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Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez, Capítulo 10 (2)

Capítulo 10 (2)

Durante casi dos meses compartió la mujer con su hermano. Lo vigilaba, le descomponía los planes, y cuando estaba seguro de que José Arcadio Segundo no visitaría esa noche la amante común, se iba a dormir con ella. Una mañana descubrió que estaba enfermo. Dos días después encontró a su hermano aferrado a una viga del baño, empapado en sudor y llorando a lágrima viva, y entonces comprendió. Su hermano le confesó que la mujer lo había repudiado por llevarle lo que ella llamaba una enfermedad de la mala vida. Le contó también cómo trataba de curarlo Pilar Ternera. Aureliano Segundo se sometió a escondidas a los ardientes lavados de permanganato y las aguas diuréticas, y ambos se curaron por separado después de tres meses de sufrimientos secretos. José Arcadio Segundo no volvió a ver a la mujer. Aureliano Segundo obtuvo su perdón y se quedó con ella hasta la muerte.

Se llamaba Petra Cotes. Había llegado a Macondo en plena guerra, con un marido ocasional que vivía de las rifas, y cuando el hombre murió, ella siguió con el negocio. Era una mulata limpia y joven, con unos ojos amarillos y almendrados que le daban a su rostro la ferocidad de una pantera, pero tenía un corazón generoso y una magnífica vocación para el amor. Cuando Úrsula se dio cuenta de que José Arcadio Segundo era gallero y Aureliano Segundo tocaba el acordeón en las fiestas ruidosas de su concubina, creyó enloquecer de confusión. Era como si en ambos se hubieran concentrado los defectos de la familia y ninguna de sus virtudes. Entonces decidió que nadie volviera a llamarse Aureliano y José Arcadio. Sin embargo, cuando Aureliano Segundo tuvo su primer hijo, no se atrevió a contrariarlo.

—De acuerdo —dijo Úrsula—, pero con una condición: yo me encargo de criarlo.

Aunque ya era centenaria y estaba a punto de quedarse ciega por las cataratas, conservaba intactos el dinamismo físico, la integridad del carácter y el equilibrio mental. Nadie mejor que ella para formar al hombre virtuoso que había de restaurar el prestigio de la familia, un hombre que nunca hubiera oído hablar de la guerra, los gallos de pelea, las mujeres de mala vida y las empresas delirantes, cuatro calamidades que, según pensaba Úrsula, habían determinado la decadencia de su estirpe. «Este será cura», prometió solemnemente. «Y si Dios me da vida, ha de llegar a ser Papa». Todos rieron al oírla, no solo en el dormitorio, sino en toda la casa, donde estaban reunidos los bulliciosos amigotes de Aureliano Segundo. La guerra, relegada al desván de los malos recuerdos, fue momentáneamente evocada con los taponazos del champaña.

—A la salud del Papa —brindó Aureliano Segundo.

Los invitados brindaron a coro. Luego el dueño de casa tocó el acordeón, se reventaron cohetes y se ordenaron tambores de júbilo para el pueblo. En la madrugada, los invitados ensopados en champaña sacrificaron seis vacas y las pusieron en la calle a disposición de la muchedumbre. Nadie se escandalizó. Desde que Aureliano Segundo se hizo cargo de la casa, aquellas festividades eran cosa corriente, aunque no existiera un motivo tan justo como el nacimiento de un Papa. En pocos años, sin esfuerzos, a puros golpes de suerte, había acumulado una de las más grandes fortunas de la ciénaga, gracias a la proliferación sobrenatural de sus animales. Sus yeguas parían trillizos, las gallinas ponían dos veces al día, y los cerdos engordaban con tal desenfreno, que nadie podía explicarse tan desordenada fecundidad, como no fuera por artes de magia. «Economiza ahora», le decía Úrsula a su atolondrado bisnieto. «Esta suerte no te va a durar toda la vida». Pero Aureliano Segundo no le ponía atención. Mientras más destapaba champaña para ensopar a sus amigos, más alocadamente parían sus animales, y más se convencía él de que su buena estrella no era cosa de su conducta sino influencia de Petra Cotes, su concubina, cuyo amor tenía la virtud de exasperar a la naturaleza. Tan persuadido estaba de que era ese el origen de su fortuna, que nunca tuvo a Petra Cotes lejos de sus crías, y aun cuando se casó y tuvo hijos siguió viviendo con ella con el consentimiento de Fernanda. Sólido, monumental como sus abuelos, pero con un gozo vital y una simpatía irresistible que ellos no tuvieron, Aureliano Segundo apenas si tenía tiempo de vigilar sus ganados. Le bastaba con llevar a Petra Cotes a sus criaderos, y pasearla a caballo por sus tierras, para que todo animal marcado con su hierro sucumbiera a la peste irremediable de la proliferación.

Como todas las cosas buenas que les ocurrieron en su larga vida, aquella fortuna desmandada tuvo origen en la casualidad. Hasta el final de las guerras, Petra Cotes seguía sosteniéndose con el producto de sus rifas, y Aureliano Segundo se las arreglaba para saquear de vez en cuando las alcancías de Úrsula. Formaban una pareja frívola, sin más preocupaciones que la de acostarse todas las noches, aun en las fechas prohibidas, y retozar en la cama hasta el amanecer. «Esa mujer ha sido tu perdición», le gritaba Úrsula al bisnieto cuando lo veía entrar a la casa como un sonámbulo. «Te tiene tan embobado, que un día de estos te veré retorciéndote de cólicos, con un sapo metido en la barriga». José Arcadio Segundo, que demoró mucho tiempo para descubrir la suplantación, no lograba entender la pasión de su hermano. Recordaba a Petra Cotes como una mujer convencional, más bien perezosa en la cama, y completamente desprovista de recursos para el amor. Sordo al clamor de Úrsula y a las burlas de su hermano, Aureliano Segundo solo pensaba entonces en encontrar un oficio que le permitiera sostener una casa para Petra Cotes, y morirse con ella, sobre ella y debajo de ella, en una noche de desafuero febril. Cuando el coronel Aureliano Buendía volvió a abrir el taller, seducido al fin por los encantos pacíficos de la vejez, Aureliano Segundo pensó que sería un buen negocio dedicarse a la fabricación de pescaditos de oro. Pasó muchas horas en el cuartito caluroso viendo cómo las duras láminas de metal, trabajadas por el coronel con la paciencia inconcebible del desengaño, se iban convirtiendo poco a poco en escamas doradas. El oficio le pareció tan laborioso, y era tan persistente y apremiante el recuerdo de Petra Cotes, que al cabo de tres semanas desapareció del taller. Fue en esa época que le dio a Petra Cotes por rifar conejos. Se reproducían y se volvían adultos con tanta rapidez, que apenas daban tiempo para vender los números de la rifa. Al principio, Aureliano Segundo no advirtió las alarmantes proporciones de la proliferación. Pero una noche, cuando ya nadie en el pueblo quería oír hablar de las rifas de conejos, sintió un estruendo en la pared del patio. «No te asustes», dijo Petra Cotes. «Son los conejos». No pudieron dormir más, atormentados por el tráfago de los animales. Al amanecer, Aureliano Segundo abrió la puerta y vio el patio empedrado de conejos azules en el resplandor del alba. Petra Cotes, muerta de risa, no resistió la tentación de hacerle una broma.

