Avión en riesgo _ OVNI Manises _ Relatos del lado oscuro
Cuando se habla del tema ovni, normalmente siempre hay alguien que tiene una buena explicación.
E incluso esto ocurre también en el ámbito académico.
Cuando una persona en un ámbito, por ejemplo, universitario, comenta algo relacionado con el tema ovni,
siempre hay alguien que tiene una buena explicación perfectamente lógica, razonable, de por qué no puede ser real.
Las más de las veces, estas explicaciones que se antojan bastante lógicas carecen de algo primario.
Conocimiento de la evidencia. Así de simple.
Falta conocimiento de los casos mayores.
Una cosa muy diferente es ver unas luces a las 3 de la mañana saliendo de una fiesta con 4 o 5 alipuses adentro
y ver unas luces en el cielo, a que un grupo de personas en su sano juicio,
profesionistas de la aviación, vean algo y lo reporten.
La gran mayoría de los escépticos no podrían decir cuál caso es cuál,
o no han estudiado a fondo cada caso, no se han ido a los reportes técnicos,
lo que hace que sea muy difícil creerles.
Y negar la posibilidad de que esto sea real.
Pero además, negar la posibilidad de que esto sea real resulta muy peligroso,
porque si es real, ellos tienen muchos más elementos que nosotros,
es decir, los visitantes, los otros, los que vienen de fuera,
tienen más posibilidades que nosotros de sobrevivir a un enfrentamiento.
¿No me lo cree? Quédese conmigo.
La Señal
El día 11 de noviembre de 1979, alrededor de las 8.30 de la noche,
el Servicio de Alerta y Rescate de Madrid, España, la capital española,
comienza a recibir una extraña señal.
La señal viene en la frecuencia de emergencias, que es el 121.5 MHz,
pero es una señal inusual, es una señal que se podría interpretar como un SOS marítimo,
pero al mismo tiempo es una señal anómala, porque no viene en código morse,
no tiene una codificación estándar para 1979,
carece de un formato que pueda ser interpretado,
y por lo tanto los equipos que deberían de identificar esta señal no pueden,
y los técnicos al escucharla escuchan una serie de sonidos que no pueden traducir en un mensaje,
lo que resulta muy raro.
El sonido viene más o menos de una ubicación a unas 40 millas al norte de Valencia.
A través de la triangulación de la señal pueden ubicarlo.
Diferentes escuchas pueden localizar a unas 40 millas al norte de Valencia esta señal extraña.
La señal es intermitente, no es muy fuerte, no es como ya le digo en los códigos habituales,
y de hecho, si fuera en un código habitual, podría tener desde un código morse,
una clave europea que en 1979 enviaba una serie de BIPs que daban indicaciones sobre quién era el que mandaba la señal, etc.
Si fuera una baliza de emergencia, por ejemplo un barco que ha naufragado,
y libera su baliza de emergencia indicando posición, indicando nombre del navío, indicando tiempos, etc.
Si fuera un avión, lo mismo, enviaría una señal, pero esto no es así.
La preocupación hace que diferentes aeropuertos cercanos sean contactados por el Servicio de Rescate de Madrid,
cercanos a esta zona, preguntando si tienen alguna emergencia.
Sobre todo se enfocan a los aeropuertos donde hay aviación menor, es decir, avionetas, helicópteros,
aparatos que probablemente no estarían muy equipados y serían candidatos a enviar una señal de este estilo,
pero ninguno de los aeropuertos de la zona tiene nada que reportar.
Se contacta con los puertos cercanos en la costa mediterránea y tampoco hay ninguna señal,
no hay ninguna embarcación que hubiera enviado una emergencia.
Y la señal, además, no corresponde con nada de esto.
No hay reportes de pérdidas, no hay reportes de emergencias y sin embargo, periódicamente,
está ahí esta señal rara.
La gente de rescate contacta con control de vuelo y control de vuelo contacta a su vez con aviones que están en tránsito.
El Iberia 558, el vuelo Iberia 558 y el vuelo Iberia 251 se encuentran en el aire en ese momento.
Los contactan para preguntar si ellos han captado alguna señal anómala.
El primero, el Iberia 558, reporta no haber escuchado nada.
Sin embargo, el Iberia 231 asegura haber escuchado esa señal a la que hacen referencia un rato antes.
Precisamente ambos aviones estaban en una ruta que atraviesa cerca del punto que fue señalado, 40 millas al norte de Valencia.
La señal como tal no representaba nada, pero era extraña.
Tenía una frecuencia, tenía una cierta intención.
No era una interferencia habitual, no era por ejemplo la interferencia que provoca una antena de telefonía celular nueva
que acaba de ser puesta en operación o los rayos que provienen de una explosión solar.
No, no, no. Esto era una señal con una intención, solo que no era codificable.
Se checó, por supuesto se checó.
