reivindicación. To the further disadvantage of the wife, while she began to have a bad maturity with her somber talar garments, her anachronistic medallions and her misplaced pride, the concubine seemed to burst into a second youth, encased in showy dresses of natural silk and with the tiger eyes by the candle of vindication. Au plus grand désavantage de l'épouse, alors qu'elle commençait à faire une mauvaise maturité avec sa tenue sombre, ses médaillons anachroniques et son orgueil mal placé, la concubine semblait exploser dans une seconde jeunesse, gavée de robes voyantes en soie naturelle et aux yeux tigré de la chandelle de la justification. Aureliano Segundo volvió a entregarse a ella con la fogosidad de la adolescencia, como antes, cuando Petra Cotes no lo quería por ser él sino porque lo confundía con su hermano gemelo, y acostándose con ambos al mismo tiempo pensaba que Dios le había deparado la fortuna de tener un hombre que hacía el amor como si fueran dos. Aureliano Segundo gave himself to her again with the ardor of adolescence, as before, when Petra Cotes did not love him because he was him but because she mistook him for her twin brother, and sleeping with both of them at the same time, she thought that God had given her fortune. of having a man who made love as if they were two. Aureliano Segundo se redonne à elle avec la fougue de l'adolescence, comme avant, quand Petra Cotes ne l'aimait pas parce qu'il était lui, mais parce qu'elle le confondait avec son frère jumeau, et couchait avec les deux en même temps, elle pensait que Dieu lui avait donné la fortune d'avoir un homme qui faisait l'amour comme s'ils étaient deux. Era tan apremiante la pasión restaurada, que en más de una ocasión se miraron a los ojos cuando se disponían a comer, y sin decirse nada taparon los platos y se fueron a morirse de hambre y de amor en el dormitorio. The restored passion was so urgent that on more than one occasion they looked into each other's eyes when they were about to eat, and without saying anything they covered the plates and went to die of hunger and love in the bedroom. La passion retrouvée était si pressante qu'à plus d'une occasion ils se regardèrent dans les yeux en se préparant à manger, et sans rien dire ils couvraient les assiettes et allaient mourir de faim et d'amour dans la chambre. Inspirado en las cosas que había visto en sus furtivas visitas a las matronas francesas, Aureliano Segundo le compró a Petra Cotes una cama con baldaquín arzobispal, y puso cortinas de terciopelo en las ventanas y cubrió el cielorraso y las paredes del dormitorio con grandes espejos de cristal de roca. Inspired by the things he had seen on his furtive visits to the French matrons, Aureliano Segundo bought Petra Cotes a bed with an archiepiscopal canopy, and put velvet curtains on the windows and covered the ceiling and walls of the bedroom with large mirrors. rock crystal. Inspiré par les choses qu'il avait vues lors de ses visites furtives chez les matrones françaises, Aureliano Segundo acheta à Petra Cotes un lit à baldaquin archiépiscopal, posa des rideaux de velours aux fenêtres et recouvrit le plafond et les murs de la chambre de grands miroirs en cristal de roche. Se le vio entonces más parrandero y botarate que nunca. He was then seen more partying and rowdy than ever. On le voit alors plus fêtard et botarate que jamais. En el tren, que llegaba todos los días a las once, recibía cajas y más cajas de champaña y de brandy. On the train, which arrived every day at eleven, he received boxes and boxes of champagne and brandy. Al regreso de la estación arrastraba a la cumbiamba improvisada a cuanto ser humano encontraba a su paso, nativo o forastero, conocido o por conocer, sin distinciones de ninguna clase. Returning from the station, he dragged to the improvised cumbiamba every human being he encountered, native or foreigner, known or unknown, without distinction of any kind. Au retour de la gare, il entraînait dans la cumbiamba improvisée tout être humain qu'il rencontrait sur son chemin, indigène ou étranger, connu ou inconnu, sans distinction d'aucune sorte. Hasta el escurridizo señor Brown, que solo alternaba en lengua extraña, se dejó seducir por las tentadoras señas que le hacía Aureliano Segundo, y varias veces se emborrachó a muerte en casa de Petra Cotes y hasta hizo que los feroces perros alemanes que lo acompañaban a todas partes bailaran canciones texanas que él mismo masticaba de cualquier modo al compás del acordeón. Even the elusive Mr. Brown, who only alternated in a strange language, allowed himself to be seduced by the tempting signs that Aureliano Segundo made him, and several times he got dead drunk at Petra Cotes's house and even made the ferocious German dogs that accompanied him Everywhere they danced to Texan songs that he himself chewed in any way to the beat of the accordion. Même l'insaisissable M. Brown, qui ne parlait qu'une langue étrangère, s'est laissé séduire par les signes alléchants que lui faisait Aureliano Segundo, et plusieurs fois il s'est saoulé à mort chez Petra Cotes et a même fait les féroces chiens allemands qui l'accompagnaient partout où ils dansaient sur des chansons texanes qu'il mâchait lui-même n'importe comment au rythme de l'accordéon.