—Estos son los que nacieron anoche —dijo.

—¡Qué horror! —dijo él—. ¿Por qué no pruebas con vacas?

Pocos días después, tratando de desahogar su patio, Petra Cotes cambió los conejos por una vaca, que dos meses más tarde parió trillizos. Así empezaron las cosas. De la noche a la mañana, Aureliano Segundo se hizo dueño de tierras y ganados, y apenas si tenía tiempo de ensanchar las caballerizas y pocilgas desbordadas. Era una prosperidad de delirio que a él mismo le causaba risa, y no podía menos que asumir actitudes extravagantes para descargar su buen humor. «Apártense, vacas, que la vida es corta», gritaba. Úrsula se preguntaba en qué enredos se había metido, si no estaría robando, si no había terminado por volverse cuatrero, y cada vez que lo veía destapando champaña por el puro placer de echarse la espuma en la cabeza, le reprochaba a gritos el desperdicio. Lo molestó tanto, que un día en que Aureliano Segundo amaneció con el humor rebosado, apareció con un cajón de dinero, una lata de engrudo y una brocha, y cantando a voz en cuello las viejas canciones de Francisco el Hombre, empapeló la casa por dentro y por fuera, y de arriba abajo, con billetes de a peso. La antigua mansión, pintada de blanco desde los tiempos en que llevaron la pianola, adquirió el aspecto equívoco de una mezquita. En medio del alboroto de la familia, del escándalo de Úrsula, del júbilo del pueblo que abarrotó la calle para presenciar la glorificación del despilfarro, Aureliano Segundo terminó por empapelar desde la fachada hasta la cocina, inclusive los baños y dormitorios, y arrojó los billetes sobrantes en el patio.

—Ahora —dijo finalmente— espero que nadie en esta casa me vuelva a hablar de plata.

Así fue. Úrsula hizo quitar los billetes adheridos a las grandes tortas de cal, y volvió a pintar la casa de blanco. «Dios mío», suplicaba. «Haznos tan pobres como éramos cuando fundamos este pueblo, no sea que en la otra vida nos vayas a cobrar esta dilapidación». Sus súplicas fueron escuchadas en sentido contrario. En efecto, uno de los trabajadores que desprendía los billetes tropezó por descuido con un enorme San José de yeso que alguien había dejado en la casa en los últimos años de la guerra, y la imagen hueca se despedazó contra el suelo. Estaba atiborrada de monedas de oro. Nadie recordaba quién había llevado aquel santo de tamaño natural. «Lo trajeron tres hombres», explicó Amaranta. «Me pidieron que lo guardáramos mientras pasaba la lluvia, y yo les dije que lo pusieran ahí, en el rincón, donde nadie fuera a tropezar con él, y ahí lo pusieron con mucho cuidado, y ahí ha estado desde entonces, porque nunca volvieron a buscarlo». En los últimos tiempos, Úrsula le había puesto velas y se había postrado ante él, sin sospechar que en lugar de un santo estaba adorando casi doscientos kilogramos de oro. La tardía comprobación de su involuntario paganismo agravó su desconsuelo. Escupió el espectacular montón de monedas, lo metió en tres sacos de lona y lo enterró en un lugar secreto, en espera de que tarde o temprano los tres desconocidos fueran a reclamarlo. Mucho después, en los años difíciles de su decrepitud, Úrsula solía intervenir en las conversaciones de los numerosos viajeros que entonces pasaban por la casa, y les preguntaba si durante la guerra no habían dejado allí un San José de yeso para que lo guardaran mientras pasaba la lluvia.

