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La Ciudad de las Bestias, Capítulo 10 Raptados (1)

Capítulo 10 Raptados (1)

Capítulo 10

Raptados

El día siguiente transcurrió lento y fastidioso con tanta lluvia que no alcanzaban a secar la ropa antes que cayera otro chapuzón. Esa misma noche desaparecieron los dos soldados durante su turno y pronto vieron que tampoco estaba la lancha. Los hombres, que desde la muerte de sus compañeros estaban aterrorizados, huyeron por el río. Estuvieron a punto de amotinarse cuando no les permitieron regresar a Santa María de la Lluvia con la primera lancha; nadie les pagaba por arriesgar la vida, dijeron. César Santos les respondió que justamente para eso les pagaban: ¿no eran soldados, acaso? La decisión de huir podría costarles muy cara, pero prefirieron enfrentar una corte marcial antes que morir en manos de los indios o de la Bestia. Para el resto de los expedicionarios, esa lancha representaba la única posibilidad de regresar a la civilización; sin ella y sin la radio se encontraban definitivamente aislados.

—Los indios saben que estamos aquí. ¡No podemos quedarnos! —exclamó el profesor Leblanc.

—¿Adónde pretende ir, profesor? Si nos movemos, cuando lleguen los helicópteros no nos encontrarán. Desde el aire sólo se ve una masa verde, jamás darían con nosotros —explicó César Santos.

—¿No podemos seguir el cauce del río y tratar de volver a Santa María de la Lluvia por nuestros propios medios? —sugirió Kate Cold.

—Es imposible hacerlo a pie. Hay demasiados obstáculos y desvíos —replicó el guía.

—¡Esto es culpa suya, Cold! Deberíamos haber regresado todos a Santa María de la Lluvia, como yo propuse —alegó el profesor.

—Muy bien, es culpa mía. ¿Qué hará al respecto? —preguntó la escritora.

—¡La denunciaré! ¡Voy a arruinar su carrera!

—Tal vez sea yo quien arruine la suya, profesor —replicó ella sin inmutarse.

César Santos los interrumpió diciendo que, en vez de discutir, debían unir las fuerzas y evaluar la situación: los indios desconfiaban y no habían demostrado interés por los regalos, se limitaban a observarlos, pero no los habían atacado.

—¿Le parece poco lo que le hicieron a ese pobre soldado? —preguntó, sarcástico, Leblanc.

—No creo que fueran los indios, no es ésa su manera de pelear. Si tenemos suerte, ésta puede ser una tribu pacífica —replicó el guía.

—Pero si no tenemos suerte, nos comerán —gruñó el antropólogo.

—Sería perfecto, profesor. Así usted podría probar su teoría sobre la ferocidad de los indios —dijo Kate.

—Bueno, basta de tonterías. Hay que tomar una decisión. Nos quedamos o nos vamos... —los cortó el fotógrafo Timothy Bruce.

—Han pasado casi tres días desde que se fue la primera lancha. Como iba con la corriente y Matuwe conoce el camino, ya deben estar en Santa María de la Lluvia. Mañana, o a lo más dentro de dos días, llegarán los helicópteros del capitán Ariosto. Volarán de día, así es que mantendremos una hoguera siempre encendida, para que vean el humo. La situación es difícil, como dije, pero no es grave, hay mucha gente que sabe dónde estamos, vendrán a buscarnos —aseguró César Santos.

Nadia estaba tranquila, abrazada a su monito, como si no comprendiera la magnitud de lo que les sucedía. Alex, en cambio, concluyó que nunca se había encontrado en tanto peligro, ni siquiera cuando quedó colgando en El Capitán, una roca escarpada que sólo los más expertos se atrevían a escalar. Si no hubiera ido atado por una cuerda a la cintura de su padre, se habría matado. César Santos había advertido a los expedicionarios contra diversos insectos y animales de la selva, desde tarántulas hasta serpientes, pero olvidó mencionar las hormigas. Alex había renunciado a usar sus botas, no sólo porque estaban siempre húmedas y con mal olor, sino porque le apretaban; suponía que con el agua se habían encogido. A pesar de que los primeros días no se sacaba las chancletas que le dio César Santos, los pies se le llenaron de costras y durezas.

—Éste no es lugar para pies delicados —fue el único comentario de su abuela cuando le mostró las cortaduras sangrantes en los pies.

Su indiferencia se tornó en inquietud cuando a su nieto lo picó una hormiga de fuego. El muchacho no pudo evitar un alarido: sintió que lo quemaban con un cigarro en el tobillo. La hormiga le dejó una pequeña marca blanca que a los pocos minutos se volvió roja e hinchada como una cereza. El dolor ascendió en llamaradas por la pierna y no pudo dar ni un paso más. La doctora Omayra Torres le advirtió que el veneno haría su efecto durante varias horas y habría que soportarlo sin más alivio que compresas de agua caliente.

—Espero que no seas alérgico, porque en ese caso las consecuencias serán más graves —observó la doctora.