Se envió aquel registro a las autoridades militares para que lo revisaran a ver si ellos tenían conocimiento.
Quizá era una señal, por ejemplo, del bloque soviético.
El bloque soviético, la cortina de hierro, todos aquellos países tenían algunos códigos diferentes, pero no era el caso.
No correspondía con nada.
Y esto preocupaba más porque en el registro de navíos y aviación que había en la zona,
ni siquiera había aviones militares norteamericanos en ese momento.
Es de señalar que España tenía un acuerdo con los Estados Unidos, un acuerdo militar,
y había aviones de una base aérea norteamericana por ahí.
Había barcos en el Mediterráneo, en aguas territoriales españolas,
tanto en el Mediterráneo como en el Mar de Galicia, en toda esta región.
Así es que contactan con ellos, pero no es de ellos la señal.
Después de esto, la señal sigue escuchándose.
Mientras todo este asunto de la señal anómala está ocurriendo,
un vuelo de Trabajos Aéreos y Enlaces, una compañía española de aviación,
se encuentra en tránsito desde Salzburgo, en Austria, con dirección a Tenerife.
Es un vuelo de turistas, vienen ciento y pico de turistas a bordo, principalmente austriacos y alemanes.
El vuelo viene saliendo de Salzburgo, así es que toca pista en la Isla de Mallorca,
en Palma de Mallorca, en medio del Mediterráneo español.
Aterriza ahí para repostar combustible, es una escala obligada.
El capitán a bordo es Francisco Javier Lerdo de Tejada, un hombre joven, 34 años.
Su copiloto es Ramón Suazu.
Y también llevan un mecánico de aviación que funge como una especie de ingeniero de vuelo, que es Francisco Rodríguez.
El vuelo ha sido impecable.
Y es que el capitán, aun cuando es joven, tiene unas 8000 horas de vuelo y tiene bastante experiencia en este preciso avión.
Es un Super Caravelle, es un avión francés que les ha gustado mucho.
El Caravelle es un virreactor, es un avioncito que tiene dos motores en la parte de atrás, no es supersónico ni mucho menos,
pero es un avión bastante confiable, aunque he de señalar, no tiene ningún aparato tecnológico como los de hoy en día.
Era un avión que se volaba con el conocimiento y la capacidad de los pilotos.
Así que los pilotos solían ser personas bastante capaces.
El aparato llegó normalmente a Palma de Mallorca, repostó combustible, el pasaje desciende, se refrescan un poco, vuelven a abordar y se preparan para el despegue.
Minutos después, alrededor de las 11 de la noche, el TAE 297, como era la nomenclatura de este vuelo, toma pista y despega.
De nueva cuenta, un despegue impecable, sin ningún problema, el capitán enfila el avión.
La ruta, como puede usted ahora mismo ver en el mapa, es una ruta que cruza desde Salzburgo a través de Europa, llega al Mediterráneo, llega a Palma de Mallorca
y luego de Palma de Mallorca cruza hacia el Atlántico Sur, cruzando territorio español, para después salir al océano y llegar a Tenerife.
Es una ruta que, en 1979 y a las 11 de la noche, no suele ser particularmente transitada por ningún otro vuelo.
El capitán Lerdo de Tejada, unos minutos después, está elevando el avión a unos 25.000 pies, reportando a control de vuelo sin novedad.
Aprovechando el asunto control de vuelo, contacta con el capitán Lerdo de Tejada del TAE 297 para preguntarle si pudiera intentar localizar la extraña señal.
Simplemente Lerdo dice que sí, y su copiloto, su ASU, mueve los controles del radio y localiza la frecuencia 121.5, y en un primer momento no escucha nada.
Sin embargo, apenas unos instantes después, el TAE 297 corregiría aquello al asegurar que sí están captando la extraña señal.
Hasta este momento usted pensará, ¡guau! ¡Qué cosa tan impresionante! Una señal que no saben lo que es.
Tranquilos todos.
El hecho es que, en pleno vuelo, el capitán Lerdo de Tejada y su copiloto, su ASU, logran ubicar esa extraña señal, y de hecho, al igual que los controladores de vuelo y al igual que la gente de Rescate Madrid,
no logran identificar de qué se trata. La forma en la que está transmitida correspondería con una baliza de emergencia de alguna suerte,
pero al mismo tiempo, el mensaje no existe, no hay tal, no tiene lógica, es ininteligible, no se puede identificar.
Conforme siguen avanzando en su ruta, a 25.000 pies de altura, la señal repentinamente se hace mucho más fuerte, mucho más fuerte, a lo que ambos pilotos del avión informan que la señal se intensifica.
Sin saber que minutos después, las cosas podrían volverse muy tensas.
