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Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez, Capítulo 11 (1)

Capítulo 11 (1)

XI

El matrimonio estuvo a punto de acabarse a los dos meses porque Aureliano Segundo, tratando de desagraviar a Petra Cotes, le hizo tomar un retrato vestida de reina de Madagascar. Cuando Fernanda lo supo volvió a hacer sus baúles de recién casada y se marchó de Macondo sin despedirse. Aureliano Segundo la alcanzó en el camino de la ciénaga. Al cabo de muchas súplicas y propósitos de enmienda logró llevarla de regreso a la casa, y abandonó a la concubina.

Petra Cotes, consciente de su fuerza, no dio muestras de preocupación. Ella lo había hecho hombre. Siendo todavía un niño lo sacó del cuarto de Melquíades, con la cabeza llena de ideas fantásticas y sin ningún contacto con la realidad, y le dio un lugar en el mundo. La naturaleza lo había hecho reservado y esquivo, con tendencias a la meditación solitaria, y ella le había moldeado el carácter opuesto, vital, expansivo, desabrochado, y le había infundido el júbilo de vivir y el placer de la parranda y el despilfarro, hasta convertirlo, por dentro y por fuera, en el hombre con que había soñado para ella desde la adolescencia. Se había casado, pues, como tarde o temprano se casan los hijos. Él no se atrevió a anticiparle la noticia. Asumió una actitud tan infantil frente a la situación que fingía falsos rencores y resentimientos imaginarios, buscando el modo de que fuera Petra Cotes quien provocara la ruptura. Un día en que Aureliano Segundo le hizo un reproche injusto, ella eludió la trampa y puso las cosas en su puesto.

—Lo que pasa —dijo— es que te quieres casar con la reina.

Aureliano Segundo, avergonzado, fingió un colapso de cólera, se declaró incomprendido y ultrajado, y no volvió a visitarla. Petra Cotes, sin perder un solo instante su magnífico dominio de fiera en reposo, oyó la música y los cohetes de la boda, el alocado bullicio de la parranda pública, como si todo eso no fuera más que una nueva travesura de Aureliano Segundo. A quienes se compadecieron de su suerte, los tranquilizó con una sonrisa. «No se preocupen», les dijo. «A mí las reinas me hacen los mandados». A una vecina que le llevó velas compuestas para que alumbrara con ellas el retrato del amante perdido, le dijo con una seguridad enigmática:

—La única vela que lo hará venir está siempre encendida.

Tal como ella lo había previsto, Aureliano Segundo volvió a su casa tan pronto como pasó la luna de miel. Llevó a sus amigotes de siempre, un fotógrafo ambulante y el traje y la capa de armiño sucia de sangre que Fernanda había usado en el carnaval. Al calor de la parranda que se prendió esa tarde, hizo vestir de reina a Petra Cotes, la coronó soberana absoluta y vitalicia de Madagascar, y repartió copias del retrato entre sus amigos. Ella no solo se prestó al juego, sino que se compadeció íntimamente de él, pensando que debía estar muy asustado cuando concibió aquel extravagante recurso de reconciliación. A las siete de la noche, todavía vestida de reina, lo recibió en la cama. Tenía apenas dos meses de casado, pero ella se dio cuenta en seguida de que las cosas no andaban bien en el lecho nupcial, y experimentó el delicioso placer de la venganza consumada. Dos días después, sin embargo, cuando él no se atrevió a volver, sino que mandó un intermediario para que arreglara los términos de la separación, ella comprendió que iba a necesitar más paciencia de la prevista, porque él parecía dispuesto a sacrificarse por las apariencias. Tampoco entonces se alteró. Volvió a facilitar las cosas con una sumisión que confirmó la creencia generalizada de que era una pobre mujer, y el único recuerdo que conservó de Aureliano Segundo fue un par de botines de charol que, según él mismo había dicho, eran los que quería llevar puestos en el ataúd. Los guardó envueltos en trapos en el fondo de un baúl, y se preparó para apacentar una espera sin desesperación.

—Tarde o temprano tiene que venir —se dijo—, aunque solo sea a ponerse estos botines.

No tuvo que esperar tanto como suponía. En realidad, Aureliano Segundo comprendió desde la noche de bodas que volvería a casa de Petra Cotes mucho antes de que tuviera necesidad de ponerse los botines de charol: Fernanda era una mujer perdida para el mundo. Había nacido y crecido a mil kilómetros del mar, en una ciudad lúgubre por cuyas callejuelas de piedra traqueteaban todavía, en noches de espantos, las carrozas de los virreyes. Treinta y dos campanarios tocaban a muerto a las seis de la tarde. En la casa señorial embaldosada de losas sepulcrales jamás se conoció el sol. El aire había muerto en los cipreses del patio, en las pálidas colgaduras de los dormitorios, en las arcadas rezumantes del jardín de los nardos. Fernanda no tuvo hasta la pubertad otra noticia del mundo que los melancólicos ejercicios de piano ejecutados en alguna casa vecina por alguien que durante años y años se permitió el albedrío de no hacer la siesta. En el cuarto de su madre enferma, verde y amarilla bajo la polvorienta luz de los vitrales, escuchaba las escalas metódicas, tenaces, descorazonadas, y pensaba que esa música estaba en el mundo, mientras ella se consumía tejiendo coronas de palmas fúnebres. Su madre, sudando la calentura de las cinco, le hablaba del esplendor del pasado. Siendo muy niña, una noche de luna, Fernanda vio una hermosa mujer vestida de blanco que atravesó el jardín hacia el oratorio. Lo que más le inquietó de aquella visión fugaz fue que la sintió exactamente igual a ella, como si se hubiera visto a sí misma con veinte años de anticipación. «Es tu bisabuela, la reina», le dijo su madre en las treguas de la tos. «Se murió de un mal aire que le dio al cortar una vara de nardos». Muchos años después, cuando empezó a sentirse igual a su bisabuela, Fernanda puso en duda la visión de la infancia, pero la madre le reprochó su incredulidad.