Alex no lo era, pero de todos modos la picadura le arruinó buena parte del día. Por la tarde, apenas pudo apoyar el pie y dar unos pasos, Nadia le contó que mientras los demás estaban pendientes de sus quehaceres, ella había visto a Karakawe rondando las cajas de las vacunas. Cuando el indio se dio cuenta que ella lo había descubierto, la cogió por los brazos con tal brutalidad que le dejó los dedos marcados en la piel y le advirtió que si decía una palabra al respecto lo pagaría muy caro. Estaba segura que ese hombre cumpliría sus amenazas, pero Alex consideró que no podían callarse, había que advertir a la doctora. Nadia, quien estaba tan prendada de la doctora como lo estaba su padre y empezaba a acariciar la fantasía de verla convertida en su madrastra, deseaba contarle también el diálogo entre Mauro Carías y el capitán Ariosto, que ellos habían escuchado en Santa María de la Lluvia. Seguía convencida de que Karakawe era la persona designada para cumplir los siniestros planes de Carías.

—No diremos nada de eso todavía —le exigió Alex.

Aguardaron el momento adecuado, cuando Karakawe se había alejado para pescar en el río, y plantearon la situación a Omayra Torres. Ella los escuchó con gran atención, dando muestras de inquietud por primera vez desde que la conocían. Aun en los momentos más dramáticos de esa aventura, la encantadora mujer no había perdido la calma; tenía los nervios bien templados de un samurai. Esta vez tampoco se alteró, pero quiso conocer los detalles. Al saber que Karakawe había abierto las cajas, pero no había violado los sellos de los frascos, respiró aliviada.

—Esas vacunas son la única esperanza de vida para los indios. Debemos cuidarlas como un tesoro —dijo.

—Alex y yo hemos estado vigilando a Karakawe; creemos que él descompuso la radio, pero mi papá dice que sin pruebas no podemos acusarlo —dijo Nadia.

—No preocupemos a tu papá con estas sospechas, Nadia, él ya tiene bastantes problemas. Entre ustedes dos y yo podemos neutralizar a Karakawe. No le quiten el ojo de encima, muchachos —les pidió Omayra Torres y ellos se lo prometieron.

El día transcurrió sin novedades. César Santos siguió en su empeño de hacer funcionar la radio transmisora, pero sin resultados. Timothy Bruce poseía una radio que les había servido para escuchar noticias de Manaos durante la primera parte del viaje, pero la onda no llegaba tan lejos. Se aburrían, porque una vez que tuvieron unas aves y dos pescados para el día, no había más que hacer; era inútil cazar o pescar de más, porque la carne se llenaba de hormigas o se descomponía en cuestión de horas. Por fin Alex pudo comprender la mentalidad de los indios, que nada acumulaban. Se turnaron para mantener humeando la hoguera, como señal en caso que anduvieran buscándolos, aunque según César Santos todavía era demasiado pronto para eso. Timothy Bruce sacó un gastado mazo de naipes y jugaron al póquer, al blackjack y al gin rummy hasta que empezó a irse la luz. No volvieron a sentir el penetrante olor de la Bestia. Nadia, Kate Cold y la doctora fueron al río a lavarse y hacer sus necesidades; habían acordado que nadie debía aventurarse solo fuera del campamento. Para las actividades más íntimas, las tres mujeres iban juntas; para el resto todos se turnaban en parejas. César Santos se las arreglaba para estar siempre con Omayra Torres, lo cual tenía a Timothy Bruce bastante molesto, porque también el inglés se sentía cautivado por la doctora. Durante el viaje la había fotografiado hasta que ella se negó a seguir posando, a pesar de que Kate Cold le había advertido que guardara el film para la Bestia y los indios. La escritora y Karakawe eran los únicos que no parecían impresionados por la joven mujer. Kate masculló que ya estaba muy vieja para fijarse en una cara bonita, comentario que a Alex le sonó como una demostración de celos, indigna de alguien tan lista como su abuela. El profesor Leblanc, quien no podía competir en prestancia con César Santos o juventud con Timothy Bruce, procuraba impresionar a la mujer con el peso de su celebridad y no perdía ocasión de leerle en voz alta párrafos de su libro, donde narraba en detalle los peligros escalofriantes que había enfrentado entre los indios. A ella le costaba imaginar al timorato Leblanc vestido sólo con un taparrabos, combatiendo mano a mano con indios y fieras, cazando con flechas y sobreviviendo sin ayuda en medio de toda suerte de catástrofes naturales, como contaba. En todo caso, la rivalidad entre los hombres del grupo por las atenciones de Omayra Torres había creado una cierta tensión, que aumentaba a medida que pasaban las horas en angustiosa espera de los helicópteros.

Alex se miró el tobillo: todavía le dolía y estaba algo hinchado, pero la dura cereza roja donde lo picó la hormiga había disminuido; las compresas de agua caliente habían dado buenos resultados. Para distraerse, cogió su flauta y empezó a tocar el concierto preferido de su madre, una música dulce y romántica de un compositor europeo muerto hacia más de un siglo, pero que sonaba a tono con la selva circundante. Su abuelo Joseph Cold tenía razón: la música es un lenguaje universal. A las primeras notas llegó Borobá dando saltos y se sentó a sus pies con la seriedad de un crítico y a los pocos instantes volvió Nadia con la doctora y Kate Cold. La chica esperó que los demás estuvieran ocupados preparando el campamento para la noche y le hizo señas a Alex que la siguiera disimuladamente.