El vuelo TAE 297 se encuentra a 25.000 pies de altura. En la noche, son las 11 y cuarto, o 11 y 20 de la noche más o menos, se encuentra sobrevolando una zona de mar entre Palma de Mallorca y territorio continental español.
Cuando de pronto, deciden apagar las luces de cabina, para ver si pueden ubicar algo que les llame la atención en ese instante donde están.
Pueden ver a la distancia la costa, las luces y pueden dar mejores datos. Apagan las luces dentro de la cabina de vuelo, observan a su alrededor para ver qué hay, si pueden distinguir algo.
Y es entonces cuando de pronto, el ingeniero de vuelo, al levantarse de su asiento para echar un ojito, informa al capitán.
Capitán, hay unas luces atrás de nosotros. Se trata de unas luces rojas de gran intensidad. Se encuentran del lado izquierdo un poco atrás, pero muy pronto dejan de estar atrás y se ubican un poco adelante del lado izquierdo del capitán.
No duda en contactar a control de vuelo y preguntar si hay tráfico cerca de él.
Control de vuelo responde no, a lo que le insiste, hay unas luces que se ubican a nuestras 10 horas, más o menos a la misma altitud, del lado izquierdo.
Control de vuelo insiste, no hay tráfico en el aire.
El capitán vuelve a radiar diciendo, hay dos luces intensas de color rojo, volando a nuestra altura, a nuestra misma velocidad, del lado izquierdo a las 10 horas, por favor, revisen, están entre 3 y 5 millas.
Capitán, usted está volando solo.
La persecución.
Tras escuchar que el capitán está volando solo, obviamente hay una sensación un poco desagradable en la cabina.
Si control de vuelo no tiene a nadie más en el aire, ¿qué son esas luces que están ahí?
Los tres tripulantes de la cabina las han estado viendo.
Pero no solo ellos, sino que también desde la cabina de vuelo de los pasajeros.
Una de las chicas de vuelo, una de las azafatas, también ha visto a través de la ventanilla estas extrañas luces que se encuentran a la misma altura del avión.
Así es que hay un creciente nerviosismo.
De nueva cuenta, el capitán vuelve a contactar con control de vuelo e insistirle, hay tráfico y se está acercando.
De nueva cuenta, se le informa, capitán, usted está solo.
Como una acción evasiva, el capitán Lerdo de Tejada decide incrementar la altura del avión, subir a la nivel de vuelo 28 mil.
Es decir, elevar el avión a unos 3 mil pies.
Intenta hacer esto, pero se da cuenta de un problema.
Las luces no solamente suben, sino que suben muchísimo más rápido que él y se ubican en una cota de vuelo superior,
como si hubieran escuchado exactamente lo que está diciendo el capitán Lerdo de Tejada a través de la radio.
El problema es que cuando llega a esa cota de vuelo, las luces ya están ahí y ahora están a muy corta distancia.
El TAE 297 no es un avión que pueda hacer grandes maniobras.
Es un aparato diseñado para un vuelo cómodo.
Así que no es un avión acrobático, no puede girar y hacer picadas.
No tiene esa capacidad, pondría en riesgo la aeronave, por lo que nerviosamente vuelve a insistir, por favor.
Revisen quién está aquí con nosotros.
En ese momento, Control de Vuelo intenta contactar primero con otros aeropuertos de la zona, pero no hay nada.
Barcelona, uno de los aeropuertos o de los controlos de vuelo con los que contacta, reporta que no saben de lo que se trata.
No tienen nada en sus radares.
Control de Vuelo entonces cambia y entra al radar primario, pero su radar primario es un radar sencillo.
No tiene nada ahí. Están en blanco.
Cuando contactan con la base militar más cercana, ésta reporta que tampoco tienen nada.
Sin embargo, ignorantes de otros aspectos.
Aquellos reportan al capitán Lerdo de Tejada que no, que no tienen nada en vuelo.
Sin embargo, el famoso Pegaso, el control de vuelo del ejército del aire y el control militar en Benidorm con un poderoso radar, sí que lo tiene.
Solo que no le ha dicho a nadie.
Al tiempo que el capitán Lerdo de Tejada está discutiendo si hay algo o no, y se intenta contactar con un Spartax que está volando por allá,
para preguntarle si ellos ven algo.
En Benidorm, con el poderoso radar de allá, que es un radar primario con discriminación y con un montón de sensores nuevos,
están viendo el blip del capitán Lerdo de Tejada y el TAE-297 y están viendo cuatro cosas más que se encuentran cerca, tan cerca como media milla.
Y que están ahí. Son objetos. Son reales. Son físicos.
Hay algo que está literalmente pisándole la cola al capitán Lerdo de Tejada y al vuelo TAE-297 a 28 mil pies de altura sobre el Mediterráneo.
El nerviosismo a bordo de la cabina se hace evidente.