Estas cosas, que tanto consternaban a Úrsula, eran corrientes en aquel tiempo. Macondo naufragaba en una prosperidad de milagro. Las casas de barro y cañabrava de los fundadores habían sido reemplazadas por construcciones de ladrillo, con persianas de madera y pisos de cemento, que hacían más llevadero el calor sofocante de las dos de la tarde. De la antigua aldea de José Arcadio Buendía solo quedaban entonces los almendros polvorientos, destinados a resistir a las circunstancias más arduas, y el río de aguas diáfanas cuyas piedras prehistóricas fueron pulverizadas por las enloquecidas almádenas de José Arcadio Segundo, cuando se empeñó en despejar el cauce para establecer un servicio de navegación. Fue un sueño delirante, comparable apenas a los de su bisabuelo, porque el lecho pedregoso y los numerosos tropiezos de la corriente impedían el tránsito desde Macondo hasta el mar. Pero José Arcadio Segundo, en un imprevisto arranque de temeridad, se empecinó en el proyecto. Hasta entonces no había dado ninguna muestra de imaginación. Salvo su precaria aventura con Petra Cotes, nunca se le había conocido mujer. Úrsula lo tenía como el ejemplar más apagado que había dado la familia en toda su historia, incapaz de destacarse ni siquiera como alborotador de galleras, cuando el coronel Aureliano Buendía le contó la historia del galeón español encallado a doce kilómetros del mar, cuyo costillar carbonizado vio él mismo durante la guerra. El relato, que a tanta gente durante tanto tiempo le pareció fantástico, fue una revelación para José Arcadio Segundo. Remató sus gallos al mejor postor, reclutó hombres y compró herramientas, y se empeñó en la descomunal empresa de romper piedras, excavar canales, despejar escollos y hasta emparejar cataratas. «Ya esto me lo sé de memoria», gritaba Úrsula. «Es como si el tiempo diera vueltas en redondo y hubiéramos vuelto al principio». Cuando estimó que el río era navegable, José Arcadio Segundo hizo a su hermano una exposición pormenorizada de sus planes, y este le dio el dinero que le hacía falta para su empresa. Desapareció por mucho tiempo. Se había dicho que su proyecto de comprar un barco no era más que una triquiñuela para alzarse con el dinero del hermano, cuando se divulgó la noticia de que una extraña nave se aproximaba al pueblo. Los habitantes de Macondo, que ya no recordaban las empresas colosales de José Arcadio Buendía, se precipitaron a la ribera y vieron con ojos pasmados de incredulidad la llegada del primer y último barco que atracó jamás en el pueblo. No era más que una balsa de troncos, arrastrada mediante gruesos cables por veinte hombres que caminaban por la ribera. En la proa, con un brillo de satisfacción en la mirada, José Arcadio Segundo dirigía la dispendiosa maniobra. Junto con él llegaba un grupo de matronas espléndidas que se protegían del sol abrasante con vistosas sombrillas, y tenían en los hombros preciosos pañolones de seda, y ungüentos de colores en el rostro, y flores naturales en el cabello, y serpientes de oro en los brazos y diamantes en los dientes. La balsa de troncos fue el único vehículo que José Arcadio Segundo pudo remontar hasta Macondo, y solo por una vez, pero nunca reconoció el fracaso de su empresa sino que proclamó su hazaña como una victoria de la voluntad. Rindió cuentas escrupulosas a su hermano, y muy pronto volvió a hundirse en la rutina de los gallos. Lo único que quedó de aquella desventurada iniciativa fue el soplo de renovación que llevaron las matronas de Francia, cuyas artes magníficas cambiaron los métodos tradicionales del amor, y cuyo sentido del bienestar social arrasó con la anticuada tienda de Catarino y transformó la calle en un bazar de farolitos japoneses y organillos nostálgicos. Fueron ellas las promotoras del carnaval sangriento que durante tres días hundió a Macondo en el delirio, y cuya única consecuencia perdurable fue haberle dado a Aureliano Segundo la oportunidad de conocer a Fernanda del Carpio.

Capítulo 10 (2) Kapitel 10 (2) Chapter 10 (2) Capítulo 10 (2) Глава 10 (2) Bölüm 10 (2)

Durante casi dos meses compartió la mujer con su hermano. For almost two months he shared the woman with his brother. Lo vigilaba, le descomponía los planes, y cuando estaba seguro de que José Arcadio Segundo no visitaría esa noche la amante común, se iba a dormir con ella. He watched him, messed up his plans, and when he was sure that José Arcadio Segundo would not visit their common lover that night, he went to sleep with her. Una mañana descubrió que estaba enfermo. One morning he discovered that he was ill. Dos días después encontró a su hermano aferrado a una viga del baño, empapado en sudor y llorando a lágrima viva, y entonces comprendió. Two days later he found his brother clinging to a bathroom beam, drenched in sweat and crying his eyes out, and then he understood. Deux jours plus tard, il a trouvé son frère accroché à une poutre de la salle de bain, trempé de sueur et pleurant, puis il a compris. Su hermano le confesó que la mujer lo había repudiado por llevarle lo que ella llamaba una enfermedad de la mala vida. Her brother confessed to her that the woman had disowned him for bringing her what she called a disease of the bad life. Le contó también cómo trataba de curarlo Pilar Ternera. He also told him how Pilar Ternera tried to cure him. Aureliano Segundo se sometió a escondidas a los ardientes lavados de permanganato y las aguas diuréticas, y ambos se curaron por separado después de tres meses de sufrimientos secretos. Aureliano Segundo secretly submitted to the burning permanganate washes and the diuretic waters, and both were cured separately after three months of secret suffering. Aureliano Segundo s'est soumis secrètement aux lavages brûlants au permanganate et aux eaux diurétiques, et tous deux ont été guéris séparément après trois mois de souffrances secrètes. José Arcadio Segundo no volvió a ver a la mujer. José Arcadio Segundo did not see the woman again. Aureliano Segundo obtuvo su perdón y se quedó con ella hasta la muerte. Aureliano Segundo obtained her forgiveness and stayed with her until death.

Se llamaba Petra Cotes. Her name was Petra Cotes. Había llegado a Macondo en plena guerra, con un marido ocasional que vivía de las rifas, y cuando el hombre murió, ella siguió con el negocio. She had arrived in Macondo in the middle of the war, with an occasional husband who lived off raffles, and when the man died, she continued with the business. Era una mulata limpia y joven, con unos ojos amarillos y almendrados que le daban a su rostro la ferocidad de una pantera, pero tenía un corazón generoso y una magnífica vocación para el amor. She was a clean young mulatto, with yellow almond-shaped eyes that gave her face the ferocity of a panther, but she had a generous heart and a magnificent vocation for love. Cuando Úrsula se dio cuenta de que José Arcadio Segundo era gallero y Aureliano Segundo tocaba el acordeón en las fiestas ruidosas de su concubina, creyó enloquecer de confusión. When Úrsula realized that José Arcadio Segundo was a gallero and Aureliano Segundo played the accordion at his concubine's noisy parties, she thought she would go crazy with confusion. Quand Úrsula s'est rendu compte que José Arcadio Segundo était un galero et qu'Aureliano Segundo jouait de l'accordéon dans les soirées bruyantes de sa concubine, elle a pensé qu'elle deviendrait folle de confusion. Era como si en ambos se hubieran concentrado los defectos de la familia y ninguna de sus virtudes. It was as if the family's defects had concentrated in both of them and none of its virtues. Entonces decidió que nadie volviera a llamarse Aureliano y José Arcadio. Then he decided that no one would call himself Aureliano and José Arcadio again. Sin embargo, cuando Aureliano Segundo tuvo su primer hijo, no se atrevió a contrariarlo. Als Aureliano Segundo jedoch sein erstes Kind bekam, wagte er es nicht, ihn zu verärgern. However, when Aureliano Segundo had his first child, he did not dare to cross him.

—De acuerdo —dijo Úrsula—, pero con una condición: yo me encargo de criarlo. "Okay," said Úrsula, "but on one condition: I take care of raising him."