—Están aquí otra vez, Jaguar —murmuró a su oído.

—¿Los indios...?

—Sí, la gente de la neblina. Creo que vienen por la música. No hagas ruido y sígueme.

Se internaron algunos metros en la espesura y, tal como habían hecho antes, aguardaron quietos. Por mucho que Alex aguzara la vista, no distinguía a nadie entre los árboles: los indios se disolvían en su entorno. De pronto sintió manos que lo tomaban con firmeza por los brazos y al volverse vio que Nadia y él estaban rodeados. Los indios no se mantuvieron a cierta distancia, como la vez anterior; ahora Alex podía percibir el olor dulzón de sus cuerpos. Nuevamente notó que eran de baja estatura y delgados, pero ahora pudo comprobar que también eran muy fuertes y había algo feroz en su actitud. ¿Tendría razón Leblanc cuando aseguraba que eran violentos y crueles?

—Aía —saludó tentativamente.

Una mano le tapó la boca y antes que alcanzara a darse cuenta de lo que sucedía, se sintió alzado en vilo por los tobillos y las axilas. Empezó a retorcerse y patalear, pero las manos no lo soltaron. Sintió que lo golpeaban en la cabeza, no supo si con los puños o con una piedra, pero comprendió que más valía dejarse llevar o acabarían aturdiéndolo o matándolo. Pensó en Nadia y si acaso a ella también estarían arrastrándola a la fuerza. Le pareció oír de lejos la voz de su abuela llamándolo, mientras los indios se lo llevaban, internándose en la oscuridad como espíritus de la noche. Alexander Cold sentía punzadas ardientes en el tobillo donde lo había picado la hormiga de fuego, que ahora aprisionaba la mano de uno de los cuatro indios que lo llevaban en vilo. Sus captores iban trotando y con cada paso el cuerpo del muchacho se balanceaba brutalmente; el dolor en los hombros era como si lo estuvieran descoyuntando. Le habían quitado la camiseta y se la habían amarrado en la cabeza, cegándolo y ahogando su voz. Apenas podía respirar y le latía el cráneo donde lo habían golpeado, pero le reconfortó no haber perdido el conocimiento, eso significaba que los guerreros no le habían pegado fuerte y no pretendían matarlo. Al menos no por el momento... Le pareció que marchaban un trecho muy largo hasta que por fin se detuvieron y lo dejaron caer como un saco de papas. El alivio en sus músculos y huesos fue casi inmediato, aunque el tobillo le ardía terriblemente. No se atrevió a quitarse la camiseta que le cubría la cabeza para no provocar a sus agresores, pero como al rato de espera nada acontecía, optó por arrancársela de encima. Nadie lo detuvo. Cuando se habituaron sus ojos a la leve claridad de la luna, se vio en medio del bosque, tirado sobre el colchón de humus que cubría el suelo. A su alrededor, en estrecho circulo, sintió la presencia de los indios, aunque no podía verlos en tan poca luz y sin sus anteojos. Se acordó de su navaja del ejército suizo y se llevó disimuladamente la mano a la cintura buscándola, pero no pudo terminar el gesto: un puño firme lo sujetó por la muñeca. Entonces oyó la voz de Nadia y sintió las manitas delgadas de Borobá en su cabello. Lanzó una exclamación, porque el mono puso los dedos en un chichón provocado por el golpe.

Capítulo 10 Raptados (1) Chapter 10 Raptured (1) Chapitre 10 Enlevés (1) Capitolo 10 Rapiti (1) Rozdział 10 Pochwycony (1) Capítulo 10 Arrebatados (1)

Capítulo 10

Raptados

El día siguiente transcurrió lento y fastidioso con tanta lluvia que no alcanzaban a secar la ropa antes que cayera otro chapuzón. The next day passed slowly and annoyingly with so much rain that they did not manage to dry their clothes before another downpour. Le lendemain, la journée s'écoule lentement et péniblement, avec tant de pluie qu'ils ne parviennent pas à sécher leurs vêtements avant une nouvelle averse. Esa misma noche desaparecieron los dos soldados durante su turno y pronto vieron que tampoco estaba la lancha. Los hombres, que desde la muerte de sus compañeros estaban aterrorizados, huyeron por el río. Estuvieron a punto de amotinarse cuando no les permitieron regresar a Santa María de la Lluvia con la primera lancha; nadie les pagaba por arriesgar la vida, dijeron. They were on the verge of mutiny when they were not allowed to return to Santa María de la Lluvia with the first boat; No one paid them to risk their lives, they said. Ils ont failli se mutiner lorsqu'ils n'ont pas été autorisés à retourner à Santa Maria de la Lluvia avec le premier bateau ; personne ne les paierait pour risquer leur vie, disaient-ils. César Santos les respondió que justamente para eso les pagaban: ¿no eran soldados, acaso? César Santos replied that that was exactly what they were paid for: were they not soldiers, perhaps? César Santos répond que c'est justement pour cela qu'ils sont payés : ne sont-ils pas des soldats ? La decisión de huir podría costarles muy cara, pero prefirieron enfrentar una corte marcial antes que morir en manos de los indios o de la Bestia. The decision to flee could cost them dearly, but they preferred to face a court-martial rather than die at the hands of the Indians or the Beast. Para el resto de los expedicionarios, esa lancha representaba la única posibilidad de regresar a la civilización; sin ella y sin la radio se encontraban definitivamente aislados. For the rest of the expedition members, that boat represented the only possibility of returning to civilization; Without it and without the radio they were definitively isolated.