Aún cuando todavía no saben que Pegaso está viendo eso en sus pantallas, ellos están viéndolo muy muy cerca y de pronto ya no están donde creían,
sino que ahora hay uno enfrente, hay uno a un lado y hay otro más allá.
Las luces han cambiado de posición.
Peligrosamente cerca. Peligrosamente cerca.
Es difícil no sentirse nerviosos cuando algo te está dando vueltas alrededor y nadie sabe lo que es.
Pero además, lo hacen con una velocidad asombrosa.
De pronto están en esta posición, de pronto cambian como si no hubiera nada, como si no hubiera gravedad, como si no hubiera fuerzas G, como si nada.
Simplemente cambian, se mueven, suben, bajan alrededor de aquel avión que lentamente avanza en medio del cielo y a mitad de la noche.
Control de vuelo pregunta al capitán si se siente en la necesidad de que despegue un interceptor.
Si está la situación y si requiere que un avión militar de combate le alcance para que lo escolte, el capitán dice que sí, que sí lo necesitan.
No sabe lo que es, pero lo necesitan. Solo que hay un problema. El tiempo.
De acuerdo con lo que está viendo el capitán desde cabina, al igual que su copiloto, su ASU y su mecánico de a bordo,
Aquello se está complicando cada instante más, por lo que repentinamente el capitán informa a control de vuelo.
Me dirijo a Valencia. Punto. Cambio de ruta a Valencia.
Prepárenme. Me voy para Valencia.
Así, tal cual, sin muchos lenguajes técnicos, sin muchos términos, con un nerviosismo evidente y una voz entrecortada,
está informando, por una parte, que la maldita señal del 121.5 se ha hecho muy intensa,
y por otro lado, que aquellas luces que le están escoltando literalmente, no lo dejan en paz.
Por lo que, sin más, gira y se dirige hacia Valencia.
El aeropuerto de Manises es el aeropuerto más oportuno.
Por lo que decide dirigirse para allá. Ya no solamente va a cambiar de ruta.
Va a tierra. Va a aterrizar. Tal es el nerviosismo que les está invadiendo que deciden aterrizar.
Pero hay un problema. Y el problema es que el avión tenía combustible para llegar a Tenerife.
Por lo tanto, acababa de despegar unos minutos antes, está lleno de combustible.
No puede aterrizar. Tendría un peso excesivo que no le permitiría tomar pista seguramente.
Necesita sobrevolar el aeropuerto de Manises consumiendo combustible hasta alcanzar el peso máximo de aterrizaje.
Y aquellos objetos, aquellos objetos, lo que sea, están ahí y lo están acompañando.
Cuando transfieren control de vuelo con torre de control Manises, comienza a crecer un nerviosismo.
Porque torre de control está viendo al vuelo TAE 297, pero también está viendo a sus acompañantes.
Es un momento tan tenso que el capitán constantemente está preguntando, ¿los ven? ¿Están ahí?
¿Los ven? Y el reporte es todavía más aterrador porque sí los están viendo.
Pero no solamente son los propios tripulantes del avión. Ahora mismo los están viendo en torre de control.
Y cuando se corre el rumor, comienzan a salir diferentes empleados del aeropuerto,
tanto del militar que está un poco más adelante como del civil, y observan aquello.
Los testigos.
Ante la llegada del vuelo 297 se declara la alarma.
El vuelo ha cambiado su ruta y está dirigiéndose a toda velocidad con carga de combustible plena, con muchos problemas.
Esta alarma hace que inmediatamente el director del aeropuerto deje la cena que estaba tomando en el restaurante del aeropuerto y se dirija a la pista.
Para observar los movimientos y los preparativos.
Cuando está ahí, se da cuenta que muchas de las personas que trabajan en el aeropuerto, mecánicos, técnicos, están viendo el cielo.
Y en el cielo están distinguiendo unas grandes esferas rojas que de pronto cambian de rojo a blanco y de pronto cambian a verde.
No, no se engañe. No son luces de aviación de alguna nave en pleno vuelo. Son muy grandes.
Y de gran intensidad. Además de que cambian de altura.
Cuando le traen unos prismáticos, puede verlas con los prismáticos.
A través de la radio pregunta a Torre de Control, lo están viendo.
Y Torre de Control responde, estamos viendo unas luces, señor director.
Hay algo en el cielo. El director monta en una camioneta que lo traslada al servicio militar, a donde está el módulo de los militares.
Al llegar, se encuentra con el jefe de la guarnición del ejército del aire que está parado afuera con unos prismáticos enormes,
viendo aquello con los ojos de plato sorprendidísimo, porque una veintena de militares,
todos ellos pertenecientes al ejército del aire, están viendo lo mismo.
Las extrañas luces que van y vienen, que de pronto se alejan y de pronto se acercan.
No me diga que son planetas. No hay manera de que lo fueran.
