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La Ciudad de las Bestias, Capítulo 05 El chamán (1)

Capítulo 05 El chamán (1)

Capítulo 5

El chamán

La tormenta cesó tan súbitamente como había comenzado, y la noche apareció clara. Alex y Nadia regresaron al hotel, donde los miembros de la expedición estaban reunidos en torno a César Santos y la doctora Omayra Torres estudiando un mapa de la región y discutiendo los preparativos del viaje. El profesor Leblanc, algo más repuesto de la fatiga, estaba con ellos. Se había pintado de insecticida de pies a cabeza y había contratado a un indio llamado Karakawe para que lo abanicara con una hoja de banano. Leblanc exigió que la expedición se pusiera en marcha hacia el Alto Orinoco al día siguiente, porque él no podía perder tiempo en esa aldea insignificante. Disponía sólo de tres semanas para atrapar a la extraña criatura de la selva, dijo.

—Nadie lo ha logrado en varios años, profesor... —apuntó César Santos.

—Tendrá que aparecer pronto, porque yo debo dar una serie de conferencias en Europa —replicó él.

—Espero que la Bestia entienda sus razones —dijo el guía, pero el profesor no dio muestras de captar la ironía.

Kate Cold le había contado a su nieto que el Amazonas era un lugar peligroso para los antropólogos, porque solían perder la razón. Inventaban teorías contradictorias y se peleaban entre ellos a tiros y cuchilladas; otros tiranizaban a las tribus y acababan creyéndose dioses. A uno de ellos, enloquecido, debieron llevarlo amarrado de vuelta a su país.

—Supongo que está enterado de que yo también formo parte de la expedición, profesor Leblanc —dijo la doctora

Omayra Torres, a quien el antropólogo miraba de reojo a cada rato, impresionado por su opulenta belleza.

—Nada me gustaría más, señorita, pero...

—Doctora Torres —lo interrumpió la médica.

—Puede llamarme Ludovic —aventuró Leblanc con coquetería.

—Llámeme doctora Torres —replicó secamente ella.

—No podré llevarla, mi estimada doctora. Apenas hay espacio para quienes hemos sido contratados por el International Geographic. El presupuesto es generoso, pero no ilimitado —replicó Leblanc.

—Entonces ustedes tampoco irán, profesor. Pertenezco al Servicio Nacional de Salud. Estoy aquí para proteger a los indios. Ningún forastero puede contactarlos sin las medidas de prevención necesarias. Son muy vulnerables a las enfermedades, sobre todo las de los blancos —dijo la doctora.

—Un resfrío común es mortal para ellos. Una tribu completa murió de una infección respiratoria hace tres años, cuando vinieron unos periodistas a filmar un documental. Uno de ellos tenía tos, le dio una chupada de su cigarrillo a un indio y así contagió a toda la tribu —agregó César Santos.

En ese momento llegaron el capitán Ariosto, jefe del cuartel, y Mauro Carías, el empresario más rico de los alrededores. En un susurro, Nadia le explicó a Alex que Carías era muy poderoso, hacía negocios con los presidentes y generales de varios países sudamericanos. Agregó que no tenía el corazón en el cuerpo, sino que lo llevaba en una bolsa, y señaló el maletín de cuero que Carías tenía en la mano. Por su parte Ludovic Leblanc estaba muy impresionado con Mauro Carías, porque la expedición se había formado gracias a los contactos internacionales de ese hombre. Fue él quien interesó a la revista International Geographic en la leyenda de la Bestia.

—Esa extraña criatura tiene atemorizados a las buenas gentes del Alto Orinoco. Nadie quiere internarse en el triángulo donde se supone que habita —dijo Carías.

—Entiendo que esa zona no ha sido explorada —dijo Kate Cold.

—Así es.

—Supongo que debe ser muy rica en minerales y piedras preciosas —agregó la escritora.

—La riqueza del Amazonas está sobre todo en la tierra y las maderas —respondió él.

—Y en las plantas —intervino la doctora Omayra Torres—. No conocemos ni un diez por ciento de las sustancias medicinales que hay aquí. A medida que desaparecen los chamanes y curanderos indígenas, perdemos para siempre esos conocimientos.

—Imagino que la Bestia también interfiere con sus negocios por esos lados, señor Carías, tal como interfieren las tribus —continuó Kate Cold, quien cuando se interesaba en algo no soltaba la presa.

—La Bestia es un problema para todos. Hasta los soldados le tienen miedo —admitió Mauro Carías.