—Los indios saben que estamos aquí. —The Indians know we are here. ¡No podemos quedarnos! —exclamó el profesor Leblanc.

—¿Adónde pretende ir, profesor? "Where are you going, Professor?" Si nos movemos, cuando lleguen los helicópteros no nos encontrarán. Desde el aire sólo se ve una masa verde, jamás darían con nosotros —explicó César Santos. From the air you can only see a green mass, they would never find us," explained César Santos.

—¿No podemos seguir el cauce del río y tratar de volver a Santa María de la Lluvia por nuestros propios medios? Ne pouvons-nous pas suivre la rivière et essayer de retourner à Santa María de la Lluvia par nos propres moyens ? —sugirió Kate Cold.

—Es imposible hacerlo a pie. Hay demasiados obstáculos y desvíos —replicó el guía. There are too many obstacles and detours," replied the guide.

—¡Esto es culpa suya, Cold! Deberíamos haber regresado todos a Santa María de la Lluvia, como yo propuse —alegó el profesor.

—Muy bien, es culpa mía. ¿Qué hará al respecto? What will you do about it? —preguntó la escritora.

—¡La denunciaré! ¡Voy a arruinar su carrera! Je vais ruiner sa carrière !

—Tal vez sea yo quien arruine la suya, profesor —replicó ella sin inmutarse. Peut-être que c'est moi qui ruinerai le vôtre, professeur", a-t-elle répondu avec nonchalance.

César Santos los interrumpió diciendo que, en vez de discutir, debían unir las fuerzas y evaluar la situación: los indios desconfiaban y no habían demostrado interés por los regalos, se limitaban a observarlos, pero no los habían atacado. César Santos interrupted them saying that, instead of arguing, they should join forces and evaluate the situation: the Indians were suspicious and had shown no interest in the gifts, they had merely observed them, but had not attacked them. César Santos les interrompt en disant qu'au lieu de discuter, ils devraient unir leurs forces et évaluer la situation : les Indiens sont méfiants et n'ont montré aucun intérêt pour les cadeaux, ils les ont simplement observés, mais ne les ont pas attaqués.

—¿Le parece poco lo que le hicieron a ese pobre soldado? —Does what they did to that poor soldier seem small to you? —preguntó, sarcástico, Leblanc.

—No creo que fueran los indios, no es ésa su manera de pelear. Si tenemos suerte, ésta puede ser una tribu pacífica —replicó el guía.

—Pero si no tenemos suerte, nos comerán —gruñó el antropólogo.

—Sería perfecto, profesor. Así usted podría probar su teoría sobre la ferocidad de los indios —dijo Kate.

—Bueno, basta de tonterías. Hay que tomar una decisión. Nos quedamos o nos vamos... —los cortó el fotógrafo Timothy Bruce.

—Han pasado casi tres días desde que se fue la primera lancha. Como iba con la corriente y Matuwe conoce el camino, ya deben estar en Santa María de la Lluvia. Mañana, o a lo más dentro de dos días, llegarán los helicópteros del capitán Ariosto. Volarán de día, así es que mantendremos una hoguera siempre encendida, para que vean el humo. They will fly by day, so we will keep a fire always burning, so they can see the smoke. Ils voleront pendant la journée, nous garderons donc un feu allumé en permanence pour qu'ils puissent voir la fumée. La situación es difícil, como dije, pero no es grave, hay mucha gente que sabe dónde estamos, vendrán a buscarnos —aseguró César Santos.

Nadia estaba tranquila, abrazada a su monito, como si no comprendiera la magnitud de lo que les sucedía. Alex, en cambio, concluyó que nunca se había encontrado en tanto peligro, ni siquiera cuando quedó colgando en El Capitán, una roca escarpada que sólo los más expertos se atrevían a escalar. Alex, on the other hand, concluded that he had never been in so much danger, not even when he was left dangling on El Capitan, a steep rock that only the most experienced climbers dared to climb. Alex, quant à lui, a conclu qu'il n'avait jamais couru un tel danger, pas même lorsqu'il s'est retrouvé suspendu à El Capitan, un rocher escarpé que seuls les alpinistes les plus expérimentés osaient escalader. Si no hubiera ido atado por una cuerda a la cintura de su padre, se habría matado. If he had not been tied by a rope to his father's waist, he would have killed himself. César Santos había advertido a los expedicionarios contra diversos insectos y animales de la selva, desde tarántulas hasta serpientes, pero olvidó mencionar las hormigas. César Santos avait mis en garde l'expédition contre divers insectes et animaux de la jungle, des tarentules aux serpents, mais avait oublié de mentionner les fourmis. Alex había renunciado a usar sus botas, no sólo porque estaban siempre húmedas y con mal olor, sino porque le apretaban; suponía que con el agua se habían encogido. Alex had given up wearing his boots, not only because they were always wet and smelly, but also because they were too tight; he assumed they had shrunk in the water. Alex avait renoncé à porter ses bottes, non seulement parce qu'elles étaient toujours humides et malodorantes, mais aussi parce qu'elles étaient trop serrées ; il supposait qu'elles avaient rétréci dans l'eau. A pesar de que los primeros días no se sacaba las chancletas que le dio César Santos, los pies se le llenaron de costras y durezas. In spite of the fact that during the first few days he did not take off the flip-flops given to him by César Santos, his feet became crusty and hard. Bien qu'il n'ait pas enlevé les tongs que lui avait données César Santos les premiers jours, ses pieds sont devenus croûtés et durs.