Al mismo tiempo, el 297 está dando vueltas alrededor del aeropuerto, con un creciente nerviosismo, porque cada vez aquella cosa se acerca más.
En un cierto momento, el capitán Lerdo de Tejada decide, se acabó, y aterriza.
Cuando logran tocar pista, aterrizan suavemente, logra carretear hasta el andén, cuando detienen el avión y descienden.
Hay un aspecto lívido en su rostro. Les tomaría mucho rato componerse.
El propio personal del avión, las personas de cabina de pasajeros, la sobrecargo, etc., todos presentan este mismo nerviosismo.
Lo que iba a ser un vuelo tranquilísimo para llegar a Tenerife a mitad de la noche, ahora se ha convertido en una locura.
El cielo estaba en calma, había viento en calma, no había condiciones adversas, todo era perfecto para un vuelo perfecto, excepto por esto que los persiguió.
Pero cuando tocan pista y llegan al andén y miran hacia arriba, aquello sigue ahí.
Pasados los días, se organizaría una investigación masiva que entrevistaría al piloto, al copiloto, al mecánico,
a la sobrecarga que vio las cosas aquellas, a otra de las sobrecargas, al personal de tierra del aeropuerto, al personal de torre de control, al personal militar que lo vio.
Y se armaría un expediente impresionante. Una treintena de personas que se considerarían categoría A en cuanto a la investigación del fenómeno ovni.
Es decir, personas acostumbradas a ver el cielo, acostumbradas a identificar aviones, acostumbradas a manejar aparatos de detección.
No pudieron explicar lo que vieron. Pero lo que pocos sabían en ese instante es que la petición del capitán lerdo de tejada para un interceptor ya estaba dada.
Sí. Déjeme que le explique.
El Mirage.
Cuando todo esto está ocurriendo y desde Pegaso detectan que el vuelo TAE 297 está escoltado por estos objetos extraños, cuyo eco de radar no pueden identificar, salvo como algo sólido,
el jefe de aquel control, de aquel centro, junto con personal del ejército del aire ordenan el despegue de un interceptor.
Un interceptor es un avión supersónico, fuertemente armado, moderno y muy equipado. Es un Dassault Mirage F1. Para la época era un gran avión.
A bordo de este se encuentra el capitán Fernando Cámara. No le han dicho exactamente que persigue, solamente le han indicado que vuele a Valencia, saliendo del aeródromo de los Llanos, de la base militar de los Llanos, que vuele a Valencia.
Es un vuelo relativamente corto para un avión que alcanza velocidades supersónicas. Sin embargo, al no tener claro cuál es la misión, vuela a unos 1.100 km por hora.
Mientras esto ocurre con el despegue del Mirage, más o menos al mismo tiempo que el capitán estaba reportando lo que veía, es una secuencia de eventos interesante, porque el piloto del TAE-297 no sabe que el radar de Pegaso ha detectado los objetos.
La gente de control de vuelo no sabe que los han detectado y no sabe que han despachado un Mirage. El hecho es que el capitán Fernando Cámara, quien llegaría posteriormente a ser coronel del ejército del aire, se traslada a unos 1.100 km por hora en la búsqueda de aquellos extraños ecos.
Pero muy pronto comienza a darse cuenta que algo no está del todo bien. Y verá por qué. Conforme se comunica con su propio control de vuelo, el control militar, se da cuenta que hay una interferencia totalmente anómala.
Cuando él deja de hablar por el micrófono de la radio, entra una interferencia muy rara, una serie de sonidos, chasquidos, blips, muy raros, como si hubiera una comunicación, pero es una comunicación que él no entiende, que no puede identificar.
Pero por momentos parece que bloquea su sistema de radio. Pero apenas aprieta el micrófono, la señal cede, ya no la escucha. Pero la señal se traslada a control. Así es que cuando él oprime el micrófono para hablar, o da apertura al micrófono para hablar y no dice nada, los que lo escuchan son los de control, pero tampoco pueden identificar de qué se trata y la señal es muy fuerte.
Conforme sigue volando en dirección hacia Valencia, la señal se va intensificando, pero el problema no solo es ese, el problema real ocurre cuando de pronto todas las alarmas del avión se encienden. Son alarmas de detección de amenaza. Este aparato tenía una serie de sensores que detectaban cualquier amenaza. Por ejemplo, si van a dispararle un misil dirigido por radar, inmediatamente detecta que ha sido localizado su avión y que está en riesgo.
Lo mismo si hay un misil con un infrarrojo que le han mandado, detecta que hay un infrarrojo en vuelo y se protege. El problema es que él no sabe quién lo detectó y no sabe qué rayos está ocurriendo porque él no ve nada. Y aun cuando tiene un pequeño radar dentro de la cabina no detecta nada. Cuando habla con su control de vuelo le dicen que no hay nada, que no saben qué es y él sigue volando.