—Si la Bestia existe, la encontraré. Todavía no ha nacido el hombre y menos el animal que pueda burlarse de Ludovic Leblanc —replicó el profesor, quien solía referirse a sí mismo en tercera persona.

—Cuente con mis soldados, profesor. Al contrario de lo que asegura mi buen amigo Carías, son hombres valientes —ofreció el capitán Ariosto.

—Cuente también con todos mis recursos, estimado profesor Leblanc. Dispongo de lanchas a motor y un buen equipo de radio —agregó Mauro Carías.

—Y cuente conmigo para los problemas de salud o los accidentes que puedan surgir —añadió suavemente la doctora Omayra Torres, como si no recordara la negativa de Leblanc de incluirla en la expedición.

—Tal como le dije, señorita...

—Doctora —lo corrigió ella de nuevo.

—Tal como le dije, el presupuesto de esta expedición es limitado, no podemos llevar turistas —dijo Leblanc, enfático.

—No soy turista. La expedición no puede continuar sin un médico autorizado y sin las vacunas necesarias.

—La doctora tiene razón. El capitán Ariosto le explicará la ley —intervino César Santos, quien conocía a la doctora y evidentemente se sentía atraído por ella.

—Ejem, bueno... es cierto que... —farfulló el militar mirando a Mauro Carías, confundido.

—No habrá problema en incluir a Omayra. Yo mismo financiaré sus gastos —sonrió el empresario poniendo un brazo en torno a los hombros de la joven médica.

—Gracias, Mauro, pero no será necesario, mis gastos los paga el Gobierno —dijo ella, apartándose sin brusquedad.

—Bien. En ese caso no hay más que hablar. Espero que encontremos a la Bestia, si no este viaje será inútil —comentó Timothy Bruce, el fotógrafo.

—Confíe en mí, joven. Tengo experiencia en este tipo de animales y yo mismo he diseñado unas trampas infalibles. Puede ver los modelos de mis trampas en mi tratado sobre el abominable hombre del Himalaya —aclaró el profesor con una mueca de satisfacción, mientras indicaba a Karakawe que lo abanicara con más bríos.

—¿Pudo atraparlo? —preguntó Alex con fingida inocencia, pues conocía de sobra la respuesta.

—No existe, joven. Esa supuesta criatura del Himalaya es una patraña. Tal vez esta famosa Bestia también lo sea.

—Hay gente que la ha visto —alegó Nadia.

—Gente ignorante, sin duda, niña —determinó el profesor.

—El padre Valdomero no es un ignorante —insistió Nadia.

—¿Quién es ése?

—Un misionero católico, que fue raptado por los salvajes y desde entonces está loco —intervino el capitán Ariosto. Hablaba inglés con un fuerte acento venezolano y como mantenía siempre un cigarro entre los dientes, no era mucho lo que se le entendía.

—¡No fue raptado y tampoco está loco! —exclamó Nadia.

—Cálmate, bonita —sonrió Mauro Carías acariciando el cabello de Nadia, quien de inmediato se puso fuera de su alcance.

—En realidad el padre Valdomero es un sabio. Habla varios idiomas de los indios, conoce la flora y la fauna del Amazonas mejor que nadie; recompone fracturas de huesos, saca muelas y en un par de ocasiones ha operado cataratas de los ojos con un bisturí que él mismo fabricó —agregó César Santos.

—Si, pero no ha tenido éxito en combatir los vicios en Santa María de la Lluvia o en cristianizar a los indios, ya ven que todavía andan desnudos —se burló Mauro Carías.

—Dudo que los indios necesiten ser cristianizados —rebatió César Santos.

Explicó que eran muy espirituales, creían que todo tenía alma: los árboles, los animales, los ríos, las nubes. Para ellos el espíritu y la materia no estaban separados. No entendían la simpleza de la religión de los forasteros, decían que era una sola historia repetida, en cambio ellos tenían muchas historias de dioses, demonios, espíritus del cielo y la tierra. El padre Valdomero había renunciado a explicarles que Cristo murió en la cruz para salvar a la humanidad del pecado, porque la idea de tal sacrificio dejaba a los indios atónitos. No conocían la culpa. Tampoco comprendían la necesidad de usar ropa en ese clima o de acumular bienes, si nada podían llevarse al otro mundo cuando morían.

—Es una lástima que estén condenados a desaparecer, son el sueño de cualquier antropólogo, ¿verdad, profesor Leblanc? —apuntó Mauro Carías, burlón.