—Éste no es lugar para pies delicados —fue el único comentario de su abuela cuando le mostró las cortaduras sangrantes en los pies. -This is no place for delicate feet," was his grandmother's only comment as she showed him the bleeding cuts on her feet. Ce n'est pas un endroit pour des pieds délicats", fut le seul commentaire de sa grand-mère qui lui montra les coupures saignantes sur ses pieds.

Su indiferencia se tornó en inquietud cuando a su nieto lo picó una hormiga de fuego. Son indifférence s'est transformée en inquiétude lorsque son petit-fils a été piqué par une fourmi de feu. El muchacho no pudo evitar un alarido: sintió que lo quemaban con un cigarro en el tobillo. The boy couldn't help but scream: he felt a cigarette burning his ankle. Le garçon ne peut s'empêcher de pousser un cri : il sent une cigarette lui brûler la cheville. La hormiga le dejó una pequeña marca blanca que a los pocos minutos se volvió roja e hinchada como una cereza. El dolor ascendió en llamaradas por la pierna y no pudo dar ni un paso más. The pain ascended in flares up his leg and he could not take another step. La douleur monte en flèche dans sa jambe et il ne peut plus faire un pas. La doctora Omayra Torres le advirtió que el veneno haría su efecto durante varias horas y habría que soportarlo sin más alivio que compresas de agua caliente. Dr. Omayra Torres warned him that the poison would take effect for several hours and he would have to endure it without any relief other than hot water compresses. Le docteur Omayra Torres l'a prévenue que le poison ferait effet pendant plusieurs heures et qu'elle devrait le supporter sans autre soulagement que des compresses d'eau chaude.

—Espero que no seas alérgico, porque en ese caso las consecuencias serán más graves —observó la doctora. -I hope you are not allergic, because in that case the consequences will be more serious," the doctor observed.

Alex no lo era, pero de todos modos la picadura le arruinó buena parte del día. Por la tarde, apenas pudo apoyar el pie y dar unos pasos, Nadia le contó que mientras los demás estaban pendientes de sus quehaceres, ella había visto a Karakawe rondando las cajas de las vacunas. In the afternoon, as soon as she could put her foot down and take a few steps, Nadia told him that while the others were busy with their chores, she had seen Karakawe hanging around the vaccine boxes. Dans l'après-midi, dès qu'elle a pu poser le pied à terre et faire quelques pas, Nadia lui a raconté que pendant que les autres étaient occupés à leurs tâches, elle avait vu Karakawe traîner autour des boîtes de vaccins. Cuando el indio se dio cuenta que ella lo había descubierto, la cogió por los brazos con tal brutalidad que le dejó los dedos marcados en la piel y le advirtió que si decía una palabra al respecto lo pagaría muy caro. Estaba segura que ese hombre cumpliría sus amenazas, pero Alex consideró que no podían callarse, había que advertir a la doctora. Elle était sûre que l'homme mettrait ses menaces à exécution, mais Alex pensait qu'ils ne pouvaient pas rester silencieux, que le médecin devait être prévenu. Nadia, quien estaba tan prendada de la doctora como lo estaba su padre y empezaba a acariciar la fantasía de verla convertida en su madrastra, deseaba contarle también el diálogo entre Mauro Carías y el capitán Ariosto, que ellos habían escuchado en Santa María de la Lluvia. Nadia, who was as much in love with the doctor as her father was and was beginning to cherish the fantasy of seeing her become her stepmother, also wanted to tell him about the dialogue between Mauro Carías and Captain Ariosto, which they had heard in Santa María de la Lluvia. Nadia, qui était aussi amoureuse du docteur que son père et commençait à caresser le fantasme de la voir devenir sa belle-mère, voulait aussi lui parler du dialogue entre Mauro Carías et le capitaine Ariosto, qu'ils avaient entendu à Santa María de la Lluvia. Seguía convencida de que Karakawe era la persona designada para cumplir los siniestros planes de Carías.

—No diremos nada de eso todavía —le exigió Alex. -We won't say anything about that yet," Alex demanded.