La preocupación crece porque mientras el capitán Cámara está sobrevolando en un especie de triángulo que se forma entre el Mediterráneo, Valencia y Palma de Mallorca, el TAE 297 también está en el aire, pero él no lo sabe, la gente del avión comercial no lo sabe.
El capitán Cámara está dando vueltas cuando de pronto también observa las luces, observa las luces, las luces que también estaban viendo las personas en tierra que habían visto los pilotos del vuelo comercial, todo el mundo está viendo esto y el radar Pegaso, el de Benidorm, el poderoso aquel, está detectando todo.
El capitán acelera su avión a toda potencia, está preparado, por supuesto que está preparado, es un piloto muy avesado, muy combativo, así es que acelera a toda su potencia para dar alcance a aquellas luces, pero mientras más intenta darles alcance, aquello sigue avanzando.
Es un juego del gato y el ratón porque de pronto aquello está atrás de él, estos blips, estos ecos de amenaza, estas señales de alerta localizan de dónde viene la amenaza y de pronto la amenaza lo está apuntando por el frente, por el morro del avión, pero de pronto está atrás.
Ha cambiado de posición aunque el capitán no haya cambiado, este es un juego muy raro porque lo tienen por todos lados flanqueado como si hubiera varios aviones enemigos tratando de derribarlo.
Es un momento muy tenso. El capitán hace varias maniobras evasivas, gira el avión, se mueve, hasta que finalmente localiza frente a él una de estas esferas rojas, de un rojo intenso, de gran tamaño, y se acerca.
Cuando se acerca un poco, lo único que puede distinguir es que aquello no es una esfera. El objeto que está emitiendo la luz intensa de color rojo es un objeto físico con una forma de copa, como si fuera una especie de triángulo, un cono que está volando.
Es muy grande, debe de tener en la parte de mayor diámetro unos 200 metros, es algo que no puede explicar, no sabe lo que es. Intenta acercarse más para poder grabarlo con la cámara de a bordo, pero no lo logra, aquello simplemente se aparta ya.
Pasada más o menos una hora y cuarto, una hora y veinte de estar en el aire, el avión comienza a estar escaso de combustible y se da la orden de que regrese a los llanos y tome pista.
La persecución ha sido absolutamente infructuosa, no ha logrado siquiera acercarse, y aquellos, aquellos siguen ahí. Tomaría un buen rato para que desaparecieran.
Cuando el capitán cámara toca pista, inmediatamente escribe un reporte de lo que ha visto, este reporte se incorporaría al reporte general del ejército del aire junto con todos los testimonios.
Pero no tienen respuesta.
El informe militar.
Por supuesto que el ejército del aire reuniría todo esto en un enorme expediente, un expediente de unas 320 hojas que incluía los testimonios de los diferentes pilotos involucrados, los testimonios del personal de tierra, tanto militar como civil, la gente de Benidorm, las lecturas del radar, transcripciones, grabaciones de las cabinas de vuelo, grabaciones de las comunicaciones de las aeronaves, etc.
Todo ello en un reporte muy extenso que quedaría clasificado durante los siguientes 15 años.
Se compartiría a través de canales específicos con el ejército francés, con la Fuerza Aérea Francesa, para que tomaran conocimiento de esto, ya que el avión involucrado era de origen francés.
Sin embargo, no se daría mayor conocimiento de esto.
El informe, sin embargo, aún cuando no se hacía público, sí darían una declaración.
La declaración sería tajante y aseguraría que ahí no había ningún ovni, que todo había sido una confusión.
Sí, como usted se imaginará.
Una simple confusión.
Cuando se preguntó con qué había sido confundido esto, hubo quien aseguró dentro del panel de expertos que había sido un avión de la Fuerza Aérea de Francia, que había sido un avión de la Fuerza Aérea de Francia.
Y otros expertos que se había tratado de un avistamiento de planetas y que, obviamente, se habían confundido creyendo que los planetas tenían movimiento.
También se dijo que podían haber sido las luces de una instalación petrolera de la refinería Las Escombreras, que podía haber sido toda una confusión.
El informe, como ya le digo, permanecería clasificado durante 15 años.
Pero en sí mismo el informe no parece considerar muchas de las cosas.
Si bien es un extensísimo informe, varias partes del informe que fue liberado no están.
El informe directo del capitán Cámara no está.
El informe de Benidorm no está.
Tampoco está otro informe de los militares que estaban en tierra en ese momento.
Es extraño, pero lo que se liberó tampoco aporta nada.
En cuanto a la prensa, la prensa haría gala de esto.
La prensa se encargaría de difundir notas tremendas, algunas de ellas muy llamativas, como aviones obligados por los ovnis a aterrizar, avión a punto de ser derribado por los ovnis, ovnis toman el cielo y por poco tiran un avión y cosas así.