—Apártense vacas —gritaba Aureliano Segundo en el paroxismo de la fiesta—. "Move aside, cows," Aureliano Segundo shouted at the paroxysm of the party. "Eloignez les vaches", a crié Aureliano Segundo au paroxysme de la fête. Apártense que la vida es corta. Stay away that life is short.

Nunca tuvo mejor semblante, ni lo quisieron más, ni fue más desaforado el paritorio de sus animales. Nie hatte er ein besseres Gesicht, noch wurde er mehr geliebt, noch war der Kreißsaal seiner Tiere unverschämter. He never had a better countenance, nor did they love him more, nor was the birthing room of his animals more outrageous. Il n'a jamais eu une meilleure contenance, ni n'a été plus aimé, ni la salle d'accouchement de ses animaux plus scandaleuse. Se sacrificaban tantas reses, tantos cerdos y gallinas en las interminables parrandas, que la tierra del patio se volvió negra y lodosa de tanta sangre. So many cattle, so many pigs and chickens were sacrificed in the endless parrandas, that the earth of the patio turned black and muddy with so much blood. Tant de bétail, tant de porcs et de poulets ont été abattus dans l'interminable beuverie que le sol du patio est devenu noir et boueux avec tant de sang. Aquello era un eterno tiradero de huesos y tripas, un muladar de sobras, y había que estar quemando recámaras de dinamita a todas horas para que los gallinazos no les sacaran los ojos a los invitados. Es war eine ewige Müllhalde aus Knochen und Eingeweiden, ein Misthaufen aus Resten, und Dynamitkammern mussten rund um die Uhr angezündet werden, damit die Hühnerköpfe den Gästen nicht die Augen ausstachen. That was an eternal dump of bones and guts, a dump of leftovers, and you had to be burning chambers of dynamite at all hours so that the buzzards wouldn't gouge out the eyes of the guests. C'était un dépotoir éternel d'os et de tripes, un fumier de restes, et il fallait brûler des chambres de dynamite à toute heure pour que les vautours n'arrachent pas les yeux des invités. Aureliano Segundo se volvió gordo, violáceo, atortugado, a consecuencia de un apetito apenas comparable al de José Arcadio cuando regresó de la vuelta al mundo. Aureliano Segundo became fat, purplish, torpid, as a result of an appetite hardly comparable to that of José Arcadio when he returned from traveling around the world. Aureliano Segundo est devenu gros, violet, tortue, à la suite d'un appétit à peine comparable à celui de José Arcadio à son retour du monde entier. El prestigio de su desmandada voracidad, de su inmensa capacidad de despilfarro, de su hospitalidad sin precedente, rebasó los límites de la ciénaga y atrajo a los glotones mejor calificados del litoral. The prestige of its unbridled voracity, of its immense capacity for waste, of its unprecedented hospitality, exceeded the limits of the swamp and attracted the best qualified gluttons of the coast. De todas partes llegaban tragaldabas fabulosos para tomar parte en los irracionales torneos de capacidad y resistencia que se organizaban en casa de Petra Cotes. Fabulous swallowers arrived from everywhere to take part in the irrational tournaments of ability and endurance that were organized at Petra Cotes' house. Des engloutisseurs fabuleux venaient de partout pour participer aux tournois irrationnels d'habilité et d'endurance qui s'organisaient chez Petra Cotes. Aureliano Segundo fue el comedor invicto, hasta el sábado de infortunio en que apareció Camila Sagastume, una hembra totémica conocida en el país entero con el buen nombre de La Elefanta. Aureliano Segundo was the undefeated eater, until the unlucky Saturday when Camila Sagastume appeared, a totemic female known throughout the country with the good name of La Elefanta. Aureliano Segundo était la salle à manger invaincue, jusqu'au malheureux samedi où Camila Sagastume est apparue, une femme totémique connue dans tout le pays sous le bon nom de La Elefanta. El duelo se prolongó hasta el amanecer del martes. The duel lasted until dawn on Tuesday. En las primeras veinticuatro horas, habiendo despachado una ternera con yuca, ñame y plátanos asados, y además una caja y media de champaña, Aureliano Segundo tenía la seguridad de la victoria. Dans les premières vingt-quatre heures, après avoir mangé un veau avec du manioc, des ignames et des plantains rôtis, et aussi une caisse et demie de champagne, Aureliano Segundo était certain de la victoire. Se veía más entusiasta, más vital que la imperturbable adversaria, poseedora de un estilo evidentemente más profesional, pero por lo mismo menos emocionante para el abigarrado público que desbordó la casa. Elle semblait plus enthousiaste, plus vitale que son imperturbable adversaire, possédant un style évidemment plus professionnel, mais pour la même raison moins excitant pour le public hétéroclite qui débordait la maison. Mientras Aureliano Segundo comía a dentelladas, desbocado por la ansiedad del triunfo, La Elefanta seccionaba la carne con las artes de un cirujano, y la comía sin prisa y hasta con un cierto placer. While Aureliano Segundo ate with his teeth, out of control with the anxiety of triumph, La Elefanta sectioned the meat with the skills of a surgeon, and ate it slowly and even