Aguardaron el momento adecuado, cuando Karakawe se había alejado para pescar en el río, y plantearon la situación a Omayra Torres. They waited for the right moment, when Karakawe had left to fish in the river, and raised the situation with Omayra Torres. Ils ont attendu le bon moment, lorsque Karakawe était parti pêcher dans la rivière, et ont évoqué la situation avec Omayra Torres. Ella los escuchó con gran atención, dando muestras de inquietud por primera vez desde que la conocían. Aun en los momentos más dramáticos de esa aventura, la encantadora mujer no había perdido la calma; tenía los nervios bien templados de un samurai. Even in the most dramatic moments of that adventure, the charming woman had not lost her cool; she had the well-tempered nerves of a samurai. Même dans les moments les plus dramatiques de cette aventure, la charmante femme n'a pas perdu son sang-froid, elle a les nerfs bien trempés d'un samouraï. Esta vez tampoco se alteró, pero quiso conocer los detalles. This time he was not upset either, but wanted to know the details. Cette fois-ci, il n'était pas non plus contrarié, mais il voulait connaître les détails. Al saber que Karakawe había abierto las cajas, pero no había violado los sellos de los frascos, respiró aliviada. Sachant que Karakawe avait ouvert les boîtes, mais n'avait pas brisé les scellés des bocaux, elle poussa un soupir de soulagement.

—Esas vacunas son la única esperanza de vida para los indios. Debemos cuidarlas como un tesoro —dijo.

—Alex y yo hemos estado vigilando a Karakawe; creemos que él descompuso la radio, pero mi papá dice que sin pruebas no podemos acusarlo —dijo Nadia.

—No preocupemos a tu papá con estas sospechas, Nadia, él ya tiene bastantes problemas. —Let's not worry your father with these suspicions, Nadia, he already has enough problems. Entre ustedes dos y yo podemos neutralizar a Karakawe. No le quiten el ojo de encima, muchachos —les pidió Omayra Torres y ellos se lo prometieron. Keep an eye on him, guys," Omayra Torres asked them and they promised.

El día transcurrió sin novedades. César Santos siguió en su empeño de hacer funcionar la radio transmisora, pero sin resultados. César Santos continued his efforts to operate the radio transmitter, but to no avail. Timothy Bruce poseía una radio que les había servido para escuchar noticias de Manaos durante la primera parte del viaje, pero la onda no llegaba tan lejos. Se aburrían, porque una vez que tuvieron unas aves y dos pescados para el día, no había más que hacer; era inútil cazar o pescar de más, porque la carne se llenaba de hormigas o se descomponía en cuestión de horas. They were bored, because once they had a few birds and two fish for the day, there was nothing more to do; it was useless to hunt or overfish, because the meat would fill up with ants or decompose in a matter of hours. Ils s'ennuyaient, car une fois qu'ils avaient quelques oiseaux et deux poissons pour la journée, il n'y avait plus rien à faire ; il était inutile de chasser ou de pêcher davantage, car la viande se remplissait de fourmis ou se décomposait en quelques heures. Por fin Alex pudo comprender la mentalidad de los indios, que nada acumulaban. Se turnaron para mantener humeando la hoguera, como señal en caso que anduvieran buscándolos, aunque según César Santos todavía era demasiado pronto para eso. They took turns keeping the bonfire smoldering, as a signal in case they were being sought, although according to César Santos it was still too early for that. Ils se relaient pour faire fumer le bûcher, comme un signal au cas où ils seraient recherchés, bien que, selon César Santos, il soit encore trop tôt pour cela. Timothy Bruce sacó un gastado mazo de naipes y jugaron al póquer, al blackjack y al gin rummy hasta que empezó a irse la luz. Timothy Bruce pulled out a worn deck of cards and they played poker, blackjack and gin rummy until the lights started to go out. Timothy Bruce a sorti un jeu de cartes usé et ils ont joué au poker, au blackjack et au gin rummy jusqu'à ce que les lumières commencent à s'éteindre. No volvieron a sentir el penetrante olor de la Bestia. Nadia, Kate Cold y la doctora fueron al río a lavarse y hacer sus necesidades; habían acordado que nadie debía aventurarse solo fuera del campamento. Nadia, Kate Cold et le médecin se rendent à la rivière pour se laver et se soulager ; ils ont convenu que personne ne devait s'aventurer seul hors du camp. Para las actividades más íntimas, las tres mujeres iban juntas; para el resto todos se turnaban en parejas. Pour les activités plus intimes, les trois femmes sont allées ensemble ; pour le reste, elles se sont relayées par paires. César Santos se las arreglaba para estar siempre con Omayra Torres, lo cual tenía a Timothy Bruce bastante molesto, porque también el inglés se sentía cautivado por la doctora. César Santos s'arrangeait pour être toujours avec Omayra Torres, ce qui avait passablement agacé Timothy Bruce, car l'Anglais était lui aussi captivé par la doctoresse. Durante el viaje la había fotografiado hasta que ella se negó a seguir posando, a pesar de que Kate Cold le había advertido que guardara el film para la Bestia y los indios. During the trip he had photographed her until she refused to pose any longer, even though Kate Cold had warned her to save the film for the Beast and the Indians. Pendant le voyage, il l'avait photographiée jusqu'à ce qu'elle refuse de poser davantage, alors que Kate Cold l'avait prévenue de garder la pellicule pour la Bête et les Indiens. La escritora y Karakawe eran los únicos que no parecían impresionados por la joven mujer. Kate masculló que ya estaba muy vieja para fijarse en una cara bonita, comentario que a Alex le sonó como una demostración de celos, indigna de alguien tan lista como su abuela. Kate mumbled that she was too old to notice a pretty face, a comment that sounded to Alex like a display of jealousy, unworthy of someone as smart as her grandmother. Kate marmonne qu'elle est trop vieille pour regarder un joli visage, un commentaire qui sonne pour Alex comme une manifestation de jalousie, indigne d'une personne aussi intelligente que sa grand-mère. El profesor Leblanc, quien no podía competir en prestancia con César Santos o juventud con Timothy Bruce, procuraba impresionar a la mujer con el peso de su celebridad y no perdía ocasión de leerle en voz alta párrafos de su libro, donde narraba en detalle los peligros escalofriantes que había enfrentado entre los indios. Professor Leblanc, who could not compete with César Santos or Timothy Bruce in terms of prestige or youth, tried to impress the woman with the weight of his celebrity and did not miss the opportunity to read aloud paragraphs from his book, where he narrated in detail the chilling dangers he had faced among the Indians. Le professeur Leblanc, qui ne pouvait rivaliser en taille avec César Santos ni en jeunesse avec Timothy Bruce, cherchait à impressionner la femme par le poids de sa célébrité et ne perdait pas une occasion de lui lire à haute voix un extrait de son livre, où il racontait en détail les dangers effrayants auxquels il avait été confronté parmi les Indiens. A ella le costaba imaginar al timorato Leblanc vestido sólo con un taparrabos, combatiendo mano a mano con indios y fieras, cazando con flechas y sobreviviendo sin ayuda en medio de toda suerte de catástrofes naturales, como contaba. She found it hard to imagine the timorous Leblanc dressed only in a loincloth, fighting hand to hand with Indians and wild beasts, hunting with arrows and surviving single-handedly amidst all sorts of natural catastrophes, as he recounted. Elle a du mal à imaginer le timide Leblanc vêtu seulement d'un pagne, se battant au corps à corps avec les Indiens et les bêtes sauvages, chassant avec des flèches et survivant seul au milieu de toutes sortes de catastrophes naturelles, comme il l'a raconté. En todo caso, la rivalidad entre los hombres del grupo por las atenciones de Omayra Torres había creado una cierta tensión, que aumentaba a medida que pasaban las horas en angustiosa espera de los helicópteros.