—Así es. Por suerte pude escribir sobre ellos antes que sucumban ante el progreso. Gracias a Ludovic Leblanc figurarán en la historia —replicó el profesor, completamente impermeable al sarcasmo del otro.

Esa tarde la cena consistió en trozos de tapir asado, frijoles y tortillas de mandioca, nada de lo cual Alex quiso probar, a pesar de que lo atormentaba un hambre de lobo. Después de la cena, mientras su abuela bebía vodka y fumaba su pipa en compañía de los hombres del grupo, Alex salió con Nadia al embarcadero. La luna brillaba como una lámpara amarilla en el cielo. Los rodeaba el ruido de la selva, como música de fondo: gritos de pájaros, chillidos de monos, croar de sapos y grillos. Miles de luciérnagas pasaban fugaces por su lado, rozándoles la cara. Nadia atrapó una con la mano y se la enredó entre los rizos del cabello, donde quedó titilando como una lucecita. La muchacha estaba sentada en el muelle con los pies en el agua oscura del río. Alex le preguntó por las pirañas, que había visto disecadas en las tiendas para turistas en Manaos, como tiburones en miniatura: medían un palmo y estaban provistas de formidables mandíbulas y dientes afilados como cuchillos.

—Las pirañas son muy útiles, limpian el agua de cadáveres y basura. Mi papá dice que sólo atacan si huelen sangre y cuando están hambrientas —explicó ella.

Le contó que en una ocasión había visto cómo un caimán, mal herido por un jaguar, se arrastró hasta el agua, donde las pirañas se introdujeron por la herida y lo devoraron por dentro en cuestión de minutos, dejando la piel intacta.

En ese momento la chica se puso alerta y le hizo un gesto con la mano de que guardara silencio. Borobá, el monito, empezó a dar saltos y emitir chillidos, muy agitado, pero Nadia lo calmó en un instante susurrándole al oído. Alex tuvo la impresión de que el animal entendía perfectamente las palabras de su ama. Sólo veía las sombras de la vegetación y el espejo negro del agua, pero era evidente que algo había llamado la atención de Nadia, porque se había puesto de pie. De lejos le llegaba el sonido apagado de alguien pulsando las cuerdas de una guitarra en la aldea. Si se volvía, podía ver algunas luces de las casas a su espalda, pero allí estaban solos.

Nadia lanzó un grito largo y agudo, que a los oídos del muchacho sonó idéntico al de una lechuza, y un instante después otro grito similar respondió desde la otra orilla. Ella repitió el llamado dos veces y en ambas ocasiones tuvo la misma respuesta. Entonces tomó a Alex de un brazo y le indicó que la siguiera. El muchacho recordó la advertencia de César Santos, de permanecer dentro de los límites del pueblo después del atardecer, así como las historias que había oído sobre víboras, fieras, bandidos y borrachos armados. Y mejor no pensar en los indios feroces descritos por Leblanc o en la Bestia... Pero no quiso quedar como cobarde ante los ojos de la chica y la Siguió sin decir palabra, empuñando su cortaplumas del ejército suizo abierto.

Dejaron atrás las últimas casuchas de la aldea y siguieron adelante con cuidado, sin más luz que la luna. La selva resultó menos tupida de lo que Alex creía; la vegetación era densa en las orillas del río, pero luego se raleaba y era posible avanzar sin gran dificultad. No fueron muy lejos antes que el llamado de la lechuza se repitiera. Estaban en un claro del bosque, donde la luna podía verse brillando en el firmamento. Nadia se detuvo y esperó inmóvil; hasta Borobá estaba quieto, como si supiera lo que aguardaban. De pronto Alex dio un salto, sorprendido: a menos de tres metros de distancia se materializó una figura salida de la noche, súbita y sigilosa, como un fantasma. El muchacho enarboló su navaja dispuesto a defenderse, pero la actitud serena de Nadia detuvo su gesto en el aire.