—Somos inmensamente ricos y poderosos —le dijo—. Un día serás reina.

Ella lo creyó, aunque solo ocupaban la larga mesa con manteles de lino y servicios de plata, para tomar una taza de chocolate con agua y un pan de dulce. Hasta el día de la boda soñó con un reinado de leyenda, a pesar de que su padre, don Fernando, tuvo que hipotecar la casa para comprarle el ajuar. No era ingenuidad ni delirio de grandeza. Así la educaron. Desde que tuvo uso de razón recordaba haber hecho sus necesidades en una bacinilla de oro con el escudo de armas de la familia. Salió de la casa por primera vez a los doce años, en un coche de caballos que solo tuvo que recorrer dos cuadras para llevarla al convento. Sus compañeras de clases se sorprendieron de que la tuvieran apartada, en una silla de espaldar muy alto, y de que ni siquiera se mezclara con ellas durante el recreo. «Ella es distinta», explicaban las monjas. «Va a ser reina». Sus compañeras lo creyeron, porque ya entonces era la doncella más hermosa, distinguida y discreta que habían visto jamás. Al cabo de ocho años, habiendo aprendido a versificar en latín, a tocar el clavicordio, a conversar de cetrería con los caballeros y de apologética con los arzobispos, a dilucidar asuntos de estado con los gobernantes extranjeros y asuntos de Dios con el Papa, volvió a casa de sus padres a tejer palmas fúnebres. La encontró saqueada. Quedaban apenas los muebles indispensables, los candelabros y el servicio de plata, porque los útiles domésticos habían sido vendidos, uno a uno, para sufragar los gastos de su educación. Su madre había sucumbido a la calentura de las cinco. Su padre, don Fernando, vestido de negro, con un cuello laminado y una leontina de oro atravesada en el pecho, le daba los lunes una moneda de plata para los gastos domésticos, y se llevaba las coronas fúnebres terminadas la semana anterior. Pasaba la mayor parte del día encerrado en el despacho, y en las pocas ocasiones en que salía a la calle regresaba antes de las seis, para acompañarla a rezar el rosario. Nunca llevó amistad íntima con nadie. Nunca oyó hablar de las guerras que desangraron el país. Nunca dejó de oír los ejercicios de piano a las tres de la tarde. Empezaba inclusive a perder la ilusión de ser reina, cuando sonaron dos aldabonazos perentorios en el portón, y le abrió a un militar apuesto, de ademanes ceremoniosos, que tenía una cicatriz en la mejilla y una medalla de oro en el pecho. Se encerró con su padre en el despacho. Dos horas después, su padre fue a buscarla al costurero. «Prepare sus cosas», le dijo. «Tiene que hacer un largo viaje». Fue así como la llevaron a Macondo. En un solo día, con un zarpazo brutal, la vida le echó encima todo el peso de una realidad que durante años le habían escamoteado sus padres. De regreso a casa se encerró en el cuarto a llorar, indiferente a las súplicas y explicaciones de don Fernando, tratando de borrar la quemadura de aquella burla inaudita. Se había prometido no abandonar el dormitorio hasta la muerte, cuando Aureliano Segundo llegó a buscarla. Fue un golpe de suerte inconcebible, porque en el aturdimiento de la indignación, en la furia de la vergüenza, ella le había mentido para que nunca conociera su verdadera identidad. Las únicas pistas reales de que disponía Aureliano Segundo cuando salió a buscarla eran su inconfundible dicción del páramo y su oficio de tejedora de palmas fúnebres. La buscó sin piedad. Con la temeridad atroz con que José Arcadio Buendía atravesó la sierra para fundar a Macondo, con el orgullo ciego con que el coronel Aureliano Buendía promovió sus guerras inútiles, con la tenacidad insensata con que Úrsula aseguró la supervivencia de la estirpe, así buscó Aureliano Segundo a Fernanda, sin un solo instante de desaliento. Cuando preguntó dónde vendían palmas fúnebres, lo llevaron de casa en casa para que escogiera las mejores. Cuando preguntó dónde estaba la mujer más bella que se había dado sobre la tierra, todas las madres le llevaron a sus hijas. Se extravió por desfiladeros de niebla, por tiempos reservados al olvido, por laberintos de desilusión. Atravesó un páramo amarillo donde el eco repetía los pensamientos y la ansiedad provocaba espejismos premonitorios. Al cabo de semanas estériles, llegó a una ciudad desconocida donde todas las campanas tocaban a muerto. Aunque nunca los había visto, ni nadie se los había descrito, reconoció de inmediato los muros carcomidos por la sal de los huesos, los decrépitos balcones de maderas destripadas por los hongos, y clavado en el portón y casi borrado por la lluvia el cartoncito más triste del mundo: Se venden palmas fúnebres. Desde entonces hasta la mañana helada en que Fernanda abandonó la casa al cuidado de la Madre Superiora apenas si hubo tiempo para que las monjas cosieran el ajuar, y metieran en seis baúles los candelabros, el servicio de plata y la bacinilla de oro, y los incontables e inservibles destrozos de una catástrofe familiar que había tardado dos siglos en consumarse. Don Fernando declinó la invitación de acompañarlos. Prometió ir más tarde, cuando acabara de liquidar sus compromisos, y desde el momento en que le echó la bendición a su hija volvió a encerrarse en el despacho, a escribirle las esquelas con viñetas luctuosas y el escudo de armas de la familia que habían de ser el primer contacto humano que Fernanda y su padre tuvieran en toda la vida. Para ella, esa fue la fecha real de su nacimiento. Para Aureliano Segundo fue casi al mismo tiempo el principio y el fin de la felicidad.