Alex se miró el tobillo: todavía le dolía y estaba algo hinchado, pero la dura cereza roja donde lo picó la hormiga había disminuido; las compresas de agua caliente habían dado buenos resultados. Para distraerse, cogió su flauta y empezó a tocar el concierto preferido de su madre, una música dulce y romántica de un compositor europeo muerto hacia más de un siglo, pero que sonaba a tono con la selva circundante. To distract herself, she picked up her flute and began playing her mother's favorite concerto, sweet, romantic music by a European composer who had been dead for over a century, but which sounded in tune with the surrounding jungle. Su abuelo Joseph Cold tenía razón: la música es un lenguaje universal. A las primeras notas llegó Borobá dando saltos y se sentó a sus pies con la seriedad de un crítico y a los pocos instantes volvió Nadia con la doctora y Kate Cold. La chica esperó que los demás estuvieran ocupados preparando el campamento para la noche y le hizo señas a Alex que la siguiera disimuladamente.

—Están aquí otra vez, Jaguar —murmuró a su oído.

—¿Los indios...?

—Sí, la gente de la neblina. Creo que vienen por la música. No hagas ruido y sígueme.

Se internaron algunos metros en la espesura y, tal como habían hecho antes, aguardaron quietos. They went a few meters into the thicket and, as they had done before, waited quietly. Ils s'enfoncèrent de quelques mètres dans le fourré et, comme ils l'avaient fait auparavant, attendirent tranquillement. Por mucho que Alex aguzara la vista, no distinguía a nadie entre los árboles: los indios se disolvían en su entorno. No matter how hard Alex looked, he could not make out anyone among the trees: the Indians dissolved into their surroundings. Alex a beau regarder, il ne distingue personne dans les arbres : les Indiens se fondent dans leur environnement. De pronto sintió manos que lo tomaban con firmeza por los brazos y al volverse vio que Nadia y él estaban rodeados. Suddenly he felt hands taking him firmly by the arms and when he turned he saw that he and Nadia were surrounded. Los indios no se mantuvieron a cierta distancia, como la vez anterior; ahora Alex podía percibir el olor dulzón de sus cuerpos. The Indians did not keep their distance, as they had done the previous time; now Alex could smell the sweet odor of their bodies. Les Indiens ne se tenaient plus à distance comme avant ; Alex pouvait maintenant sentir l'odeur sucrée de leurs corps. Nuevamente notó que eran de baja estatura y delgados, pero ahora pudo comprobar que también eran muy fuertes y había algo feroz en su actitud. ¿Tendría razón Leblanc cuando aseguraba que eran violentos y crueles?

—Aía —saludó tentativamente. -Aia," he said tentatively. Aia", dit-il timidement.

