Apartamento en la Costa Brava, p. 17
Figueras, Museo Dalí. Lunes, 4 de agosto. 09.00 h.
Sentados a la mesa de la sala de reuniones se encuentran los directivos del museo, de la compañía de seguros, el jefe superior de policía y otros cargos relacionados con la seguridad. Han robado un cuadro famoso y en su lugar han dejado una copia. Nadie sabe cómo lo han hecho. Sacaron el cuadro del museo con toda tranquilidad y no saltaron las alarmas.
El pasado jueves, el día del robo, la gente entró y salió del museo como de costumbre. El viernes por la mañana, uno de los vigilantes vio que el cuadro de la cesta de pan estaba un poco torcido. Se acercó para ponerlo derecho y notó algo raro. Avisó al conservador del museo y este se dio cuenta al momento: el cuadro original había sido cambiado por una copia. Ahora están revisando los vídeos de las cámaras de seguridad. A primera vista, todo parece normal.
− Hay muchos orientales − dice un directivo de la compañía de seguros.
− Siempre hay muchos. Sobre todo, japoneses − contesta uno de los vigilantes del museo −. Y siempre van en grupo.
Siguen mirando la cinta. Gente de todo tipo pasa por la sala donde está el cuadro de la cesta de pan. Cuatro hombres orientales, con mochilas en la espalda, se acercan mucho al cuadro y por un momento las cámaras graban sus espaldas y el cuadro no se ve. Salen y el cuadro sigue en su sitio.
− Un momento. Un momento − dice el jefe de policía −. ¡El cuadro! − El cuadro está en su sitio − responde otro.
− ¡Pero no es el original! Es la copia. Está un poco torcido.
Paran la cinta y ven que, efectivamente, el cuadro está un poco torcido. Los cuatro hombres orientales han cambiado el cuadro original por una copia. Luego se separan y se mezclan con los visitantes del museo. Uno de ellos va al baño y tira la mochila con el cuadro dentro de un cubo de basura, pero las cámaras de seguridad no lo graban: en ese momento un empleado está arreglando la luz y los baños quedan a oscuras durante unos segundos. Es el mismo empleado, alto y guapo, con el pelo recogido en una coleta, que saca la basura al exterior. El mismo empleado, experto en sistemas de seguridad, que antes se ha encargado de las alarmas. El mismo hombre que Pepa, Loli y Raúl conocen como Álvaro.