Capítulo 05 El chamán (1) Kapitel 05 Der Schamane (1) Chapter 05 The Shaman (1) Chapitre 05 Le chaman (1) Capítulo 05 O Xamã (1) Глава 05 Шаман (1)

Capítulo 5

El chamán The shaman

La tormenta cesó tan súbitamente como había comenzado, y la noche apareció clara. The storm ceased as suddenly as it had begun, and the night appeared clear. Alex y Nadia regresaron al hotel, donde los miembros de la expedición estaban reunidos en torno a César Santos y la doctora Omayra Torres estudiando un mapa de la región y discutiendo los preparativos del viaje. Alex and Nadia returned to the hotel, where the expedition members were gathered around Cesar Santos and Dr. Omayra Torres studying a map of the region and discussing travel arrangements. El profesor Leblanc, algo más repuesto de la fatiga, estaba con ellos. Professor Leblanc, somewhat more recovered from fatigue, was with them. Se había pintado de insecticida de pies a cabeza y había contratado a un indio llamado Karakawe para que lo abanicara con una hoja de banano. He had painted himself with insecticide from head to toe and hired an Indian named Karakawe to fan him with a banana leaf. Il s'était peint de la tête aux pieds avec de l'insecticide et avait engagé un Indien nommé Karakawe pour l'éventer avec une feuille de bananier. Leblanc exigió que la expedición se pusiera en marcha hacia el Alto Orinoco al día siguiente, porque él no podía perder tiempo en esa aldea insignificante. Disponía sólo de tres semanas para atrapar a la extraña criatura de la selva, dijo.

—Nadie lo ha logrado en varios años, profesor... —apuntó César Santos.

—Tendrá que aparecer pronto, porque yo debo dar una serie de conferencias en Europa —replicó él. -You'll have to show up soon, because I have to give a series of lectures in Europe," he replied.

—Espero que la Bestia entienda sus razones —dijo el guía, pero el profesor no dio muestras de captar la ironía.

Kate Cold le había contado a su nieto que el Amazonas era un lugar peligroso para los antropólogos, porque solían perder la razón. Inventaban teorías contradictorias y se peleaban entre ellos a tiros y cuchilladas; otros tiranizaban a las tribus y acababan creyéndose dioses. They invented contradictory theories and fought among themselves with shots and knives; others tyrannized the tribes and ended up believing they were gods. Ils ont inventé des théories contradictoires et se sont affrontés à coups de fusil et de couteau ; d'autres ont tyrannisé des tribus et ont fini par se prendre pour des dieux. A uno de ellos, enloquecido, debieron llevarlo amarrado de vuelta a su país. One of them, driven mad, had to be taken back to his country tied up. L'un d'eux, devenu fou, a dû être ramené ligoté dans son pays.

—Supongo que está enterado de que yo también formo parte de la expedición, profesor Leblanc —dijo la doctora -I assume you are aware that I am also part of the expedition, Professor Leblanc," said Dr. Leblanc. -Je suppose que vous savez que je fais également partie de l'expédition, professeur Leblanc", a déclaré le Dr Leblanc.

Omayra Torres, a quien el antropólogo miraba de reojo a cada rato, impresionado por su opulenta belleza. Omayra Torres, whose opulent beauty impressed the anthropologist. Omayra Torres, que l'anthropologue ne cessait de regarder de côté, impressionné par sa beauté opulente.

—Nada me gustaría más, señorita, pero...

—Doctora Torres —lo interrumpió la médica.

—Puede llamarme Ludovic —aventuró Leblanc con coquetería.

—Llámeme doctora Torres —replicó secamente ella.

—No podré llevarla, mi estimada doctora. -I won't be able to take you, my dear doctor. Apenas hay espacio para quienes hemos sido contratados por el International Geographic. Il n'y a guère de place pour ceux d'entre nous qui ont été engagés par International Geographic. El presupuesto es generoso, pero no ilimitado —replicó Leblanc. Le budget est généreux, mais pas illimité", a répondu M. Leblanc.

—Entonces ustedes tampoco irán, profesor. Pertenezco al Servicio Nacional de Salud. Estoy aquí para proteger a los indios. Ningún forastero puede contactarlos sin las medidas de prevención necesarias. Son muy vulnerables a las enfermedades, sobre todo las de los blancos —dijo la doctora.

—Un resfrío común es mortal para ellos. Una tribu completa murió de una infección respiratoria hace tres años, cuando vinieron unos periodistas a filmar un documental. Uno de ellos tenía tos, le dio una chupada de su cigarrillo a un indio y así contagió a toda la tribu —agregó César Santos. One of them had a cough, took a puff from his cigarette to an Indian and thus infected the whole tribe," added César Santos. L'un d'entre eux toussait, a tiré une bouffée de sa cigarette sur un Indien et a ainsi contaminé toute la tribu", ajoute César Santos.