Una mano le tapó la boca y antes que alcanzara a darse cuenta de lo que sucedía, se sintió alzado en vilo por los tobillos y las axilas. A hand covered his mouth and before he could realize what was happening, he felt himself lifted up by his ankles and armpits. Une main s'est refermée sur sa bouche et avant qu'il ne réalise ce qui se passait, il s'est senti soulevé par les chevilles et les aisselles. Empezó a retorcerse y patalear, pero las manos no lo soltaron. He began to writhe and kick, but the hands would not let go. Il commença à se tordre et à donner des coups de pied, mais ses mains ne le lâchaient pas. Sintió que lo golpeaban en la cabeza, no supo si con los puños o con una piedra, pero comprendió que más valía dejarse llevar o acabarían aturdiéndolo o matándolo. He felt himself being hit in the head, he didn't know if with his fists or with a stone, but he understood that he had better let go or they would end up stunning or killing him. Il se sent frappé à la tête, que ce soit avec ses poings ou avec une pierre, mais il se rend compte qu'il ferait mieux de lâcher prise sous peine d'être assommé ou tué. Pensó en Nadia y si acaso a ella también estarían arrastrándola a la fuerza. He thought about Nadia and whether she too would be dragged away by force. Elle pense à Nadia et se demande si elle sera elle aussi entraînée de force. Le pareció oír de lejos la voz de su abuela llamándolo, mientras los indios se lo llevaban, internándose en la oscuridad como espíritus de la noche. Alexander Cold sentía punzadas ardientes en el tobillo donde lo había picado la hormiga de fuego, que ahora aprisionaba la mano de uno de los cuatro indios que lo llevaban en vilo. Alexander Cold felt burning pricks in his ankle where he had been stung by the fire ant, which was now imprisoning the hand of one of the four Indians who were carrying him. Alexander Cold sent des piqûres brûlantes dans sa cheville, là où il a été piqué par la fourmi de feu, qui emprisonne maintenant la main de l'un des quatre Indiens qui le portent. Sus captores iban trotando y con cada paso el cuerpo del muchacho se balanceaba brutalmente; el dolor en los hombros era como si lo estuvieran descoyuntando. His captors were trotting along, and with each step the boy's body swayed brutally; the pain in his shoulders was as if he were being pulled apart. Ses ravisseurs trottaient et à chaque pas, le corps du garçon se balançait brutalement ; la douleur dans ses épaules était comme si on le mettait en pièces. Le habían quitado la camiseta y se la habían amarrado en la cabeza, cegándolo y ahogando su voz. They had taken off his shirt and tied it around his head, blinding him and drowning his voice. Ils lui ont enlevé sa chemise et l'ont nouée autour de sa tête, l'aveuglant et étouffant sa voix. Apenas podía respirar y le latía el cráneo donde lo habían golpeado, pero le reconfortó no haber perdido el conocimiento, eso significaba que los guerreros no le habían pegado fuerte y no pretendían matarlo. Al menos no por el momento... Le pareció que marchaban un trecho muy largo hasta que por fin se detuvieron y lo dejaron caer como un saco de papas. Du moins, pas pour le moment... Il lui semblait qu'ils avaient marché très longtemps avant de s'arrêter et de le laisser tomber comme un sac de pommes de terre. El alivio en sus músculos y huesos fue casi inmediato, aunque el tobillo le ardía terriblemente. No se atrevió a quitarse la camiseta que le cubría la cabeza para no provocar a sus agresores, pero como al rato de espera nada acontecía, optó por arrancársela de encima. He did not dare to take off the T-shirt covering his head so as not to provoke his assailants, but since nothing happened after a while of waiting, he decided to tear it off. Il n'ose pas enlever le tee-shirt qui lui couvre la tête pour ne pas provoquer ses agresseurs, mais comme rien ne se passe après un certain temps d'attente, il décide de l'arracher. Nadie lo detuvo. Cuando se habituaron sus ojos a la leve claridad de la luna, se vio en medio del bosque, tirado sobre el colchón de humus que cubría el suelo. When his eyes became accustomed to the slight brightness of the moon, he saw himself in the middle of the forest, lying on the mattress of humus that covered the ground. Alors que ses yeux s'habituaient à la faible lumière de la lune, il se retrouva au milieu de la forêt, allongé sur le lit d'humus qui recouvrait le sol. A su alrededor, en estrecho circulo, sintió la presencia de los indios, aunque no podía verlos en tan poca luz y sin sus anteojos. Se acordó de su navaja del ejército suizo y se llevó disimuladamente la mano a la cintura buscándola, pero no pudo terminar el gesto: un puño firme lo sujetó por la muñeca. He remembered his Swiss Army knife and slyly reached to his waist for it, but he couldn't finish the gesture: a firm fist grabbed him by the wrist. Il se souvient de son couteau suisse et le porte sournoisement à sa taille, mais ne peut aller jusqu'au bout de son geste : une poigne ferme lui enserre le poignet. Entonces oyó la voz de Nadia y sintió las manitas delgadas de Borobá en su cabello. Then she heard Nadia's voice and felt Borobá's slender hands in her hair. Lanzó una exclamación, porque el mono puso los dedos en un chichón provocado por el golpe. He let out an exclamation, because the monkey put his fingers on a bump caused by the blow. Il pousse une exclamation, car le singe pose ses doigts sur une bosse provoquée par le coup.