Fernanda llevaba un precioso calendario con llavecitas doradas en el que su director espiritual había marcado con tinta morada las fechas de abstinencia venérea. Descontando la Semana Santa, los domingos, las fiestas de guardar, los primeros viernes, los retiros, los sacrificios y los impedimentos cíclicos, su anuario útil quedaba reducido a 42 días desperdigados en una maraña de cruces moradas. Aureliano Segundo, convencido de que el tiempo echaría por tierra aquella alambrada hostil, prolongó la fiesta de la boda más allá del término previsto. Agotada de tanto mandar al basurero botellas vacías de brandy y champaña para que no congestionaran la casa, y al mismo tiempo intrigada de que los recién casados durmieran a horas distintas y en habitaciones separadas mientras continuaban los cohetes y la música y los sacrificios de reses, Úrsula recordó su propia experiencia y se preguntó si Fernanda no tendría también un cinturón de castidad que tarde o temprano provocara las burlas del pueblo y diera origen a una tragedia. Pero Fernanda le confesó que simplemente estaba dejando pasar dos semanas antes de permitir el primer contacto con su esposo. Transcurrido el término, en efecto, abrió la puerta de su dormitorio con la resignación al sacrificio con que lo hubiera hecho una víctima expiatoria, y Aureliano Segundo vio a la mujer más bella de la tierra, con sus gloriosos ojos de animal asustado y los largos cabellos color de cobre extendidos en la almohada. Tan fascinado estaba con la visión que tardó un instante en darse cuenta de que Fernanda se había puesto un camisón blanco, largo hasta los tobillos y con mangas hasta los puños, y con un ojal grande y redondo primorosamente ribeteado a la altura del vientre. Aureliano Segundo no pudo reprimir una explosión de risa.

Capítulo 11 (1) Kapitel 11 (1) Chapter 11 (1) Chapitre 11 (1) Capitolo 11 (1) Capítulo 11 (1) Глава 11 (1) 第11章(1)

XI

El matrimonio estuvo a punto de acabarse a los dos meses porque Aureliano Segundo, tratando de desagraviar a Petra Cotes, le hizo tomar un retrato vestida de reina de Madagascar. The marriage was about to end after two months because Aureliano Segundo, trying to make amends to Petra Cotes, had her take a portrait dressed as the queen of Madagascar. Le mariage était sur le point de se terminer au bout de deux mois car Aureliano Segundo, essayant de faire amende honorable à Petra Cotes, lui fit faire un portrait déguisé en reine de Madagascar. Cuando Fernanda lo supo volvió a hacer sus baúles de recién casada y se marchó de Macondo sin despedirse. When Fernanda found out, she packed her newlywed trunks again and left Macondo without saying goodbye. Lorsque Fernanda l'a découvert, elle a de nouveau emballé ses malles de jeune mariée et a quitté Macondo sans dire au revoir. Aureliano Segundo la alcanzó en el camino de la ciénaga. Aureliano Segundo caught up with her on the road to the swamp. Al cabo de muchas súplicas y propósitos de enmienda logró llevarla de regreso a la casa, y abandonó a la concubina. After many pleas and attempts to amend, he managed to get her back to the house, and left the concubine. Après de nombreuses supplications et tentatives d'amendement, il réussit à la ramener à la maison et quitta la concubine.

Petra Cotes, consciente de su fuerza, no dio muestras de preocupación. Petra Cotes, conscious of her strength, showed no concern. Ella lo había hecho hombre. She had made him a man. Siendo todavía un niño lo sacó del cuarto de Melquíades, con la cabeza llena de ideas fantásticas y sin ningún contacto con la realidad, y le dio un lugar en el mundo. While he was still a child, he took him out of Melquíades' room, with his head full of fantastic ideas and no contact with reality, and gave him a place in the world. Alors qu'il était encore enfant, il le sortit de la chambre de Melquiades, la tête pleine d'idées fantastiques et sans aucun contact avec la réalité, et lui donna une place dans le monde. La naturaleza lo había hecho reservado y esquivo, con tendencias a la meditación solitaria, y ella le había moldeado el carácter opuesto, vital, expansivo, desabrochado, y le había infundido el júbilo de vivir y el placer de la parranda y el despilfarro, hasta convertirlo, por dentro y por fuera, en el hombre con que había soñado para ella desde la adolescencia. Nature had made him reserved and aloof, with tendencies toward solitary meditation, and she had molded the opposite character, vital, expansive, unbuttoned, and had instilled in him the joy of living and the pleasure of partying and waste, until make him, inside and out, the man she had dreamed of for her since adolescence. La nature l'avait fait réservé et distant, avec des tendances à la méditation solitaire, et elle avait façonné le caractère opposé, vital, expansif, déboutonné, et lui avait inculqué la joie de vivre et le plaisir de faire la fête et de gaspiller, jusqu'à lui faire, à l'intérieur et out, l'homme dont elle rêvait depuis l'adolescence. Se había casado, pues, como tarde o temprano se casan los hijos. He had married, well, as sooner or later children marry. Il s'était marié, eh bien, comme tôt ou tard les enfants se marient. Él no se atrevió a anticiparle la noticia. He did not dare anticipate the news. Asumió una actitud tan infantil frente a la situación que fingía falsos rencores y resentimientos imaginarios, buscando el modo de que fuera Petra Cotes quien provocara la ruptura. He assumed such a childish attitude towards the situation that he feigned false grudges and imaginary resentments, looking for a way for Petra Cotes to be the one to cause the break. Un día en que Aureliano Segundo le hizo un reproche injusto, ella eludió la trampa y puso las cosas en su puesto. One day when Aureliano Segundo reproached her unfairly, she avoided the trap and put things in their place. Un jour où Aureliano Segundo lui a fait des reproches injustes, elle a évité le piège et a remis les choses à leur place.

—Lo que pasa —dijo— es que te quieres casar con la reina. "What happens," he said, "is that you want to marry the queen."