El reporte de la prensa tenía una característica muy peculiar.
Sí, la clásica característica de cualquier reporte ovni.
Presentaba como ridículo el tema.
Aún cuando hacían alarde de esto, aún cuando hablaban mucho de esto, la realidad es que iba con una tendencia muy clara de presentar a los testigos como incapaces, como fantasiosos, como confundidos.
Incluso al capitán Lerdo de Tejada lo señalaban como un joven con algunos problemas personales en casa y que estaba bajo mucho estrés por una situación personal.
No sé en qué medida una situación personal hubiera aurillado a un capitán a descender con todo lo que esto implica.
El coste para la empresa era enorme. Bajar un avión antes de tiempo, consumir combustible sin necesidad, todo ello afectó el costo de aquel vuelo.
Y por supuesto, este capitán ponía en riesgo su prestigio, su nombre, su trabajo.
Algo no embonaba.
El capitán podría haber tenido algún estrés personal, pero el primero en ver las luces fue el mecánico de abordo.
El segundo fue Suazu, el copiloto.
Por lo que no embonaba por ninguna parte.
Las conclusiones, como usted se imaginará, fueron contundentes.
Por una parte, cuando se consultó con algunos especialistas en aeronáutica, se dijo que todo había sido una penosa confusión.
Y que los pilotos del TAE-297 habían pensado que esas luces, que en realidad eran los quemadores de las escombreras, eran platillos voladores.
Los quemadores de las escombreras son amarillos, no rojos.
Segundo, hubo algunos especialistas en fenómenos físicos y meteorológicos que aseguraron que se trataba de una fata morgana.
Un espejismo.
Un espejismo no ocurre a esa altura y de noche.
Había un problema con eso.
Por supuesto, nadie se molestó en saber lo que era.
Después, para explicar los ecos de radar misteriosos, se aseguró que era una refracción por inversión térmica.
Y que el radar de Benidorm, el poderosísimo radar de Benidorm, había confundido las señales.
Y que unos operadores internos de la NASA habían encontrado un pequeño radar de radar.
Y que algunos inexpertos habían interpretado aquello como metálico, cuando en realidad era simplemente algo meteorológico.
Cabe señalar que el radar de Benidorm era la pieza central de todo el sistema de detección temprana.
Los técnicos que lo operaban no eran los clásicos que estaban haciendo la mili.
Eran técnicos especializados.
Era gente que tenía un futuro dentro del servicio militar.
No era gente temporal.
Habían sido entrenados por las Fuerzas Armadas Norteamericanas, bajo un programa de ayuda.
Esto no embonaba por ningún lado.
Ahora, en cuanto a lo otro, hubo un especialista que dijo, no.
Esto fue obra de los norteamericanos.
Los militares norteamericanos habían participado en un ejercicio militar en la zona poco tiempo atrás.
Un ejercicio en donde los aviones españoles tenían que atacar a un portaaviones norteamericano que utilizaba tecnología de bloqueo.
Para neutralizar sus radares, neutralizar sus radios, evitar que pudieran atacarlo.
Esto era diferente. Muy diferente.
Pero sobre todo se volvió más diferente cuando contactaron con el comando estratégico norteamericano en la región del Mediterráneo y en la región de la costa española.
Y les contestaron que ellos no tenían ningún aparato en vuelo, ningún barco en esa zona en ese momento.
Ni estaban haciendo ningún ejercicio militar y que por lo tanto eso no era de ellos.
Así es que quedaban muchas preguntas.
Algún tiempo después, cuando se entrevistó a la capitán cámara, ya siendo coronel del Ejército del Aire,
este respondió alegremente diciendo Dios mío, yo he volado miles de veces sobre la refinería de las escombreras y esas luces no son lo que yo quiero ver.
Lo que yo vi esa noche no tenía ni siquiera el mínimo parecido con los quemadores de las escombreras.
Así que al final del día, el incidente ovni Manises como se le conoce, fue una demostración en vuelo del podrío de estos artefactos.
Lo que fuera de donde sea que hayan llegado, estaban ahí y estaban jugando al gato y al ratón con un avión cargado de pasajeros a mitad de la noche.
Queda claro que si hubieran deseado derribarlo, no habrían tenido ningún problema.
Estaban afectando las electrónicas del avión de combate, eso es obvio.
Sabían que era un avión de combate, sabían que este aparato intentaría de alguna forma acercarse, así es que lo bloqueaban.
Su tecnología estaba muy por encima de lo que podían tener los aparatos humanos.
Así es que partiendo de esta información y de la recopilación de todos los datos que han estado perdidos por ahí,
nos enfrentamos a un caso en el cual las explicaciones ordinarias como planetas, refracción en la atmósfera por una inversión térmica,
Fata Morgana, quemadores, etc. no tienen sentido.