Aunque ya era centenaria y estaba a punto de quedarse ciega por las cataratas, conservaba intactos el dinamismo físico, la integridad del carácter y el equilibrio mental. Although she was already a hundred years old and on the verge of going blind from cataracts, her physical dynamism, integrity of character, and mental balance were intact. Nadie mejor que ella para formar al hombre virtuoso que había de restaurar el prestigio de la familia, un hombre que nunca hubiera oído hablar de la guerra, los gallos de pelea, las mujeres de mala vida y las empresas delirantes, cuatro calamidades que, según pensaba Úrsula, habían determinado la decadencia de su estirpe. No one better than her to train the virtuous man who would restore the prestige of the family, a man who had never heard of war, fighting cocks, women of bad life and delusional companies, four calamities that, according to Úrsula thought, they had determined the decline of her lineage. Personne mieux qu'elle pour former l'homme vertueux qui restaurerait le prestige de la famille, un homme qui n'avait jamais entendu parler de guerre, de coqs de combat, de femmes de mauvaise vie et de compagnies délirantes, quatre calamités qui, selon la pensée d'Úrsula, avaient déterminé le déclin de sa lignée. «Este será cura», prometió solemnemente. "This will be a priest," he solemnly promised. "Ce sera un prêtre", a-t-il solennellement promis. «Y si Dios me da vida, ha de llegar a ser Papa». "And if God gives me life, he must become Pope." "Et si Dieu me donne la vie, il faut qu'il devienne Pape." Todos rieron al oírla, no solo en el dormitorio, sino en toda la casa, donde estaban reunidos los bulliciosos amigotes de Aureliano Segundo. Everyone laughed when they heard her, not only in the bedroom, but throughout the house, where Aureliano Segundo's boisterous friends were gathered. Tout le monde riait en l'entendant, non seulement dans la chambre, mais dans toute la maison, où étaient réunis les bruyants amis d'Aureliano Segundo. La guerra, relegada al desván de los malos recuerdos, fue momentáneamente evocada con los taponazos del champaña. The war, relegated to the attic of bad memories, was momentarily evoked with the pop of champagne. La guerre, reléguée au grenier des mauvais souvenirs, fut momentanément évoquée au son du champagne.

—A la salud del Papa —brindó Aureliano Segundo. "To the health of the Pope," offered Aureliano Segundo.

Los invitados brindaron a coro. The guests toasted in chorus. Les invités ont trinqué en chœur. Luego el dueño de casa tocó el acordeón, se reventaron cohetes y se ordenaron tambores de júbilo para el pueblo. Then the owner of the house played the accordion, rockets were burst and jubilant drums were ordered for the people. Ensuite, le propriétaire de la maison a joué de l'accordéon, des fusées ont éclaté et des tambours jubilatoires ont été commandés pour le peuple. En la madrugada, los invitados ensopados en champaña sacrificaron seis vacas y las pusieron en la calle a disposición de la muchedumbre. At dawn, the champagne-soaked guests sacrificed six cows and put them in the street at the disposal of the crowd. Nadie se escandalizó. Keiner war schockiert. Nobody was shocked. Desde que Aureliano Segundo se hizo cargo de la casa, aquellas festividades eran cosa corriente, aunque no existiera un motivo tan justo como el nacimiento de un Papa. Since Aureliano Segundo took charge of the house, those festivities were commonplace, although there was no reason as just as the birth of a Pope. En pocos años, sin esfuerzos, a puros golpes de suerte, había acumulado una de las más grandes fortunas de la ciénaga, gracias a la proliferación sobrenatural de sus animales. In a few years, without effort, by pure luck, he had accumulated one of the greatest fortunes in the swamp, thanks to the supernatural proliferation of its animals. En quelques années, sans effort, par pure chance, il avait accumulé l'une des plus grandes fortunes du marais, grâce à la prolifération surnaturelle de ses animaux. Sus yeguas parían trillizos, las gallinas ponían dos veces al día, y los cerdos engordaban con tal desenfreno, que nadie podía explicarse tan desordenada fecundidad, como no fuera por artes de magia. Their mares gave birth to triplets, the hens laid twice a day, and the pigs fattened up with such abandon that no one could explain such disorderly fertility except by magic. «Economiza ahora», le decía Úrsula a su atolondrado bisnieto. "Save money now," Úrsula would say to her harebrained great-grandson. «Esta suerte no te va a durar toda la vida». "This luck is not going to last your whole life." Pero Aureliano Segundo no le ponía atención. But Aureliano Segundo did not pay attention to him. Mientras más destapaba champaña para ensopar a sus amigos, más alocadamente parían sus animales, y más se convencía él de que su buena estrella no era cosa de su conducta sino influencia de Petra Cotes, su concubina, cuyo amor tenía la virtud de exasperar a la naturaleza. The more he uncorked champagne to soak his friends, the more wildly his animals gave birth, and the more he became convinced that his lucky star was not his behavior but the influence of Petra Cotes, his concubine, whose love had the virtue of exasperating the mother. nature. Plus il débouchait de champagne pour faire tremper ses amis, plus ses animaux mettaient bas follement, et plus il devenait convaincu que sa bonne étoile n'était pas son comportement mais l'influence de Petra Cotes, sa concubine, dont l'amour avait la vertu d'exaspérer les mère.nature. Tan persuadido estaba de que era ese el origen de su fortuna, que nunca tuvo a Petra Cotes lejos de sus crías, y aun cuando se casó y tuvo hijos siguió viviendo con ella con el consentimiento de Fernanda. He was so convinced that this was the origin of his fortune that he never kept Petra Cotes away from his children, and even when he married and had children he continued to live with her with Fernanda's consent. Il était tellement convaincu que c'était là l'origine de sa fortune qu'il n'a jamais éloigné Petra Cotes de ses enfants, et même lorsqu'il s'est marié et a eu des enfants, il a continué à vivre avec elle avec le consentement de Fernanda. Sólido, monumental como sus abuelos, pero con un gozo vital y una simpatía irresistible que ellos no tuvieron, Aureliano Segundo apenas si tenía tiempo de vigilar sus ganados. Solid, monumental like his grandparents, but with a vital joy and an irresistible sympathy that they did not have, Aureliano Segundo barely had time to watch over his cattle. Solide, monumental comme ses grands-parents, mais doté d'une joie de vivre et d'une convivialité irrésistible qu'ils n'avaient pas, Aureliano Segundo n'avait guère le temps de veiller sur ses troupeaux. Le bastaba con llevar a Petra Cotes a sus criaderos, y pasearla a caballo por sus tierras, para que todo animal marcado con su hierro sucumbiera a la peste irremediable de la proliferación. It was enough for him to take Petra Cotes to his breeding grounds, and ride her on horseback through his lands, so that any animal marked with his iron would succumb to the irremediable pestilence of proliferation. Il lui suffisait d'emmener Petra Cotes dans ses aires de reproduction, et de la monter à cheval à travers ses terres, pour que tout animal marqué de son fer succombe à la peste irrémédiable de la prolifération.