Aureliano Segundo, avergonzado, fingió un colapso de cólera, se declaró incomprendido y ultrajado, y no volvió a visitarla. Aureliano Segundo, ashamed, feigned a collapse of rage, declared himself misunderstood and outraged, and did not visit her again. Aureliano Segundo, honteux, feignit un effondrement de rage, se déclara incompris et outré, et ne lui rendit plus visite. Petra Cotes, sin perder un solo instante su magnífico dominio de fiera en reposo, oyó la música y los cohetes de la boda, el alocado bullicio de la parranda pública, como si todo eso no fuera más que una nueva travesura de Aureliano Segundo. Petra Cotes, without losing for a single moment her magnificent command of a beast at rest, heard the music and the fireworks of the wedding, the wild bustle of the public revelry, as if all this were nothing more than a new prank by Aureliano Segundo. A quienes se compadecieron de su suerte, los tranquilizó con una sonrisa. To those who took pity on his luck, he reassured them with a smile. A ceux qui ont eu pitié de son sort, il les a rassurés par un sourire. «No se preocupen», les dijo. "Don't worry," he told them. «A mí las reinas me hacen los mandados». "The queens do my errands for me." "Les reines font mes courses pour moi." A una vecina que le llevó velas compuestas para que alumbrara con ellas el retrato del amante perdido, le dijo con una seguridad enigmática: To a neighbor who brought her made-up candles to light up the portrait of her lost lover, she said with enigmatic certainty:

—La única vela que lo hará venir está siempre encendida. "The only candle that will make him come is always lit." "La seule bougie qui le fera jouir est toujours allumée."

Tal como ella lo había previsto, Aureliano Segundo volvió a su casa tan pronto como pasó la luna de miel. Just as she had foreseen, Aureliano Segundo returned home as soon as the honeymoon was over. Comme elle l'avait prévu, Aureliano Segundo est rentré chez lui dès la fin de la lune de miel. Llevó a sus amigotes de siempre, un fotógrafo ambulante y el traje y la capa de armiño sucia de sangre que Fernanda había usado en el carnaval. He brought his usual buddies, a traveling photographer, and the blood-soaked ermine suit and cape that Fernanda had worn at the carnival. Il a amené ses copains habituels, un photographe itinérant, ainsi que le costume et la cape d'hermine imbibés de sang que Fernanda avait portés au carnaval. Al calor de la parranda que se prendió esa tarde, hizo vestir de reina a Petra Cotes, la coronó soberana absoluta y vitalicia de Madagascar, y repartió copias del retrato entre sus amigos. In the heat of the party that broke out that afternoon, he had Petra Cotes dressed as a queen, crowned her absolute and life sovereign of Madagascar, and distributed copies of the portrait among his friends. Dans le feu de la fête qui éclate cet après-midi-là, il fait habiller Petra Cotes en reine, la couronne souveraine absolue à vie de Madagascar et distribue des copies du portrait à ses amis. Ella no solo se prestó al juego, sino que se compadeció íntimamente de él, pensando que debía estar muy asustado cuando concibió aquel extravagante recurso de reconciliación. She not only played the game, but also pitied him intimately, thinking that he must have been very frightened when he conceived of this extravagant device of reconciliation. Non seulement elle jouait le jeu, mais elle le plaignait aussi intimement, pensant qu'il avait dû avoir très peur lorsqu'il avait conçu cet extravagant artifice de réconciliation. A las siete de la noche, todavía vestida de reina, lo recibió en la cama. At seven in the evening, still dressed as a queen, she received him in bed. Tenía apenas dos meses de casado, pero ella se dio cuenta en seguida de que las cosas no andaban bien en el lecho nupcial, y experimentó el delicioso placer de la venganza consumada. He had been married for barely two months, but she quickly realized that things were not going well in the marriage bed, and she experienced the delicious pleasure of revenge accomplished. Dos días después, sin embargo, cuando él no se atrevió a volver, sino que mandó un intermediario para que arreglara los términos de la separación, ella comprendió que iba a necesitar más paciencia de la prevista, porque él parecía dispuesto a sacrificarse por las apariencias. Two days later, however, when he did not dare to return, but instead sent an intermediary to arrange the terms of their separation, she realized that she was going to need more patience than expected, because he seemed willing to sacrifice himself for appearances. . Deux jours plus tard, cependant, lorsqu'il n'osa pas revenir, mais envoya plutôt un intermédiaire pour arranger les conditions de leur séparation, elle se rendit compte qu'elle allait avoir besoin de plus de patience que prévu, car il semblait prêt à se sacrifier pour les apparences. . Tampoco entonces se alteró. He didn't change then either. Il n'a pas changé alors non plus. Volvió a facilitar las cosas con una sumisión que confirmó la creencia generalizada de que era una pobre mujer, y el único recuerdo que conservó de Aureliano Segundo fue un par de botines de charol que, según él mismo había dicho, eran los que quería llevar puestos en el ataúd. She made things easier again with a submission that confirmed the general belief that she was a poor woman, and the only memory she kept of Aureliano Segundo was a pair of patent leather ankle boots that, according to what he himself had said, were the ones he wanted to wear. in the coffin Elle a encore facilité les choses avec une soumission qui a confirmé la croyance générale qu'elle était une femme pauvre, et le seul souvenir qu'elle a gardé d'Aureliano Segundo était une paire de bottines en cuir verni qui, selon ce qu'il avait lui-même dit, étaient celles qu'il voulait porter dans le cercueil Los guardó envueltos en trapos en el fondo de un baúl, y se preparó para apacentar una espera sin desesperación. He kept them wrapped in rags at the bottom of a trunk, and prepared to graze a wait without despair. Il les gardait enveloppés de haillons au fond d'une malle, et se préparait à brouter une attente sans désespoir.

—Tarde o temprano tiene que venir —se dijo—, aunque solo sea a ponerse estos botines. "Sooner or later he has to come," he told himself, "even if it's just to put on these boots."