En ese momento llegaron el capitán Ariosto, jefe del cuartel, y Mauro Carías, el empresario más rico de los alrededores. C'est alors qu'arrivent le capitaine Ariosto, chef de la caserne, et Mauro Carías, l'homme d'affaires le plus riche de la région. En un susurro, Nadia le explicó a Alex que Carías era muy poderoso, hacía negocios con los presidentes y generales de varios países sudamericanos. Agregó que no tenía el corazón en el cuerpo, sino que lo llevaba en una bolsa, y señaló el maletín de cuero que Carías tenía en la mano. Il a ajouté que son cœur n'était pas dans son corps, mais qu'il était transporté dans un sac, et il a montré la mallette en cuir que tenait Carías. Por su parte Ludovic Leblanc estaba muy impresionado con Mauro Carías, porque la expedición se había formado gracias a los contactos internacionales de ese hombre. Fue él quien interesó a la revista International Geographic en la leyenda de la Bestia.

—Esa extraña criatura tiene atemorizados a las buenas gentes del Alto Orinoco. -That strange creature has the good people of the Upper Orinoco in fear. -Cette étrange créature effraie les bonnes gens du Haut Orénoque. Nadie quiere internarse en el triángulo donde se supone que habita —dijo Carías. Nobody wants to go into the triangle where they are supposed to live," said Carías. Personne ne veut aller dans le triangle où ils sont censés vivre", a déclaré M. Carías.

—Entiendo que esa zona no ha sido explorada —dijo Kate Cold.

—Así es.

—Supongo que debe ser muy rica en minerales y piedras preciosas —agregó la escritora.

—La riqueza del Amazonas está sobre todo en la tierra y las maderas —respondió él.

—Y en las plantas —intervino la doctora Omayra Torres—. No conocemos ni un diez por ciento de las sustancias medicinales que hay aquí. A medida que desaparecen los chamanes y curanderos indígenas, perdemos para siempre esos conocimientos.

—Imagino que la Bestia también interfiere con sus negocios por esos lados, señor Carías, tal como interfieren las tribus —continuó Kate Cold, quien cuando se interesaba en algo no soltaba la presa. -I imagine the Beast interferes with your business around those parts too, Mr. Charyas, just as the tribes interfere," continued Kate Cold, who, when she was interested in something, would not let go of her prey. -J'imagine que la Bête se mêle aussi de vos affaires dans ces parages, M. Charyas, tout comme les tribus s'en mêlent", poursuivit Kate Cold qui, lorsqu'elle s'intéressait à quelque chose, ne lâchait pas sa proie.

—La Bestia es un problema para todos. Hasta los soldados le tienen miedo —admitió Mauro Carías.

—Si la Bestia existe, la encontraré. Todavía no ha nacido el hombre y menos el animal que pueda burlarse de Ludovic Leblanc —replicó el profesor, quien solía referirse a sí mismo en tercera persona. The man has not yet been born, much less the animal that can make fun of Ludovic Leblanc,” replied the professor, who used to refer to himself in the third person.

—Cuente con mis soldados, profesor. —Count on my soldiers, professor. Al contrario de lo que asegura mi buen amigo Carías, son hombres valientes —ofreció el capitán Ariosto. Contrary to what my good friend Carías assures us, they are brave men," said Captain Ariosto.

—Cuente también con todos mis recursos, estimado profesor Leblanc. —Also count on all my resources, dear Professor Leblanc. -Vous pouvez aussi compter sur toutes mes ressources, mon cher professeur Leblanc. Dispongo de lanchas a motor y un buen equipo de radio —agregó Mauro Carías. I have motorboats and good radio equipment," added Mauro Carías.

—Y cuente conmigo para los problemas de salud o los accidentes que puedan surgir —añadió suavemente la doctora Omayra Torres, como si no recordara la negativa de Leblanc de incluirla en la expedición. "And count on me for any health problems or accidents that may arise," Dr. Omayra Torres added softly, as if she did not remember Leblanc's refusal to include her in the expedition.

—Tal como le dije, señorita...

—Doctora —lo corrigió ella de nuevo.

—Tal como le dije, el presupuesto de esta expedición es limitado, no podemos llevar turistas —dijo Leblanc, enfático.

—No soy turista. La expedición no puede continuar sin un médico autorizado y sin las vacunas necesarias.

—La doctora tiene razón. El capitán Ariosto le explicará la ley —intervino César Santos, quien conocía a la doctora y evidentemente se sentía atraído por ella.