Como todas las cosas buenas que les ocurrieron en su larga vida, aquella fortuna desmandada tuvo origen en la casualidad. Like all the good things that happened to them in their long lives, that wild fortune had its origin in chance. Comme toutes les bonnes choses qui leur sont arrivées dans leur longue vie, cette folle fortune a son origine dans le hasard. Hasta el final de las guerras, Petra Cotes seguía sosteniéndose con el producto de sus rifas, y Aureliano Segundo se las arreglaba para saquear de vez en cuando las alcancías de Úrsula. Bis zum Ende der Kriege ernährte sich Petra Cotes von den Erlösen ihrer Tombolas, und Aureliano Segundo plünderte hin und wieder Ursulas Sparschweine. Until the end of the wars, Petra Cotes continued to support herself with the proceeds of her raffles, and Aureliano Segundo managed to loot Úrsula's piggy banks from time to time. Jusqu'à la fin des guerres, Petra Cotes a continué à subvenir à ses besoins avec le produit de ses tombolas, et Aureliano Segundo a réussi à piller de temps en temps les tirelires d'Úrsula. Formaban una pareja frívola, sin más preocupaciones que la de acostarse todas las noches, aun en las fechas prohibidas, y retozar en la cama hasta el amanecer. They were a frivolous couple, with no more worries than going to bed every night, even on forbidden dates, and romping in bed until dawn. C'était un couple frivole, sans autre souci que de se coucher tous les soirs, même à des dates interdites, et de s'ébattre au lit jusqu'à l'aube. «Esa mujer ha sido tu perdición», le gritaba Úrsula al bisnieto cuando lo veía entrar a la casa como un sonámbulo. "That woman has been your downfall," Úrsula would yell at her great-grandson when she saw him enter the house like a sleepwalker. «Te tiene tan embobado, que un día de estos te veré retorciéndote de cólicos, con un sapo metido en la barriga». "Er hat dich so sehr zum Glotzen gebracht, dass ich dich eines Tages mit Koliken und einer Kröte im Bauch herumzappeln sehe." "It has you so dumbfounded, that one of these days I will see you writhing with colic, with a toad stuck in your belly." "Cela vous a tellement abasourdi, qu'un de ces jours je vous verrai vous tordre de coliques, avec un crapaud planté dans le ventre." José Arcadio Segundo, que demoró mucho tiempo para descubrir la suplantación, no lograba entender la pasión de su hermano. José Arcadio Segundo, who took a long time to discover the impersonation, could not understand his brother's passion. José Arcadio Segundo, qui a mis longtemps à découvrir l'usurpation d'identité, n'a pas pu comprendre la passion de son frère. Recordaba a Petra Cotes como una mujer convencional, más bien perezosa en la cama, y completamente desprovista de recursos para el amor. He remembered Petra Cotes as a conventional woman, rather lazy in bed, and completely devoid of resources for love. Sordo al clamor de Úrsula y a las burlas de su hermano, Aureliano Segundo solo pensaba entonces en encontrar un oficio que le permitiera sostener una casa para Petra Cotes, y morirse con ella, sobre ella y debajo de ella, en una noche de desafuero febril. Deaf to Úrsula's clamor and to his brother's ridicule, Aureliano Segundo only thought then of finding a job that would allow him to maintain a house for Petra Cotes, and to die with her, above her and below her, in a night of feverish debauchery. Sourd aux clameurs d'Úrsula et aux moqueries de son frère, Aureliano Segundo ne songeait alors qu'à trouver un travail qui lui permettrait d'entretenir une maison pour Petra Cotes, et de mourir avec elle, au-dessus et au-dessous d'elle, dans une nuit de débauche fébrile. Cuando el coronel Aureliano Buendía volvió a abrir el taller, seducido al fin por los encantos pacíficos de la vejez, Aureliano Segundo pensó que sería un buen negocio dedicarse a la fabricación de pescaditos de oro. When Colonel Aureliano Buendía reopened the workshop, finally seduced by the peaceful charms of old age, Aureliano Segundo thought that it would be a good business to devote himself to the manufacture of gold fish. Pasó muchas horas en el cuartito caluroso viendo cómo las duras láminas de metal, trabajadas por el coronel con la paciencia inconcebible del desengaño, se iban convirtiendo poco a poco en escamas doradas. He spent many hours in the hot little room watching how the hard metal sheets, worked by the colonel with the inconceivable patience of disappointment, gradually turned into golden scales. El oficio le pareció tan laborioso, y era tan persistente y apremiante el recuerdo de Petra Cotes, que al cabo de tres semanas desapareció del taller. The trade seemed so laborious to him, and the memory of Petra Cotes so persistent and compelling, that after three weeks he disappeared from the workshop. Le métier lui parut si laborieux, et le souvenir de Petra Cotes si persistant et irrésistible, qu'au bout de trois semaines il disparut de l'atelier. Fue en esa época que le dio a Petra Cotes por rifar conejos. Zu dieser Zeit begann Petra Cotes mit der Verlosung von Kaninchen. It was around this time that Petra Cotes gave up on raffling rabbits. C'est à cette époque que Petra Cotes a abandonné le tirage au sort des lapins. Se reproducían y se volvían adultos con tanta rapidez, que apenas daban tiempo para vender los números de la rifa. They reproduced and became adults so quickly that they barely had time to sell the raffle numbers. Al principio, Aureliano Segundo no advirtió las alarmantes proporciones de la proliferación. At first, Aureliano Segundo did not notice the alarming proportions of the proliferation. Au début, Aureliano Segundo n'a pas remarqué les proportions alarmantes de la prolifération. Pero una noche, cuando ya nadie en el pueblo quería oír hablar de las rifas de conejos, sintió un estruendo en la pared del patio. But one night, when no one in town wanted to hear about the rabbit raffles anymore, he heard a crash on the patio wall. «No te asustes», dijo Petra Cotes. "Don't be scared," Petra Cotes said. «Son los conejos». "It's the rabbits." No pudieron dormir más, atormentados por el tráfago de los animales. They couldn't sleep anymore, tormented by the traffic of the animals. Ils ne pouvaient plus dormir, tourmentés par le trafic des animaux. Al amanecer, Aureliano Segundo abrió la puerta y vio el patio empedrado de conejos azules en el resplandor del alba. At dawn, Aureliano Segundo opened the door and saw the patio paved with blue rabbits in the glow of dawn. A l'aube, Aureliano Segundo ouvrit la porte et vit le patio pavé de lapins bleus à la lueur de l'aube. Petra Cotes, muerta de risa, no resistió la tentación de hacerle una broma. Petra Cotes, dying with laughter, couldn't resist the temptation to play a joke on him.