with a certain pleasure. Era gigantesca y maciza, pero contra la corpulencia colosal prevalecía la ternura de la femineidad, y tenía un rostro tan hermoso, unas manos tan finas y bien cuidadas y un encanto personal tan irresistible, que cuando Aureliano Segundo la vio entrar a la casa comentó en voz baja que hubiera preferido no hacer el torneo en la mesa sino en la cama. She was gigantic and massive, but against the colossal corpulence prevailed the tenderness of femininity, and she had such a beautiful face, such fine and well-kept hands, and such an irresistible personal charm, that when Aureliano Segundo saw her enter the house he commented in a low voice that he would have preferred not to have the tournament at the table but in bed. Más tarde, cuando la vio consumir el cuadril de la ternera sin violar una sola regla de la mejor urbanidad, comentó seriamente que aquel delicado, fascinante e insaciable proboscidio era en cierto modo la mujer ideal. Plus tard, lorsqu'il la vit consommer la croupe de veau sans enfreindre une seule règle de la meilleure civilité, il commenta sérieusement que cette trompe délicate, fascinante et insatiable était en quelque sorte la femme idéale. No estaba equivocado. He was not wrong. Je n'avais pas tort. La fama de quebrantahuesos que precedió a La Elefanta carecía de fundamento. The fame of the bearded vulture that preceded La Elefanta was unfounded. La renommée des gypaètes barbus qui a précédé La Elefanta était sans fondement. No era trituradora de bueyes, ni mujer barbada en un circo griego, como se decía, sino directora de una academia de canto. She was not an ox grinder, nor a bearded woman in a Greek circus, as was said, but the director of a singing academy. Elle n'était pas un broyeur de bœufs, ni une femme barbue dans un cirque grec, comme on l'a dit, mais la directrice d'une académie de chant. Había aprendido a comer siendo ya una respetable madre de familia, buscando un método para que sus hijos se alimentaran mejor y no mediante estímulos artificiales del apetito sino mediante la absoluta tranquilidad del espíritu. Elle avait appris à manger en étant déjà une mère de famille respectable, à la recherche d'une méthode pour que ses enfants mangent mieux et non par des stimulations artificielles de l'appétit mais par une tranquillité d'esprit absolue. Su teoría, demostrada en la práctica, se fundaba en el principio de que una persona que tuviera perfectamente arreglados todos los asuntos de su conciencia, podía comer sin tregua hasta que la venciera el cansancio. Sa théorie, démontrée dans la pratique, reposait sur le principe qu'une personne qui avait parfaitement arrangé tous les problèmes de sa conscience pouvait manger sans répit jusqu'à ce que l'épuisement l'envahisse. De modo que fue por razones morales, y no por interés deportivo, que desatendió la academia y el hogar para competir con un hombre cuya fama de gran comedor sin principios le había dado la vuelta al país. So it was for moral reasons, not sporting interest, that he neglected the academy and the home to compete with a man whose reputation as an unprincipled big eater had gone around the country. C'est donc pour des raisons morales, et non par intérêt sportif, qu'il a négligé l'école et la maison pour rivaliser avec un homme dont la réputation de mangeur sans scrupules avait fait le tour du pays. Desde la primera vez que lo vio, se dio cuenta de que a Aureliano Segundo no lo perdería el estómago sino el carácter. From the first time she saw him, she realized that Aureliano Segundo would not lose his stomach but his character. Al término de la primera noche, mientras La Elefanta continuaba impávida, Aureliano Segundo se estaba agotando de tanto hablar y reír. À la fin de la première nuit, alors que La Elefanta continuait sans se laisser démonter, Aureliano Segundo s'épuisait à force de parler et de rire. Durmieron cuatro horas. Al despertar, se bebió cada uno el jugo de cincuenta naranjas, ocho litros de café y treinta huevos crudos. Al segundo amanecer, después de muchas horas sin dormir y habiendo despachado dos cerdos, un racimo de plátano y cuatro cajas de champaña, La Elefanta sospechó que Aureliano Segundo, sin saberlo, había descubierto el mismo método que ella, pero por el camino absurdo de la irresponsabilidad total. On the second dawn, after many hours without sleeping and having dispatched two pigs, a bunch of bananas and four cases of champagne, La Elefanta suspected that Aureliano Segundo, without knowing it, had discovered the same method as her, but through the absurd path of total irresponsibility. A la seconde aube, après de nombreuses heures sans sommeil et après avoir expédié deux cochons, un régime de bananes et quatre caisses de champagne, La Elefanta suspecta qu'Aureliano Segundo, sans le savoir, avait découvert la même méthode qu'elle, mais par la voie absurde d'une irresponsabilité totale. Era, pues, más peligroso de lo que ella pensaba. Sin embargo, cuando Petra Cotes llevó a la mesa dos pavos asados, Aureliano Segundo estaba a un paso de la congestión. However, when Petra Cotes brought two roast turkeys to the table, Aureliano Segundo was one step away from congestion.

