Adiós, bolívar (1)
DANIEL ALARCÓN, HOST:
Bienvenidos a Radio Ambulante desde NPR, soy Daniel Alarcón.
OK, entonces: ¿Qué les viene a la mente cuando digo “criptomoneda”?
No soy experto y me imagino que ustedes tampoco. Entonces, a ver. Antes de esta historia, lo que se venía a mi mente: drogas, compra y venta de armas, dark web —una frase que nunca entendí—, trata de personas… ¿pornografía? No sé. Definitivamente lo que no asocio con criptomonedas es salvar la economía venezolana.
Este es Nicolás Maduro, a finales del 2017.
(SOUNDBITE DE NOTICIERO)
NICOLÁS MADURO: He estudiado a fondo este tema y quiero anunciar que Venezuela va a implementar un nuevo sistema de criptomonedas a partir de las reservas petroleras. Venezuela va a crear una criptomoneda: el petromoneda. El petro.
ALARCÓN: ¿Qué hace un presidente anunciando la creación de una criptomoneda?
Según el presidente Maduro, esta nueva moneda serviría para...
(SOUNDBITE DE NOTICIERO)
MADURO: Avanzar en materia de soberanía monetaria, para hacer sus transacciones financieras, para vencer el bloqueo financiero. Esto nos va a permitir avanzar hacia nuevas formas de financiamiento internacional para el desarrollo económico y social del país.
ALARCÓN: Un par de detalles. La crisis venezolana, de la que todos sabemos, tiene como resultado una hiper, hiperinflación. La situación es grave: el Fondo Monetario Internacional pronostica que Venezuela tendrá una inflación de diez millones por ciento, producto del déficit fiscal del país y la pérdida de confianza en la moneda nacional: el bolívar soberano.
MARIANA ZÚÑIGA: Cuando tienes bolívares dentro de esta... de esta inflación sientes que es como si tuvieras sal y agua en tus manos. Como que es... cada día el billete se va como derritiendo en tu mano y va perdiendo ese valor hasta que simplemente no vale nada.
ALARCÓN: Ella es Mariana Zúñiga, es periodista venezolana y cubre la crisis económica y social en su país.
ZÚÑIGA: No es raro encontrarse billetes de 100 bolívares o billetes de baja denominación tirados en la calle. De hecho, hace poco vi unas personas que lo estaban usando como confeti. Los tiraban al cielo de que: “Ah, sí, fiesta”, porque ese billete en específico ya no te compra absolutamente nada.
ALARCÓN: Entonces, ese es el contexto. Maduro presentó el petro como una posible solución a esto. Vamos a volver al petro. Pero por ahora, hay que notar la ironía. Años antes de este anuncio, involucrarse con una criptomoneda podía llevar a los venezolanos a la cárcel.
Mariana habló con uno de ellos.
JOEL PADRÓN: Mi nombre es Joel Augusto Padrón Celis. Tengo 33 años de edad y nací en Valencia, estado Carabobo, Venezuela.
ZÚÑIGA: Y desde muy pequeño...
PADRÓN: Me enfiebraba mucho con la computadora.
ALARCÓN: Tan grande era su fascinación con las computadoras que se acuerda del modelo de su primera.
PADRÓN: Imagínate, la primera computadora que tuve fue una 486, o sea ese es un procesador que es de finales de los 80, principios de los 90. Y después cuando salió el primer Windows —el Windows 3.1—, entonces: “Mira, cómo utilizar un mouse, ¿qué es esto?”. O sea, llegaba del colegio y me quedaba horas en la computadora jugando un rato y aprendiendo, y probando, y con eso fue que me fui adquiriendo ese... ese gusto por la tecnología.
ALARCÓN: Creció obsesionado con las computadoras y a la larga hizo algo con ellas: estudió ciencias de computación.
ZÚÑIGA: Y en el 2008 abre Express Delivery, que era un servicio como de paquetería para traer mercancía de Estados Unidos a Venezuela.
PADRÓN: O sea, imagínate un... un DHL, un UPS. O sea que era una... una tienda de encomiendas donde la gente iba a retirar sus paquetes. Los venezolanos usualmente compraban en Amazon, o en Ebay, o en cualquiera de esas páginas para comprar celulares, televisores, ropa, zapatos, perfumes. Todo lo que te pudieras imaginar. Eh... y, por supuesto, lo mandaban a la oficina de nosotros en Miami y nosotros se lo traíamos para acá, para… para Venezuela.