—Ejem, bueno... es cierto que... —farfulló el militar mirando a Mauro Carías, confundido. -Ahem, well... it's true that... -the military man mumbled, looking at Mauro Carías, confused.

—No habrá problema en incluir a Omayra. Yo mismo financiaré sus gastos —sonrió el empresario poniendo un brazo en torno a los hombros de la joven médica. I will finance your expenses myself," smiled the businessman, putting an arm around the young doctor's shoulders.

—Gracias, Mauro, pero no será necesario, mis gastos los paga el Gobierno —dijo ella, apartándose sin brusquedad.

—Bien. En ese caso no hay más que hablar. Espero que encontremos a la Bestia, si no este viaje será inútil —comentó Timothy Bruce, el fotógrafo.

—Confíe en mí, joven. Tengo experiencia en este tipo de animales y yo mismo he diseñado unas trampas infalibles. J'ai de l'expérience avec ce type d'animaux et j'ai moi-même conçu des pièges infaillibles. Puede ver los modelos de mis trampas en mi tratado sobre el abominable hombre del Himalaya —aclaró el profesor con una mueca de satisfacción, mientras indicaba a Karakawe que lo abanicara con más bríos. You can see the models of my traps in my treatise on the abominable Himalayan man," said the professor with a grimace of satisfaction, as he indicated to Karakawe to fan him more vigorously. Vous pouvez voir des modèles de mes pièges dans mon traité sur l'abominable homme de l'Himalaya", dit le professeur avec une grimace de satisfaction, tout en demandant à Karakawe de l'éventer plus vigoureusement.

—¿Pudo atraparlo? Pourriez-vous l'attraper ? —preguntó Alex con fingida inocencia, pues conocía de sobra la respuesta. -Alex asked with mock innocence, for he knew the answer.

—No existe, joven. Esa supuesta criatura del Himalaya es una patraña. This supposed Himalayan creature is a hoax. Cette prétendue créature de l'Himalaya est un canular. Tal vez esta famosa Bestia también lo sea.

—Hay gente que la ha visto —alegó Nadia.

—Gente ignorante, sin duda, niña —determinó el profesor.

—El padre Valdomero no es un ignorante —insistió Nadia.

—¿Quién es ése?

—Un misionero católico, que fue raptado por los salvajes y desde entonces está loco —intervino el capitán Ariosto. Hablaba inglés con un fuerte acento venezolano y como mantenía siempre un cigarro entre los dientes, no era mucho lo que se le entendía. He spoke English with a strong Venezuelan accent and as he always held a cigar between his teeth, not much could be understood.

—¡No fue raptado y tampoco está loco! —exclamó Nadia.

—Cálmate, bonita —sonrió Mauro Carías acariciando el cabello de Nadia, quien de inmediato se puso fuera de su alcance.

—En realidad el padre Valdomero es un sabio. Habla varios idiomas de los indios, conoce la flora y la fauna del Amazonas mejor que nadie; recompone fracturas de huesos, saca muelas y en un par de ocasiones ha operado cataratas de los ojos con un bisturí que él mismo fabricó —agregó César Santos. He speaks several Indian languages, knows the flora and fauna of the Amazon better than anyone else; he mends broken bones, pulls molars and on a couple of occasions has operated on eye cataracts with a scalpel he made himself," added César Santos. Il parle plusieurs langues indiennes, connaît mieux que quiconque la flore et la faune de l'Amazonie, répare les os cassés, arrache les molaires et, à deux reprises, a opéré des cataractes dans les yeux avec un scalpel qu'il a fabriqué lui-même", ajoute César Santos.

—Si, pero no ha tenido éxito en combatir los vicios en Santa María de la Lluvia o en cristianizar a los indios, ya ven que todavía andan desnudos —se burló Mauro Carías.

—Dudo que los indios necesiten ser cristianizados —rebatió César Santos.