—Estos son los que nacieron anoche —dijo. "These are the ones that were born last night," he said.

—¡Qué horror! -How awful! —dijo él—. -He said-. ¿Por qué no pruebas con vacas? Why don't you try cows?

Pocos días después, tratando de desahogar su patio, Petra Cotes cambió los conejos por una vaca, que dos meses más tarde parió trillizos. A few days later, trying to relieve her yard, Petra Cotes exchanged the rabbits for a cow, which two months later gave birth to triplets. Así empezaron las cosas. That's how things started. De la noche a la mañana, Aureliano Segundo se hizo dueño de tierras y ganados, y apenas si tenía tiempo de ensanchar las caballerizas y pocilgas desbordadas. Overnight, Aureliano Segundo became the owner of land and cattle, and he barely had time to expand the overflowing stables and pigsties. Era una prosperidad de delirio que a él mismo le causaba risa, y no podía menos que asumir actitudes extravagantes para descargar su buen humor. It was a delirious prosperity that made him laugh, and he could not help assuming extravagant attitudes to relieve his good humor. «Apártense, vacas, que la vida es corta», gritaba. "Geht aus dem Weg, Kühe, das Leben ist kurz", rief er. "Move back, cows, life is short," he shouted. Úrsula se preguntaba en qué enredos se había metido, si no estaría robando, si no había terminado por volverse cuatrero, y cada vez que lo veía destapando champaña por el puro placer de echarse la espuma en la cabeza, le reprochaba a gritos el desperdicio. Úrsula wondered what trouble he had gotten himself into, if he hadn't been stealing, if he hadn't ended up becoming a rustler, and every time she saw him uncorking champagne for the sheer pleasure of pouring the foam on her head, she shouted at him for wasting it. Lo molestó tanto, que un día en que Aureliano Segundo amaneció con el humor rebosado, apareció con un cajón de dinero, una lata de engrudo y una brocha, y cantando a voz en cuello las viejas canciones de Francisco el Hombre, empapeló la casa por dentro y por fuera, y de arriba abajo, con billetes de a peso. It annoyed him so much that one day when Aureliano Segundo woke up in a brimming mood, he appeared with a drawer of money, a can of paste and a brush, and singing the old songs of Francisco the Man at the top of his voice, he papered the house for inside and out, and top to bottom, with peso bills. Cela l'a tellement agacé qu'un jour où Aureliano Segundo s'est réveillé d'une humeur débordante, il est apparu avec un tiroir d'argent, un pot de pâte et un pinceau, et chantant à tue-tête les vieilles chansons de Francisco l'Homme, il a tapissé la maison pour l'intérieur et l'extérieur, et de haut en bas, avec des billets de peso. La antigua mansión, pintada de blanco desde los tiempos en que llevaron la pianola, adquirió el aspecto equívoco de una mezquita. The old mansion, painted white since the days when the player piano was brought in, took on the misleading appearance of a mosque. Le vieux manoir, peint en blanc depuis l'époque de l'introduction du piano mécanique, a pris l'aspect trompeur d'une mosquée. En medio del alboroto de la familia, del escándalo de Úrsula, del júbilo del pueblo que abarrotó la calle para presenciar la glorificación del despilfarro, Aureliano Segundo terminó por empapelar desde la fachada hasta la cocina, inclusive los baños y dormitorios, y arrojó los billetes sobrantes en el patio. In the midst of the uproar of the family, the scandal of Úrsula, the jubilation of the town that packed the street to witness the glorification of waste, Aureliano Segundo finished wallpapering from the facade to the kitchen, including the bathrooms and bedrooms, and threw the bills Leftovers in the yard. Au milieu du tumulte de la famille, du scandale d'Úrsula, de la liesse de la ville qui remplissait la rue pour assister à la glorification des déchets, Aureliano Segundo acheva de tapisser de la façade à la cuisine, en passant par les salles de bain et les chambres, et jeta les factures Les restes dans la cour.

—Ahora —dijo finalmente— espero que nadie en esta casa me vuelva a hablar de plata. -Nun", sagte er schließlich, "ich hoffe, dass niemand in diesem Haus jemals wieder mit mir über Silber sprechen wird. "Now," he finally said, "I hope no one in this house ever talks to me about money again."