Y si hacemos caso del manual de clasificación de la agencia central norteamericana, la CIA, este es un incidente de la mayor jerarquía.
Pilotos, pilotos de combate, operadores de radar, operadores de controles de vuelo, personal de tierra, personal de aeropuerto, personal de aviación,
todos vieron lo mismo a la misma hora en la misma noche sin estar comunicados entre ellos.
Ese es un caso mayor.
Por ello quizá ha sido tantas veces desmentido.
¿O usted qué piensa?
Y ahora, si me lo permite, ¿qué le parece si mandamos algunos saludos y felicitaciones?
Una felicitación, primero que nada muy especial, es una felicitación por cumpleaños para Eduardo Sabugal Machaén,
escritor, amigo de este programa, una persona que nos ha acompañado a lo largo de los años siempre y que cumpleaños.
Así es que va un fuerte abrazo de parte de todo el equipo, un agradecimiento por tantos años de estar con nosotros.
¡Feliz cumpleaños!
Y acto seguido, viene otro cumpleaños importante para nosotros.
Cumpleaños el señor Jesús Rosas.
El 22 de octubre. Cumpleaños.
Le mandamos una gran felicitación porque además al día siguiente, 23 de octubre, es día del médico y resulta que él es médico.
Pero no solamente resulta que él es médico, sino que resulta que es el papá de Patrick Rosas.
Para todos nosotros que estamos en este programa, sabemos quién es Patrick Rosas, amigo del canal que siempre está en el chat,
que siempre está platicando con el grupo de amigos, que llegan todas las noches a participar.
Un gran amigo de este canal.
Por lo que nos da mucho gusto felicitarle a Jesús Rosas, su papá, tanto por su cumpleaños como por el día del médico.
Un abrazo hasta allá. Muchas gracias.
Y bueno, vamos a seguir con algunos saludos.
Manuel Carlos Teón saluda a su mamá, Amanda Olachea. Un fuerte abrazo para ella.
Luego tenemos por aquí unas felicitaciones importantes para Eddy Gastón Alvarado,
para nuestra querida Teresa Honda que nos escucha allá muy lejos en Japón, en la Tierra del Sol naciente.
Un gusto poder felicitarle a Teresa Honda, aunque esté un poquito atrasado.
Para Susana Hidalgo, para Beatriz Martínez y su hija Paula Isabella, les mandamos un fuerte abrazo a ambas.
Queremos también mandarle un abrazo a Emanuel de parte de su mamá, Norma Ramírez.
Un abrazo a ambos. Gracias.
Itzel Daniela de parte de su mamá, Alejandra Contreras, que la felicita por su cumpleaños.
Nylea, su mamá, Juanis Mesa, la felicita mucho.
Para Abdiel, su mamá, Eli Morales, le felicita mucho.
Sebastián, a Sebastián lo felicita su abuela, María Medina Rodríguez. Así es que está.
Muy bien y les mandamos un gran abrazo a todos ustedes. Muchas gracias por acompañarnos siempre.
Eva Margarita Martínez, Marubi y a Vicencio la manda felicitar.
César Güeroc Valdés de parte de Lidia Macy's, que también le manda un abrazo muy fuerte.
Muchas gracias por todos esos abrazos y saludos.
Y ahora, si me lo permite, vamos a mandar unos pocos saludos para José Quesada y su esposa, Laura Dorantes, que están en Idaho, en los Estados Unidos.
Javier Ávila Pérez, él está en Guadalajara. Un abrazo, Javier. Gracias por acompañarnos.
Adriana Ortiz Mena, ella es una pediatra que nos escucha en el turno nocturno del hospital.
¡Rayos! Debe de ser muy emocionante y siempre le estaremos agradecidos a los doctores por su esfuerzo.
Son muy valiosos.
Y claro, Alejandro Maciel y sus hijos, Johan, Daniel y Tadeo, que nos escuchan todos juntos. Eso nos emociona mucho.
Benjamín Zamora Villarreal y su mamá, que nos escuchan juntos.
Aidea Costa Cortés y su hijo Andrés Jiménez, que están en San Andrés Tuxla, en Veracruz, en un lugar precioso, caliente, tropical, bellísimo.
Es un sitio encantador, San Andrés.
Héctor Estrada y Karen Maya.
Elida 015 y su esposo Raúl, que nos escuchan en Chicago, Illinois, en los Estados Unidos.
Mimi Loredo, que está en Monterrey, en el norte de la República Mexicana.
Eduyn Valdés, que nos acompaña desde Naucalpan, en el Estado de México.
Silvana Montenegro y Claudio Bertón Soto, que están en Córdoba, Argentina, al otro extremo del mundo.
Muchas gracias a todos ellos y a todos ustedes por acompañarnos noche a noche.
Les agradecemos enormemente su presencia.
Buenas noches y que descansen en paz.
Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org
Traducido por Marie Arias