Explicó que eran muy espirituales, creían que todo tenía alma: los árboles, los animales, los ríos, las nubes. Para ellos el espíritu y la materia no estaban separados. No entendían la simpleza de la religión de los forasteros, decían que era una sola historia repetida, en cambio ellos tenían muchas historias de dioses, demonios, espíritus del cielo y la tierra. They did not understand the simplicity of the religion of the outsiders, they said it was a single repeated story, while they had many stories of gods, demons, spirits of heaven and earth. Ils ne comprenaient pas la simplicité de la religion des étrangers, disant qu'il s'agissait d'une seule histoire répétée, alors qu'ils avaient de nombreuses histoires de dieux, de démons, d'esprits du ciel et de la terre. El padre Valdomero había renunciado a explicarles que Cristo murió en la cruz para salvar a la humanidad del pecado, porque la idea de tal sacrificio dejaba a los indios atónitos. Father Valdomero had given up explaining to them that Christ died on the cross to save humanity from sin, because the idea of such a sacrifice left the Indians stunned. No conocían la culpa. Tampoco comprendían la necesidad de usar ropa en ese clima o de acumular bienes, si nada podían llevarse al otro mundo cuando morían. Nor did they understand the need to wear clothes in that climate or to accumulate goods, if they could take nothing with them to the next world when they died.

—Es una lástima que estén condenados a desaparecer, son el sueño de cualquier antropólogo, ¿verdad, profesor Leblanc? -It's a pity they are doomed to disappear, they are an anthropologist's dream, aren't they, Professor Leblanc? Dommage qu'ils soient voués à disparaître, c'est le rêve de l'anthropologue, n'est-ce pas, Professeur Leblanc ? —apuntó Mauro Carías, burlón.

—Así es. Por suerte pude escribir sobre ellos antes que sucumban ante el progreso. Luckily I was able to write about them before they succumb to progress. Heureusement, j'ai pu écrire sur eux avant qu'ils ne succombent au progrès. Gracias a Ludovic Leblanc figurarán en la historia —replicó el profesor, completamente impermeable al sarcasmo del otro. Grâce à Ludovic Leblanc, ils entreront dans l'histoire", répond le professeur, insensible aux sarcasmes de son interlocuteur.

Esa tarde la cena consistió en trozos de tapir asado, frijoles y tortillas de mandioca, nada de lo cual Alex quiso probar, a pesar de que lo atormentaba un hambre de lobo. That evening dinner consisted of chunks of roasted tapir, beans and manioc tortillas, none of which Alex wanted to try, even though he was tormented by a wolfish hunger. Ce soir-là, le dîner se composait de morceaux de tapir rôti, de haricots et de tortillas de manioc, qu'Alex n'a pas voulu goûter, même s'il était tenaillé par une faim de loup. Después de la cena, mientras su abuela bebía vodka y fumaba su pipa en compañía de los hombres del grupo, Alex salió con Nadia al embarcadero. La luna brillaba como una lámpara amarilla en el cielo. Los rodeaba el ruido de la selva, como música de fondo: gritos de pájaros, chillidos de monos, croar de sapos y grillos. They were surrounded by the noise of the jungle, like background music: the cries of birds, the screeching of monkeys, the croaking of toads and crickets. Le bruit de la jungle les entoure, comme une musique de fond : les cris des oiseaux, les hurlements des singes, le coassement des crapauds et des grillons. Miles de luciérnagas pasaban fugaces por su lado, rozándoles la cara. Thousands of fireflies flew past them, brushing their faces. Des milliers de lucioles passent devant eux, effleurant leur visage. Nadia atrapó una con la mano y se la enredó entre los rizos del cabello, donde quedó titilando como una lucecita. Nadia caught one in her hand and tangled it in the curls of her hair, where it flickered like a little light. Nadia en a attrapé une dans sa main et l'a tordue dans les boucles de ses cheveux, où elle a scintillé comme une petite lumière. La muchacha estaba sentada en el muelle con los pies en el agua oscura del río. La jeune fille était assise sur le quai, les pieds dans l'eau sombre de la rivière. Alex le preguntó por las pirañas, que había visto disecadas en las tiendas para turistas en Manaos, como tiburones en miniatura: medían un palmo y estaban provistas de formidables mandíbulas y dientes afilados como cuchillos. Alex asked him about the piranhas, which he had seen stuffed in the tourist stores in Manaus, like miniature sharks: they were a foot long and had formidable jaws and teeth sharp as knives. Alex l'interroge sur les piranhas, qu'il a vus empaillés dans les boutiques touristiques de Manaus, comme des requins miniatures : ils mesurent un pied de long et sont dotés de formidables mâchoires et de dents tranchantes comme des couteaux.

—Las pirañas son muy útiles, limpian el agua de cadáveres y basura. Mi papá dice que sólo atacan si huelen sangre y cuando están hambrientas —explicó ella.