Así fue. That's how it went. Úrsula hizo quitar los billetes adheridos a las grandes tortas de cal, y volvió a pintar la casa de blanco. Úrsula had the bills removed from the large cakes of lime, and she repainted the house white. Ursula fit enlever les factures des gros pains de chaux et repeignit la maison en blanc. «Dios mío», suplicaba. My God, she begged. «Haznos tan pobres como éramos cuando fundamos este pueblo, no sea que en la otra vida nos vayas a cobrar esta dilapidación». "Macht uns so arm, wie wir es waren, als wir diese Stadt gegründet haben, damit ihr uns im Jenseits nicht für diese Verschwendung anklagen könnt". "Make us as poor as we were when we founded this town, lest in the other life you are going to charge us for this dilapidation." "Rends-nous aussi pauvres que nous l'étions quand nous avons fondé cette ville, de peur que dans l'au-delà tu ne nous fasses payer pour cette délabrement." Sus súplicas fueron escuchadas en sentido contrario. His pleas were heard in the opposite direction. En efecto, uno de los trabajadores que desprendía los billetes tropezó por descuido con un enorme San José de yeso que alguien había dejado en la casa en los últimos años de la guerra, y la imagen hueca se despedazó contra el suelo. Indeed, one of the workers who was undoing the bills inadvertently tripped over a huge plaster Saint Joseph that someone had left in the house in the last years of the war, and the hollow image shattered on the floor. En effet, l'un des ouvriers qui défaisait les factures trébucha par inadvertance sur un énorme Saint Joseph en plâtre que quelqu'un avait laissé dans la maison dans les dernières années de la guerre, et l'image creuse se brisa sur le sol. Estaba atiborrada de monedas de oro. It was stuffed with gold coins. Il était bourré de pièces d'or. Nadie recordaba quién había llevado aquel santo de tamaño natural. No one remembered who had brought that life-size saint. Personne ne se rappelait qui avait porté ce saint grandeur nature. «Lo trajeron tres hombres», explicó Amaranta. "Three men brought him," Amaranta explained. «Me pidieron que lo guardáramos mientras pasaba la lluvia, y yo les dije que lo pusieran ahí, en el rincón, donde nadie fuera a tropezar con él, y ahí lo pusieron con mucho cuidado, y ahí ha estado desde entonces, porque nunca volvieron a buscarlo». “They asked me to put it away while the rain passed, and I told them to put it there, in the corner, where no one would trip over it, and they put it there very carefully, and it has been there ever since, because they never came back. to look for it". "Ils m'ont demandé de le garder pendant que la pluie passait, et je leur ai dit de le mettre là, dans le coin, où personne ne trébucherait dessus, et ils l'ont mis là très soigneusement, et il est là depuis, parce que ils ne sont jamais revenus. pour le chercher". En los últimos tiempos, Úrsula le había puesto velas y se había postrado ante él, sin sospechar que en lugar de un santo estaba adorando casi doscientos kilogramos de oro. Lately, Úrsula had lit candles for him and prostrated herself before him, not suspecting that instead of a saint she was worshiping almost two hundred kilograms of gold. Ces derniers temps, Ursula lui avait allumé des cierges et s'était prosternée devant lui, ne se doutant pas qu'au lieu d'un saint elle adorait près de deux cents kilogrammes d'or. La tardía comprobación de su involuntario paganismo agravó su desconsuelo. The belated verification of his involuntary paganism aggravated his despair. La vérification tardive de son paganisme involontaire aggrava son désespoir. Escupió el espectacular montón de monedas, lo metió en tres sacos de lona y lo enterró en un lugar secreto, en espera de que tarde o temprano los tres desconocidos fueran a reclamarlo. He spat out the spectacular pile of coins, put it in three canvas bags and buried it in a secret place, hoping that sooner or later the three strangers would come to claim it. Il recracha le spectaculaire tas de pièces, le mit dans trois sacs de toile et l'enterra dans un lieu secret, espérant que tôt ou tard les trois inconnus viendraient le réclamer. Mucho después, en los años difíciles de su decrepitud, Úrsula solía intervenir en las conversaciones de los numerosos viajeros que entonces pasaban por la casa, y les preguntaba si durante la guerra no habían dejado allí un San José de yeso para que lo guardaran mientras pasaba la lluvia. Much later, in the difficult years of her decrepitude, Úrsula used to intervene in the conversations of the numerous travelers who then passed by the house, and asked them if during the war they had not left a plaster Saint Joseph there so they could keep it while they passed by. The rain. Mucho después, en los años difíciles de su decrepitud, Úrsula solía intervenir en las conversaciones de los numerosos viajeros que entonces pasaban por la casa, y les preguntaba si durante la guerra no habían dejado allí un San José de yeso para que lo guardaran mientras pasaba la pluie.