No tuvo que esperar tanto como suponía. He didn't have to wait as long as he expected. En realidad, Aureliano Segundo comprendió desde la noche de bodas que volvería a casa de Petra Cotes mucho antes de que tuviera necesidad de ponerse los botines de charol: Fernanda era una mujer perdida para el mundo. In reality, Aureliano Segundo understood from the wedding night that he would return to Petra Cotes' house long before he needed to put on his patent leather ankle boots: Fernanda was a woman lost to the world. En réalité, Aureliano Segundo comprit dès la nuit de noces qu'il reviendrait chez Petra Cotes bien avant d'avoir besoin d'enfiler ses bottines vernies : Fernanda était une femme perdue pour le monde. Había nacido y crecido a mil kilómetros del mar, en una ciudad lúgubre por cuyas callejuelas de piedra traqueteaban todavía, en noches de espantos, las carrozas de los virreyes. He had been born and raised a thousand kilometers from the sea, in a gloomy city through whose stone alleys the viceroys' carriages still rattled on ghastly nights. Il était né et avait grandi à mille kilomètres de la mer, dans une ville sombre à travers les ruelles de pierre de laquelle les voitures des vice-rois claquaient encore les nuits affreuses. Treinta y dos campanarios tocaban a muerto a las seis de la tarde. Thirty-two bell towers rang to death at six in the evening. Trente-deux clochers sonnaient à mort à six heures du soir. En la casa señorial embaldosada de losas sepulcrales jamás se conoció el sol. In the manor house paved with sepulchral slabs the sun has never been seen. Dans le manoir pavé de dalles sépulcrales le soleil n'a jamais été vu. El aire había muerto en los cipreses del patio, en las pálidas colgaduras de los dormitorios, en las arcadas rezumantes del jardín de los nardos. The air had died in the cypresses of the patio, in the pale hangings of the bedrooms, in the oozing arcades of the tuberose garden. L'air était mort dans les cyprès du patio, dans les pâles tentures des chambres, dans les arcades suintantes du jardin des tubéreuses. Fernanda no tuvo hasta la pubertad otra noticia del mundo que los melancólicos ejercicios de piano ejecutados en alguna casa vecina por alguien que durante años y años se permitió el albedrío de no hacer la siesta. Until puberty, Fernanda had no other news of the world than the melancholy piano exercises performed in a neighboring house by someone who for years and years allowed himself the will not to take a siesta. Jusqu'à la puberté, Fernanda n'a eu d'autre nouvelle du monde que les mélancoliques exercices de piano exécutés dans une maison voisine par quelqu'un qui pendant des années et des années s'est permis la volonté de ne pas faire la sieste. En el cuarto de su madre enferma, verde y amarilla bajo la polvorienta luz de los vitrales, escuchaba las escalas metódicas, tenaces, descorazonadas, y pensaba que esa música estaba en el mundo, mientras ella se consumía tejiendo coronas de palmas fúnebres. In her sick mother's room, green and yellow under the dusty light of the stained glass windows, she listened to the methodical, tenacious, disheartened scales, and thought that this music was in the world, while she was consumed weaving wreaths of funeral palms. Dans la chambre de sa mère malade, verte et jaune sous la lumière poussiéreuse des vitraux, elle écoutait les gammes méthodiques, tenaces, découragées, et pensait que cette musique était du monde, tandis qu'elle se consumait à tisser des couronnes de palmes funéraires. Su madre, sudando la calentura de las cinco, le hablaba del esplendor del pasado. His mother, sweating from the five o'clock fever, spoke to him about the splendor of the past. Siendo muy niña, una noche de luna, Fernanda vio una hermosa mujer vestida de blanco que atravesó el jardín hacia el oratorio. Being a very young girl, one moonlit night, Fernanda saw a beautiful woman dressed in white who crossed the garden towards the oratory. Lo que más le inquietó de aquella visión fugaz fue que la sintió exactamente igual a ella, como si se hubiera visto a sí misma con veinte años de anticipación. What disturbed her most about that fleeting vision was that she felt exactly the same as herself, as if she had seen herself twenty years in advance. «Es tu bisabuela, la reina», le dijo su madre en las treguas de la tos. "It's your great-grandmother, the queen," her mother told her in the lull of coughing. "C'est ton arrière-grand-mère, la reine", lui dit sa mère dans l'accalmie de la toux. «Se murió de un mal aire que le dio al cortar una vara de nardos». «He died of a bad wind that he got when cutting a tuberose stick». «Il est mort d'un mauvais vent qu'il a eu en coupant un bâton de tubéreuse». Muchos años después, cuando empezó a sentirse igual a su bisabuela, Fernanda puso en duda la visión de la infancia, pero la madre le reprochó su incredulidad. Many years later, when she began to feel the same as her great-grandmother, Fernanda questioned her vision of childhood, but her mother reproached her for her disbelief.

—Somos inmensamente ricos y poderosos —le dijo—. "We are immensely rich and powerful," he told her. Un día serás reina. One day you will be queen.