Le contó que en una ocasión había visto cómo un caimán, mal herido por un jaguar, se arrastró hasta el agua, donde las pirañas se introdujeron por la herida y lo devoraron por dentro en cuestión de minutos, dejando la piel intacta.

En ese momento la chica se puso alerta y le hizo un gesto con la mano de que guardara silencio. Borobá, el monito, empezó a dar saltos y emitir chillidos, muy agitado, pero Nadia lo calmó en un instante susurrándole al oído. Borobá, the little monkey, started jumping and screeching, very agitated, but Nadia calmed him down in an instant by whispering in his ear. Alex tuvo la impresión de que el animal entendía perfectamente las palabras de su ama. Sólo veía las sombras de la vegetación y el espejo negro del agua, pero era evidente que algo había llamado la atención de Nadia, porque se había puesto de pie. I could only see the shadows of the vegetation and the black mirror of the water, but it was evident that something had caught Nadia's attention, because she had stood up. De lejos le llegaba el sonido apagado de alguien pulsando las cuerdas de una guitarra en la aldea. From far away came the muffled sound of someone plucking the strings of a guitar in the village. Au loin, on entend le son étouffé de quelqu'un qui pince les cordes d'une guitare dans le village. Si se volvía, podía ver algunas luces de las casas a su espalda, pero allí estaban solos. If he turned around, he could see some lights from the houses behind him, but there they were alone. En se retournant, il pouvait apercevoir les lumières des maisons derrière lui, mais ils étaient seuls.

Nadia lanzó un grito largo y agudo, que a los oídos del muchacho sonó idéntico al de una lechuza, y un instante después otro grito similar respondió desde la otra orilla. Nadia poussa un long cri strident qui, aux oreilles du garçon, ressemblait à celui d'un hibou, et un instant plus tard, un cri similaire répondit de l'autre côté. Ella repitió el llamado dos veces y en ambas ocasiones tuvo la misma respuesta. Entonces tomó a Alex de un brazo y le indicó que la siguiera. El muchacho recordó la advertencia de César Santos, de permanecer dentro de los límites del pueblo después del atardecer, así como las historias que había oído sobre víboras, fieras, bandidos y borrachos armados. Le garçon se souvient de l'avertissement de César Santos de rester dans les limites du village après le coucher du soleil, ainsi que des histoires qu'il a entendues sur les serpents, les bêtes sauvages, les bandits et les ivrognes armés. Y mejor no pensar en los indios feroces descritos por Leblanc o en la Bestia... Pero no quiso quedar como cobarde ante los ojos de la chica y la Siguió sin decir palabra, empuñando su cortaplumas del ejército suizo abierto. And better not to think of the fierce Indians described by Leblanc or the Beast.... But he did not want to look like a coward in the eyes of the girl and followed her without a word, wielding his open Swiss Army penknife.

Dejaron atrás las últimas casuchas de la aldea y siguieron adelante con cuidado, sin más luz que la luna. They left the last hovels of the village behind them and moved on carefully, with no light but the moon. La selva resultó menos tupida de lo que Alex creía; la vegetación era densa en las orillas del río, pero luego se raleaba y era posible avanzar sin gran dificultad. The jungle turned out to be less dense than Alex had thought; the vegetation was dense on the river banks, but then thinned out and it was possible to advance without great difficulty. La jungle s'est révélée moins dense qu'Alex ne le pensait ; la végétation était dense sur les rives de la rivière, mais elle s'est ensuite clairsemée et il a été possible d'avancer sans grande difficulté. No fueron muy lejos antes que el llamado de la lechuza se repitiera. Estaban en un claro del bosque, donde la luna podía verse brillando en el firmamento. Ils se trouvaient dans une clairière de la forêt, où l'on pouvait voir la lune briller dans le ciel. Nadia se detuvo y esperó inmóvil; hasta Borobá estaba quieto, como si supiera lo que aguardaban. De pronto Alex dio un salto, sorprendido: a menos de tres metros de distancia se materializó una figura salida de la noche, súbita y sigilosa, como un fantasma. Soudain, Alex sursaute : à moins de trois mètres, une silhouette surgit de la nuit, soudaine et furtive, comme un fantôme. El muchacho enarboló su navaja dispuesto a defenderse, pero la actitud serena de Nadia detuvo su gesto en el aire. The boy raised his knife ready to defend himself, but Nadia's serene attitude stopped his gesture in mid-air. Le garçon a levé son couteau, prêt à se défendre, mais l'attitude calme de Nadia a arrêté son geste en plein vol.