Estas cosas, que tanto consternaban a Úrsula, eran corrientes en aquel tiempo. These things, which so dismayed Úrsula, were common at that time. Macondo naufragaba en una prosperidad de milagro. Macondo was shipwrecked in miraculous prosperity. Las casas de barro y cañabrava de los fundadores habían sido reemplazadas por construcciones de ladrillo, con persianas de madera y pisos de cemento, que hacían más llevadero el calor sofocante de las dos de la tarde. The mud and reed houses of the founders had been replaced by brick buildings, with wooden shutters and cement floors, which made the suffocating heat of two in the afternoon more bearable. Les maisons de torchis et de roseaux des fondateurs avaient été remplacées par des constructions en briques, aux volets en bois et au sol en ciment, ce qui rendait plus supportable la chaleur suffocante de deux heures de l'après-midi. De la antigua aldea de José Arcadio Buendía solo quedaban entonces los almendros polvorientos, destinados a resistir a las circunstancias más arduas, y el río de aguas diáfanas cuyas piedras prehistóricas fueron pulverizadas por las enloquecidas almádenas de José Arcadio Segundo, cuando se empeñó en despejar el cauce para establecer un servicio de navegación. Of the old village of José Arcadio Buendía, only the dusty almond trees remained, destined to withstand the most arduous circumstances, and the river of diaphanous waters whose prehistoric stones were pulverized by the mad sledgehammers of José Arcadio Segundo, when he insisted on clearing the channel to establish a navigation service. De l'ancien village de José Arcadio Buendía, il ne restait que les amandiers poussiéreux, destinés à résister aux circonstances les plus difficiles, et la rivière aux eaux diaphanes dont les pierres préhistoriques ont été pulvérisées par les masses folles de José Arcadio Segundo, lorsqu'il a insisté pour nettoyer le canal pour établir un service de navigation. Fue un sueño delirante, comparable apenas a los de su bisabuelo, porque el lecho pedregoso y los numerosos tropiezos de la corriente impedían el tránsito desde Macondo hasta el mar. It was a delirious dream, barely comparable to those of his great-grandfather, because the stony bed and the numerous obstacles in the current impeded transit from Macondo to the sea. C'était un rêve délirant, à peine comparable à ceux de son arrière-grand-père, car le lit caillouteux et les nombreux obstacles du courant empêchaient le passage de Macondo à la mer. Pero José Arcadio Segundo, en un imprevisto arranque de temeridad, se empecinó en el proyecto. But José Arcadio Segundo, in an unexpected outburst of recklessness, insisted on the project. Hasta entonces no había dado ninguna muestra de imaginación. Until then he had not given any sign of imagination. Salvo su precaria aventura con Petra Cotes, nunca se le había conocido mujer. Except for his precarious affair with Petra Cotes, he had never been known to be a woman. Úrsula lo tenía como el ejemplar más apagado que había dado la familia en toda su historia, incapaz de destacarse ni siquiera como alborotador de galleras, cuando el coronel Aureliano Buendía le contó la historia del galeón español encallado a doce kilómetros del mar, cuyo costillar carbonizado vio él mismo durante la guerra. Úrsula considered him the dullest specimen that the family had produced in its entire history, incapable of standing out even as a cockfighter, when Colonel Aureliano Buendía told her the story of the Spanish galleon that ran aground twelve kilometers from the sea, whose charred ribs saw himself during the war. Úrsula le considérait comme le spécimen le plus terne que la famille ait produit de toute son histoire, incapable de se distinguer même comme un bagarreur de cockpits, lorsque le colonel Aureliano Buendía lui raconta l'histoire du galion espagnol qui s'était échoué à douze kilomètres de la mer, dont les côtes s'est vu pendant la guerre. El relato, que a tanta gente durante tanto tiempo le pareció fantástico, fue una revelación para José Arcadio Segundo. The story, which for so long seemed fantastic to so many people, was a revelation for José Arcadio Segundo. Remató sus gallos al mejor postor, reclutó hombres y compró herramientas, y se empeñó en la descomunal empresa de romper piedras, excavar canales, despejar escollos y hasta emparejar cataratas. He auctioned off his roosters to the highest bidder, recruited men and bought tools, and engaged in the colossal undertaking of breaking stones, digging canals, clearing rocks, and even leveling waterfalls. Il vendit ses coqs aux enchères au plus offrant, recruta des hommes et acheta des outils, et se lança dans l'entreprise colossale de casser des pierres, creuser des canaux, dégager des rochers et même niveler des cascades. «Ya esto me lo sé de memoria», gritaba Úrsula. "Das weiß ich auswendig", rief Ursula. "I already know this by heart," Úrsula shouted. «Es como si el tiempo diera vueltas en redondo y hubiéramos vuelto al principio». "It's like time went around in circles and we had gone back to the beginning." Cuando estimó que el río era navegable, José Arcadio Segundo hizo a su hermano una exposición pormenorizada de sus planes, y este le dio el dinero que le hacía falta para su empresa. When he estimated that the river was navigable, José Arcadio Segundo gave his brother a detailed presentation of his plans, and he gave him the money he needed for his company. Lorsqu'il considéra que le fleuve était navigable, José Arcadio Segundo donna à son frère un exposé détaillé de ses projets, et il lui donna l'argent dont il avait besoin pour son entreprise. Desapareció por mucho tiempo. He disappeared for a long time. Se había dicho que su proyecto de comprar un barco no era más que una triquiñuela para alzarse con el dinero del hermano, cuando se divulgó la noticia de que una extraña nave se aproximaba al pueblo. He had told himself that his project to buy a ship was nothing more than a trick to get his brother's money, when the news spread that a strange ship was approaching the town. Il s'était dit que son projet d'acheter un navire n'était qu'une ruse pour obtenir l'argent de son frère, lorsque la nouvelle se répandit qu'un étrange navire s'approchait de la ville. Los habitantes de Macondo, que ya no recordaban las empresas colosales de José Arcadio Buendía, se precipitaron a la ribera y vieron con ojos pasmados de incredulidad la llegada del primer y último barco que atracó jamás en el pueblo. The inhabitants of Macondo, who no longer remembered the colossal undertakings of José Arcadio Buendía, rushed to the shore and saw with stunned eyes of disbelief the arrival of the first and last ship that ever docked in the town. No era más que una balsa de troncos, arrastrada mediante gruesos cables por veinte hombres que caminaban por la ribera. It was nothing more than a raft of logs, dragged on thick cables by twenty men walking along the riverbank. En la proa, con un brillo de satisfacción en la mirada, José Arcadio Segundo dirigía la dispendiosa maniobra. At the bow, with a glint of satisfaction in his eyes, José Arcadio Segundo directed the costly maneuver. Junto con él llegaba un grupo de matronas espléndidas que se protegían del sol abrasante con vistosas sombrillas, y tenían en los hombros preciosos pañolones de seda, y ungüentos de colores en el rostro, y flores naturales en el cabello, y serpientes de oro en los brazos y diamantes en los dientes. Along with him came a group of splendid matrons who protected themselves from the scorching sun with colorful umbrellas, and had precious silk shawls on their shoulders, and colored ointments on their faces, and natural flowers in their hair, and golden snakes in their arms. arms and diamonds in the teeth. La balsa de troncos fue el único vehículo que José Arcadio Segundo pudo remontar hasta Macondo, y solo por una vez, pero nunca reconoció el fracaso de su empresa sino que proclamó su hazaña como una victoria de la voluntad. The log raft was the only vehicle that José Arcadio Segundo was able to take up to Macondo, and only once, but he never recognized the failure of his enterprise but rather proclaimed his feat as a victory of the will. Rindió cuentas escrupulosas a su hermano, y muy pronto volvió a hundirse en la rutina de los gallos. He gave scrupulous accounts to his brother, and very soon he sank back into the routine of the roosters. Lo único que quedó de aquella desventurada iniciativa fue el soplo de renovación que llevaron las matronas de Francia, cuyas artes magníficas cambiaron los métodos tradicionales del amor, y cuyo sentido del bienestar social arrasó con la anticuada tienda de Catarino y transformó la calle en un bazar de farolitos japoneses y organillos nostálgicos. The only thing that remained of that ill-fated initiative was the breath of renewal brought by the matrons of France, whose magnificent arts changed the traditional methods of love, and whose sense of social welfare razed Catarino's antiquated store and transformed the street into a bazaar. of Japanese lanterns and nostalgic street organs. Fueron ellas las promotoras del carnaval sangriento que durante tres días hundió a Macondo en el delirio, y cuya única consecuencia perdurable fue haberle dado a Aureliano Segundo la oportunidad de conocer a Fernanda del Carpio. They were the promoters of the bloody carnival that plunged Macondo into delirium for three days, and whose only lasting consequence was having given Aureliano Segundo the opportunity to meet Fernanda del Carpio.