—Si no puede, no coma más —dijo La Elefanta—. -If you can't, don't eat anymore," said La Elefanta. Quedamos empatados. We are tied. Nous sommes liés.

Lo dijo de corazón, comprendiendo que tampoco ella podía comer un bocado más por el remordimiento de estar propiciando la muerte del adversario. She said it from her heart, realizing that she too could not eat another bite because of the remorse of propitiating the death of her adversary. Elle l'a dit avec le cœur, réalisant qu'elle ne pouvait pas non plus manger une autre bouchée à cause du remords d'avoir causé la mort de son adversaire. Pero Aureliano Segundo lo interpretó como un nuevo desafío, y se atragantó de pavo hasta más allá de su increíble capacidad. But Aureliano Segundo interpreted it as a new challenge, and he choked on turkey beyond his incredible capacity. Perdió el conocimiento. He lost consciousness. Cayó de bruces en el plato de huesos, echando espumarajos de perro por la boca, y ahogándose en ronquidos de agonía. He fell face first into the plate of bones, foaming like a dog at the mouth, and choking on agonized snores. Sintió, en medio de las tinieblas, que lo arrojaban desde lo más alto de una torre hacia un precipicio sin fondo, y en un último fogonazo de lucidez se dio cuenta de que al término de aquella inacabable caída lo estaba esperando la muerte. He felt, in the midst of the darkness, that he was being thrown from the top of a tower towards a bottomless precipice, and in a last flash of lucidity he realized that at the end of that endless fall death was waiting for him. Au milieu des ténèbres, il se sentit projeté du haut d'une tour vers un précipice sans fond, et dans un dernier éclair de lucidité il comprit que la mort l'attendait au terme de cette chute sans fin.

—Llévenme con Fernanda —alcanzó a decir. "Take me to Fernanda," he managed to say.

Los amigos que lo dejaron en la casa creyeron que le había cumplido a la esposa la promesa de no morir en la cama de la concubina. The friends who left him at the house believed that he had fulfilled his promise to his wife not to die in the concubine's bed. Les amis qui l'ont laissé à la maison croyaient qu'il avait tenu sa promesse à sa femme de ne pas mourir dans le lit de la concubine. Petra Cotes había embetunado los botines de charol que él quería tener puestos en el ataúd, y ya andaba buscando a alguien que los llevara, cuando fueron a decirle que Aureliano Segundo estaba fuera de peligro. Petra Cotes had polished the patent leather ankle boots that he wanted to have in the coffin, and was already looking for someone to wear them, when they went to tell him that Aureliano Segundo was out of danger. Se restableció, en efecto, en menos de una semana, y quince días después estaba celebrando con una parranda sin precedentes el acontecimiento de la supervivencia. He was restored, in fact, in less than a week, and a fortnight later he was celebrating the survival event with an unprecedented party. Siguió viviendo en casa de Petra Cotes, pero visitaba a Fernanda todos los días y a veces se quedaba a comer en familia, como si el destino hubiera invertido la situación, y lo hubiera dejado de esposo de la concubina y de amante de la esposa. He continued to live at Petra Cotes's house, but he visited Fernanda every day and sometimes stayed to eat with the family, as if fate had reversed the situation, leaving him husband to the concubine and lover to the wife. Il continua à habiter la maison de Petra Cotes, mais il rendait visite à Fernanda tous les jours et restait parfois à manger avec la famille, comme si le destin avait renversé la situation, le laissant mari à la concubine et amant à la femme.