Ella lo creyó, aunque solo ocupaban la larga mesa con manteles de lino y servicios de plata, para tomar una taza de chocolate con agua y un pan de dulce. She believed him, although they only occupied the long table with linen tablecloths and silver services, to have a cup of chocolate with water and a sweet bread. Elle le crut, bien qu'ils n'occupassent que la longue table aux nappes de lin et aux services d'argent, pour prendre une tasse de chocolat avec de l'eau et une mie de pain. Hasta el día de la boda soñó con un reinado de leyenda, a pesar de que su padre, don Fernando, tuvo que hipotecar la casa para comprarle el ajuar. Until the day of the wedding, he dreamed of a reign of legend, despite the fact that his father, Don Fernando, had to mortgage the house to buy his trousseau. Jusqu'au jour du mariage, il rêvait d'un règne de légende, malgré le fait que son père, Don Fernando, ait dû hypothéquer la maison pour acheter son trousseau. No era ingenuidad ni delirio de grandeza. It was not naivety or delusions of grandeur. Ce n'était pas de la naïveté ou de la folie des grandeurs. Así la educaron. That's how they educated her. Desde que tuvo uso de razón recordaba haber hecho sus necesidades en una bacinilla de oro con el escudo de armas de la familia. For as long as he could remember, he remembered having relieved himself in a gold bedpan with the family coat of arms. Salió de la casa por primera vez a los doce años, en un coche de caballos que solo tuvo que recorrer dos cuadras para llevarla al convento. She left the house for the first time at the age of twelve, in a horse and carriage that only had to travel two blocks to take her to the convent. Elle a quitté la maison pour la première fois à l'âge de douze ans, dans un cheval et une voiture qui n'avaient qu'à parcourir deux pâtés de maisons pour l'emmener au couvent. Sus compañeras de clases se sorprendieron de que la tuvieran apartada, en una silla de espaldar muy alto, y de que ni siquiera se mezclara con ellas durante el recreo. Her classmates were surprised that she was kept apart, in a chair with a very high back, and that she did not even mingle with them during recess. Ses camarades de classe s'étonnent qu'elle soit tenue à l'écart, sur une chaise à dossier très haut, et qu'elle ne se mêle même pas à eux pendant la récréation. «Ella es distinta», explicaban las monjas. "She is different," the nuns explained. «Va a ser reina». "She's going to be queen." Sus compañeras lo creyeron, porque ya entonces era la doncella más hermosa, distinguida y discreta que habían visto jamás. Her companions believed it, because even then she was the most beautiful, distinguished and discreet maiden they had ever seen. Al cabo de ocho años, habiendo aprendido a versificar en latín, a tocar el clavicordio, a conversar de cetrería con los caballeros y de apologética con los arzobispos, a dilucidar asuntos de estado con los gobernantes extranjeros y asuntos de Dios con el Papa, volvió a casa de sus padres a tejer palmas fúnebres. After eight years, having learned to rhyme in Latin, to play the harpsichord, to discuss falconry with the knights and apologetics with the archbishops, to elucidate matters of state with foreign rulers and matters of God with the Pope, he returned to her parents' house to weave funeral palms. Au bout de huit ans, ayant appris à rimer en latin, à jouer du clavecin, à discuter de fauconnerie avec les chevaliers et d'apologétique avec les archevêques, à élucider les affaires d'État avec les souverains étrangers et les affaires de Dieu avec le pape, il retourna chez ses parents. maison pour tresser des palmes funéraires. La encontró saqueada. He found it looted. Il l'a trouvé pillé. Quedaban apenas los muebles indispensables, los candelabros y el servicio de plata, porque los útiles domésticos habían sido vendidos, uno a uno, para sufragar los gastos de su educación. Barely the essential furniture remained, the chandeliers and the silverware, because the household implements had been sold, one by one, to defray the expenses of his education. Il ne restait plus que le mobilier essentiel, les lustres et l'argenterie, car les ustensiles de ménage avaient été vendus un à un pour subvenir aux frais de son éducation. Su madre había sucumbido a la calentura de las cinco. His mother had succumbed to the five o'clock fever. Su padre, don Fernando, vestido de negro, con un cuello laminado y una leontina de oro atravesada en el pecho, le daba los lunes una moneda de plata para los gastos domésticos, y se llevaba las coronas fúnebres terminadas la semana anterior. His father, Don Fernando, dressed in black, with a laminated collar and a gold watch chain across his chest, gave him a silver coin on Mondays for household expenses, and he took away the funeral wreaths he had finished the week before. Son père, Don Fernando, vêtu de noir, avec un collier laminé et une chaîne de montre en or sur la poitrine, lui donnait le lundi une pièce d'argent pour les dépenses du ménage, et il emportait les couronnes funéraires qu'il avait terminées la semaine précédente. Pasaba la mayor parte del día encerrado en el despacho, y en las pocas ocasiones en que salía a la calle regresaba antes de las seis, para acompañarla a rezar el rosario. He spent most of the day locked up in the office, and on the few occasions when he went out into the street, he returned before six, to accompany her to say the rosary. Nunca llevó amistad íntima con nadie. He never had a close friendship with anyone. Nunca oyó hablar de las guerras que desangraron el país. He never heard of the wars that bled the country dry. Nunca dejó de oír los ejercicios de piano a las tres de la tarde. He never stopped hearing the piano exercises at three in the afternoon. Empezaba inclusive a perder la ilusión de ser reina, cuando sonaron dos aldabonazos perentorios en el portón, y le abrió a un militar apuesto, de ademanes ceremoniosos, que tenía una cicatriz en la mejilla y una medalla de oro en el pecho. She was even beginning to lose the illusion of being a queen, when two peremptory knocks sounded at the gate, and she opened it to a handsome soldier, with ceremonious gestures, who had a scar on his cheek and a gold medal on his chest. Elle commençait même à perdre l'illusion d'être reine, lorsque deux coups péremptoires retentirent à la porte, et elle l'ouvrit à un beau soldat, aux gestes cérémonieux, qui avait une cicatrice sur la joue et une médaille d'or sur la poitrine. Se encerró con su padre en el despacho. He locked himself with his father in the office. Il s'est enfermé avec son père dans le bureau. Dos horas después, su padre fue a buscarla al costurero. Two hours later, her father went to look for her in the sewing room. «Prepare sus cosas», le dijo. "Get your things ready," he told her. «Tiene que hacer un largo viaje». "He has a long journey to make." Fue así como la llevaron a Macondo. That was how they took her to Macondo. En un solo día, con un zarpazo brutal, la vida le echó encima todo el peso de una realidad que durante años le habían escamoteado sus padres. In a single day, with a brutal blow, life threw on him the full weight of a reality that his parents had hidden from him for years. En une seule journée, d'un coup brutal, la vie a fait peser sur lui tout le poids d'une réalité que ses parents lui avaient cachée pendant des années. De regreso a casa se encerró en el cuarto a