ALARCÓN: Su negocio tuvo mucho éxito entre el 2010 y el 2014. Había mucha demanda de productos del extranjero. Hacía negocios todos los días de toda variedad de productos. Hasta que un día, a principios del 2015…
ZÚÑIGA: Un cliente le mandó a pedir una computadora especializada a través de su negocio de importaciones.
[Joel] : Y yo personalmente se los entregué y él fue el que me comenta: “Mira, ¿sabes qué es esto?”. Y de que: “Mira, no. Parece una computadora, parece un servidor”. Entonces es cuando me explica: “No, esto es… esto es un minero de bitcoin”.
ALARCÓN: OK. Como este es un territorio desconocido para muchos, antes de seguir con la historia de Joel, tenemos que parar un momento para explicar qué es exactamente la criptomoneda. Entonces, atención.
La primera criptomoneda fue creada en el 2009 y se llamó bitcoin. Nadie sabe quién se la inventó, pero su creador —que no se sabe si es una persona, un colectivo o una institución— es conocido con el nombre Satoshi Nakamoto. Desde entonces, se han creado más de dos mil criptomonedas en todo el mundo.
ZÚÑIGA: Entonces, bueno, la criptomoneda es una moneda digital descentralizada.
ALARCÓN: Moneda porque…
ZÚÑIGA: Al igual que el dólar o el bolívar o el euro sirve para comprar cosas.
ALARCÓN: Digital porque….
ZÚÑIGA: Sólo existe en internet —no... no es tangible, no se puede tocar.
ALARCÓN: Y descentralizada porque…
ZÚÑIGA: No depende ni de gobiernos ni de bancos para ser regulada. O sea que el sistema funciona sin necesidad de un administrador.
ALARCÓN: Y, bueno, parte de lo atractivo de esta moneda cuando se lanzó era lo que significaba usarla: utilizar un sistema de valor que esté por fuera del control de las autoridades, es una especie de protesta. A Joel le dio mucha curiosidad esto que su cliente le estaba contando.
ZÚÑIGA: Le empezó a explicar de qué se trataba el bitcoin, de qué... qué se podía hacer con estas computadoras.
ALARCÓN: Y lo que podía hacer esa máquina era permitirle convertirse en un minero de criptomonedas. Suena un poco a ciencia ficción, ¿no? Pero, explico: imaginémonos que existe una montaña gigante que se llama “Monte Bitcoin”, donde están todos los bitcoins del mundo. Para sacarlos —al igual que el oro— se necesitan mineros. Pero como es una moneda digital, los mineros no van a un lugar físico sino que usan una computadora súper potente diseñada especialmente para esto.
ZÚÑIGA: Es como una especie de caja de zapatos negra que produce mucho calor y también hace un ruido excesivo como de aspiradora. Algo así como: "wuuuuuuu", todo el tiempo. Y tienen que estar conectadas a internet y a... a la electricidad las 24 horas.
ALARCÓN: Son como unos procesadores que están diseñados para usar toda la energía posible para poder crear este tipo de moneda que recordemos es...
ZÚÑIGA: Descentralizada, porque no depende ni de gobiernos ni de bancos para ser regulada. O sea que el sistema funciona sin necesidad de un administrador.
ALARCÓN: Pero, entonces, como no hay un administrador único, para que la compra y venta en bitcoins no sea un desorden total, todas las transacciones que se hacen con esta moneda quedan registradas en una especie de libro de cuentas público digital, que es parecido a las libretas de ahorros que usamos en los bancos o los estados de cuenta de nuestras tarjetas de crédito.
ZÚÑIGA: Estos mineros que están alrededor del mundo cumplen una función de administradores de un libro de cuentas.
ALARCÓN: Porque, a ver, cada vez que alguien envía bitcoins a otra persona, se genera un problema matemático en el sistema. Como una clave.
ZÚÑIGA: Estos mineros tienen unas súper computadoras. Con estas computadoras ellos están compitiendo entre sí para intentar encontrar esta clave que mencionamos anteriormente. Y al encontrar esta clave ellos validan una transacción. El que lo logre gana una fracción de bitcoin como recompensa de esa validación. Y a este proceso es al que conocemos como “minar” bitcoins.