llorar, indiferente a las súplicas y explicaciones de don Fernando, tratando de borrar la quemadura de aquella burla inaudita. On the way home, she locked herself in her room to cry, indifferent to Don Fernando's pleas and explanations, trying to erase the burn of that unheard-of mockery. Se había prometido no abandonar el dormitorio hasta la muerte, cuando Aureliano Segundo llegó a buscarla. She had promised herself not to leave the bedroom until she died, when Aureliano Segundo came looking for her. Fue un golpe de suerte inconcebible, porque en el aturdimiento de la indignación, en la furia de la vergüenza, ella le había mentido para que nunca conociera su verdadera identidad. It was an inconceivable stroke of luck, because in the daze of indignation, in the fury of shame, she had lied to him so that he would never know her true identity. Las únicas pistas reales de que disponía Aureliano Segundo cuando salió a buscarla eran su inconfundible dicción del páramo y su oficio de tejedora de palmas fúnebres. The only real clues that Aureliano Segundo had when he went looking for her were her unmistakable diction of the moor and her trade as a weaver of funeral palms. Les seuls vrais indices dont disposait Aureliano Segundo lorsqu'il partit à sa recherche étaient sa diction indubitable de la lande et son métier de tisserand de palmes funéraires. La buscó sin piedad. He searched for her mercilessly. Con la temeridad atroz con que José Arcadio Buendía atravesó la sierra para fundar a Macondo, con el orgullo ciego con que el coronel Aureliano Buendía promovió sus guerras inútiles, con la tenacidad insensata con que Úrsula aseguró la supervivencia de la estirpe, así buscó Aureliano Segundo a Fernanda, sin un solo instante de desaliento. With the atrocious recklessness with which José Arcadio Buendía crossed the mountains to found Macondo, with the blind pride with which Colonel Aureliano Buendía promoted his useless wars, with the senseless tenacity with which Úrsula ensured the survival of the lineage, that is how Aureliano Segundo sought to Fernanda, without a single moment of discouragement. Avec la témérité atroce avec laquelle José Arcadio Buendía a traversé les montagnes pour fonder Macondo, avec la fierté aveugle avec laquelle le colonel Aureliano Buendía a promu ses guerres inutiles, avec la ténacité insensée avec laquelle Úrsula a assuré la survie de la lignée, ainsi Aureliano Segundo a cherché à Fernanda , sans un seul instant de découragement. Cuando preguntó dónde vendían palmas fúnebres, lo llevaron de casa en casa para que escogiera las mejores. When he asked where funeral palms were sold, they took him from house to house to choose the best ones. Lorsqu'il demanda où étaient vendus les palmiers funéraires, ils l'emmenèrent de maison en maison pour choisir les meilleurs. Cuando preguntó dónde estaba la mujer más bella que se había dado sobre la tierra, todas las madres le llevaron a sus hijas. When he asked where the most beautiful woman on earth was, all the mothers brought their daughters to him. Se extravió por desfiladeros de niebla, por tiempos reservados al olvido, por laberintos de desilusión. He got lost through mist gorges, through times reserved for oblivion, through labyrinths of disappointment. Il s'est perdu à travers des gorges de brume, à travers des temps réservés à l'oubli, à travers des labyrinthes de déception. Atravesó un páramo amarillo donde el eco repetía los pensamientos y la ansiedad provocaba espejismos premonitorios. He crossed a yellow wasteland where the echo repeated the thoughts and the anxiety caused premonitory mirages. Il traversa une friche jaune où l'écho répétait les pensées et l'inquiétude provoquait des mirages prémonitoires. Al cabo de semanas estériles, llegó a una ciudad desconocida donde todas las campanas tocaban a muerto. After sterile weeks, he arrived in an unknown city where all the bells tolled for death. Aunque nunca los había visto, ni nadie se los había descrito, reconoció de inmediato los muros carcomidos por la sal de los huesos, los decrépitos balcones de maderas destripadas por los hongos, y clavado en el portón y casi borrado por la lluvia el cartoncito más triste del mundo: Se venden palmas fúnebres. Although he had never seen them, nor had anyone described them to him, he immediately recognized the walls eaten away by the salt from the bones, the decrepit wooden balconies gutted by fungus, and nailed to the gate and almost erased by the rain the smallest piece of cardboard. sad world: Funeral palms for sale. Bien qu'il ne les ait jamais vus, ni que personne ne les lui ait décrits, il reconnut immédiatement les murs rongés par le sel des ossements, les balcons de bois décrépits éventrés par les champignons, cloués au portail et presque effacés par la pluie le moindre morceau de carton monde triste : palmiers funéraires à vendre. Desde entonces hasta la mañana helada en que Fernanda abandonó la casa al cuidado de la Madre Superiora apenas si hubo tiempo para que las monjas cosieran el ajuar, y metieran en seis baúles los candelabros, el servicio de plata y la bacinilla de oro, y los incontables e inservibles destrozos de una catástrofe familiar que había tardado dos siglos en consumarse. From then until the frosty morning when Fernanda left the house in the care of the Mother Superior there was hardly time for the nuns to sew the trousseau, and put the candlesticks, the silver service and the gold bedpan in six trunks, and the countless useless wreckage from a family catastrophe that had taken two centuries to unfold. Depuis lors jusqu'au matin glacial où Fernanda quitta la maison aux soins de la Mère Supérieure, les religieuses n'eurent guère le temps de coudre le trousseau, de mettre les chandeliers, le service d'argent et le bassin d'or dans six malles, et les innombrables objets inutiles débris d'une catastrophe familiale qui avait mis deux siècles à se dérouler. Don Fernando declinó la invitación de acompañarlos. Don Fernando declined the invitation to accompany them. Don Fernando a décliné l'invitation à les accompagner. Prometió ir más tarde, cuando acabara de liquidar sus compromisos, y desde el momento en que le echó la bendición a su hija volvió a encerrarse en el despacho, a escribirle las esquelas con viñetas luctuosas y el escudo de armas de la familia que habían de ser el primer contacto humano que Fernanda y su padre tuvieran en toda la vida. He promised to come later, when he finished paying off his commitments, and from the moment he gave his daughter his blessing, he locked himself in his office again, writing her the obituaries with mournful vignettes and the family coat of arms that were to be written. be the first human contact that Fernanda and her father had in their entire lives. Il promit de venir plus tard, lorsqu'il aurait fini de payer ses engagements, et à partir du moment où il aurait donné sa bénédiction à sa fille, il s'enferma à nouveau dans son bureau, lui écrivant les nécrologies avec vignettes lugubres et les armoiries familiales qui devaient être écrit être le premier contact humain que Fernanda et son père ont eu de toute leur vie. Para ella, esa fue la fecha real de su nacimiento. For her, that was the actual date of her birth. Para Aureliano Segundo fue casi al mismo tiempo el principio y el fin de la felicidad. For Aureliano Segundo it was almost at the same time the beginning and the end of happiness.

Fernanda llevaba un precioso calendario con llavecitas doradas en el que su director espiritual había marcado con tinta morada las fechas de abstinencia venérea. Fernanda carried a precious calendar with little golden keys on which her spiritual director had marked the dates of venereal abstinence in purple ink. Fernanda portait un précieux calendrier à petites clés d'or sur lequel son directeur spirituel avait inscrit à l'encre violette les dates d'abstinence vénérienne. Descontando la Semana Santa, los domingos, las fiestas de guardar, los primeros viernes, los retiros, los sacrificios y los impedimentos cíclicos, su anuario útil quedaba reducido a 42 días desperdigados en una maraña de cruces moradas. Excluding Holy Week, Sundays, holy days, first Fridays, retreats, sacrifices and cyclical impediments, his useful yearbook was reduced to 42 days scattered in a tangle of purple crosses. Hors semaine sainte, dimanches, jours saints, premiers vendredis, retraites, sacrifices et empêchements cycliques, son utile annuaire se réduisait à 42 jours éparpillés dans un enchevêtrement de croix violettes. Aureliano Segundo, convencido de que el tiempo echaría por tierra aquella alambrada hostil, prolongó la fiesta de la boda más allá del término previsto. Aureliano Segundo, convinced that time would destroy that hostile barbed wire fence, prolonged the wedding party beyond the expected term. Aureliano Segundo, convaincu que le temps détruirait ces barbelés hostiles, prolongea la noce au-delà de l'heure prévue. Agotada de tanto mandar al basurero botellas vacías de brandy y champaña para que no congestionaran la casa, y al mismo tiempo intrigada de que los recién casados durmieran a horas distintas y en habitaciones separadas mientras continuaban los cohetes y la música y los sacrificios de reses, Úrsula recordó su propia experiencia y se preguntó si Fernanda no tendría también un cinturón de castidad que tarde o temprano provocara las burlas del pueblo y diera origen a una tragedia. Exhausted from sending empty bottles of brandy and champagne to the dumpster so they wouldn't clutter up the house, and at the same time intrigued that the newlyweds slept at different times and in separate rooms while the rockets and the music and the cattle sacrifices continued, Úrsula remembered her own experience and wondered if Fernanda didn't also have a chastity belt that sooner or later would provoke the people's ridicule and give rise to a tragedy. Épuisé d'avoir envoyé des bouteilles vides de brandy et de champagne à la benne pour ne pas encombrer la maison, et en même temps intrigué par le fait que les jeunes mariés dormaient à des heures différentes et dans des pièces séparées pendant que les fusées, la musique et les sacrifices de bétail continuaient , Ursula se souvint de sa propre expérience et se demanda si Fernanda n'avait pas aussi une ceinture de chasteté qui tôt ou tard provoquerait le ridicule du peuple et donnerait lieu à une tragédie. Pero Fernanda le confesó que simplemente estaba dejando pasar dos semanas antes de permitir el primer contacto con su esposo. But Fernanda confessed that she was simply letting two weeks go by before allowing the first contact with her husband. Transcurrido el término, en efecto, abrió la puerta de su dormitorio con la resignación al sacrificio con que lo hubiera hecho una víctima expiatoria, y Aureliano Segundo vio a la mujer más bella de la tierra, con sus gloriosos ojos de animal asustado y los largos cabellos color de cobre extendidos en la almohada. After the term had elapsed, in fact, he opened the door of his bedroom with the resignation to the sacrifice with which an expiatory victim would have made it, and Aureliano Segundo saw the most beautiful woman on earth, with her glorious eyes of a frightened animal and the long copper-colored hair spread out on the pillow. Tan fascinado estaba con la visión que tardó un instante en darse cuenta de que Fernanda se había puesto un camisón blanco, largo hasta los tobillos y con mangas hasta los puños, y con un ojal grande y redondo primorosamente ribeteado a la altura del vientre. He was so fascinated by the sight that it took him a moment to realize that Fernanda had put on a white nightgown, long to the ankles and with sleeves reaching the cuffs, and with a large, round buttonhole neatly trimmed at the level of her belly. Il était tellement fasciné par la vue qu'il lui fallut un moment pour se rendre compte que Fernanda avait enfilé une chemise de nuit blanche, longue jusqu'aux chevilles et avec des manches atteignant les poignets, et avec une grande boutonnière ronde soigneusement taillée au niveau de son ventre. . Aureliano Segundo no pudo reprimir una explosión de risa. Aureliano Segundo could not suppress an explosion of laughter.