ALARCÓN: Entonces las computadoras cavan, cavan, cavan, hasta verificar que todo sea legítimo —que la cuenta tiene los fondos necesarios, que quien recibe la criptomoneda existe—, y envían el resultado a los otros mineros para que lo aprueben y así evitar estafas.
ZÚÑIGA: Cuando la información es aprobada lo que sucede es que se crea un bloque o un registro. Este bloque o registro entran directamente a ese libro de cuentas públicas del que estábamos hablando anteriormente. En ese momento la transacción se vuelve oficial y, además de oficial, se vuelve pública. Pero lo que se vuelve público es la transacción, lo que se sabe es el número de cuenta del usuario, del que envía o recibe bitcoins. Es información confidencial quién está detrás de esa cuenta.
El proceso tarda alrededor de unos diez minutos y es tan sencillo como enviar un mail pero no son los usuarios los que están realmente detrás de esta tarea tan complicada, sino son las computadoras las que están haciendo todo el trabajo duro para descifrar esta clave que está encriptada.
ALARCÓN: Entonces, resumo, porque no es simple esto: cuando yo mando un bitcoin a alguien, se crea un problema matemático que necesita ser resuelto para que el envío sea válido. Los mineros —con sus computadoras súper potentes— resuelven ese problema y verifican que la información sea legítima: cuánto dinero tengo, que la cuenta que va a recibir exista. Si todo está bien y la comunidad aprueba la información, la transacción es publicada en el libro de cuentas y es oficial. Además, el minero que resolvió el problema y validó mi envío es recompensado con una fracción de bitcoin.
ZÚÑIGA: Esto funciona igual, exactamente igual que cuando bajamos a comprar algo el el supermercado con nuestra tarjeta de crédito. Entregas la tarjeta, el banco ve que tienes fondos, aprueba nuestra compra y el supermercado recibe el pago. Con los bitcoins es exactamente igual pero en vez de que el banco valide nuestros fondos, los que están validando nuestros fondos son toda una comunidad de mineros. Y un minero puede ser tú Daniel —desde tu casa— o yo —desde la mía— o cualquiera en el mundo que tenga el equipo necesario.
ALARCÓN: OK. Entendido, ¿cierto?
Entonces volvamos a Joel, el techie fascinado con las computadoras. Es comienzos del 2015, mientras él aprendía sobre las máquinas que tenía que comprar y las ventajas de esta moneda, la infraestructura que necesitaba, etcétera, la crisis económica de Venezuela se hacía cada vez más grave. Se sentía en todos lados, poco a poco esparciéndose por todos los negocios, todos los sectores de la economía, cada familia, cada hogar.
PADRÓN: Las cosas más difíciles de conseguir en Venezuela, inclusive cosas tan elementales como comida, cosas de supermercado. Ibas al mercado y ya no conseguías: “No, mira, no hay detergente, no hay champú, no hay arroz, no hay azúcar”.
ZÚÑIGA: Tenían que acceder al... ir al mercado negro para conseguir ese tipo de cosas.
PADRÓN: Que tenías que comprarle a particulares personas que tenían bodegas pequeñas, sitios informales de… de venta de comida, al doble, al triple de precio.
ALARCÓN: Es que el gobierno prohibió el cambio a dólares.
ZÚÑIGA: Para ese momento el gobierno también limita el acceso que las personas tenían a los dólares. El mercado negro toma un posicionamiento mucho más grande.
ALARCÓN: Y, bueno, con toda esta situación, el negocio de importación de Joel también empezó a sufrir.
PADRÓN: Por supuesto ya mi empresa ya no es tan rentable como antes. Comienza una especie de declive, porque, claro, la gente al no tener dólares ya no puede comprar y ya el flujo de mercancía bajó impresionantemente.
ALARCÓN: Bajó más de 70 por ciento.
ZÚÑIGA: Entonces, él dice: “Bueno, yo voy a utilizar los ahorros de todo este tiempo en el que me fue bien para comprar máquinas y minar bitcoins”.
PADRÓN: Compré mi primer minero y lo instalé en la misma oficina de Express Delivery donde atendía mis clientes. Pero en la parte de atrás, por supuesto, la parte un poquito más retirada. Ahí coloqué mi primer minero.